Capítulo 1: Una fría tarde, tan fría como mi dolor
Un apuesto jovencito de cabello alborotado, de mirada nostálgica, que tenía sus brazos apoyados en sus piernas mientras con sus manos sujetaba su entristecido rostro, se encontraba sentado en una banca en un frio pasadizo hospitalario, a unos metros suyos un grupo de personas, de rostros igual de entristecidos se encontraban parados platicando entre ellos sobre lo que estaban pasando, haciendo que con cada uno de sus comentarios el corazón del apuesto joven se estrujara más.
Por ello no estaba de acuerdo con esa relación, mi hijo, tan joven, con tanto futuro, él y Raditz eran mis sucesores en las empresas, ambos tienen mi carácter, ¿por qué él?, ¿por qué él?, decía con rabia y dolor en su voz, un hombre maduro de cabello alborotado, mientras una bella mujer de cabello corto lo tomaba del brazo, y el apuesto jovencito de cabello alborotado entristecía al escuchar las palabras de su padre.
Cálmate Bardock, cálmate, te puede hacer daño y yo, y yo no soportaría más dolor...., respondía la mujer al tiempo que rompía en llanto interrumpiendo así lo que estaba por decir.
Mamá, ya no llores más ¡por favor¡ tenemos que tener fortaleza, sé que es difícil pero tenemos que tenerla, tal vez ocurra un milagro, decía un joven de cabello largo, mientras abrazaba a su madre.
Los milagros no existen, no existen, acoto con rabia Bardock, posando su mirada en el jovencito de cabello alborotado que estaba sentado en la banca al tiempo que añadía: Siempre fueron tan diferentes a pesar de ser iguales físicamente, el ver a Gokú solo me lastima más, es mejor que se vaya.
Bardock, no digas ello, él también es tu hijo, acoto Gine con voz quebrada.
Lo sé, pero ni lo parece, y no me refiero al físico pues ello es innegable, él y Black son mi vivo retrato, pero Gokú a diferencia de Black, no tiene mi carácter, es un..., decía Bardock, siendo interrumpido por su padre.
Yo debería estar en esa cama en vez de mi nieto, yo ya estoy viejo, él es aún muy joven, tan alegre, con tantos sueños, acotaba un anciano con nostalgia haciendo que su hijo lo mire con tristeza, al tiempo que el apuesto jovencito de cabello alborotado se puso de pie y se dirigió a una de las ventanas que había en el pasillo.
No digas eso padre, nadie debería estar en esa cama de hospital, nadie de nuestra familia, pero juro que la persona responsable de esto pagará por este dolor que nos está causando, pagará, en cuanto esa chiquilla reaccione me tendrá que dar cuentas de todo lo que ha pasado, agregó Bardock, al tiempo que el jovencito de cabello alborotado detuvo sus pasos junto a una ventana.
Llueve, llueve tan fuerte como aquella vez en que te conocí, ese día fue el día más maravilloso de mi vida, había conocido a la chica de mis sueños, dijo en voz baja el joven mientras veía las gruesas gotas de lluvia caer a través de la ventana
-.Recuerdo.-
Un apuesto jovencito de cabello alborotado que llevaba puesto un largo abrigo y bufanda para protegerse del frio, corría por una calle, mientras con sus manos intentaba cubrir su rostro de las gruesas gotas de lluvia que estaban cayendo.
En un determinado momento el jovencito al ver un pequeño café abierto, decidió entrar a este para protegerse de la fuerte lluvia.
Su abrigo joven, dijo una voz.
¡Eh, gracias¡ respondió Gokú, entregándole el abrigo a la persona que le había hablado, al tiempo que acotaba: Esta algo mojado...es que no traje paraguas y la lluvia...
No se preocupe lo mandare a secar y le conseguiré un paraguas joven, pero pase, tome asiento, dijo el hombre.
Bien, gracias, respondió Gokú.
El apuesto jovencito tomó asiento en una de las mesas del lugar, la mesa daba justo a una ventana a través de la misma él podía no solo ver las gruesas gotas de lluvia caer, sino además escuchar el sonido de la misma..
Sí que la lluvia está fuerte, pensó el joven, al tiempo que alguien se acercó a la mesa.
¿Qué va a ordenar?, dijo una dulce voz, sacando de sus pensamientos al apuesto jovencito.
¡Eh¡ respondió Gokú, posando su mirada en la dueña de aquella dulce voz y quedando como hechizado al verla
La jovencita al ver el rostro del jovencito que ocupaba la mesa, también quedó embelesada.
Señorita, señorita, ¿quién nos tomara la orden?, escucho la pelinegra sacándola de su ensueño.
¡Eh¡ disculpen, le tomo la orden al joven y luego voy a su mesa,..., dijo la pelinegra con amabilidad, al tiempo que colocaba una carta sobre la mesa.
