Capitulo 47
La pareja llegó a la ciudad y comenzó a buscar un restaurante.
Pauline : Y dime Mario ¿que se te antoja?
Mario : Pues, lo que sea. Ya que fue tu idea venir, escoge tu. Solo trata de que no sea muy caro ¿de acuerdo? (registra sus bolsillos) No traigo mucho efectivo.
Pauline (besa a Mario en la mejilla) : Eres tan dulce, pero no te preocupes, esta vez yo invito.
Mario : ¿En serio?
Pauline : Sí, ... es una manera de agradecerte por darme el valor de hacer todo esto. Claro, aún no le digo a Peach o a Daisy, pero lo sabran cuando me presente.
Mario : Pero ¿con que vas a pagar?
Pauline : Mi padre me manda algo de dinero cada mes, y lo que no uso lo ahorro. Usare de ese dinero.
Mario : Bien, pues en ese caso tengo ganas de algo elegante.
Pauline : Es el reino champiñón, Mario, no esperes mucho.
Mario : Viví en una ciudad rural, con que tengan menú impreso y sirvan algo más que comida chatarra ya es elegante para mí.
Pauline : Entonces, ¿te parece ese que se llama "El rancho"?
Mario volteo a ver a donde su novia apuntaba, topandose con un ostentoso local de puertas corredizas y vidrieras, en donde se podía ver a un toad recepcionista en la entrada parado detras de un mostrador frente a una alfombra de terciopelo rojo.
Mario : Se ve ... caro.
Pauline : ¿Entonces?
Mario (suspira) : Habra que intentarlo, pero si es de esos restaurantes que creen tener una parrilla de oro o algo así para cobrar lo que quieran, nos vamos.
Pauline : Hecho.
Ambos comenzaron a caminar a la entrada del restaurante, y al pasar por la puerta el toad que daba la bienvenida a los consumidores reconoció a Mario de inmediato, causando que se bajara de su butaca y corriera a saludarlo. Unos minutos después, ambos estaban sentandose en una mesa con vista al parque de la ciudad.
Mario : ¿Es normal que me sienta mal?
Pauline : No. Tu no entraste anunciando quien eres. Es solo que esta gente esta agradecida con lo que haces.
Mario : Sí, el secretismo acabó al formar la unidad internacional.
Pauline : Bien, hora de ordenar.
Una vez que ambos pidieron su comida y comenzaron a comer, también empezó una peculiar conversación.
Mario (ve su plato) : Vaya, es mejor que el dibujo en el menú, normalmente es al reves. (levanta la vista) Gracias por invitarme.
Pauline : De nada.
Mario comenzó a comer rápidamente, y Pauline, a pesar de tener la misma hambre que él, iba comiendo un poco más despacio.
Pauline : Oye Mario ¿aún pintas?
Mario (con comida en la boca) : ¿Difcupa?
Pauline (suspira) : Traga primero, luego hablas.
Mario (traga lo que tenía en la boca) : Pues, ya no mucho. Todo esto de Tenebrum ha consumido mi tiempo.
Pauline : Ya veo. Y ¿aún recuerdas que me ofrecí a ayudarte?
Mario : Sí, recuerdo que te ofreciste a ser mi modelo jeje.
Pauline (se sonroja) : Sí, por la vergüenza tomé un buen trago de café. La garganta me dolió por los siguientes dos días.
Mario : No se porque te avergonzaste ... a mí me pareció lindo. No creo que seas de malas intenciones.
Pauline : Gracias.
La del vestido rojo comenzó a rozar su plato con su tenedor, moviendo partes de su almuerzo en círculos.
Mario : ¿Sucede algo?
Pauline : Es que, yo pensaba que ... podrias pintarme. Digo, le hiciste una pintura a Rosa ¿no?
Mario : ¿Ya la viste?
Pauline : Esta colgada en su cuarto como si fuera un trofeo.
Mario : Oh.
Pauline : Tranquilo, no me molesta, se que ella no lo hace de mala intención, solo le encanta esa pintura. Eres bueno, y me haría ilusión que me hicieras un retrato también.
Mario : Claro, en cuanto regresemos lo hare.
Pauline : Yo ... preferiría hacerlo afuera. Ya sabes, para evitar distracciones.
Mario : Mis cosas estan en mi cuarto, y la calle es pública, no quiero que me lleguen a preguntar si hago retratos a cambio de dinero.
Pauline : Pensaba alquilar una habitación por aquí. No cuestan mucho y solo sera para eso.
Mario : Mmmmm ...
