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Pecado 6

Había una vez, un profesor. Un día, el profesor asistió al salón donde daría clases. Él, con una sonrisa, se presentó ante sus alumnos. Todos podían ver su sonrisa. Sin embargo esa sonrisa era perteneciente a su máscara. Debajo de la máscara se escondía una mirada vacía y una mueca neutra.

"Tal vez... esta sea mi segunda oportunidad."

"Ellos son iguales a mí, necesito ayudarlos."

"Ellos no saben quién soy yo."

"Ellos solo ven mi mascara."

El profesor se comprometió a protegerlos. Eso fue lo que prometió. Su decisión al ser tomada ya no existía retorno alguno. Aunque de todas maneras, no lo planeaba. Cumplió con su palabra. Cada día les enseñaba las materias asignadas. Los alumnos se ganaron su cariño. Y ellos el de él.

"El yo anterior ya no existe."

"Ahora tengo una nueva forma."

"Creare una nueva personalidad."

"Para poder esconder al antiguo yo."

Más y más personas se empezaron a involucrar. El profesor sentía que su vida ya no era tan vacía. Aquellos chicos le enseñaron muchas cosas que para él siempre serán recuerdos valiosos. Sin embargo, a pesar de las emociones que él demostraba, la misma mirada y expresión seguían allí. Escondidas. Escondidas debajo de la máscara.

"Creare un nuevo ser."

"Para poder matar al antiguo yo."

"Soy un asesino."

"A eso me dedico."

Los pecados que el había cometido en su pasado siempre estarían allí. Eso lo tenía muy en claro. Siempre estarían a su lado. Aquellos pecados eran el candado que le evitaba demostrar sus verdaderas emociones. Que le evitaban el poder sonreír. Aquellos pecados incluso tenían un título. ¿Cuál es? El nombre es; Muerte de Yukimura Aguri.

"A matar."

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El camino era silencioso. Un silencio tranquilo para el pelirrojo el cual estaba centrado solamente en observar hacia el frente sin parar su suave andar. Sin embargo para el más bajo este silencio le era demasiado tenso. ¿Qué debía hacer?

¿Contar la verdad y ganarse el odio del pelirrojo que probablemente les diría a los demás y estos también le tendrán rencor? ¿O mantenerse callado sintiendo como la culpa y sus pecados le consumen sin piedad?

Estaba confundido. Y mucho. ¿Qué pasaría si encuentran el cadáver de su profesor? Probablemente el golpe será más fuerte para sus compañeros. En especial para él. Se sentía culpable y también impaciente. Sabía que aún no estaba del todo recuperado y por esa razón no podían ir tan rápido, pero ¡¿Por qué demonios los pasillos se sentían infinitos?!

¿Por qué tan callado Nagisa-kun? —La voz del pelirrojo llamándole de una manera suave rompió el silencio que se había formado.

En ese momento no sabía si tenía buena o mala suerte, pues su voz había vuelto y su garganta ya no dolía tanto.

Y-yo... Ah, es que aún me duele la garganta. —Hablo sonriendo de una manera forzada y nerviosa. En parte era verdad, el ardor aún seguía presente cada vez que hablaba. Desvió su mirada del pelirrojo el cual le veía con una ceja alzada demostrando no estar del todo convencido.

Y el silencio volvió a llenar la atmosfera. Karma aun tenía sospechas, pero ¿Qué podía hacer? Se notaba desde lejos el temor del peli celeste. Tal vez Nagisa estaba pasando por problemas emocionales difíciles. Pero lo que en este momento le interesaba era el porqué la anterior apariencia de Nagisa. De lo que podía recordar, era demasiada sangre como para ser una posible caída. Además, Nagisa no poseía rasguños o heridas graves. Karma podía hacerse el despistado, pero no lo era.

Aquí está bien. Gracias por la ayuda Karma-kun. —La voz de su acompañante le saco de sus pensamientos.

¿Seguro? —Pregunto aun inseguro observando al contrario el cual le respondió con un asentimiento de su cabeza. Solo se limitó a soltar un suspiro de resignación y cumplir con lo pedido. Deshiso el agarre y ayudo a Nagisa a apoyarse en la pared. Se quedó unos momentos parado en su lugar observando como el cuerpo del peli celeste desaparecía de su campo de visión.

Nagisa ¿Qué escondes? —Susurro para sí mismo para acto seguido darse la vuelta y volver con los demás.

¿Qué demonios está pasando hoy?

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Despertó agitado. Como si por fin se hubiese despertado de una pesadilla. Observo a su alrededor. Conocía el lugar, Era la enfermería. Pero no podía decirlo. Para los demás él era otra persona.

Veo que ya has despertado. Qué alivio, los mocosos estaba preocupados por ti. —Giro su vista en dirección hacia la voz que le llamo. Allí estaba Irina recargada al lado del marco de la puerta, la cual se encontraba cerrada. Cambio su mueca de leve sorpresa a una sonrisa suave.

Disculpe pero ¿Dónde me encuentro? —Ignorancia. Eso es lo que debía demostrar frente a ellos.

