Capítulo 2: Por algo mejor.
En todo el día no había cruzado palabra con él. Estaba evitándolo por lo que había ocurrido ayer, tanto que sentía cómo se molestaba con tan sólo una mirada fugaz que apenas ponía encima mío. Habían ratos que llegaba a verlo en estado de trance, algo decaído y desanimado. Yo trataba de que eso no me afectara, pero él se lo había ganado.
—Iré con Shampoo. —soltó derepente.
—Bien. De todas formas, hay una opción de que vayas a las posas de Jusenkyô. Te felicito. Bueno, ya no me quedo más, voy a salir. Ya me despedí, pero parece que no me escuchó mi padre y hermanas. Si no me encuentran, ya sabes. —en verdad me molestaba poder decirlo, pero dolía demasiado y no sé cómo tuve la fuerza suficiente de decirlo naturalmente.
—Espera, Akane... —estaba dándole las espaldas. Estuvo sentado cuando lo encontré mirando hacia el estanque desde la casa. Cuando dijo eso, sentí cómo se habían levantado de su lugar a seguirme, pero no. Ni siquiera logró tocarme el hombro por detrás en señal de que no me fuera, aunque yo me detuve por lo que dijo.
—Lo siento.
—Está bien, Ranma. Ya lo he olvidado, así que puedes estar más tranquilo. Además, tú también, discúlpame. Que por mi culpa estuvieron buscándome por las calles aunque ya sabían que en cualquier momento regresaría. Gracias de todas formas.
Escuché cómo liberó el aire acumulado por sí mismo. Le hice un favor quitarle un peso de encima. Parecía frustración lo que había exhalado. En él había algo que le pasaba, pero no decidí a preguntarle. Tampoco podía perder tiempo, Ukyo ya andaba esperándome y yo todavía seguí en la casa, queriendo mirarle la cara.
—Adiós, Ranma. No te olvides de decirles, por favor.
No escuché por su parte afirmándome lo que le pedí, solo vi como es que regresó a como lo había encontrado. Esta vez ocultando su mirada por su flequillo de cabello que caía por su frente. Aunque tuviera inmensas ganas de ir, abalanzarme, abrazarlo como a un niño desprotegido y por último, besarlo... creo ya escapé mucho de la realidad en cuanto imaginé algo como eso.
Al cerrar la puerta de la casa, salí corriendo a casa de Ukyo. Estaba preocupada, pero ya había decidido que iría con Shampoo y yo por el momento sólo suponía con quien iría, aunque no se lo hay dicho aún.
—¡Akane! ¡Pensé que te había pasado algo en el camino!
—No, para nada. Me retuve en mi casa, porque mi padre me llamó para una cosa y vine lo más rápido que pude. Lo siento, U-Chan.
—No te preocupes. Ahora ven ven. Hice unos okonomiyakis muy buenos que pienso ponerlos en venta y quiero saber si te gustaría probar.
—Claro, por supuesto.
Pasamos al restaurante y me senté en la barra, mientras comenzaba a freírlos.
—Ahora si, Akane. Pienso qué hay algo más que debas contarme.
—Ayer tuvimos una pelea.
—Como siempre. —contestó con simpleza y como si fuera lo más normal del mundo.
—Sí, pero hay veces que se pasa o abusa de ser un idiota egocentrista. —expresé cansada de lo mismo.
—Bueno eso si. Y, bueno, ¿Cómo fue?
—Mejor te lo resumo. Preguntaron sobre la competencia y quienes serían las parejas para ambos. Ranma, como siempre me rechazó lanzándome insultos.
—Adivino. ¿Sus padres ya lo habían dado por hecho de que harían ustedes dos una pareja?
—Sí, y hoy, antes de irme para donde tú casa, me confesó que había aceptado ir con Shampoo. Creo que cuando estaba diciéndole, no logró escuchar como todas las veces por culpa de los locos que vienen a la casa. Aparentemente, desaparecí de la casa, aunque en realidad, fui contigo a pasear y al parecer, también estaba molesto por eso. Pero, ya me disculpé, así como él también lo hizo al decirme que iría con otra que no sea conmigo.
—Akane, pero lo más seguro es que no haya escuchado lo que le propusiste.
—Eso es lo que estuve pensando durante la noche después del mal trago que me di. Pero, y fueron dos veces. Esta sería la segunda vez, que ocurriría lo mismo en ambos aspectos; como ir con Shampoo y él no haber escuchado nada por mí.
—Pero, ¿También no crees que se vuelva a repetir el cambiar de pareja por estar peleando en cosas innecesarias?
—No lo había pensado. En verdad, ya lo había olvidado.
—Lo más probable es que ustedes cambien y esta vez ganen. Esa vez, Ryoga, por su desorientación, por suerte, llegamos a la meta sin saber que estábamos ahí justo abajo del letrero. La verdad que si no hubiera pasado eso, ustedes habrían ido. Tal vez con algunas complicaciones por "nosotros locos" en ese entonces, aunque ya no estoy en esa lista. Hubieran ido. Sinceramente.