El hermano de rojo vio a Pauline a los ojos, intentando percibir algo que le indicara otro tipo de intenciones, pero no vio nada sospechoso. Ella era la más seria de las tres chicas que vivían en esa casa antes de su llegada, de seguro podía confiar en su madurez ... ¿verdad?
Mario (suspira) : Bien, pero solo un retrato.
Pauline : ¡Claro, gracias!
Pauline se inclinó en la mesa para besar la frente de Mario, sentandose de nuevo. Una vez que terminaron de comer, Mario llamó a su hermano y le pidió que le trajera sus cosas mientras Pauline buscaba un lugar para hacerlo. Luego de unos minutos, Luigi y Daisy llegaron a la plaza central, cargando ambos utensilios de Mario.
Mario : Gracias hermano.
Luigi (deja las cosas en el suelo) : No pasa nada, además, hace tiempo que Daisy y yo no salíamos.
Daisy (deja las cosas) : Y solo por eso decidí aceptar ayudarte, porque la verdad pudiste haber ido por esto tu solo.
Mario (se rasca la cabeza) : Pauline no quería que llamara la atención.
Daisy : Claro ... y ¿que tan bueno eres pintando desnudos?
Luigi (a manera de regaño) : Sweety ...
Mario (sonrie) : Esta bien, Luigi, no me molesta. Piensa lo que quieras, Daisy, que parece que solo eso te queda.
La castaña gruñó molesta, y Luigi volteo a ver a su hermano molesto.
Mario : Yo ... lo siento. Me excedí un poco.
Daisy : Bueno, como sea, ya nos vamos. Solo trata de parar antes de el anochecer ¿de acuerdo? Tampoco abuses.
Luigi tomó a Daisy de la mano y la alejó del lugar rápidamente antes de que ella y Mario comenzaran a golpearse. Luego de que se fueron, Pauline apareció detrás de Mario, tocando su hombro.
Pauline : Listo, ya tengo un lugar.
Mario (comienza a recoger sus cosas) : Bien, vamos entonces.
Ambos se tomaron de la mano y caminaron hasta un pequeño edificio a orillas de la carretera principal, sin edificios rodeandolo y algo aislado del resto de la ciudad.
Mario (leyendo el nombre) : ¿Un hotel del amor?
Pauline (sonrojada) : Nnno le ha ... hagas caso al nombre. Sera solo un momento, y no quería gastar de más.
Mario : Sí, entiendo, solo espero que el ruido de los vecinos no moleste.
Ambos entraton al lugar y pidieron una habitación en el piso más alto, por tres horas. Esta habitación consistía de una cama de sábanas rojas, una simple bombilla que iluminaba toda la habitación y era parte de un ventilador, una mesa de noche café sobre la que reposaba un reproductor de audio y una puerta de madera que llevaba al baño.
Mario : Muy ... acogedor.
Pauline : Solo ... terminemos con esto ¿sí?
Mario : Sí, mientras más rápido regresemos, mejor.
Mario cerró la puerta con llave y comenzó a preparar sus cosas. Una vez que estaba listo, le pidió a Pauline que se sentara en la cama, pero ella insistió en que la pintara de pie. Mario accedió, y ella se colocó en posición para que él comenzara...
Luigi:
El hermano de verde y la princesa del rieno árido estaban dando vueltas por el centro comercial de la ciudad, deteniendose frente a una tienda de ropa.
Daisy : Creo que necesito más pantalones.
Luigi (la voltea a ver) : ¿De verdad?
Daisy : Sí ... tal vez usar pantalonetas cortas con una retaguardia como la mía no es tan buena idea.
Luigi tomó a Daisy de la cintura, pegandola a él.
Luigi : Igual con pantalón se notara, además, tu estilo me gusta. Odiaría verte cambiarlo.
Daisy sonrió y le plantó un beso en la mejilla a su novio, abrazandolo del cuello.
Daisy : Si no te conociera diría que eres un pervertido jiji. Y no te preocupes, seguire usando pantalonetas cortas, solo quiero variar un poco mi armario.
Luigi : Ok.
Daisy : Bien, entremos.
Luigi : ¿Segura?
Daisy : Vamos sweety, no voy a comprar bragas, solo ven.
La castaña entró al local llevando a su novio de la mano, tras lo que comenzó la búsqueda de ropa, que con el tiempo también se convirtió en búsqueda de blusas. Luigi prestaba atención a lo que Daisy estaba haciendo, pero al mismo tiempo no dejaba de pensar en su hermano.
Daisy : Oye sweety ¿que opinas de este estilo?
Luigi salió de sus pensamientos y vio directamente a Daisy.
Luigi : Em ... te ... te queda muy bien.
Daisy : ¿Seguro?
