
Capítulo 5: Y, ¿Qué sigue? Un nuevo comienzo para ambos. (Parte 1)
Las horas habían transcurrido velozmente de lo que Ranma y yo, dejamos los víveres en la cocina. Me encuentro ya ahí mismo con el mandil puesto y la gorra de cocinera para dar comienzo a lo que ya estaba a punto de hacer. Di un suspiro antes de empezar con la cena junto a Kasumi y tía Nodoka. Estaba ansiosa por iniciar esto y también por lo que se venía mañana. No podía evitar sentirme feliz por lo que se avecinaba, tanto que mi corazón latía desenfrenado por lo que podría pasar en el futuro.
—Y, bien... ¿Ya estás lista, Akane? —habló la tía Nodoka, quien se había enterado a través de Kasumi que yo quería hacer la cena por medio de lo que ambas me indicarían que ingrediente utilizaría o agregaría a la comida que prepararía.
Ahora si, Ranma. Ya no podrás huir de esta. Te va a gustar tanto el sabor de mi comida que vas a querer repetir el plato.
Estaba muy decidida. Solo debía mantenerme calmada en todo momento y no sulfurarme hallando soluciones en el camino.
—Comencemos.
Y así las mayores me sonrieron con cariño.
No las decepcionaré. Y haré que lo que me van a enseñar, perdure.
***
Ya las mujeres de la casa, —exceptuando Nabiki que andaba ocupada en sus trabajos— se habían metido a la cocina. Lo raro, es que no escuchábamos sonidos estruendosos, porque como sabemos los que vivimos aquí, Akane era muy bulliciosa cuando se trataba de picar alguna verdura o lo que fuera que sea para añadirle a la comida y contando que no solo cortaba eso, —por más que tratara empeñarse en hacer las cosas bien— siempre también lograba astillar la tabla de madera para picar. Y, para los guisos de diferentes platillos que trataba hacer, ni hablar. En resumen, era un desastre en cuestiones culinarias.
Si tan solo le dijera todo lo que estaba pensando, me golpearía con una bofetada a la mejilla o me haría dar un paseo gratis por los cielos oscuros de la noche. Luego, se iría molesta y para variar me estaría hechando la culpa de haber abierto mi bocaza, sin haber pensado lo que pasaría luego. Por último, siendo mi culpa y su padre me ordenaría a buscarla a pedirle disculpas, si es que ella se hubiera ido a divagar por las calles o estar toda la noche en el tejado de la casa.
¡Qué imaginación la mía! No es nada nuevo, pero muchas veces actuaba como un idiota por herirle verbalmente. Siendo yo también el perjudicado y todo para ocultar lo que realmente sentía por ella. Era un bruto.
Suspiré cansando. Además, estando ahí mi madre y Kasumi, nada podría salir mal, ¿no? Aunque, —por si las dudas— debería tener unas píldoras para el dolor de estómago en la mano.
Me levanté y fui al botiquín a revisar si todavía quedaban algunas de ellas. De todas formas, los viejos ni cuenta se darían que me desplacé a otro lugar, ya que estaban muy atentos observando la televisión mientras tomaban algunas de las galletas que Kasumi había preparado en la tarde.
Ya quisiera estar tan despreocupado como ellos. A veces cuando Akane entra a la cocina, es mejor tener sus precauciones.
***
Ya estaba todo listo. Y a simple vista, parecía que todo lo hubieran hecho tía Nodoka y Kasumi. Solo necesito ver su expresión en el rostro. La sorpresa que se llevará Ranma, ya quisiera captarla. También, por supuesto, de los demás que comerán de estás bandejas.
***
Al cabo de unos minutos, encontré como Kasumi ya ponía sobre la mesa, la vajilla.
Faltaba poco para morir intoxicado.
