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Pecado 1

¿Cuánto tiempo ha estado allí? ¿4 horas quizá? Es probable que ya le estén buscando por ausentarse a las clases. No es normal que él se las saltase sabía que eso no era correcto pero no podía abandonar a su profesor como si solamente se tratase de un juguete roto.

Se levantó de su lugar y quedando al lado de su profesor lo observo unos segundos. No lo negaría. Se odiaba a si mismo por haberlo matado. Talvez el mundo lo viese como un héroe. Pero la manera en la que se veía era completamente lo contrario. Ya no le importaba el dinero o las inmensas felicitaciones y cumplidos de parte de la sociedad. Lo único que quería en ese momento era recuperar a su profesor. Pero ya no había vuelta atrás.

Se agacho y tomo la corbata con el estampado de una luna que le pertenecía a su profesor. La observo por unos segundos. Estaba en buen estado excepción de que estaba manchada de sangre. Dirigió si vista a su cuerpo. Sus ropas y sus manos como parte de su rostro también estaban manchadas de la sangre de su profesor. Se sentía repugnante. No merecía sentir compasión por haber matado a alguien de tan buen corazón hacia ellos.

Se colocó la corbata en su cuello y dirigió una de sus manos a donde se encontraba la luna.

¿Qué soy yo ahora?

Se sentía tan culpable y le repugnaba todo su ser. Tristeza, rabia, culpabilidad, odio, furia, confusión. Esos y más sentimientos estaban ahogándolo en un gran mar de emociones.

Las lágrimas no se hicieron esperar. Apretó la corbata de su profesor y con su otra mano libre se apartó las lágrimas que brotaban de sus ojos marchando su rostro con más sangre. Observo a su alrededor encontrándose con árboles y arbustos rodeándolo a él y al cuerpo de koro-sensei. Dirigió su vista al suelo encontrándose con la pistola tirada en el suelo.

¿Qué debo hacer?

Suspiro intentando calmarse. Necesitaba despejarse. Aunque no importaba cuanto tratase su cuerpo no podía evitar soltar lágrimas. Su rostro se había vuelto inexpresivo pero esas lágrimas seguían brotando. Con pasos temblorosos empezó a caminar lejos del cuerpo de koro-sensei sin antes decir "Adiós koro-sensei, dulces sueños..." y alejarse sin voltear atrás. Después de todo era consciente de que si volvía a mirar tras de él no quería separarse de koro-sensei.

Después de haber caminado alrededor de 3 minutos logro observar el edificio de la clase E. Sus ojos estaban centrados en sus compañeros que estaban practicando educación física. Todos intentaban darle a karasuma-sensei con el cuchillo anti-sensei. Lo que se le hiso curioso es que Karma también estaba participando. Sintió como su estómago se revolvía y su pecho se oprimía. Apretó más la corbata.

-Shiota. Eres repugnante...-Hablo para sí mismo. Le dolía demasiado ver como sus compañeros ponían todo su esfuerzo en practicar para matar a koro-sensei. Aunque él era el único que era consiente de que esos esfuerzos estaban siendo en vano.

Se quedó observando desde el bosque como sus compañeros hacían su mayor esfuerzo. Subió a un árbol y se sentó en la rama de tal. Allí tenía una mejor vista de la clase de educación física. Hecho un vistazo debajo suya. Pudo observar huellas de sangre que de seguro él era el causante de dejar tales huellas. Volvió a ver a sus compañeros practicar. Mala idea. Ya tenía un par de miradas sobre él. Podía ver cómo le miraban con confusión. Talvez por la lejanía no lograban reconocerlo. Se quedó congelado. ¿Que debía hacer? ¿Escapar o afrontar la realidad? Solamente se limitó a tragar grueso. Iba a irse pero simplemente no se atrevía a mover un musculo. Las miradas empezaron a aumentar y el simplemente no se atrevía a moverse. ¿Tenía miedo? Sí, Eso era. Lagrimas volvieron a salir y su respiración se empezó a hacer agitada e irregular. Ese sentimiento de culpabilidad lo estaría persiguiendo por el resto de su vida. Karasuma también se unió a las miradas. Sin embargo el sí logro reconocerlo. Dejo de esquivar y se dirigió hacia el árbol donde se encontraba. Al ver que se acercaba velozmente reacciono y bajo del árbol para acto seguido escapar de su profesor.

