Nunca olvidaré la primera vez que estuve con Toffee, ya saben "en la intimidad" fue el mismo día en que me había conquistado. Casi no había nadie en la biblioteca por lo que me susurró al oído.

-Vamos a un lugar más privado.
-Sí.

Yo me limité a seguir a mi novio hasta un cuarto privado de la biblioteca. En el cual se encontraban varios libros viejos.

-Aquí nadie nos podrá molestar- dijo mientras cerraba la puerta del cuarto con seguro.
-¿Para qué me trajiste aquí Toffee?
-¿Vez esa mesa?- dijo señalando aquella mesa de madera- ahí te voy a hacer mía.

Tras oír esas palabras, mi cara enrojeció por completo.

-P... P... pero ¿no es muy pronto para hacer eso?

¿Qué haces ahí yo del pasado? sal corriendo de ahí.

-Olvídalo, quizás todavía eres muy joven para hacer estas cosas no te obligaré sino quieres.

La caballerosidad ante todo.

-Está bien, lo haré.
-¿Segura?
-Sí, Toffee confió en ti.

Y bueno aquí comienza lo que antes los septarianos conocíamos como "ritual de apareamiento". Toffee me sometió con mucha facilidad poniéndome en cuatro contra la mesa igual no estaba oponiendo mucha resistencia, dejándome llevar por sus impulsos.

Sentí como me quitaba tanto mi falda como mis anticuadas bragas metiendo uno de sus dedos en mi trasero dejando de lado mi larga cola.

-¡Agh!- grité de dolor.
-Perdón, sé que te duele pero es para que te acostumbres más rápido.

Fue metiendo su dedo cada vez más dentro de mí hasta que lograra acostumbrarme a él, no lo podía creer estaba dejando que alguien me metiera su dedo en mi trasero.

Luego no metió sólo uno sino dos para darme unas pequeñas embestidas.

-T...T... To...ffee- daba suaves gemidos, pues lentamente me estaba acostumbrado al dolor y al placer que los juegos manuales de Toffee me provocaban.
-Ok, creo que ya estás lista.
-¿Lista para qué?

Escuché detrás de mí el sonido del cierre del pantalón de Toffee abriéndose, el cual ya se los estaba bajando, lo mismo hizo con su ropa interior rozando sobre mi expuesto trasero su enorme "anaconda" provocándome para meterla.

Justo cuando dijo estas palabras supe que un verdadero infierno de placer estaba apunto de comenzar.

-Sof voy a entrar.

Lista o no Toffee comenzó a penetrarme no una, ni dos sino varias veces. Literalmente estaba haciendo unas buenas lagartijas dentro de mí je je je.

Me dolía mucho debía admitirlo, pero como dijo Toffee me acostumbré al dolor.

-To...ffee.
-Ya casi terminamos tranquila.

Tras decir esas palabras le corrió un líquido de color rosa proveniente de su aparato reproductor masculino el cual desvió un poco para que no entrara a mi vagina. Ya saben para no quedar embarazada en ese momento.

Tras terminar el acto sexual me dio muchísimos besos en recompensa.

-¿Cómo estuve?
-Lo hiciste muy bien "mi pequeña" espero que en un mes lo podamos volver a hacer.

¿En un mes?

-¿Cómo que en un mes? ¿a dónde vas?
-No te lo he dicho, pero soy el general de un ejército de monstruos y tengo que regresar mañana mismo.

Vaya eso explicaba porque se apresuró en tener relaciones sexuales conmigo.

-No te vayas, no quiero que te pase nada malo.
-Eres muy tierna y realmente me gustaría quedarme contigo, pero es mi deber. Tengo que proteger la integridad de los monstruos cueste lo que me cueste.

Sólo al oírlo hablar así, lo admiraba.

-Ten mucho cuidado de acuerdo- dije abrazándolo tiernamente- no quiero quedarme viuda antes de tiempo.
-Te lo prometo, tú sólo espérame y te daré la familia que siempre haz deseado.

Un mes después sin noticias de Toffee, McNuggets volvió a molestarme diciéndome que Toffee ya había muerto, que no me merecía y que no era tan buen novio como el.

-Ya deja de decirme tonterías sobre mi novio McNuggets, hasta que un guardia del ejército de monstruos no venga a decirme que Toffee murió no lo creeré.

Por suerte Toffee seguía escribiéndome por medio de cartas, contándome sobre su vida en el ejército y yo como buena novia lo esperé durante ese mes que me pidió.

Bastante fue mi sorpresa encontrarme a Toffee dentro de mi cuarto sin que mis padres ni mi hermana pudieran notar su presencia.

-Hola querida, ya regresé.
-Toffee.

Corrí a abrazarlo y a besarlo muchísimas veces, pues lo había extrañado mucho desde que se fue.

-¿Qué te parece sí lo volvemos a hacer? ya sabes para celebrar mi regreso.
-Claro que sí.

Lo sé, quizás no fue la mejor idea tener relaciones sexuales con mi novio en mi cuarto donde mis padres y mi hermana pudieran descubrirme, pero en ese momento no me importaba en ese momento solo quería estar entre sus brazos y amándolo.

A la mañana siguiente él ya no estaba conmigo, se había ido antes de que mi familia notara su presencia yo estaba completamente enamorada de él y unas semanas después de nuestro último encuentro me enteré que iba a poner un huevo me quedé atónita.

Estaba apunto de decirle a Toffee que íbamos a tener un hijo juntos pero... aquel día.

En una de nuestras citas en el parque un portal morado se abrió dejando ver a una linda niña de nuestra especie completamente parecida a Toffee la cual claramente le dijo en mi cara.

-Papi, que alegría volver a verte.

En ese momento mi corazón se había roto por completo, en mil pedazos y no paraba de llorar me sentía usada por el septariano.

-¡¿Cómo pudiste hacerme eso? yo te amaba.
-Te juro que no sé esa bebé no es mía, con la única mujer con la que he estado es contigo.
-¡No me quieras ver la cara de estúpida! ¡porque no lo soy!- dije mientras le di un golpe contra un árbol- ¡No quiero volver a verte en mi vida!
-¡No regresa!

Y sin siquiera voltearlo a ver me retiré, decidí mudarme de la casa de mis padres y comenzar una nueva vida junto a mi bebé y sin nadie que pudiera volver a lastimarme.