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Capitulo 23

Mientras Mario y Daisy resolvían sus asuntos pendientes, Ale y Catherine estaban en la base terminando de descifrar el contenido de los discos. La joven experta en programación estaba en la computadora, peleando contra los discos, y Ale ... estaba sentado en un sillón lejos de allí jugando videojuegos en su NX.

Catherine (golpea la mesa) : ¡Mierda! ... ¡arghhhh! Estos archivos son indescifrables.

Ale (distraído) : Bien, entonces redactare el informe donde digo que te diste por vencida.

Catherine (molesta) : ¡¡Quieres dejar ya de jugar!! Estamos juntos en esto.

Ale (le pone pausa a su juego) : No se si ya lo sabes, pero la tecnología me patea. Soy como un abuelito en ese sentido, así que dejo todo esto en manos expertas, es decir, tus manos.

Catherine : No trates de convencerme con tu falsa amabilidad.

Ale : No estoy siendo amable, solo digo la verdad. Eres muy inteligente para todo lo que tiene que ver con computación, y yo soy un estúpido en ese campo. Así que solo hago lo que me dices, y ya que no me has dicho nada pues aquí estoy.

Ale le quitó pausa a su juego y continuó esa importante labor. Catherine volvió a concentrarse en la computadora, volteando a ver de vez en cuando a su compañero.

Catherine (pensando) : 'Arghhh ... realmente es un dolor de cabeza tenerlo a él de compañero. Pero por lo menos es honesto con él mismo y con los demás, porque en verdad es tonto para lidiar con la tecnología.'

De repente, el teléfono de Ale comenzó a sonar, por lo que pausó su juego nuevamente y contestó.

Ale (contesta) : ¿Hola? ... ¡Mario, compañero! Es un gusto escucharte de nuevo ... oye, te escuchas bastante mal ¿estas bien? ... ... aja ... ... oh, entiendo, em ... sabes que soy malo para esto de los sentimientos ¿verdad? ... ... bueno, si tu lo dices. Voy para alla.

Ale colgó el teléfono y se levantó del sillón, apagó su consola y se arregló la ropa.

Catherine : ¿Que pasó?

Ale : Era Mario, y quiere hablar conmigo. Parece que soy el único con el que puede hablar, y la verdad se oía ... mal, como si estuviera enfermo.

Catherine : ¿Y lo esta?

Ale : Pues, al menos emocionalmente sí.

Catherine (ríe) : Me encantaría ver como lidias con esto.

Ale : Pues yo le advertí que para dar consejos así soy malísimo, pero insistió en que solo quiere hablar con alguien.

Catherine (preocupada) : Ahora empiezo a sentir curiosidad por lo que le pasó.

Ale : Igual yo.

Mario:

Una vez que colgó el teléfono se quedó tirado en su cama viendo al techo. Daisy acababa de salir a comprar unas cosas, por lo que la casa iba a estar vacía por al menos unas dos horas, dandole tiempo a Mario de hablar con Ale. Ahora que ya le había bajado la euforia y el sentimiento de seguridad se había dado cuenta del verdadero problema al que se había metido, y lo que sentía era realmente difícil de describir. Estaba aún tirado sobre su cama cuando sonó el timbre, tras lo que bajó a abrir.

Ale (al abrirse la puerta) : Hola, yo ...

Mario (lo abraza) : Gracias por venir.

Ale (sorprendido) : Em ... claro, para eso estan los amigos ... creo. Aunque ya te dije que soy malo para estas cosas.

Mario (se separa) : No importa. Prefiero tu sarcasmo a no poder contarle esto a nadie. Ven, pasa, la casa esta vacía.

Ale entró a la gran casa y siguió a Mario hasta la sala, en donde se sentó en un sillón. Mario fue a la refrigeradora y sacó una lata de cerveza, la abrió y le dio un trago.

Mario (desde la cocina) : ¿¡Tomas algo!?

Ale : ¡Gaseosa, si tienes!

Mario sacó una lata de gaseosa y se la llevó a Ale, tras lo que se sentó a la par de él.

Ale (abre la lata y da un trago) : Y dime ¿que es esto tan secreto?

Mario : Bueno ... veras ... creo que ... hice una apuesta que tal vez terminará matandome por dentro.

Ale : Explicate.

Mario : Pues ...

Mario le explicó a Ale todo el problema con Daisy, tras lo que el científico le dio un buen trago a la gaseosa y se quedó viendo al suelo un buen rato.

Ale : Dejame ver si entendí ... ... ¿te tiraste a una de las princesas?

Mario : Técnicamente sí.

Mario se recostó en el sillón.

Ale : Pues ... no se que decir. Esta apuesta es ... em ... algo arriesgada ¿no crees?