Se sentía pésimo y su cuerpo no estaba con las ganas de gastar energía pero no quería que le viesen de esa manera. Algunos minutos pasaron y su cuerpo le pedía a gritos que descansara. Rendido, recargo su espalda en uno de los troncos. Agarro su brazo que tenía algunos raspones que se hiso al chocar o caer en esa persecución. Su miedo estaba comiéndolo más rápido. Su cuerpo empezó a resbalar hasta quedar sentado en el suelo con su espalda aun recargada en el tronco de árbol. Jadeos y quejidos salían de sus labios. Sus pulmones aun necesitaban recuperar el oxígeno que había perdido y sus heridas si no las trataba rápido podrían infectarse. Si, su estado era malo pues ¿Creen que escapar de alguien como Karasuma es cosa fácil? Obviamente no lo es.

Junto sus piernas a su pecho y el abrazo escondiendo su cabeza en ellas.

¿Por qué soy un cobarde?

Se sentía miserable. Quería acabar con ese mar de emociones que lo ahogaban cada vez más rápido arrastrándolo a lo más hondo sin piedad alguna.

-Koro-sensei... Lo siento tanto...-Se consideraba a sí mismo como un niño llorón por no haber dejado de llorar en todo ese lapso de tiempo. Quería dejar de ahogarse y poder escapar-Lo siento... lo siento, lo siento, lo siento-En su garganta ya se había formado un nudo que le impedía hablar pero aun así siguió hablando solo-Alguien...lléveme a un lugar muy alejado de aquí y mátenme sin piedad alguna...tortúreme si es necesario... pero lo único que pido es que él vuelva a respirar-Podría sonar horrible, doloroso y masoquista pero haría lo que fuera por volver a ver a su profesor.

- ¿Quién volverá a respirar?-una voz le saco de sus pensamientos haciendo que se tensara y observase a la persona propietaria de la voz.

-K...Karasuma-sensei-Musito observando con temor a su profesor.

- ¿Qué ocurrió? ¿Por qué estas así?-El hombre le empezó a interrogar hasta que noto la curiosa corbata que colgaba de su cuello-N...no puede ser... ¿Acaso tu...?

-K...karasuma-sensei...-El pequeño se intentó levantar logrando que cállese de rodillas ¿Por qué se sentía tan débil?-Máteme-Dijo sonriéndole con culpa y tristeza agarrándole la camisa que traía puesta dejando al otro atónito-Por favor... máteme y arroje mi cuerpo al acantilado donde nunca será encontrado-Su sonrisa reflejaba sinceridad. Su cuerpo ya no aguantaba y el peli celeste soltó la camisa de su profesor cayendo inconsciente.

¿Por qué...?

¿Por qué le hise caso?

¿Por qué no me opuse a su pedido?

¿Por qué fui tan ciego?

.

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Oh... ya lo recuerdo... Todo esto fue porque me prometió que lo volvería a ver... Él me prometió enseñarme lo que se escondía debajo de esa mascara...

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Mis parados estaban pesados no tenía la fuerza para abrirlos pero era consciente de lo que podía escuchar en la habitación. Si mi sentido no me engañaba me encontraba en una cama. El único lugar donde había camas era la enfermería asique supongo que me trajeron aquí. Podía escuchar voces. La voz de Karasuma-sensei fue la única que logre reconocer. Se escuchó el sonido de la puerta abrirse.

-Ya los intente calmar-Era voz también la reconocía, era de Irina-Pero los mocosos no dejar de exigir-Suspiro-Quieren ver con sus propios ojos a Nagisa-kun- ¿Verme? No... Que no se acerquen... No quiero que me miren...

-Aun no puedo creer que ese niño lograse matar a una criatura tan peligrosa-Hablo la voz de alguien que no conocía pero estoy seguro de que era un hombre. Sus palabras me llenaron de furia. Esa "criatura" tiene un nombre y es Koro-sensei.