—Je, pero tú sí lograste ir con Ryoga.
—Sí, pero en ese entonces yo no estaba interesada en él, porque me había empecinado en Ranma y solo porque yo quise ir a un lugar turístico para el negocio que haría vendiendo mis panes japoneses. Bueno, como te dije, yo me he resignado porque él te ama a ti y yo lucharé para que eso no sea en vano.
—Ukyo...
—Ahora... ¿Haber dime si te gusta? Es una nueva receta que he creado últimamente. —no dije más al ver como me pasaba el plato gustosa por su nueva creación. Probé de él un poco y era realmente delicioso.
—Sí que entrenar para los panes tradicionales te ha generado más experiencia para hacerlos. Está delicioso. —me puse a verlos y sin querer ya no estaba hablando, poniéndome triste.
—Akane, ¿Ocurre algo?
Agite mi cabeza de un lado a otro.
—Nada, Ukyo. Estoy bien.
—Enserio, dímelo Akane. Aún no se te borra la pena de la cara.
—Hay... —suspiré.— ...¿Que puedo hacer para mejorar mi comida? Si todo lo que hago es veneno y yo forzándolo a comer algo que yo no suelo probar como el sabor, a pesar de la textura que salga.
—A pesar de todo, Ranma te quiere. Y si quieres mejorar en eso, yo te puedo ayudar para que hagas maravillas en la cocina.
—Sí... pero, sabes que en tres días es la competencia y no tendré mucho tiempo para aprender.
—Vamos tú vas a poder. Por lo menos lo más sencillo te puedo enseñar. Kasumi también te va a ayudar cuando lo hagas y mientras ellos no sepan que tú hiciste la comida y sepa delicioso, se quedarán boquiabiertos.
—Jajajaja si, voy a lograr sorprenderlos. Además, cambiando de tema Ukyo, tengo que decirle a Mousse que vaya conmigo a la competencia y plantearle lo que vaya a hacer para ese entonces.
—Buena idea, Akane. Logra que se ataquen, mientras ustedes aprovechan y se vayan por la meta.
—Voy a salir a buscarlo. ¿Me esperas un rato?
—Claro, no hay problema.
Corría por las calles para ver si lo encontraba. La tarde todavía caía y el sol aún se veía. En medio camino, me había topado con Nabiki con un archivador en mano.
—Hola hermanita, ¿Por qué tan apurada?
—Eh... jeje me olvidé de un libro prestado que es de Ukyo.
—Ok, pero no vuelvas tarde. Es peligroso en la noche.
—Sí, lo sé. Ya nos vemos.
Seguí corriendo y para mi suerte, Mousse estaba al frente caminando dirigiéndose al Neko-Hanten.
—¡Mousse!
—¿Akane Tendo?
—Hola. Oye, ¿Ya tienes pareja para ir a la carrera de Obstáculos?
—No. Quería ir con mi amada Shampoo, pero irá con Saotome.
—Y, ¿Por qué no vamos juntos? Si ganamos, podremos ir a las posas de Jusenkyô, claro si terminamos los dos en la meta.
—¿Qué tramas? —dió un vistazo a ambos lados para ver que no hubiera nadie que pudiera escucharnos.
—Te voy a ayudar, Mousse, para que compitas con Shampoo.
—¡¿Cómo?!
—Ssshhh... baja la voz.
—Ok. ¿Pero, cómo?
—Tenemos que estar cerca de ellos. Tarde o temprano vamos a estar peleando; uno de nosotros con alguno de ellos. Así que durante la distracción, las parejas se romperán y tú estarás con Shampoo, ¿Es lo que siempre quisiste, verdad? Pues, tu momento ha llegado, Mousse.
—Y, ¿Saotome? —reaccioné quedándome un poco perpleja en mi lugar y menos mal logré disimular.
—Él no me interesa. Quisiera ayudarte a ti, ya que siempre sales perdiendo y por lo menos, darte más esperanzas de estar con ella a solas.
—Akane, eso no es lo único por lo que has venido hasta aquí, ¿No?
—Solo para eso he venido a donde ti, Mousse. —soné demasiado convincente, aunque es cierto o eso es lo que creía.
—Nunca antes nadie me había considerado como tú. Enserio, gracias Akane. Prometo no defraudarte. —comenzó a lagrimearme, mientras yo lo miraba con una sonrisa sincera.
—Mousse no es para tanto, enserio. Solo sentí que era momento para ti. Es admirable como la miras a Shampoo a pesar de que se va con otro chico.
—Siempre sentí que ella sería mía. Lucharé por ella, cueste lo que cueste.
Algo crecía en mí, como cierta envidia. Ya que yo añoraba algo como eso con Ranma. Que algo como eso, saliera de su boca sería algo maravilloso, sinceramente. Veamos si eso se hace realidad.
—Ok. Te veo dentro de tres días, Mousse. Tan solo evade si quieren preguntarte del tema.
—De acuerdo. Adiós.
Regresé esta vez caminando hacia la casa de Ukyo. Me abrió la puerta apenas toqué la puerta de su restaurante.