La castaña dio una vuelta completa, asegurandose de que su novio la viera por completo.
Luigi : Ssss ... sí.
Daisy (sonrie) : ¡Perfecto! Me llevo esto también.
Daisy se quedó viendo fijamente a Luigi, notando que estaba distraído, más de lo habitual. Así que se acercó a él para hablar.
Daisy : Oye ¿pasa algo?
Luigi : No.
Daisy (frunce el ceño) : Vamos sweety, llevamos suficiente tiempo juntos como para que pueda identificar cuando estas perdido en tus pensamientos.
Luigi : Bueno, es que ...
Daisy se acercó a Luigi y lo abrazó, juntando sus mejillas.
Daisy (susurrando) : ¿Quieres hablarlo en privado?
Luigi : Sí ... lo preferiría así.
Daisy : Bien ... conozco un lugar. Ya termine aquí.
La princesa de Sarasaland se separó de su novio y le dio un beso en los labios, tras lo que se dirigió a la caja para pagar toda su ropa. Consiguió que la dejaran irse con el último atuendo que había comprado, y así comenzó a caminar junto a Luigi hasta llegar al mismo lugar al que Pauline y Mario habían entrado.
Luigi (nervioso) : Eh ... Daisy ...
Daisy (suspira) : Tranquilo, he oído buenas cosas de este lugar en cuanto a privacidad. No solo es para bajar la pasión rápidamente, en serio.
Luigi asintió tímidamente, tras lo que ambos entraron y pidieron una habitación en el lado opuesto del pasillo donde estaban Mario y Pauline. Todas las habitaciones eran iguales, por lo que al entrar Daisy se sentó en la cama y Luigi se sentó a la par de ella.
Daisy : Bien, cuentame que te tiene tan pensativo.
Luigi (junta sus manos enmedio de sus piernas) : Pensaba en ... bueno, la conversación que tuviste con mi hermano cuando le llevamos sus cosas.
Daisy (le da a Luigi un amistoso empujón) : Vamos tontito, sabes que solo lo estaba fastidiando. Pauli es una mujer muy seria y dudo mucho que quiera algo indecente con Mario, muy a pesar del hechizo. Además, él no tiene manera de romperlo ahora que no tiene poderes, así que si algo pasa y el hechizo se hace eterno, yo misma le cortare las bolas.
Luigi (rie) : Creo que eso ya lo sabe.
Daisy (sonriendo) : Más le vale saberlo.
Luigi : Pero ... eso no era lo único que me tenía pensando. Veras, he meditado lo que pasó el día que me acorralaste en la cama y ... comenzaste a desvestirte.
Daisy se pegó a Luigi, recostando su mentón en su hombro y abrazandolo.
Daisy (en un tono suave) : Aja ... ¿y?
Luigi (nervioso) : Y ... y no creo estar listo ... aún, y tal vez no lo este en un buen tiempo.
Él cerró los ojos esperando a que Daisy le gritara, pero en vez de eso ella se recostó en él, apoyando su cabeza en su pecho mientras lo seguía abrazando.
Daisy : Esta bien.
Luigi (abre los ojos) : ¿De verdad? ... ¿no estas ... molesta?
Daisy (suspira) : No te obligare a hacer algo que no quieres. Además, creo que esta pequeña abstinencia de cosas sexuales me vendra bien, todo en exceso es malo ¿no?
La castaña levantó su rostro, viendo a Luigi a los ojos y le sonrio. Él no pudo evitar sonreír de regreso, pero fue más alla; tomó el rostro de su princesa y le dio un acalorado beso en los labios, causando que ella se lanzara sobre él y lo botara en la cama. Acalorada, sostuvo los brazos de Luigi mientras comenzaba a besarlo salvajemente, siendo que en cuestión de segundos ya estaban jugueteando con sus lenguas en una intensa batalla por ver quien se quedaba sin aliento primero.
Y mientras esta pareja pasaba un momento a solas, del otro lado del pasillo otra pareja también estaba a punto de dejarse llevar.
Mario:
Luego de una hora, Mario terminó su retrato de Pauline, indicandole que ya podía moverse libremente. Ella caminó hasta ponerse cerca de él, sorprendiendose del resultado.
Pauline : Vaya ... es increíble.
Mario : Gracias, creo que disfrute mucho haciendola. Eres una excelente modelo.
Pauline se sentó en la cama a la par de Mario, tomando su rostro entre sus manos y haciendo que la viera a los ojos.
Pauline : ¿En verdad lo crees?
Mario : Sí ... lo creo.
Pauline : Bien ... porque quiero que lo hagas de nuevo.