Mario : Bueno, era retarla allí mismo o esperar que una noche ella estuviera tan ebria que intentara violarme. Y bueno, dudo mucho que me diera tiempo de despegar el cadáver de la pared antes de que el resto despertara.

Ale : Eh ... buen punto. Pero aún así es muy arriesgado ¿que pasa si tu teoría es falsa y tu hermano no acepta a Daisy?

Mario : Pues entonces les pediré que me hagan uma cirujía facial y me consigan otra identidad.

Ale : ¿Sarcasmo?

Mario (lo mira a los ojos) : No, ... era muy en serio esa opción.

Ale : Oh. Bueno, pues em ... mirale el lado positivo: en una definición muy específica, aún eres virgen.

Mario : Por ahora ...

Ale : Sí ... por ahora. Pues en ese caso, seras de los pocos que puede decir que se tiró a una princesa.

Mario (le saca el dedo de enmedio) : Vete a la mierda.

Ale : ¿Que? Solo trato de ayudar ¿sabes? Además, tu fuiste el que se vendió al estilo prostituto personal, no yo.

Mario (se hunde en el sillón) : Lo se.

Mario se terminó la cerveza y la arrojó sobre la mesa de la sala.

Mario : Creí tener la fuerza para hacer esto, pero mientras más lo pienso más me doy cuenta de que no estoy hecho para esto. No puedo vivir con el hecho de saber que simplemente tengo sexo con mi compañera de apartamento solo porque hice una estúpida apuesta, aunque sea para ayudarla.

Ale : Bueno, lo único que puedo hacer a parte de desearte suerte es recordarte que uses condón para cuando te la voltees de verdad.

Mario (lo mira molesto pero sin ganas de discutir) : En serio eres de lo peor para esto.

Ale : Yo te lo advertí.

Mario : Espero no llegar a eso tan rápido ... de por si no creo ser capaz de ver a Daisy de manera normal ahora que la vi ... bueno ... haciendo eso.

Ale : Pues, al menos no requerirás terapia ... aunque creo que yo sí.

En ese momento, el teléfono de Ale comenzó a sonar.

Mario : ¿Quien es?

Ale : Es Catherine (contesta) Hola Catherine, estas en altavoz. El lugar es seguro.

Catherine : Bien, porque esto también le interesa a Mario.

Mario (se sienta en la orilla del sillón) : ¿Que pasa Catherine?

Catherine : Pude descifrar algo de los discos, un par de videos. Solo vi el primero pues quería que todos estuvieramos aquí para ver el resto. Y ese video que vi, es de tus padres, Mario.

Mario se quedó sin palabras, por lo que Ale contestó.

Ale : Esas son grandes noticias Catherine, sabía que podías con esos discos. Vamos para alla.

Ale colgó el teléfono y volteo a ver a Mario.

Ale : ¿Estas bien?

Mario : Eh, sí ... es solo que ... ¿alguna vez has tenido esa sensación de anhelar algo por tanto tiempo y cuando por fin lo tienes sientes miedo de que no sea lo que esperabas?

Ale : Vivo con ese miedo respecto a algunas cosas que deseo, pero en definitiva no se compara a la constante decepción de no obtenerlo. Si quieres conocer tu pasado, esta es tu oportunidad. Sin miedo, sin vuelta atrás.

Ale se levantó del sillón y le tendió la mano a Mario, quien se puso serio y le dio la mano, tras lo que se levantó del sillón.

Mario (suspira) : Bien ... llegó la hora. Es momento de conocer mi pasado y lo que mis padres hicieron, aunque cambia mi percepción de ellos para siempre.

Ambos salieron de la casa y se dirigieron a la base secreta. Al llegar se dirigieron a la sala de las computadoras, en donde encontraron a Catherine, quien estaba sentada frente a la computadora.

Catherine : Hola muchachos, que bueno que vinieron rápidamente.

Mario : Y que bueno que ya lograste descifrar algo.

Los tres se colocaron cerca de la computadora, tras lo que Catherine abrió uno de los videos.

En este se podía ver a una persona enfocando su cuerpo, más específicamente sus piernas, cubiertas por un pantalón de lona. Se pudo escuchar una voz femenina.

Mujer : Bien ... em ... diario sobre las consecuencias del proyecto Tenebrum, entrada 10. 

La cámara se movió de manera que enfocara a un espejo, dejando ver a una mujer de pelo castaño y ojos azules, quien iba vestida con una camisa de botones azul. Ella se dio la vuelta y se desabotonó la camisa, quitandosela, tras lo que se pudo ver en el espejo que en su espalda había una marca igual a la que tenía Mario en la suya.

