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❤️ Agosto 14 ❤️

[ DÍA 3: AU, Adicción, Tatuajes ]

Si tan sólo hubiera hecho caso a las desesperadas súplicas y advertencias que su hermana le había dicho hace una semana atrás, de seguro aquella situación por la que estaba pasando ahora jamás se habría llevado a cabo.

Pues de haber hecho caso a tiempo, bien podría estar en ese momento en compañía de su madre y hermanos a kilómetros de distancia de su desgraciado padre, pero no.

Todoroki Shōto había cavado su propia tumba, y de eso estuvo seguro al sentir cómo unas ásperas manos pertenecientes a dos hombres vestidos completamente de blanco terminaban apresándolo contra su voluntad con desmedida fuerza por parte de ambos, lo que irremediablemente desencadenó la desesperación en Shōto.

—¡Suéltenme, están cometiendo un error! —gritó el chico de tan sólo dieciséis años mientras forcejeaba con todas sus fuerzas para ser liberado— ¡El loco es él, no yo! —soltó ésta vez liberando uno de sus brazos con el cual sin perder tiempo fue a parar contra la cara de uno de aquellos hombres haciéndolo retroceder, aprovechando ello para repetir la misma acción satisfactoriamente con el otro, librándose así de ambos momentáneamente para luego voltear a mirar a su padre con profundo odio en su interior— ¡Juro que voy a matarte, arruinaste mi vida viejo de mierda!

—¡Inyéctenlo, está fuera de control! —ordenó un "alarmado" Enji a continuación en cuanto el menor de sus hijos le saltaba encima con clara intención de desfigurarle el rostro mientras que él lo único que hacía era sonreír victorioso al ver cómo detrás de Shōto uno de los hombres se acercaba a su cuello y le inyectaba con rapidez un fuerte calmante, logrando que el pobre chico perdiera sus fuerzas de un segundo a otro— ¿Se dan cuenta ahora? Mi hijo está sumamente mal, y estoy seguro de que si no es tratado será peor —dijo con aparente tristeza en su voz mientras veía el adormilado rostro de su pequeño—. Él no entiende que esto lo hago por su propio bien.

—Descuide señor, déjelo en nuestras manos y le prometemos que pronto podrá volver a vivir feliz con su hijo —le aseguró uno de los hombres mientras cargaba al hijo de Enji en sus brazos en cuanto lo llevaba a la van estacionada fuera en compañía de su compañero y el hombre de pelirrojos cabellos y ojos azules, metiendo así al menor de edad en la parte trasera del vehículo donde lo acomodó y amarró a la camilla bajo la atenta y satisfactoria mirada del mayor de los Todoroki—. En el folleto que le entregamos con anterioridad salen los horarios de visita y todas las especificaciones de nuestras instalaciones en caso de cualquier duda —dijo el hombre con una sonrisa mientras subía a la van a la par de su compañero de trabajo—. En nombre del Centro de Rehabilitación de Jóvenes Adolescentes con Problemas Mentales y Comportamiento le agradecemos que ponga la salud de su hijo en nuestras manos, ahora sí nos disculpa debemos irnos, que tenga un buen día.

Fue lo último que aquel hombre dijo para después poner en marcha la van y desaparecer a la distancia mientras que Enji sonreía orgulloso al imaginar el infierno en el que viviría Shōto por meses al intentar desafiarlo.

Aunque lo que no estaba en sus planes, era que dentro de aquel lugar rodeado de locos según él, habría cierto chico de mal temperamento de ojos color rubíes que fortalecería el carácter de su hijo más que romperlo como él deseaba conseguir enviándolo allí.

Sus primeras dos semanas en dicho lugar habían sido un asco.

Y no lo decía por los otros adolescentes con los que estaba obligado a convivir, porque a decir verdad pasaba de ellos al igual que éstos hacían con él. A lo más sentía la mirada curiosa de unos cuantos cuando se ponía a deambular por allí al igual que los débiles susurros que hacían a su persona en breves ocasiones, cosa que en realidad le daba igual.

¿Por qué tendría que tomarle importancia a los comentarios descabellados de unos cuántos lunáticos?

Prefería ignorarlos y seguir con su aparente gran vida que desde hace dos semanas se resumía en tomar ciertas pastillas que según los especialistas le ayudarían a dejar su problema aún si él no tenía alguno, al igual que tenía horarios que cumplir para comer, recrearse en el patio con los demás jóvenes que él prefería pasar de largo, ir al círculo donde debía contar de sus problemas a los demás internos que si bien nunca se animaba a compartir, si tenía la disposición a escuchar atentamente a cada uno de sus compañeros.

Pues aquello era lo único que en esas dos largas semanas le hacía olvidarse de sus propios problemas. Oír sus historias.

