La Alquimista de Orejas Verdes
Como una vez se dijo, Sacarosa era su primera, y más rápida opción para hablar de amor, aún contando con su inexperiencia, después de todo, poco es mejor que nada.
Eran las 6 de la mañana, Albedo no estaba en su campamento, lo que sorprendió a Sacarosa cuando entró, ¿a donde habría ido tan temprano? Y encima en esta época, ¡aún era de noche! ¿Quizás lo habrían emboscado? Los ladrones de tesoros realmente no tienen códigos... aunque en realidad, seguía siendo muy temprano, incluso para ellos... Santo cielos, seguramente sólo había ido a juntar pigmentos para sus pinturas, o quizás solo fue a despejar su mente, ¡pero eso volvía loca la de Sacarosa! Lo mejor sería esperar a que volviese paciente, y quizás podría sorprenderlo con algo caliente.
Al cabo de media hora la alquimista comenzaba a preocuparse, aunque seguía tratando de convencerse que sólo había ido a dar un paseo mañanero, quizás empezó a ejercitarse sin ella saberlo, y por eso se tardaba tanto, todo era posible.
Pasó una hora, y Sacarosa se preguntaba si Albedo podría llegar a querer un café helado, pues en eso se había convertido. ¿Debería salir a buscarlo? ¿Pero, por dónde?
Tuvieron que pasar quince minutos más para que sus orejas se levantarán al ponerse alerta por los sonidos de pisadas afuera.
—¿Sr.Albedo?
Salió rápidamente sin importarle su experimento, tampoco tenía tanto avanzado, la preocupación no le dejaba pensar. Pero dicha preocupación de disipó ligeramente al ver al alquimista sano y salvo—¡Sr.Albedo! ¿Dónde había estado? ¡Comenzaba a preocuparme!"
—Sacarosa, ya te he dicho que no me llames así... ¿Dijiste preocupada?¿Por qué?"
—¡Naturalmente! Llego, y no hay nadie en el campamento, lo mínimo que podría sentir sería preocupación, pero no has respondido a mi pregunta, ¿dónde estabas?—Antes de que Albedo respondiera, de una mano escondida tras su espalda, sacó un pequeño ramo de cecilias mal ordenadas —.Vaya, que bien huelen, pero, ¿qué se supone que haga con ellas? Quiero decir, no has hablado de ningún experimento con flores de Cecilia...— La muchacha se veía ligeramente aturdida, ¿había caminado hasta el Valle Estelar sólo para buscar unas simples flores? Debía ser un experimento importante, esperaba que fuera un experimento importante.
—Son para ti, Sacarosa.— Asomó una pequeña y tierna sonrisa, curvando sus labios de una manera fina y despreocupada.
—¿Yo voy a hacer el experimento?— Albedo, ya algo impaciente por la ignorancia de la chica, respondió cualquier duda con una oración.
—Es un gesto romántico.
oh
OH
—Albedo... ya hemos hablado de esto, ni usted tiene interés en mi, ni yo en usted...
—Es cierto, ¿pero quizas lo pueda forzar?
—¿Por qué querría forzar una relación amorosa?
—Bien, dejame explicarlo, lo siento por aparecerme así de la nada, fue descuidado de mi parte— Mientras buscaba un frasco con agua para las flores, que al menos dejarían buen aspecto a su desordenado laboratorio, comenzó a explicar—: Resulta que he decidido embarcarme en una investigación sobre el amor. Y a decir verdad, no tengo a nadie que pudiese acesorarm en este tema, por lo que, decidí acudir en tu ayuda.
—Entiendo... y, aunque me siento halagada, no se exactamete por que decidiste hacer tal cosa, aún sabiendo que yo... sé menos que nadie sobre este tema tan complicado— Sacarosa se veía algo avergonzada por tener que hablar sobre el asunto; ¿Le daría vergüenza decir que nunca tuvo una pareja? ¡pero si eso no era extraño! Después de todo, luego de dedicarse tanto tiempo, y por tantos años a la alquimia, no era de extrañarse que no tuviese tiempo siquiera para una cena romántica...
Ahora Albedo se sentía algo culpable... pobre chica, ¿habrá sentido esto como una burla? seria una tonta si siquiera considerase que Albedo quería burlase de ella. Decidió mejor dejar el tema... y buscar otras soluciones más acordes.
—¿Qué propones, entonces? —Preguntó Albedo sacando a Sacarosa de lugar, quien todavía estaba demasiado ocupada pensando en sus palabras.
—¿Uh? ¿a qué te refieres?
—Si bien, dado a tu inexperiencia— fue ligeramente interrumpido por un suspiro desesperanzador de la chica — No voy a continuar ésto contigo, tendré que buscar otro "sujeto de prueba" para mi análisis, a lo que yo vuelvo a preguntar, ¿qué propones, entonces? o mas específicamente ¿"a quién?".
—Mmmm... déjame pensarlo un poco...— El campamento se inundó en un silencio cómodo y pensativo— ¡Lo tengo! ¡ya se quien podria ayudarte gustoso!
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