Mario : Oye, dijiste que solo una y ya. Solo mande a Luigi a traer un lienzo.
Pauline : Bueno, en ese caso me conformare con que te hagas una imagen mental. Ya después podras pintarla, si quieres.
Pauline se levantó de la cama y llevó las manos a su espalda, momento en que Mario escuchó el sonido de un ziper siendo movido, lo que mandó un escalofrío por todo su cuerpo. El vestido de Pauline comenzó a separarse de su cuerpo a medida que sus manos bajaban por su espalda, hasta que finalmente se detuvo y dejó caer su vestido al suelo. Primero sacó un pie, y después con su otra pierna lanzó el vestido lejos. Mario tragó saliva al ver los bien formados pechos de Pauline cubiertos solo por su sostén rojo, en definitiva eran los más grandes de las cuatro.
Pauline (sonrojada) : Y ¿que dices? ... ¿te ... te gusta lo que ves?
Pauline comenzó a caminar lentamente hacia él, sentandose a su lado. Inmediatamente se inclinó hacia él, colocando sus dos manos debajo de sus pechos, sosteniendolos frente a él.
Pauline : Te gustan ... ¿verdad?
Mario : Eh ... la verdad ... sí. Se ven tan grandes. (pensando) 'Aquí vamos de nuevo, ya que.'
Pauline sonrió tímidamente.
Pauline : Puede que no tenga buen trasero, pero sabía que esto te iba a gustar.
Mario : Tu me gustas por quien eres y ...
Pauline se subió a las piernas de Mario, abrazandolo por el cuello y dejando su cabeza frente a sus pechos.
Pauline (acariciando el pelo de Mario) : Y lo aprecio, pero ahora quisiera que ... dejaras las palabras bonitas para después y ... comenzaramos a dejarnos llevar.
Mario no mencionó palabra, sino que dejó su vista fija en los monticulos que tenía frente a él.
Pauline (rie tímidamente) : Anda ... tocalos si ... si quieres. Es la ... primera vez que hago algo así, por lo que solo te pido que no seas muy brusco ... ¿de acuerdo?
Mario solo asintió, tras lo que colocó una de sus manos sobre uno de los senos de Pauline, causando que ella lanzara un quejido al aire. Mario tragó saliva y comenzó a mover su mano en círculos, masajeando el pecho de Pauline, quien comenzó a jadear.
Mario : Tus pechos son muy suaves Pauli, al igual que firmes.
Pauline : Ahhhh ... me alegra que te gusten ahhhh ... mmmm ... ahhhh ... esto se ... se siente bien ...
Mario : ¿En serio?
Pauline : Sí ahhhh, me ... me gusta ... no pares ahhhh.
Mario continuo masajeando el pecho de Pauline, y con el tiempo fue consiguiendo mover su sostén lo suficiente como para subirlo y dejar a la vista los pechos de Pauline.
Mario : Son aún más sexys así.
Antes de que Pauline pudiera responder, Mario tomó su otro pecho y comenzó a hacer lo mismo, usando su mano libre para acariciar la espalda de su novia, o sus piernas. Pauline, mientras, acariciaba la cabeza de Mario, disfrutando lo que le hacía a sus pechos. Con el tiempo, Mario comenzó a jugar con los pezones de Pauline, ganandose más jadeos de parte de ella.
Mario : Tus gemidos son suaves y pausados.
Pauline (jadeando) : Lo ahhhh ... lo siento.
Mario (sonrie) : Me gusta que no seas escandalosa ... me parece sensual.
Pauline sonrio tímidamente al escuchar a Mario, quien movió su mano libre por su espalda y consiguió tomar su pecho de esa forma, deslizando su otra mano por el estómago de Pauline hasta llegar a sus bragas, y al tocar su ya humedecida ropa interior la hizo estremecerse.
Mario : ¿Estas bien?
Pauline : Sí ... es solo que esa área es muy sensible. Y ... me avergüenza un poco que la toques.
Mario : Tranquila, te prometo que esto lo vas a disfrutar.
Mario comenzó a frotar su dedo sobre la vagina de Pauline, causando que humedeciera más sus bragas mientras sus jadeos se convertían en gemidos que soltaba sobre la cabeza de Mario.
Pauline : Ahhhh, ahhhhh, siiii, Mario, Mariooo, ahhhhh, ahhhh, co ... continua ...
Mario movió su mano, metiendola en la ropa interior de Pauline y tocando su vagina directamente, haciendola estremecerse.
Mario : Ya estas húmeda aquí abajo, veo que esto te gusta.
Pauline (sonrojada) : Nnnno ... no digas ese tipo de cosas ... es vergonzoso.