—¡Ah! ¡Muero de hambre! ¡Qué ricooo! ¡Chiii! —¿Quién sabe de donde apareció? No me sorprendí, en lo absoluto. Que aparezca de la nada en cualquier momento, ya es muy habitual en él.
—Maestro, ¿Después de cuanto tiempo aparece, eh?
—¡Oh! ¡Ranma, en verdad me extrañaste! —no sé de dónde habría sacado un balde con agua fría, pero cuando ya había reaccionado, fue demasiado tarde. Me encontraba convertido en mujer y lo único que hice fue esquivarlo para que no lograra sobrepasarse con mi cuerpo.
—¡Viejo degenerado! ¿Cómo se atreve?
—No voy a verte a partir de mañana al igual que Akane, si es que logran ganar la competencia. Voy a estar muy aburrido sin jugar contigo, Ranma.
—Mire, ¡No se haga el sufrido! —estaba a punto de propinarle un golpe en la cabeza hasta que una suave y dulce voz detuvo lo que iba a hacer.
—Maestro, se equivoca. No vamos a ser ambos pareja. Ya las tenemos establecidas cada uno, así que no se sabe si uno de los dos gana con sus respectivos acompañantes. —Akane apareció de la nada con un sopero grande en manos, protegidas con guantes de cocina. Lo dejó encima de la meza sobre un individual y una vez estando libre, él viejo se fue a abalanzarse sobre ella.
—¡Ahhhhh! ¡Viejo verde! —gritó desesperada. Solo interpuso su antebrazo suyo como escudo, casi en defensa propia. Estaba a tan solo centímetros de acercársele, sin embargo, no sucedió. Fui más rápido y lo agarré antes de que se vaya contra ella.
—¡Tome! —lo saqué a pasear por la oscuridad gracias a un puñete que al fin pude hacer. Akane, estaba un poco desprevenida, inconscientemente solo había realizado ese hecho y eso hizo que fuera muy lejos gracias a mí ese viejo; tenía que protegerla de ese ruco mañoso. Además, por un lado, me desquité con él porque no sabía con quién iría mi prometida y eso me hervía la sangre.
—¿Estás bien? —respiré profundamente tratando de acumular aire, también de apaciguar los celos que libremente se atrevían a salir deliberadamente, pero me contuve.
—Sí. Gracias, Ranma. —le sonreí un poco por su aprobación, pero no debía observarla mucho, sino andarían de curiosos los que se encontraban presentes.
Tampoco quería que sospechara ella del porqué también me puse así. Mierda.
—Al menos, no volverá por un rato. Iré por agua caliente y regreso. —tuve que irme a tratar de espabilar. Estaba tenso con la situación que me hizo recordar.
Me arde que alguien más esté con mi dulce marimacho.
***
Se fue ignorando a los presentes que también habían visto lo que había ocurrido. Suspiro agobiada.
Ranma...
Sé que algunas veces, me ayuda a sacarme de encima a tiempo los libidinosos que tratan de salirse con la suya. Bajé la guardia por estar ayudando con la comida, pero, la verdad es, que no sé que me pasó al no reaccionar como siempre, aunque tan solo no me haya dado cuenta por poner mi antebrazo, tal vez fue por un reflejo mío. Gracias a él, que el viejo no llegó a tocarme el busto.
Cuando dije que iría con otro chico, vi por un segundo cómo es que Ranma apretaba fuertemente su mandíbula y se entumecían sus brazos hasta que al bajar mi mirada finalizara empuñando sus manos, poniendo sus nudillos en blanco. Aunque quisiera disimular, no era muy bueno para hacerlo.
Eran celos. Eso era.
Por dentro chillaba de alegría, pero solo en ese momento, opté por quedarme muda, observando cómo se desplazaba a la cocina por una tetera con agua caliente. Estaba emocionada. Mi corazón había dado un vuelco, con aquella sensación de una enamoradiza que quiere suspirar por ver al hombre que amaba.
