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58. Graduación 🍀

MELANIE DASHTON

En un simple parpadeo, ya se había llegado la graduación.

Mientras que yo portaba una toga negra, y un sombrero negro con bordes rojos, miraba a mi alrededor. Sin poder creer, que finalmente hoy es el día de la graduación.

—Finalmente se llegó este día —comentó Lucía estirando sus brazos.

—Y si —dije yo, bostezando. —Finalmente se llegó el día. No puedo creerlo.

—Silencio —aseveró la profesora de Química. María Elena Jiménez.

—Vale, lo sentimos... —añadió Lucía.

Y posteriormente, pasaron los de los otros grupos, es decir, el 502 y el 503 al escenario, cerca de donde estábamos mi grupo y yo.

—Muchachos, hoy me enorgullece verlos salir de aquí —habló la profesora de Química, mediante un micrófono, que traía en sus manos un momento después: —Puede que para muchos, o más bien, para muchos, yo sea una amargada, conocida por ponerles tareas difíciles. Pero todo lo hice con el mejor de los bienes hacia ustedes. Para prepararlos... Y el día de hoy, me complace verlos salir. Y jóvenes, quiero decirles... Que todo está a su alcance. Persigan sus sueños. No se detengan. Luchen por su futuro.

Y justo cuando terminó el discurso de la profesora María Elena, los aplausos no tardaron en escucharse.

—Qué bonito discurso —susurró Ivonne.

—¿Te gustó el discurso, Ivonne? —pregunté yo sorprendida.

—¿Qué? ¡Claro que no! —añadió Ivonne. —Pufff, qué tontería. No me hables.

Yo solamente me límite a sonreír.

Ivonne Hadson, o mejor conocida, como la rubia teñida, tiene un corazón como todo el mundo. Solo que... Es difícil notarlo a primera vista. Pero lo tiene.

—Guarden silencio —volvió a hablar, la profesora María Elena Jiménez.

La profesora María Elena Jiménez, es buena persona, aunque... Igual, me causa curiosidad, saber, más de la profesora María Elena Jiménez, y porque odia tanto el amor. Seguro que hay una historia detrás de eso.

—Ha demostrado esa cabezotas —habló Lucía señalando a Ivonne. —Que tiene un lado sensible y humano. ¡Madre mía! Me he equivocado con ella.

—Digo lo mismo —dijo Allison con una tenue sonrisa.

—Pase el primer grupo, osea el 501 adelante —ordenó el profesor de matemáticas.

Mi grupo y yo, acatamos a la orden.

—María Sánchez —nombró el director a la primera chica de la lista, la cual era María Sánchez.

Y así estuvimos un rato, mientras nombraban uno por uno, hasta que dieron con mi nombre y el de mis amigas.

Caminé hacia el centro, y ahí me dieron mi certificado y un diploma.

Posteriorermente pasó Camila a dar unas palabras de agradecimiento y después de eso, las personas presentes sacaron los celulares y nos tomaron fotos, como si nosotros fuésemos famosos.

Y finalmente, repitieron el mismo proceso con los otros dos grupos, que vendrían siendo, el 502 y 503.

Y cuando todo se termino, Allison, mis amigas y yo, fuimos a comer en Mcdonald's.

—¡Eh, las papas, son todas mías! —dijo Lucía como toda una glotona, agarrándose todas las papas.

—Epa —dijo Allison. —Ladrona de papas.

—El otro verdadero amor de Lucía debe ser la comida y el refrigerador —comenté soltando una gran risa.

—Ni que lo digas —refutó Camila cruzada de brazos, mirando con una sonrisa de amor, a su novia.

—Pero en serio me sorprende lo rápido que se llegó la graduación —confesé mirando el cielo azulado.

—Sí, se llegó muy rápido. —la siguiente en hablar, fue Allison.

—Venga ya, vosotras —dijo Lucía, mirándonos con una mirada pícara. —¡¿Cuándo haréis la boda?!

Sonreí y todo en mi grito internamente.

—Pues... —dije avergonzada.

—Pronto —aseguró Allison sujetando mi mano con una sonrisa.

—Soy tan feliz —susurre sin darme cuenta de que estaba hablando en voz alta.

—Ya somos dos. —habló Allison para mi sorpresa.

Me reí tímidamente, y seguimos conversando entre nosotras.

Amo tanto esto.

Amo tanto haberla conocido.

Sin ella, nada de esto sería igual.

—La cuenta —pidió Allison, cuando paso una mesera enfrente nuestro.

Posteriormente, pagamos entre todas y salimos de McDonald's. Ahora que salimos y nos graduamos de Hastings, una felicidad interna me invade.

Ya no más regaños.

Ya no más levantarse temprano. O bueno, al menos por ahora.

Y ya no más tareas.

—¿Les apetece ir a la playa? —sugirió Lucía.

—Por mi está bien —contestó Allison. —¿Tú qué opinas, amor?

—Me parece bien, vayamos. —conteste.

Y sin más, fuimos, a la playa. Entramos al auto de Allison, y en la radio sonó: "Poker Face" de Lady Gaga.

Llegamos a la playa, en quince minutos aproximadamente, después de haber ido a nuestras casas por bikinis y nos bajamos del auto.

—¡El agua está tibia! —contó Lucía. —¡Venga, venid todas!