En especial las de cierto pelirrojo que siempre mencionaba a un tal Blasty cada vez que podía, sembrando en Shōto una pizca de curiosidad por la aparente ansiedad y emoción que dicha persona generaba en el más hiperactivo de sus compañeros.

—Extraño a Blasty ¿Hasta cuándo lo tendrán encerrado? —preguntó a la que lideraba el grupo, esperando una respuesta que apenas iba a ser dicha fue interrumpida por él mismo quien nuevamente volvía a hablar— ¡No, mejor no me diga! Seguro él quiere que sea sorpresa ¡Sí, eso es! Blasty siempre de alguna u otra forma termina sorprendiéndome, de seguro un día saldré al patio y él estará en medio de la cancha esperándome con balón en mano y su polera sin ma- —se detuvo, abriendo ligeramente los ojos para dejar escapar una amplia sonrisa que a Shōto le causó extrañeza por la desbordante emoción que parecía poseer— ¡Su polera sin mangas, así podré ver sus tatuajes! Yo quiero ver sus tatuajes, quiero tocarlos, son tan varoniles que me gustaría tener una foto de ellos para admirarlos siempre ¿Por qué no me deja tener una foto de ellos, señorita Momo? ¡Ojalá me hubiese tatuado antes!

—Por favor guarda silencio Kirishima, no me dejas entender lo que All Might quiere decirme —habló ahora un chico peliverde que Todoroki recordaba llamarse Midoriya Izuku, al que había visto más de una vez hablar solo mientras hacía gestos extraños en su rostro, como si dos personas convivieran en él—. Oh, ya veo, está bien, se lo diré —dijo ahora mirando al pelirrojo—. All Might me dijo que Kacchan se integraría hoy después de la cena, así que deja de preguntar por él porque dice que tus habladurías ya le están dando dolor de cabeza —soltó provocando que ahora Todoroki se preguntara porque esos dos parecían llamar a la misma persona de distintas formas.

¿Cuál era su nombre en verdad? ¿Y por qué a la mínima mención de él parecía que todo el círculo se emocionará? Pues aunque el resto de los que conformaban el círculo no habían hablado del aparente Blasty, podía notar en sus caras la leve sonrisa que se les asomaba por escuchar de él.

A lo que preso de su curiosidad y obviando la conversación que se había formado de pronto, habló por primera vez en el círculo.

—¿Quién es Blasty? —preguntó alzando la voz, sumiendo el círculo en un profundo silencio que incomodó a más de alguno— ¿Entonces Kacchan? ¿Son la misma persona, cierto?

—¡No le llames Blasty, sólo yo tengo permitido decirle así! —gritó un de pronto molesto Kirishima, provocando que Momo lo tomara del brazo y se lo llevará a quién sabe dónde mientras el chico seguía gritando— ¡Él empezó, lo llamó Blasty! ¡Mi Blasty!

—¡Silencio Eijirō! ¿O es que acaso quieres ir a la sala de aislamiento? —se oyó a lo lejos.

Dejando nuevamente el círculo en silencio, o así era hasta que Midoriya tomó la palabra.

—All Might piensa que eres un desconsiderado, no tenías derecho a llamar a Kacchan de esa forma, tampoco está bien que le digas Kacchan, sólo yo y All Might podemos decirle así, así como sólo Kacchan tiene permitido decirme Deku —dijo el peliverde con tono severo mientras veía la fría mirada de Todoroki retarlo—. Para ti y todos los demás es Bakugō, a menos que él te reconozca y te diga que puedes llamarlo de otra forma, pero lo dudo, aún así abstente de sólo llamarlo Bakugō ¿entendiste?

Todoroki no dijo nada, se dedicó a sólo seguir observando al peliverde con su característica indiferencia para luego suspirar y simplemente levantarse e irse del círculo directo a la habitación que compartía con un maniático de la limpieza y el orden llamado Iida Tenya.

El cual para su buena suerte, no sé encontraba allí. Dejándolo a solas hasta que la noche llegó y tuvo que volver a salir en busca de su cena.

Suspirando en el proceso en el que llegaba a la sala para recoger unas raciones de comida bien empaquetadas que tomaba bajo la mirada escrutadora de todos sus demás compañeros que se esforzaba por ignorar mientras que rápidamente se desplazaba por los pasillos hasta perderse por una puerta que había encontrado hace unos días atrás lejos de todos, y la cual para su tranquilidad daba al techo del lugar.

Así fue como comenzó a subir las escaleras hacia su escondite secreto, en donde apenas llegó y abrió la puerta se topó con algo, o más bien dicho alguien que no había visto antes.