Quería salir corriendo a mi habitación y marcarle rápido a Ukyo por las acciones que habían ocurrido. Lamentablemente, no podría hacerlo. Estábamos todos reunidos en la mesa con la comida puesta sobre ella y, por supuesto, hasta que no venga Ranma de la cocina, no podríamos comenzar, ya que no iba a ser justo para los hombres que habitaban en la casa.
Eran unos barriles sin fondo. Sobretodo, el maestro y padre e hijo Saotome.
Ranma volvía ya en su forma original. Apenas lo había visto y sentía mi cara arder un poco. Visualicé como también lo había notado. Parecía avergonzado. Se sentó como siempre a lado mío, evitando verme. Seguramente, le iba a contagiar eso. Rodé un poco los ojos disimuladamente molesta.
¡Tampoco es para tanto!
Le puse atención en ese instante a mi estómago que rugía levemente que era solo audible para mí. Luego, dejé de prestarle atención y escuchar algunas conversaciones que realizaban en la meza cuando ya estábamos por probar bocado.
Veía que todos comían con gusto. Por primera vez, todo había resultado bien sin quejarse de lo que preparaba o al menos era porque no tenían conocimiento de que yo lo había preparado.
—Pero, ¡qué deliciosa está la cena! —halagó mi padre con una sonrisa de par en par.
—Me alegro que les haya gustado. —respondió Kasumi mostrando una de esas sonrisas maternales que siempre regalaba a la familia. Aunque no era madre biológicamente, siempre nos trataba con un cariño sin igual.
Muy rara vez se le observó que cambiara alguna vez sus expresiones de ternura a una de amargura o desprecio. En fin, gracias a su respuesta pudo cubrirme. Si tan solo les dijera algo de que yo había hecho la cena, no terminarían de sorprenderse y harían lo que fuera por sacarse lo que habían comido del estómago, porque era consciente de que dirían que sería veneno. Por eso, conociendo esto, dejé que tanto mi hermana y tía Nodoka respondieran en mi lugar.
Tenía unas fuertes ansias de expresar de que yo lo había hecho, pero, en ese instante, solo sería un secreto mientras durara.
—Mamá, ¿Sobró un poco de guiso? —respondió Ranma con los palillos apuntando a su boca, reposando encima de sus labios, como un niño. Hasta podía notar cómo brillaban sus ojos por la repetición del plato.
Solo atiné a sorprenderme de sobremanera. Quería salir corriendo y gritar de emoción por lo que acabé de escuchar de su parte. Después de todo, no me había equivocado en las suposiciones que me había planteado hace algunos minutos atrás.
—Ranma, ya no sé cuántos platos llevas del mismo y esto que se preparó bastante y alcanzó para todos.
—Bueno, no lo puedo negar. Realmente les salió bastante bien el sabor. —expresó Nabiki observando atentamente a dirección de Kasumi y tía Nodoka.
Solo vi como mi padre les daba la razón, nuevamente. Esperaba... no, imploraba de que, no dijeran nada las mayores. Todo fue gracias a Ukyo por enseñarme a condimentarlo bien y a las indicaciones de mi hermana y tía, pero sobre todo, a la paciencia que recién llegué a descubrir para la gastronomía. Quería saltar de un pie por la gran alegría que tenía de poder haber hecho algo que en vida traté de hacer desde hace bastante tiempo.
Mi madre... estaría muy orgullosa de mi gran progreso en la cocina. Puedo sentir que puede estar sonriéndome desde algún lugar en dónde se encuentre.
Gracias mamá...
—De hecho... no ahondamos en la preparación de este platillo que tanto les ha gustado.
—¿Qué? —respondieron atónitos ante el comentario que tía Nodoka realizó. Yo, por mi parte, me moría de nervios por el como iban a reaccionar todos ellos.
Estaban por descubrirlo. ¿Por qué, tía?