Mario rio suavemente y continuo moviendo su mano sobre la intimidad de Pauline, y luego de meditarlo unos segundos decidió acercarse a uno de sus pechos y comenzar a besarlo. Poco a poco fue llenandolo de besos, llegando hasta su pezón el cual comenzó a lamer. Pauline cerró los ojos y comenzó a gemir con más frecuencia, sin embargo sus gemidos seguían siendo bastante suaves. De repente, Mario metió uno de sus dedos en la vagina de Pauline, con un poco de dificultad. En respuesta a ello, Pauline dejó salir un quejido de dolor, apretando el pelo de Mario.
Mario (se separa del pecho de Pauline) : Lo siento, no pense que fuera a doler tanto.
Pauline (jadeando) : Tra ... tranquilo, solo fue un pequeño ardor.
Mario asintió y comenzó a chupar su pecho y masajear el otro, y además comenzó a mover su dedo en el interior de Pauline.
Pauline : Ahhhhh, ahhhhh, ahhhhh, ahhhhhhh, esto es tan placentero, ahhhh, Mario, creo ... que perdere la cordura, ahhhhh, ahhhhh, ahhhhh.
Mario (pensando) : 'Sus apretados interiores se amoldan a mi dedo mientras se abre paso, debo tener cuidado de no lastimarla. Es tan cálido, y puedo sentir como toda mi mano se humedece, creo que pronto se correrá.'
En efecto, toda la entrepierna de Pauline estaba húmeda debido a que Mario la estaba masturbando mientras chupaba uno de sus pechos y jugaba con el otro. Dispuesto a terminar, Mario tumbó a Pauline en la cama y comenzó a masturbarla más rápido mientras alternaba entre sus dos pechos para chuparlos, causando que ella comenzara a gemir más fuerte.
Pauline (aprieta las sábanas de la cama) : ¡Ahhhhh, ahhhhh, ahhhhhh, Mario, ahhhhhh, es tan ricooo, ahhhhh, ahhhhh, no ... no puedo más, ahhhhh, ahhhhhh, siento ... siento que algo va a salir, ahhhhh, ahhhhh, de ... detente, detente, detenteeeeeeee!
Con ese último grito, Pauline se corrió, por lo que Mario sacó su dedo de su interior, dejando que mojara su ropa interior, sus medias, y las sábanas. Ella se quedó tirada en la cama, sonrojada y jadeando con fuerza.
Pauline : Ahhh ... ahhhh ... Mario ... ahhhh.
Ella abrió los ojos, y al verlo movió su rostro, evitando verlo a los ojos.
Pauline : No ... no me mires ... no así.
Mario se inclinó sobre ella y tomó su mentón con su mano derecha, moviendo su rostro para darle un suave beso en los labios.
Mario (separandose) : No debes avergonzarte, era obvio que esto iba a pasar.
Pauline (jadeando) : Se suponía ... que te iba a agradecer ... y fui yo quien ... se corrió. Soy ... débil.
Mario : No, no lo eres. Y además disfrute esto bastante, verte así ya es suficiente para mí.
Pauline (sonrie) : Aunque ... necesitare nueva ... ropa interior ... y medias. Creo que mojé mis piernas ... también.
Mario : Cuando estes lista date un baño, y guarda las medias. Sobre tus bragas, creo que deberas conformarte hasta llegar a la casa.
Ambos rieron, tras lo que Pauline sostuvo el rostro de Mario.
Pauline : Bañate ... conmigo. Aún no se terminan ... nuestras tres horas.
Mario se quedó sin palabras ante tal petición, y justo en ese momento sonó su teléfono. Él aprovechó para sacarlo de su bolsillo y contestar.
Mario : ¿Hola?
Yoshi (asustado) : ¡Mario, ven a la isla yoshi, ya!
Mario : ¡Wow! Yoshi ¿que pasa, estan todos bien allí?
Yoshi : ¡Noooo, claro que no, estamos bajo ataque, ven rápidoooo!
La llamada se cortó en ese momento, dejando a un sorprendido Mario con su teléfono en su oído. Lentamente lo comenzó a bajar, guardandolo de nuevo en su bolsillo.
Pauline : ¿Que pasa? Luces preocupado.
Mario se levantó de la cama y corrió hacia la puerta, pero se detuvo y dio media vuelta, acercandose a Pauline para darle un beso en la frente.
Mario : Los yoshis estan en peligro, me debo ir. Perdón por dejarte así.
Mario se alejó de ella y esta vez si salió de la habitación, corriendo rápidamente hasta la salida del hotel y hacia la base de su equipo.
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