Se encuentra en la enfermería. Mis alumnos nos exigieron que le ayudásemos después de verlo colapsar. —La rubia se mantenía recargada al lado del marco de la puerta con ambos brazos cruzados y con una mirada neutra dirigida hacia el pelinegro.

¿Porque?

¿Huh?

¿Por qué ayudar a un extraño que ataco a sus profesores? —Soltó un suspiro—Heh, Quien sabe. Podría ser un enemigo dispuesto a matarlos. Pero aun así, Decidieron ayudarme. —Hablo aun con sus labios curvados. Irina desvió su mirada al suelo.

Ellos son muy compasivos, a veces eso me preocupa. Pero aun así saben arreglar sus errores. —Volvió a observarle. —Además, Al perecer tú los conoces. Nos conoces. ¿Qué es lo que tramas? Tal vez ellos confíen en ti. Pero eso no significa que yo también lo haga. —Escupió sin rodeos. El azabache rio para sus adentros.

Según de lo que podía recordar, ya había pasado una situación similar con la rubia. Cuando aún mantenía su forma artificial. Sin embargo la diferencia era que ahora lo trataba con respeto. Tal vez porque está enterada de su status.

Solo vine a borrar algunos fragmentos de cierta existencia. —Muy mal, shinigami. Debes aprender a cuando no se debe jugar con fuego. En el rostro de la contraria se formó una mueca de furia mesclada con sorpresa, tal vez había entendido la indirecta. —Tal vez nunca he pisado este territorio, pero créame, tengo asuntos pendientes aquí. —Irina lo sabía. Se estaba burlando de ella. Jugando con un tema tan delicado tanto para ella como para sus alumnos.

¿¡Y usted que sabe!? —Irina aclaro su garganta y relajo su mirada volviendo a mantener aquella mirada de indiferencia. —Disculpe, pero eso es asunto nuestro. —El contrario solo mantuvo silencio. Mirándola con tranquilidad que podía ser fácilmente confundida con la inocencia.

¿Aun no les han dicho nada? —Rompió el silencio.

No es asunto tuyo. —Contesto firme. Nuevamente el silencio volvió a crearse.

El shinigami le observaba de la misma manera que antes aun manteniendo su paciencia. Lo sabía. Sabía que la rubia sentía aun la culpabilidad de su supuesta muerte. Sin embargo, ella también sentía culpabilidad sobre el estado en el que se encontraba Nagisa.

¿Estas bien? —Pregunto con suavidad.

Estoy bien. —Respondió con brusquedad.

Tal vez se arrepentiría de lo que iba a hacer. Pero si Irina ya fue su cómplice una vez, ¿Entonces porque no otra vez?

Hey.

¿Hm?

¿Sabes guardar un secreto?

¿Por qué la pregunta?

Yo ya sé que eres de confianza. Digo, aun no has revelado el secreto que compartes con Nagisa y eh... ¿Koro-sensei se llamaba no? —Hablo. Nuevamente volvió a mostrar ignorancia. Irina paldeció.

¿Cómo te enteraste?

¿Sabes guardar un secreto?

Yo pregunte primero.

En realidad yo pregunte primero, pero bueno. Responderé solo si tú respondes mi pregunta. —El pelinegro aún mantenía un semblante tranquilo. Como si su actual conversación fuera algo insignificante. Irina lo miro confundida.

Tú mismo lo dijiste, acabas de afirmar que soy de confianza. —Respondió ladeando la cabeza demostrando su confusión actual.

Eso fue lo que yo dije. Pero quiero escucharlo de ti. Créeme que aún tengo mis dudas. Entonces, ¿Puedes guardar un secreto? —Nuevamente pregunto. Irina miro al suelo para acto seguido mirar al azabache que aún seguía sentado en la cama donde había despertado.

Puedo guardar un secreto. —Hablo con firmeza.

Ya veo, Dame un momento. —Respondió el azabache mientras se aclaraba la garganta. — Nurufufufu~. Tomen asiento chicos, la clase va a comenzar. ¡Oh! Irina-sensei tenga más cuidado la próxima vez. Encontré estas balas anti-sensei en mi postre. ¡Huñya! ¡Karma-kun te he dicho que no intentos de asesinato en clase! —Sonrió al ver la expresión de la contraria.

Tal vez fue por vacilar, pero sabía que sería más creíble si utilizaba como prueba las antiguas conversaciones que había tenido esa semana. Y otro punto fue volver a retomar la voz chillona y traviesa que caracterizaba a su personaje, el cual era apodado como "Koro-sensei". Sonrió al ver como Irina daba un paso hacia atrás. En el rostro de Irina se podía reflejar asombro y algo de temor. Tal vez el shock fue demasiado para ella.

¿Quién la podía culpar?

Ella y cierto estudiante acaban de descubrir descubrir a la persona que se escondía debajo de la amarillenta mascara que posee una sonrisa eterna.

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¿Sabes guardar un secreto?

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¿Quieres que te diga uno?

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Denle las gracias a GasaiiLucy- por decir que actualizara x'D


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