Cuando me di un tiempo en verle el rostro, ella solo me sonrió reconfortándome de alguna manera. No quería después que me hostigaran luego por saber la verdad.
Solo podía ver la complicidad que tenían tanto mi hermana y tía. Podían disimularlo frente los demás, pero eso no sucedía conmigo.
—Exacto. —afirmó Kasumi.
Sentía una presión en el pecho por los nervios que aún resguardaba. Empero, no debería, ya que había hecho un buen trabajo.
—En realidad, no hicimos nada. Es una suerte que mi futura nuera sepa que es lo que te guste, Ranma. Eso me alegra.
—¡¿QUÉ?! —refutaron por segunda vez todos los presentes a las mayores y por supuesto, intentaba estar al margen sin perder la compostura afrontando lo que me tocaba.
—N-No me digas que... fue... —Ranma solo desvió su mirada de ellas y posarla ante mí. Estaba descolocado como los demás. Traté de sonreír, pero salía esa pizca de timidez inevitable.
—B-Bueno, yo...
—Buaaaaaa... ¡¡¡Mi hija es una gran cocinera por fin!!!! —lloró a cántaros, ocultando con su antebrazo su lloriqueo dramático. Hasta yo quería hacerlo, pero solo seguía en mi postura. Orgullosa, de lo que había hecho.
—¿D-Debe ser una broma, cierto?
—Nabiki, no es correcto que seas así con tu hermana. —le regañó tía Nodoka, por el disparate que si bien, en ese momento, hubiera podido reaccionar de otra manera, pero eso no resultó.
Realmente, no sabía porqué me ocurría esto de quedarme paralizada. Aún, todavía sin algún atisbo de poder quitar su mirada sobre mí, Ranma, seguía confundido. Podía ver lo que su sus ojos azulinos como el mar, me transmitían. Como él, me había quedado anonadada y perdida en sus irises.
El espectáculo que estabamos dando en ese momento me importaba poco. Estábamos en una burbuja imaginaria, donde no existía el bullicio e intromisiones. Solo estábamos ambos ahí, juntos y eso es lo que nos vamos importaba, olvidando a los demás en el comedor.
—Luego de varios intentos, por fin pudo conquistar el estómago de Ranma, hasta puedo decir que no lo va a llevar a la indigestión, en verdad, lo dudo. Realmente, te felicito, hermanita. Y, por supuesto, si quieren besarse... podrían hacerlo aquí si desean. —expresó picarona, saliéndonos por completo de aquel lugar fantástico que tenía con él, por tan solo algunos segundos que parecían eternos.
—Pero, ¿Cómo te atreves, Nabiki? —gritamos al unísono, molestos, saliendo por completo de nuestro estado de trance.
—Solo digo, ¿No? Podría ganar bastante dinero tomándoles un par de fotos de ese momento tan maravilloso que me harían millonaria. Pero, bueno, entonces procuren no hacerlo frente a mí porque soy capaz de venderlo hasta obtener mis ganancias.
—Enserio que eres terrible, Nabiki. —la observó Kasumi con desaprobación.
—Ya me conocen como soy. —se excusó, como siempre, pero no había justificación.
—Nabiki... por Kami, ya deja de ser ambiciosa. Ya tuviste oportunidad en la secundaria, ahora más vale no hacerlo en la universidad. —le regañó mi padre como nunca antes se lo había dicho. Estaba sorprendida.
—Está bien, papá. Solo era broma. —levantó las manos en forma de resignación. Noté una sonrisa traviesa suya. A veces me causaba escalofríos su forma de actuar, que no sabía cómo es que todavía la soportábamos.
—Saotome, ¿Por qué no estuvo hablando? ¡Heyyyyy! ¡Se comió todo lo que quedaba!
—Disculpa, Tendo. Tenía que hacerlo, porque si viene el maestro se lo comería todo. Además que nos la debe muchas veces. Por lo tanto, era mejor que alguien lo hiciera antes de que regrese.