-Lo sé-otra voz de un hombre hablo-Que suertudo es este chico-Toco mi cabellera y me despeino-Además de la gran recompensa que se le dará evito que el mundo fuese destruido ¡Él es un héroe!-Su voz parecía alegre. Esperen... ¿Héroe? Haha buena broma. Pero lamento ilusionarlo... yo no soy un héroe.

-Hey-Interrumpió Irina-sensei-Volviendo al asunto de los mocosos. ¿Qué se supone que les responda? -Sonaba... ansiosa...

-Ese no es nuestro problema-Hablo Karasuma-sensei, pude sentir la mirada de Karasuma-sensei sobre mí-Eso será decisión de Nagisa-Pero... yo no quiero elegir...

-Como digas...- Respondió Irina-sensei soltando un suspiro. Escuche pasos acercarse a mí y una mano acariciaba cariñosamente mi cabellera celeste- ¿Cuándo crees que despierte? Ya ha estado inconsciente toda la mañana- ¿Tanto tiempo ha pasado? ¿Tan débil soy?

-Ngh...-Musite, ya tengo un poco de fuerza y con lentitud separe mis parpados observando a mi alrededor varios adultos en la habitación y a Irina-sensei posando una de sus manos en mi cabellera- ¿Q...quienes son ellos...?-Mi garganta ardía pero necesitaba respuestas y sin preguntas no hay manera de conseguirlas.

Los presentes me observaban atónitos. En cuestión de nada observaba como las personas que no conocía me empezaban a rodear haciéndome infinidad preguntas e invadiendo mi espacio. Me sentí nervioso e incómodo. Lo que más necesitaba en ese momento era tranquilidad para poder hacer que mi cuerpo volviese a recuperar fuerza. Inconscientemente retrocedí aun sentado en la cama haciendo que mi espalda topase con la cabecera de esta.

- ¡Basta! ¿Qué no ven que lo están poniendo incomodo?-Hablo Irina-sensei alzando la voz. Gracias a dios...

-Como sea...- suspiro Karasuma-sensei-Nagisa, te recomiendo que te vayas a dar una ducha. Tienes muchos asuntos que atender después de esto-Hablo y yo solo asentí con un movimiento de mi cabeza intentando pararme de la cama que para mí mala suerte al hacerlo mis piernas temblaron y caí al suelo.

- ¡Nagisa!-Hablo Irina-sensei ayudándome a levantarme-Mejor yo lo llevo a los vestidores-Hablo pasando mi brazo por su cuello. A veces Irina-sensei si parece como una hermana mayor para todos.

Salimos de la enfermería en dirección al salón. Ese era el último lugar al que quería ir pero en mi bolso escolar se encontraba mi cambio para educación física asique no tengo ningún remedio más que ir.

-Nagisa-kun-Hablo Irina-sensei rompiendo el silencio que se habia creado en el camino-Lo siento, Si no te hubiese dicho que fueses no estarías en estas situaciones-Rio con culpa. Yo solamente la veía sorprendido pero le sonreí intentándole decir que no se culpase. Hablaría, pero mi garganta aun arde. Me pregunto... ¿Por qué mi cuerpo esta tan débil y doloroso? Que yo recuerde esta mañana yo estaba completamente bien.

-Gracias...-Me respondió más calmada con una sonrisa de alivio-Llegamos-Hablo parando su andar frente a la puerta del salón. Detrás de esa puerta se encuentran todos... Una mueca de horror se formó en mi rostro y moví mi cabeza en manera de negación. No quería que todos me viesen en estas condiciones...

- ¿No quieres verlos...?-Moví mi cabeza inmediatamente diciendo que era cierto lo que preguntaba-Entiendo, te dejare aquí sentado-Dijo sentándome a un lado de la puerta para después volverse a parar y abrirla-No tardare-Me sonrió y cerró la puerta cuando entro al salón.

Ambos somos culpables... Ella y yo lo somos...

Pero a pesar de todo nos apoyamos el uno al otro.

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.

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Nosotros dos... fuimos manipulados por el dios de la muerte...

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