Bien linda señorita, la esperamos entonces, respondió un hombre maduro que estaba junto a una mujer madura en una mesa cercana a la que ocupaba el joven de cabello alborotado, quien dirigía su mirada hacia la carta que estaba sobre la mesa.
Luego de algunos segundos, Gokú tomó la carta, empezó a mirarla, al tiempo que decía con calidez: ¿Cuál de las bebidas me sugieres?
Como hace tanto frio un buen chocolate caliente es lo ideal para que el cuerpo se abrigue un poco, respondió Milk con amabilidad.
Entonces tráeme un chocolate caliente y unos pastelitos de la casa, como dice aquí, dijo Gokú tras leer lo que decía en la carta.
Bien, en unos minutos le traigo su pedido, respondió la pelinegra, haciendo una pausa para acotar: Los pastelitos de la casa son la especialidad de este café.
Entonces hice una buena elección, dijo Gokú sonriendo.
Sí, respondió la jovencita antes de retirarse de la mesa.
¡Que bella es¡su sonrisa es tan dulce al igual que su voz, pensó Gokú, mientras la seguía con la mirada.
Luego de algunos minutos, la joven se acercó nuevamente a la mesa para dejar lo solicitado.
Buen provecho, dijo la joven tras dejar la taza de chocolate y el plato con los pastelitos sobre la mesa.
¡Gracias¡ respondió Gokú con dulzura.
-.Fin del recuerdo.-
Así fue como te conocí, un día de intensa lluvia como hoy, desde ese día volví a ir todos los días a aquel lugar, pero no volví a encontrarte, por una de las meseras me entere de tu nombre y de que ese día tu solo estás cubriéndolas pues era el día de descanso de las meseras y al ser un día en el cual no había mucha clientela solo laboraban el encargado de la entrada de la puerta principal, y tú, quién en realidad eras la hija del dueño del lugar. Esa noticia me llenó de nostalgia, pues no podría verte, no al menos durante esa semana, tendría que esperar que vuelvas a cubrir a las trabajadoras del café de tu familia para verte, pero como soy muy paciente, espere, espere con paciencia aquel día, hasta que llego, nuevamente un día de intensa lluvia te volví a ver en el café, pensaba Gokú con la mirada entristecida.
-.Recuerdo.-
¡Hola¡ decía con cierto nerviosismo un apuesto joven de cabello alborotado mientras una pelinegra le entregaba una carta, al tiempo que el joven acotaba: Llueve como aquella vez que te vi por primera vez.
Cierto, respondió una pelinegra con una dulce sonrisa en su rostro.
¿No trabajas muy seguido aquí?, dijo Gokú a pesar de que ya sabía la respuesta.
No, yo solo cubro cuando algunas de las meseras tienen descanso, respondió la joven con amabilidad.
Claro, eres reten, dijo Gokú, mientras miraba la carta, al tiempo que trataba de mantener la conversación con la jovencita.
¿Reten?, respondió confundida la pelinegra.
Sí, es decir, cubres solo cuando te necesitan, dijo Gokú.
Sí, eso, respondió Milk, haciendo una pausa para agregar: ¿Vienes siempre por aquí?, porque la verdad no recuerdo haberte visto antes.
Desde aquella vez que me atendiste, he venido todas las tardes por aquí, dijo Gokú con calma.
¿Qué?, respondió ruborizada la joven.
¡Eh¡, es que este café está muy cerca del lugar donde entreno, dijo Gokú.
¿Entrenas?, respondió la pelinegra.
Si, artes marciales, es mi pasatiempo y por la mañana voy a la Universidad Dragón, dijo Gokú con calma.
Yo también voy a ella, respondió la pelinegra.
¿En verdad?, dijo Gokú sonriendo.
Sí, respondió la joven.
-.Fin del recuerdo: Tiempo actual.-
Desde ese día empezamos una amistad, una amistad muy hermosa, al menos mientras duró, pensaba Gokú cuando escucho: Entro en paro.
Gokú giro su rostro y vio a su madre caer de rodillas al piso mientras sollozaba amargamente, al tiempo que su padre empuñaba sus manos con rabia, al tiempo que decía: Hagan lo que tengan que hacer, pero salven a mi hijo.
Señor, estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos, respondía uno de los médicos antes de ingresar a una habitación.
Black, lucha por tu vida, lucha hermano, así me duela verte con ella, lucha por tu vida, tú siempre has sido un luchador, el favorito de papá, además tú eres el único que puedes decirnos que fue lo que exactamente pasó, tú eres el único que puede aclararnos esto, pensaba Gokú, al tiempo vio pasar a una persona que él conocía. Es el padre de Milk, pensó.
El apuesto jovencito de cabello alborotado quiso acercarse al padre de la pelinegra pero no lo hizo, pues sintió la mirada de su padre sobre él y sobre el padre de Milk.