Mujer : La marca en forma de dragón no presenta borrosidad ni signos de desaparición, y mi salud sigue en perfecto estado. Parece ser que cuando ambos progenitores fueron expuestos a la magia oscura, estos no mueren al momento en que sus hijos comiencen a heredar los poderes.

De repente se comenzó a escuchar llanto, y la voz de un hombre.

Hombre : ¡Oh! Hola Jennifer, em ... no sabía que estabas grabando esto.

Jennifer : No importa James. De hecho, creo que deberías mostrar tu marca a la cámara, dejame cargar a Mario y Luigi.

Mario sintió un nudo en la garganta cuando se vio a si mismo de bebé y a su hermano, envuletos en unas sábanas blancas. Fueron entregados a la mujer, quien se levantó y dejó paso al hombre, quien se parecía bastante a Mario, con la excepción de su increíble bigote. Aquel hombre, quien era su papá, se quitó la camisa y reveló la misma marca de dragón en su espalda. Después de eso, el video terminó.

El grupo se quedó en silencio, tras lo que Catherine volteo a ver a Mario, quien tenía unas lágrimas en los ojos.

Catherine : ¿Estas bien, Mario?

Mario : Papá ... mamá (sonrie) Sí Catherine ... estoy bien. Ahora se quienes eran mis verdaderos padres ... y estoy más que seguro de que fueron asesinados por quienes los contrataron.

Ale : Y odio ser ese tipo, pero me parece interesante el comentario de la mujer.

Mario : ¿Sobre la muerte de los padres del resto?

Ale : Exacto. Ella dice que al parecer si ambos padres fueron infectados entonces no mueren al momento de que el hijo mayor herede los poderes. Y ya que todos los científicos estan muertos...

Mario : Es probable que solo las parejas fueran asesinadas, y el resto muriera por otras causas, como la mamá de Lana.

Ale : Exacto.

Catherine : Bien, ahora reproduciré otro de los videos, esperemos que los científicos digan los nombres de sus hijos, porque de lo contrario no los podremos ubicar.

Catherine abrió otro de los videos, pero esta vez el video no abrió de inmediato. En vez de eso, una ventana emergente apareció en la pantalla, la cual decía que los archivos estaban dañados, y que para evitar dañar la computadora, esta los iba a borrar.

Ale : Catherine ¿que esta pasando?

Catherine (alterada) : ¡No lo se!

La joven comenzó a intentar denegar la acción, pero esta continuo de manera normal a pesar de sus intentos.

Catherine : No, no, no ¡no, no, no!

Finalmente la computadora terminó de borrar todos los archivos, tras lo que Catherine somató el escritorio.

Catherine : ¡¡No puede ser!!

Mario : ¿¡Que acaba de pasar!?

Ale (confundido) : No se ... ... ... tal vez quien compiló estos videos y los encriptó quería asegurarse de que no todos podrían ser vistos. Tal vez confiaba en que quien los encontrara sabría que archivo ver antes de que todos fueran eliminados.

Mario (pone su mano sobre el hombro de Catherine) : No pasa nada. Tal vez no tengamos nueva información, pero me dejaste ver a mis padres ... y eso es más que suficiente para mí.

Catherine (sonrie levemente) : De nada ... Mario.

Daisy:

La castaña en realidad había salido por un poco de aire fresco, y es que ella también se sentía fatal después de lo que había pasado. No al nivel que Mario, pero en definitiva no se sentía igual de bien como esperaba. Tal y como Mario había dicho, se sentía ... vacía. Pero estaba dispuesta a no aceptar que se había equivocado, por lo que decidió salir a caminar por la ciudad para sentirse mejor con ella misma.

Durante esta caminata pasó cerca de una tienda de flores, y pues llevada por la curiosidad decidió entrar. Caminó un poco entre las hileras hasta que se topó con una flor blanca, la cual llamó su atención. Ella se acercó un poco al escaparate, y quien atendía la tienda la vio. Se trataba de una toad rosada con lentes del mismo color, que llevaba un delantal verde claro.

Toad : ¡Hola! ¿En que puedo servirte?

Daisy : Hola, em ... yo venia ... buscando una flor ... para cuidarla yo. Y pues esta blanca me gustó.

Toad : Ah, una margarita. Una buena elección.

Daisy : Sí claro, solo demela ¿de acuerdo?

Una vez que compró la flor, ella salió rápidamente de la tienda y fue hacia su casa, en donde subió a su habitación y dejó la maceta cerca de la ventana. Bajó a la cocina y subió un vaso de agua, el cual hechó sobre la planta, tras lo que se se sentó en la cama viendo fijamente a la planta.

Daisy : Bueno ... creo que eso es todo.

En ese momento ella escuchó a otras personas entrando a la casa, por lo que bajó a encontrarse con quienes venían de la universidad. Entre ellos buscó a Luigi, a quien se acercó de manera disimulada y al llegar le dio un suave golpe en el hombro.

