El golpeteo del lápiz contra la mesa es constante, repetitivo, sin dar oportunidad a otro sonido en el aula porque se ha tragado la respiración de sus compañeros.

Probablemente sea porque todos están atentos a sus movimientos, no es un secreto ser el mejor de la clase, entonces cada que aparece una columna difícil de derribar, el resto se hace pequeño, incapaz de moverse por saberse perdidos ante un problema sin solución, desgraciados de sus cerebros minúsculos que deben estar en cortocircuito, deseosos de tener un ápice de esperanza, amarrados para un inminente final con un una secuencia de notas similares, todas reprobatorias.

Eso hace creer, porque cada vez que esos extras buscan consuelo a su estupidez, al verlo dudar siempre sudan como hipopótamos, nerviosos que el más listo se enfrente al problema más difícil. Sabe que es listo, dios, no es modesto, mucho menos humilde. Katsuki es... El mejor estudiante que UA ha conseguido. Notas impecables, perfectas, dignas de un superdotado estrella y ese es él, nadie le hace competencia, ni siquiera la presidente del consejo estudiantil que se presumía ser la mejor, al menos hasta su llegada.

Una fantasía completa que lo hace reír discreto, golpeando la mesa con la parte final de su lápiz, gozando del sufrimiento ajeno.

Espera a que sean diez para las once, hora final para la entrega de exámenes, que es cuando se pone serio, termina de contestar y entrega, dejando a los pobres desafortunados sin posibilidad de copiar.

Idiooootas.

Quiere burlarse en sus caras, pero el mejor no puede burlarse, es demasiado cool para eso. Está bien mientras esos lambiscones gateen a sus pies queriendo lustrar sus botas con la lengua, es suficiente diversión a sus ojos.

Katsuki Bakugō, estudiante estrella, el mejor del campus, con dos carreras al hilo y un maldito IQ superior al promedio. ¿Equivocarse? Es una palabra que desconoce.

Hasta donde sabe.

Camina hasta los baños, el tirano de la UA necesita hacer sus necesidades. Y, cuando abre la puerta, mete el seguro tras su espalda topar a esta. Mordiéndose el labio, acepta los labios ajenos besarle la mejilla, bajar deseosos por su cuello, lamiendo su piel sin dejar rastro de la fina capa de sudor que le cubre.

—¿Por qué tardaste tanto? —Todoroki lo estruja entre sus brazos, acariciando su cuerpo arrebatando más de un jadeo ahogado en la boca de Bakugō quien apenas atina a aferrarse al cuerpo de su novio.

—No me exijas, tonto —responde brusco, aunque en su voz se encuentra gentileza. Todoroki se aprovecha de ser la debilidad del rubio, quien acepta a brazos abiertos el beso al que es sometido, logrando aceptar la lengua del bicolor en su boca que lo penetra como si estuviera follándoselo.

Las necesidades que tiene no son básicas, pero se sienten tan necesarias cuando las orbes zafiro y grisácea le exigen desvestirse, aun cuando cuentan con diez minutos apenas para hacerlo en los baños.

—Bájate los pantalones, ahora.

Alguien con el poder de poner al desalmado Katsuki Bakugō a suplicar por su trozo de carne resbalar entre sus piernas es solamente uno de los tantos trucos que Shōto Todoroki guarda bajo la manga, mas nunca ha conseguido que dé su permiso para el siguiente nivel, porque sí, que esté tan deseoso por el joven de cabello bicolor no significa que esté dispuesto a darle su virginidad, todavía no lo hará, mucho menos en un baño escolar, así que atina a aferrarse a la puerta, dándole la espalda para presenciar la virilidad escurridiza de Todoroki, caliente y palpitante por su deseo, apresada por sus muslos y rebajada por sus propios testículos, aguantándose las ganas de gemir.

—¿Estás contando los minutos? —susurra contra su oído, restregándose, buscando su propio placer entre sus piernas.

Muerde sus labios, pegando la frente en la puerta—. Nos pueden descubrir.

—No veo que te incomode hacerlo aquí. —Sostiene su miembro, burlón de tener su pene erecto, agitándolo, buscando arrebatar algún gemido de sus labios.

Mas Katsuki termina irritándose, golpeando el pecho de su novio en un codazo, haciéndolo retroceder hasta caer en el piso.

Ahora se acomoda el pantalón, acalorado, tomando aire con la boca, sonrojado hasta las orejas—. Si tanto quieres hacerlo, consíguete una puta porque no te dejaré cogerme, bastardo.

Ah, Todoroki puede sentir como su corazón se estruja por esa declaración.

—¿Qué estás diciendo?

—Hasta que decidas darme una cita consideraré regresar contigo, hasta entonces... —Baja el párpado inferior derecho con el dedo, enseñándole la lengua—. Olvídate de mí.

Quizá Shōto Todoroki ha perdido su magia contra Katsuki Bakugō, aquel que se retira del baño una vez pudo calmarse, dejando atrás a un idiota armando un plan del cual después se arrepentirá.