—Eso es aprovecharse de la confianza. ¡Al menos debió dejarme algo!
—¡Claro! ¡Por supuesto que sí, Tendo! Aquí tiene, algunas papas sancochadas y nabos.
—¡Saotomeeeee! ¿Y qué hay de la carne!
—Jejejeje, con eso no me pude resistir.
Toda la familia puso atención a su pelea de niños por la comida, con una gota de sudor corriendo por nuestras nucas.
—Papá, guardé un poco de la carne. Bueno, era para el maestro. —explicó pensativa Kasumi.
—Entonces, es mío. Saotome, por pasarse de grosero y ser un barril sin fondo, aquel pedazo de carne es para mí y dado que el maestro demora en venir, lo tomaré.
Pero, alguien inesperadamente, llegó a irrumpir la alegría de mi padre.
—¡Ya llegué, cochinones!
—¡Maestro! —se reclinaron los hombre mayores de la casa ante el maestro, pidiendo misericordia.
Revoloteé los ojos.
—Son incorregibles verdaderamente ustedes dos. —los observó con desaprobación tía Nodoka. Era muy vergonzoso. Pelear por un pedazo de carne y arrodillarse ante el maestro, ni que fuera kamisama. Viejo morboso.
—¿Me lograron guardar algo que comer?
—Kasumi, hija, por favor, sírvele lo que hayas guardado en la cocina sin excepción. —vi como mi padre entristecía, porque aquella carne, ya no sería suya. O era la carne o su vida para que no lo sacara volar por los cielos con el tío Genma.
Con un suspiro de cansancio, toda la presión para mí, con suerte, había terminado por ahora.
—Ahora que recuerdo, olvidé dejarle parte del guiso. —pensó en voz alta tía Nodoka.
—Je, en eso ganamos si quiera con el maestro Tendo. —habló victorioso él tío Genma. Aunque no quería asumir lo que había hecho, tuvo que hacerlo para que pudiera todavía vivir tranquilamente con su mejor amigo.
—Tienes razón, Saotome.
Y todos reímos por la ocurrencia de ambos.
—¡Buaaaaaaa! ¡Pero que malos que son! —lloró el maestro sin cesar. —No se rían de mí desgracia. Eso es muy triste a que no llegara a tiempo. Ranma me mando a volar muy lejos. Y, ¡no podría dejarlo pasar por lo que me hiciste! ¡¿Cómo pudiste hacerle eso a un viejecito indefenso?! —lo señaló acusadoramente a Ranma con los ojos acuosos del drama que hacía por la comida.
—No, espere maestro. Usted me provocó. —se excusó poniendo sus manos intentando escudarse.
—Ahh, ¿Enserio, mi querido discípulo Ranma? ¡Toma! —y ahora era Ranma el que salía despedido por los aires.
Hay... en verdad, es una familia de locos.
—¿Le decimos al maestro que la comida fue preparada por Akane?
—No. Déjalo así. Ya se dará cuenta en algún momento. De todas formas, ya cumplió con lo que quería con mi cuñadito. El no probar su plato de guiso, debió dolerle y todo gracias a Ranma. Hubo más porción todavía.
—Sí tienes razón. Ayúdame con la vajilla, Nabiki.
—Claro, Kasumi.
Y, así fue como terminó todo este escenario. Por ahora, lo que me quedaba, era descansar. Mañana sería un largo día por la competencia.
Continuará...
Por ahora, la parte número 1 de este quinto capítulo!!! Espero les haya gustado!!! Sorry por demorarme!! Pero, prometo actualizar pronto la segunda parte!!!
¿Qué creen que puede pasar el día de la competencia? ¿Cómo responderá Ranma al ver que la pareja de Akane, es Mousse? ¿Shampoo se molestaría por verlos a ellos como pareja?
Todo es sorpresa!!! Xd
Los amodoro!!! ❤️❤️❤️
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