Daisy : Hola, chico verde.

Luigi : Hola Daisy.

Daisy : Yo ... compre la planta como sugeriste.

Luigi : Oh ... que bueno jeje ... jamás pense que tomarías mi consejo.

Daisy : Bueno, le da un toque de vida a mi cuarto, así que no esta tan mal.

Luigi : Ya veo ...

Ambos se quedaron en un silencio incómodo.

Luigi : Em ... yo me preguntaba si ... hoy ibas a volverme a sacar a patadas de la casa.

Daisy : ¿Que pasa, quieres deprimirte de nuevo?

Luigi (sonrie) : Tal vez.

Daisy (tono juguetón) : Pues en ese caso me temo que tendré que sacarte a la fuerza de nuevo.

Ambos volvieron a quedarse en silencio, tras lo que salieron lentamente de la casa.

Peach:

Al momento de salir de la universidad, la princesa del reino fue interceptada por Erick.

Erick : Hola Peach.

Peach (sonriendo) : ¡Hola Erick!

Erick : Yo, em ... he pensado lo que me propusiste y ... la verdad me gustaría ir a tu casa y conocer a tus amigos.

Peach : ¡Genial! Que bueno que finalmente aceptaras.

Erick (rascando su cabeza) : Bueno, decidí que no me haría mal conocer a más personas.

Peach : Pues en ese caso estare esperando a que me digas que día quieres llegar.

Erick : Pues ¿que te parece este sábado?

Peach : Por mí esta perfecto. Te mandare la dirección de mi casa.

Erick (sonriendo) : Estare esperando.

El joven de otro reino comenzó a alejarse de la princesa, quien puso una pose de victoria.

Peach (pensando) : '¡Sí! Sigo siendo la reina de la conquista, a mí nadie se me resiste jejeje.'

Una vez que todos estuvieron en la casa, es decir cuando Luigi y Daisy regresaron de la ciudad y Mario de su trabajo, Peach les dijo a todos que un amigo de ella en la universidad vendría a la casa el sábado, por lo que todos estaban ya enterados. Al terminar el anuncio cada quién se dirigió a sus habitaciones.

Luigi:

El hermano de verde entró a la suya y se dejó caer sobre la cama. Se sentía confundido y eso lo aterraba. El día de hoy lo había pasado de maravilla junto a Daisy, quien cada vez se comportaba de mejor manera con él. Seguía teniendo su misma personalidad sin duda, pero ya era más amable. Incluso se había comprado la planta para cuidarla, y ese beso que le había dado ... la posibilidad de que a ella le gustara se hacía cada vez más grande, y Luigi la temía. La temía no solo por el miedo a como reaccionaría ella si él le decía que no estaba interesado, sino también por el creciente miedo de que ella comenzaba a gustarle mucho más de lo que Peach le había gustado.

Daisy era fuerte y se podía valer por si misma, algo que a Luigi le parecía muy atractivo. Y ahora que ya se llevaban bien y la conocía mejor, se había dado cuenta de que le gusta estar junto a ella. Pero Peach ya jugó con él y no se siente seguro de confiar en alguien más, mucho menos en Daisy con lo pesada que es con sus bromas. No quería que lo lastimaran, pero no quería perderse la oportunidad de ser amado de verdad...

Daisy:

Al entrar a su cuarto se dejó caer sobre su cama y apretó las almohadas con fuerza mientras gritaba en ellas. Se lo había pasado muy bien junto a Luigi, y notaba como cada vez quería estar más tiempo con él, pero se negaba a aceptarlo. Se sentó en su cama y apretó sus almohadas con fuerza sobre su pecho, justo cuando los recuerdos comenzaron a fluir.

El príncipe malagradecido diciendole que por defenderlo en la pelea había ensuciado su honor y por eso no podían estar juntos. Su amiga diciendole como no podía confiar en nadie, y que para disfrutar los beneficios de una relación no necesitaba sentir algo por la otra persona. De esa manera podían juntarse, tener relaciones, y separarse sin sentir absolutamente nada. Placer sin sentir el dolor de una ruptura.

Pero a ella no le estaba funcionando, al menos no en estos momentos. Las palabras de Mario regresaban una y otra vez a su cabeza, acechandola.

Daisy (pensando mientras llora) : '¡Ahhhhhh, estúpido Luigi! ¿Porque tienes que ser tan tierno? ... grrrr, no quiero esto ¡no quiero estoooo! No podre soportar que me lastimen de nuevo, y ... si no sientes nada entonces ... no pueden ... lastimarte ...'

Ella se dejó caer sobre su cama, donde se quedó viendo al techo nuevamente.

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