Papá, ¿qué piensas hacer?, pensó Gokú al tiempo que el sonido de la lluvia se incrementaba más y más.
¡Señor Ox¡ dijo con firmeza Bardock.
¡Señor Son¡ respondió un gigantesco hombre, haciendo una pausa para acotar: Lamento mucho el estado en el que se encuentra su hijo.
Yo lo lamento más, dijo Bardock con amargura, haciendo una pausa para decir con firmeza: ¿Ya despertó su hija?
No aún no, sigue sedada, respondió el hombre, tratando de mantenerse calmado.
Le voy diciendo que en cuanto su hija despierte va responder ante la policía de lo que ha pasado, y si ella resulta culpable...., decía Bardock con firmeza.
No, mi hija es incapaz de provocar un accidente así, además ella también está herida, de seguro fue un accidente, respondió el señor Ox con la mayor calma posible, mientras el apuesto jovencito de cabello alborotado escuchaba todo entristecido.
Milk, ni siquiera puedo ir a verte, mi padre se molestaría si hago ello, mi deber es estar aquí junto a mi familia, esperando alguna noticia sobre Black, así por dentro quiera ir con tu padre para preguntarle más sobre tu estado de salud no puedo, y ello me genera tanto dolor, que siento como si mi corazón se estrujara,..., yo, yo no puedo creer lo que las personas presentes en esa reunión dijeron, no, yo no puedo creer ello, aquí solo hay dos testigos de lo que aconteció en esa azotea uno de ellos es Black y el otro tu Milk, sé que los médicos no nos dan ningún pronóstico alentador con mi hermano, pero yo sí creo en los milagros y confío en que él despierte y pueda aclararlo todo, yo, yo no creo que tú hayas tenido que ver en este accidente, yo, yo no creo ello, ni nada de lo que escuche de ti tras el incidente, pensaba Gokú.
Hermano, escuchó el apuesto jovencito de cabello alborotado.
Raditz, respondió con nostalgia Gokú ante el llamado.
Vamos con el abuelo por una taza de chocolate para abrigarnos un poco, dijo el nombrado.
¿Taza de chocolate?, respondió Gokú con nostalgia en su voz.
Si hijo, vamos por una tacita de chocolate al cafetín del hospital hijo, Bardock nos avisará si hay alguna novedad, decía un adorable anciano, mientras un gigantesco hombre continuaba su camino.
Gokú miró a sus padres, quienes se encontraban platicando entre ellos tras la partida del gigantesco hombre, luego miró a su hermano mayor, quien solo le hizo un gesto con la cabeza como dándole a entender que lo siguiera.
Bueno vamos, dijo Gokú con dolor en su voz, al tiempo que cada paso que daba él y sus familiares se confundía con el sonido de las fuertes gotas de lluvia que golpeaban contra las lunas de las ventanas del lugar.
Nota:
Mis queridos seguidores (as), lectores (as), aquí les dejo el primer capítulo de esta nueva historia GoChi, llena de romance, drama y un tanto de comedia, que espero llegue a cautivarlos (as).
Quiero darles a conocer que esta historia Dios mediante se estará actualizando tres veces a la semana (lunes, miércoles y viernes). Tratare en lo posible de cumplir con el horario que estoy estableciendo de actualización, pero si por algún motivo no puedo publicar ese día (sea porque tuve algún inconveniente o porque no concluí con el capítulo), simplemente esa semana habrá menos días de actualización, por anticipado espero su comprensión si ello llegara a pasar. Así mismo les comento que esta historia debido a la trama que tengo pensada para ella, tal vez sea una de las historias más largas que escriba para esta pareja.
¡Gracias de antemano a cada persona lea este primer capítulo¡ ¡Gracias anticipadas por sus vistos y votos¡ y ¡Gracias especiales por adelantado a aquellas personas que se animen a dejar algún comentario¡ además quiero aprovechar para agradecer a las personas que están leyendo mis demás historias en proceso y las concluidas¡¡gracias por sus vistos, votos y comentarios en cada una de estás¡
Ahora si me despido de ustedes, no sin antes pedirles que se cuiden mucho (practiquen medidas preventivas para evitar el covid-19 como uso de mascarilla, lavado de manos, distanciamiento social y alimentación saludable) ya que así estarán cuidando ustedes y a sus seres queridos, y de esta manera estarán contribuyendo a detener el avance de la propagación de la pandemia en nuestros respectivos países, pandemia que ha infectado a millones personas, causa daño económico, dolor, tensión y ha enlutado a miles de familias alrededor del mundo.
Con "Todo tiene un precio en la vida...y el mío es tu amor", Dios mediante será hasta el día viernes.
Con mucho cariño.
PrincesaLirio.
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