Y es que de espaldas y a unos cuantos metros delante de él, sentado en el borde del tejado que daba a varios metros de altura del suelo se encontraba un chico de salvaje melena rubia ceniza moviéndose debido al viento en cuanto era iluminado por las artificiales luces de la ciudad que se hallaba delante, uno que a diferencia de los demás internos que siempre vestían de color blanco al igual que él, vestía unas anchas ropas negras tanto en la parte de abajo como arriba de su cuerpo, ésta última siendo una polera tan grande que se deslizaba por su hombro dejando ese pequeño trozo de piel al descubierto, dándole así una clara visión del tatuaje de granada que poseía.

Todoroki estaba sorprendido, pues creía que él era el único que sabía de aquel lugar dado que en todos esos días que había estado asistiendo allí no había nadie más. Pero entonces ahora llegaba y veía a semejante chico sentado al borde del edificio sin miedo alguno a caer, casi como si aquella acción la hubiera hecho innumerables veces.

Y tanta era la sorpresa que sentía, que no reparó en que ahora el chico lo observaba con una molesta mirada color rubí dirigida única y exclusivamente a su persona.

Una que extrañamente lo hizo estremecer ante la intensidad con la que era dada.

—¿Qué mierda hace un hijo de papi aquí? —soltó el rubio ceniza con rudeza sin moverse de su sitio, sacando a Todoroki de su estado anterior al escuchar cómo lo había llamado.

—No soy un hijo de papi —respondió con frialdad, dando unos pasos adelante.

—¡Já! Ya quisieras bastardo mitad-mitad —dijo el ojirubí entonces con una sonrisa ladina mientras veía de arriba abajo al recién llegado—. Eres hijo de Enji Todoroki y eso te hace automáticamente un asque-

—¡Cállate, no menciones su maldito nombre! —gritó Shōto enfurecido dejando su comida a un lado para querer golpear a ese molesto rubio, pues la mera mención de su padre lo sacaba de sus cabales— ¡Tú no sabes nada, sólo eres uno más de esos estúpidos loc-

Pero antes de que pudiese terminar de hablar, el ojirubí ya había saltado sobre él a una velocidad impresionante, tomándolo del cuello de su camisa mientras que su cuerpo se encontraba recostado en el frío piso de concreto en cuanto los amenazantes ojos del contrario parecían querer destruir cada centímetro de su cuerpo.

No lo entendía.

Hace un momento había visto a ese rubio de lo más tranquilo y despreocupado observando la ciudad y ahora...

—Ten cuidado bastardo, no te conviene tratar mal a esos extras delante de mí, suficiente mierda les han tirado ya como para que un aparecido venga y haga lo mismo —soltó el chico encima de él con una sonrisa perversa, una que a Todoroki no pareció afectarle—. Porque de hacerlo, créeme que no dudaré en buscarte y matarte con mis propias manos ¿entiendes? —susurró ahora en su oído, mandando una corriente eléctrica por todo el cuerpo del heterocromático que no pudo hacer más que asentir en ese momento, provocando que el ojirubí sonriera orgulloso— Ya lo sabes, mientras no los molestes tu pellejo de mierda estará a salvo.

Dijo entonces alejándose de Todoroki para comenzar a caminar en dirección hacia la misma puerta por la que había entrado.

Aunque antes de que pudiera atravesar ésta, un grito a sus espaldas detuvo su andar.

—¡¿Cómo te llamas?! —gritó Todoroki recuperando el aliento apenas se levantó, generando en el contrario una amplia sonrisa acompañado de un entrecejo fruncido que el bicolor no pudo apreciar.

—Para ti bastardo, sólo soy Bakugō —se limitó a decir el ojirubí volteando a ver a Shōto por última vez en ese día, y dicho aquello, atravesó la puerta y desapareció del tejado.

Así que tú eres Bakugō...

Pensó Todoroki en cuanto se quedaba mirando fijamente la puerta que segundos antes había atravesado el rubio ceniza, provocando que volviera a repetir en su mente la escena que había protagonizado momentos antes.

Haciéndolo sonreír involuntariamente al darse cuenta que ese molesto chico de ojos color rubíes había sido la primera persona del lugar con la que había cruzado más de cinco palabras. Aún si estás habían sido prácticamente una discusión.

Una que sinceramente había necesitado.

Definitivamente, aquel explosivo chico había llamado su atención.

La verdad creo que no muestra tanto de la pareja xd pero fue lo que salió, sorry :'v

No sé si éste AU esté porque no he conocido, but me llamaba y de hecho tenía como una trama pensada.

Aunque no sé si gustaría...

Bueno ya qué, quizás algún día idk djsj (igual acá faltaron como hartos detalles pero no quería latear, si hago esto un fic lo haría bien xd)

¡Nos leemos! Sé que no está tan bueno así que na, gracias por tomarse el tiempo de leer :'3

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