—Ya arreglé las cosas, Ukyo. Le propuse lo mismo qué pasó hace dos años y aceptó gustoso.
—Pero, ven. Cuéntame más de lo que ocurrió.
—Jajaja claro que sí.
Fuimos a la barra como estuvimos antes de que me fuera del establecimiento.
—Lo encontré, para mi suerte, en la calle en dirección al Neko-Hanten. En realidad, me ahorró en ir hasta el restaurante y hablar con la abuela y Shampoo.
—En buena hora, Akane.
—Pues sí. Por ahora solo queda esperar hasta el día de la competencia. Oye, pasemos a otro tema, ¿Te encontraste con Ryoga por la mañana?
—No. Al parecer, se fue de estos lares. Lo más seguro es que siga vagando fuera de la ciudad.
—Seguro aparece en lo menos esperado. Ya verás. Siempre pasa eso.
—Bueno... —y algo había sonado en la calle. A ambas se nos hizo raro.
Nos levantamos de los bancos y Ukyo fue la primera en ir a husmear que es lo que había caído. Cuando abrió la puerta del restaurante, se había topado con el cuerpo de Ryoga tirado en medio de la calle.
—Por Kami, ¿Qué es lo que le ha pasado? —expresé tapándome la boca con mi mano sorprendida del escenario que veíamos estando detrás de Ukyo, quien ni siquiera se había dignado a medular palabra alguna por ver el estado haraposo y andrajoso del chico que había llegado al corazón de ella.
—Akane. Ayúdame a desplazarlo a mi habitación al segundo piso. —sabía que estaba estupefacta pero aún no se había movido del sitio, a pesar de lo que me había propuesto.
Solo atiné a mirarle por algunos segundo al rostro y realmente estaba más que solo estar estupefacta. respiré profundamente para darme valor a lo que iba a hacer. Fui a donde estaba tirado boca abajo con todo el peso de la mochila que traía siempre, aplastándole. logré ponerlo de boca arriba y tomarle el pulso. Menos mal. Realmente fue un gran susto.
—Descuida, aún sigue vivo. No te lamentes. Siempre llega de improvisto sea como sea, U-chan. Ya te lo dije.
Ukyo sacudió su cabeza de lado a lado, dejando a un costado todo lo pensado cuando apenas lo vió en tales condiciones.
Unos minutos más tarde, me hallaba arrastrando los pesados objetos que llevaba siempre. que son: la mochila y la sombrilla, ya que Ukyo se había adelantado en cargarlo en su espalda y llevarlo a su habitación a ponerlo más cómodo.
Realmente si que veía un gran cambio cuando decidió llevarlo en su espalda. En verdad, es cierto que te interesa bastante Ryoga, Ukyo.
Dejé la mochila en la entrada por un lado que llevaba al segundo piso. Cuando subí, Ukyo me esperaba a un lado de la puerta de su habitación.
—Alista por favor el futón de ahí. Pesa mucho.
—Sí.
Y así fue, preparé el futón en la tarima. Cuando terminé de hacerlo no esperó demasiado en ubicarlo en él. Se le cubrió con el mismo futón y Ukyo rápidamente trajo consigo un recipiente con agua y una toalla pequeña en ella. Con demasiada parsimonia, se dedicó a ponerle delicadamente el paño húmedo encima de su frente y dedicarse a mirarlo cuando ya había terminado de hacer lo mismo posteriormente varias veces.
No habíamos cruzado muchas palabras desde que él cayó rendido en la calle. Sentí que sobraba en la burbuja que U-chan había creado con él inconsciente.
—Ukyo, ya debo retirarme. Ya es tarde y debo irme a mi casa. Después hablamos.
—Sí. nos vemos luego.
Sonreí para mi misma. Que lo disfruten.
En medio del camino me había encontrado con Ranma y juntos nos fuimos. Realmente me había sorprendido cuando lo hallé ahí. No pensé encontrarlo en un lugar tan solitario como en el parque de niños en plena oscuridad donde el viento era cada vez más fresco.
Ambos nos dirigimos sin problemas al Dojo y ya todos andaban esperándonos para cenar. Todo había transcurrido normal durante la comida, pero había notado que el ambiente había cambiado. No sabía si decir que era drástico, pero parecía normal. Tampoco sé si Ranma habría sospechado los mismo, pero como lo miré en su lugar de siempre y parecía no haberlo notado. Decidí que lo mejor es no prestarle atención, ya que seguramente era la tensión de siempre cuando ha pasado algo relacionado con la ropa intima del maestro, que por cierto, milagrosamente se encontraba ahí acompañándonos, claro, por la comida de Kasumi.
Terminamos de comer y cada uno se había dirigido a su habitación para descansar y a partir de mañana tan solo faltaría ya dos días para la carrera. Estaba ansiosa por lo que podría ocurrir, tanto que ya no podía esperar para que llegara el tan anhelado día en donde seguramente pasarían cosas que cambien nuestras vidas y eso es lo que justamente presentía. Sinceramente.
Continuará...
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