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Consecuencias


Los preparativos estaban a toda marcha. El lider de la secta, Jiang Feng Mian, había desplegado a muchos de sus discípulos hacia el pueblo a despedir a la gente hacia el este de Yunmeng, fuera del Muelle de Loto, esperando detener antes a QiShan Wen. Tenían que salvar a los inocentes a como diera lugar. Madam Yu, por su parte, tenía preparados a discípulos frente al lago. Intentaba formar un muro de personas para que el enfrentamiento no destruya vidas ni hogares. Ambos líderes temían pero no podían mostrar miedo, su gente los necesitaba.

En el hogar de los líderes, Jiang Yanli servía vasos con agua a Wei WuXian y a Wen Ning que estaban en un lado parados. Jiang Cheng se paseaba dentro de la habitación.

―¡Debería estar con ellos! ¡No puedo dejarlos así!―renegaba Jiang Cheng.

Su padre había sido claro, y por las luchas de Jiang Cheng, había aceptado que estuvieran en la casa y no los había mandado en un bote lejos.

Pero Jiang Cheng detestaba estar encerrado y no ayudar a sus padres. Él sabía que los perros Wen eran temibles y tenían varios miembros que fácilmente podrían tomar a su secta. Cualquier ayuda era bienvenida.

―Sabes que solo quieren protegernos―decía Jiang Yanli antes de sentarse en una banca.―Madre y padre son grandes guerreros y la secta es fuerte. Hay que confiar.

―¡De todas maneras!―gritaba Jiang Cheng.― Debería estar con ellos.

Wei WuXian entendía el conflicto de su hermano pero también los sentimientos de sus tíos. Ellos lo que más querían era proteger a sus hijos. Jiang Yanli, lastimosamente por enfermarse, no había ido a LanLing y se había quedado con ellos sino quizás podría estar en una situación más favorable. Ahora los herederos de Yunmeng Jiang se encontraban en un solo lugar. Blanco fácil para la secta Wen.

Wen Ning observaba a todos. No sabía qué hacer ahora. Si su secta se enteraba de lo que había hecho su hermana iba a ser la que recibiría el castigo. Su cuerpo se enfrió al pensar en la muerte de su hermana, ella que tanto lo cuidaba. Empezó a temblar fuertemente.

Wei WuXian dejó de mirar a Jiang Cheng y a Jiang Yanli al notar movimiento a su lado. Cuando volteo pudo ver a un nervioso Wen Ning.

―Wen Ning―llamó, acercándose a él.

Wen Ning escuchó a Wei WuXian y comenzó a temblar aún más. Él no pensaba que Wei WuXian lo haya perdonado totalmente. Su secta iba a atacar a la suya. Seguía siendo un Wen.

Pero Wei WuXian le sorprendió al sonreirle agradecido.

―Gracias―le dijo, alzando su brazo y tocándole un hombro.

Jiang Yanli los observó y se detuvo en aquel joven valiente llamado Wen Ning que había arriesgado quizás a su familia por salvarlos. Jiang Cheng pensó que aunque había convivido un tiempo con Wen Ning en QiShan y parecía una buena persona, su aviso podría ser una treta de los Wen. Pero viendo cuán nervioso y asustado estaba el chico frente a él comenzaba a dudar.

Wen Ning asintió triste, no lograba sentir alivio o felicidad por ellos, solo podía pensar que había matado a su hermana y eso le dolía profundamente.

Al verlo, Wei WuXian supo que algo andaba mal.

―¿Qué pasa?―le preguntó.

Wen Ning no pudo más. Tenía que salvar a su hermana de alguna manera. Incluso aunque ella lo odiara por acabar con su vida así.

―Mi hermana está en QiShan, ella no sabe de esto,― soltó con voz entrecortada y baja, cerrando sus ojos para no largarse a llorar―ella morirá cuando se enteren.

Todos se quedaron callados, pensando lo mismo: debían ayudarlo, era lo mínimo que podían hacer. Pero Jiang Cheng rápidamente desechó la idea, si se iba la protección que tenían contra los Wen iba a bajar más. Le entristecía la situación de Wen Ning, que los había ayudado, pero no podía hacer nada. Bajo su mirada frustrado.

Jiang Yanli pensaba similar a su hermano y cuando miro a Wei Wuxian supo que alguien tenía una idea diferente. Contrario a sus hermanos, Wei Wuxian debía ayudar a Wen Ning. Aunque su secta estuviera en peligro, Wen Ning los había ayudado muchísimo al avisarles del asedio próximo. Arriesgado su vida y la de su hermana. Él debía ayudarlo, y cuando volteo decidido a mirar a Jiang Cheng y a Jiang Yanli supo que tendría que ir solo. Pero valdría la pena.

Debía ayudar a un amigo.

.

Después de prepararse, Wen Ning y Wei Wuxian salieron de la habitación.

Wei WuXian cargaba a Suibian con él. Su mirada cruzó con su hermana, Jiang Yanli lo miraba preocupada pero orgullosa. Jiang Cheng lo observaba fastidiado. Él se dividía entre reprocharle por abandonarlos o ayudarlo a traer a la hermana de Wen Ning.

―No te metas en un problema,―le dijo Jiang Cheng. Era lo máximo que iba a obtener de él.

Yanli se acercó y le dio un gran abrazo.

―Vuelve pronto, A-Xian.

Ella miró por unos segundos a Wen Ning.

―Gracias―Wen Ning se cohibió por el profundo agradecimiento en los ojos de YanLi.

Entonces partieron.

