Estrellas

La noche caía frente a nuestra ventana, la cena ya había terminado y nos tocaba un momento de intimidad separadas. Ella prefería quedarse acostada, mirando un capítulo de su serie favorita, era como una hora o cuarenta minutos para mi sola, ese tiempo lo aprovechaba para sentarme cerca de la ventana que da al balcón en el living, admiraba las estrellas como una estúpida porque me parecían tan hermosas que no podía parar de mirarlas. Llegue a la conclusión, un día, que me quede sola observando el firmamento, que ella era una estrella, la más brillante de todas, la más hermosa e inalcanzable, no me sentía digna de ella pero de todas formas me amaba, y con eso el alma se me lleno de alegría. La estrella me quería y yo a ella.
A veces pienso que todo esto es un mal sueño, un deseo fugaz no concedido por los astros, que algún día todo quedaría en el olvido, después recuerdo todo lo batallado, lo vivido, lo perdido, lo encontrado, me replanteo por cuarta vez en la noche antes de terminar mi intimidad conmigo misma, soltando al aire una frase que me queda enterrada en las entrañas y no me dejar pensar
- Esto fue obra del destino, solo sigue las estrellas y encontraras tu camino, pero aunque te desvíes, siempre volverás a ella – creía entonces que la que hablo no era yo, si no mi alma, porque me quede tan sorprendida, que me asuste cuando la vi, allí tan brillante como la había dejado hace 40 minutos atrás.