1.
Café a medianoche
A nosotros nos gusta el café, a medianoche, a mediodía, a la tarde, al amanecer, a toda hora. Nos gustan las charlas hasta altas horas de la madrugada, charlas sobre el mundo, sobre el universo y las estrellas, sumergidos en grandes tazas de café o de té, nos adentramos a nuestro mundo de complicidad y simpleza, donde nadie nos juzga o nos mienta. Allí, podemos ser quién queramos, por lo general, soy yo misma usando tutús o vestidos muy largos floreados, descalza y con el pelo enmarañado. Su figura esta igual que yo, con los cabellos al viento y con una sonrisa enorme en su rostro. Las risas son la música que nos acompañan en ese momento, cuando el té o el café se acaba, volvemos a ser las personas aburridas que éramos antes de ingerir tal líquido. Suspiramos, nos miramos y sonreímos, felices regodeándonos de alegría por estar en nuestro mundo.
- Mañana volveremos, no te preocupes – me dice mientras me acaricia la mano, tomando con la otra ambas tazas para llevarlas al fregadero. Miro el reloj y me encojo en mi lugar, falta mucho tiempo para que amanezca y otra taza de café tomar.
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