Tenían que ser cautelosos porque había varios subordinados de Jiang Feng Mian movilizando a las personas para que se dirijan al este, lo más lejos posible del Muelle de Loto. Estos si veían a Wei Wu Xian lo comunicarian rápidamente a su superior y el plan de rescate a Wen Qing sería imposible.

Corriendo y escondiéndose por las calles, llevando sombreros de paja, y Wen Ning vestido con túnicas moradas prestadas de Wei Wu Xian.

Wen Ning temía mucho por su hermana. Tan solo notaran su ausencia y se acabaría todo para él.

Wei Wu Xian se angustiaba por todo lo que dejaba atrás pero tenía que devolver el enorme favor a Wen Ning. No solo eso, tenía que ayudar a su amigo.

―¿Son muchos?―preguntó Wei Wu Xian mientras se detenían en un callejón.

Wen Ning asintió.

Sin decir más, siguieron avanzando hasta que llegaron al bosque. No habían sido atrapados ni vistos por nadie. Wei Wu Xian miró una vez más hacia Yunmeng, con dolor en su corazón, y avanzó.

Pronto estuvieron lejos del bullicio de la evacuación de las personas del Muelle. Caminaban apresurados a través del bosque. No podían usar las espadas, si acaso eran atrapados. Y la idea de tener algún animal que los lleve había llegado demasiado tarde. Solo quedaba caminar.

Les llevaría por lo menos tres días ir a QiShan, sin detenerse ni por la noche. Wen Ning esperaba poder hacerlo, Wen Qing aún seguía esperando por él.

Las guarniciones que llevaban eran escasas y el agua igual. El apuro había jugado en contra.

El silencio aumentaba cuanto más se internaban en el bosque. Ellos caminaban lado a lado, cada uno hundido en sus pensamientos. Pasaron árboles, plantas, flores sin detenerse ni una sola vez. Wen Ning no sabía qué decir y Wei Wu Xian solo podía pensar en volver rápido a Yunmeng.

Se escuchó un trueno, la lluvia cayó y la noche había llegado. Wen Ning al fin dejó de mirar el suelo para ver a Wei WuXian. No sabía si debían detenerse. Él no quería pero si Wei WuXian decidia seguir él lo haría.

Al final, cuando llegaron a una cueva y el bosque se terminó, Wei WuXian sugirió detenerse para resguardarse de la lluvia. Wen Ning lo siguió en silencio. Ambos entraron a la cueva.

Esta no era demasiado grande, suficiente para los dos. Los truenos se escuchaban fuertes y la lluvia llegó.

La luz de la luna era insuficiente y la oscuridad dentro de la cueva era profunda. Wen Ning esperaba algún movimiento por parte de Wei WuXian pero este prácticamente cayó sentado y no volvió a moverse. Wen Ning pensó, ¿qué hacía? Él sabía muy poco de sobrevivir en lugares salvajes. Cuando miraba dentro de la cueva sentía temor, lo que necesita era luz. Temblando, movió sus manos por el piso, buscando ramas para intentar prender una fogata.

Él recordaba la manera de encender una pira pero no estaba seguro que pudiera hacerlo. Aún así era mejor que nada. Logró encontrar suficientes ramitas y rapidamente las juntó y frotó con ahínco. No pudo hacer ni una pequeña chispa. Se sentía fatigado y desesperado. Lo intentó una vez más y nada.

Wen Ning pensó que ni para encender una fogata servía. Ya iba a botar las ramas en sus manos pero su mirada dispersa terminó en el rostro semioculto de Wei WuXian.

Debía intentarlo una vez más.

Con un último esfuerzo al fin una chispa salió y pudo encender una pequeña fogata. Wen Ning suspiró feliz. Wei WuXian podía inspirarlo incluso dormido.

El silencio pronto comenzó a ser notorio. Y la culpa y remordimiento se abalanzaron a Wen Ning. Sabía que había cometido un error. Impulsado por un sentimiento desconocido, fue a la secta Yunmeng Jiang y dio a conocer los planes de su secta. Pero solo imaginar a Wei WuXian muerto...no quería perder a su único amigo.

Un sonido lo hizo prestar atención hacia afuera de la cueva. Observó la lluvia y como golpeaba contra la tierra y formaba barro y pequeños charcos. No parecía que se detendría en un futuro próximo.

Wei WuXian frente a él había caído dormido casi al entrar a la cueva. Su postura sentada le causaba un inmenso alivio a Wen Ning.

Lo había logrado. Salvó a su amigo. Aunque ahora la vida de su hermana peligraba.

Todo lo abrumaba, nunca había tomado una decisión tan fuerte antes. Su vida pacífica en su secta terminó. No sabía qué le depararía después a él y a su hermana. Definitivamente tendrían que esconderse quizás hasta el final de sus días.

De pronto, lágrimas cayeron, no sabía qué había hecho. ¿Cometió un error?

Un trueno escondió sus sollozos cuando se hicieron presentes y Wen Ning ocultó su rostro en sus manos. ¿Este era su fin? ¿Lograría salvar a su hermana?

Tenía miedo.

Wei WuXian frente a él estaba dormido. O eso parecía. Cuando vio a Wen Ning quebrarse el cansancio y duermevela que tenía encima se esfumó. Se acercó a él y lo abrazó. Una mano sobre la espalda de Wen Ning, ambos sentados en un cueva solo iluminada por una fogata.

Wei WuXian se prometió salvar a Wen Qing, así como Wen Ning había hecho lo inimaginable solo por él.

Nota: lo siento, no quería tardarme en tener el cap listo pero la uni es mala conmigo :'v 

espero que para el siguiente cap no me demore mucho, lo intentaré :3 

gracias por leer y comentar

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