Fuimos hasta el mar, y ahí deje que las olas mojaran mi piel.

—¡Hay que jugar! —habló Lucía sujetando una pelota de voleibol.

—Vale —dije yo.

Éramos Allison y yo contra Camila y Lucía.

Las primeras en sacar, fueron Lucía y Camila, porque nos ganaron el volado.

—¡Ay va! —gritó Lucía.

Dió un saque con mano alta, y yo, como la inexperta que soy, me posicione para sacar sin saber cómo, pero Allison, me sacó de esa situación dándole a la pelota.

—¡¿Es todo lo que tienes?! —preguntó Allison con una sonrisa socarrona.

—¡No has visto nada aún! —respondió Lucía con otra sonrisa socarrona. Están jugando entre ellas dos.

Camila y yo, solamente éramos expectantes de todo lo que pasaba frente a nuestros ojos. La inexperiencia, era irrefutable.

—Dale amor —me dijo Allison pasandome la pelota.

—Gracias amor —le dije.

Cogí la pelota y la lance, lo mejor que pude.

Pero fue un fracaso total.

Soy pésima en los deportes.

—¡Inténtalo otra vez, Melly! —dijo Lucía.

Allison se posicionó para ayudarme a sacar y cuando estuve segura, lancé la pelota y por puro milagro, logré pasarla. 

—¡Buena! —gritó Allison.

—Buen saque, Melly —comentó Lucía, receptando la pelota de forma rápida.

Seguimos jugando, como si no hubiese un mañana.

Sin obligaciones ni deberes.

Y cuando se llegó la noche, para ese momento, ya habíamos salido del mar. Pues el agua se tornó helada. 

—Verdad o reto —habló Lucía.

—No soy buena en esos juegos —dije sincera.

—Ni yo —comentó Camila.

—¡Venga, tías! —exclamó Lucía. —¡Animaos y demoslo todo en esta noche!

—Bueno... —dije cediendo.

Lucía cogió una botella de cristal de cerveza, porque es lo único que había a nuestro alcance y ahora sí, empezó el juego.

Entonces Lucía giró la botella y la apunto a ella.

—¡Madre mía! —dijo Lucía. —Bueno, venga preguntadme y retadme. Soy un libro abierto esta noche.

—Verdad o reto —dijo Camila.

—Reto. — respondió Lucía.

—Te reto a ir al mar y meterte aunque esté el agua demasiado helada.

—¡Joder! —dijo Lucía tras haberse metido al agua helada.

—Perdóname amor —dijo Camila, cuando Lucía llegó de nuevo a nosotras.

—Casi me matas —bromeó Lucía. —Venga, ¡sigamos!

Y sin más, Lucía tiro de la botella y apunto a Allison.

—Verdad o reto, tía —habló Lucía.

—Voy con todo. Reto.

—Te reto a darle un beso apasionado a Melly.

Automáticamente, mis mejillas se pusieron rojas y Allison, sin más preámbulo, se acercó a mi y me beso. El beso más que suave y delicado, era candente. Lleno de emociones, pero sobre todo, de pasión ardiente.

Y cuando el beso se termino, Allison se separó de mi y me miró con una gran sonrisa en su rostro, pero con las mejillas sonrojadas. A lo que, yo me ruboricé.

—Uyyy —Lucía hizo el sonido de ambulancia, a modo de broma y jugueteo. —¡Venga, sigamos!

Allison giró la botella y para mi sorpresa, se giró en mi dirección.

—Verdad o reto —dijo Allison. 

—V-Verdad — respondí.

—¿Qué sentías por mi al principio?

—Pues... No te conocía mucho —empecé a hablar—. Eras como una estrella inalcanzable. Pero también una rompecorazones. Con la que se tenía que tener cuidado. Pero... En el amor no se manda. Así que... Me termine enamorando de ti, en el momento más inesperado.

Finalicé sonrojada, a lo que Allison emitió un "Aww" y se lanzó a besarme.

—Qué tortolitas sois —dijo Lucía. —Venga Melly, gira la botella.

—Voy.

Giré la botella, y se detuvo en Camila.

—¿Verdad o reto? —pregunté.

—Alto bardo se hará... Pero elijo verdad.

Pensé bastante en que pregunta hacerle a Camila, ella es mi mejor amiga y la conozco desde hace mucho. 

Así que le termine preguntando, por algo casual.

—¿Te besarías con alguien más por un millón de dólares?

—Nah. —respondió Camila—. Para mi, el dinero no compra el amor.

—Por eso te amo —dijo Lucía besando a Camila.

Y así estuvimos toda la noche jugando, hasta que dieron las 12 PM. Y por ende, era hora de volver.

Allison nos llevó a todas en su carro y finalmente, cuando llegamos a mi casa, Allison se despidió de mi con un beso y abrazo y posteriormente salí de su auto.

—¡Melanie Dashton! —exclamó mi mamá en cuanto entre por la puerta. —¡¿Qué chingadas horas son estás de llegar a la casa?! ¡Bonita la hora!

—Perdón ama... —dije. —Salí con mis amigas y...

—¡Pero nada jovencita! ¡A tu habitación! ¡Estás castigada por todo el mes!

Vaya...

Las cosas no salieron bien al final de todo...

Sin embargo, me consuela hablar con Allison a través de una llamada.

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