MELANIE DASHTON

Finalmente el día llegó.

Para sorpresa de todos, llegó el tan esperado y ansiado baile de graduación.

Mientras me estaba observando en mi espejo, viendo, si me veía bien.

Alguien tocó la puerta.

—Adelante —dije.

—Mija, ya llegó la muchachita —me dijo mi madre, tras pasar.

—¿Ya? —respondí sorprendida—. ¡Ay voy!

Bajé las escaleras con el corazón en manos, y cuando llegue, me encontré a Allison, platicando con mi padre.

—Si, señor, muchas gracias —dijo con cortesía Allison, y después se giró en mi dirección y dijo: —Hola.

—H-Hola —respondí al saludo tímida.

Allison sonrió y me tomó de la mano.

—¿Me permite robarle a su hija por unas horas?

—Solo no lleguen muy noche —sentenció mi papá.

—¡No papá! —le dije y posteriormente nos fuimos.

Salimos de la casa y nos adentramos en su auto.

—Estás muy preciosa —dijo Allison, quitándome las palabras de la boca.

—Tú también —le dije con una tímida sonrisa.

—En realidad, me gustaría llevarte a otro lugar que no sea la prepa —dijo entonces Allison, encendiendo el motor. —Pero bueno. Contigo, cualquier lugar está bien.

—Aww.

Fue mi honesta reacción ante sus bonitas palabras.

Y ante eso, Allison se rió dulcemente.

—A mi también me gustaría ir contigo a otro lugar que no sea el bachillerato —confesé. —Pero tu compañía lo vale todo.

—Eres tan adorable, snowball.

Yo sonreí tímidamente.

Y cuando menos lo pensamos, llegamos al bachillerato.

Allison se estacionó en el estacionamiento y un momento después, salimos de su auto.

Caminamos por la banqueta, y finalmente llegamos al bachillerato.

Entramos por la puerta de madera oscura, y vimos a unos chicos tomar ponche, o lo que sea, que sea, esa bebida de color roja, a unos pasos por adelante nuestro. Yo, me giré sobre Allison, y ella, sujetó mi cintura.

—¡Pero miren a quien tenemos aquí! —dijo Logan, el sin neuronas del grupito de populares. —¡A la estúpida de Rodríguez y a su larva!

—¿A quién demonios estás llamando estúpida y larva, eh, imbécil? —respondió Allison.

—¡¿A quién más?! —contestó el sínico de Logan. —¡A las zorras que ven mis ojos! 

—Atrévete a decirlo otra vez, jodido imbécil, y te quedarás sin dientes —amenazó Allison. 

—¡Y lo volveré a repetir! —selló Logan. —¡Zorr...!

Sus palabras quedaron incompletas en el aire, cuando Allison le encestó un golpe en el rostro.

—¡Maldita zorra! —exclamó Logan, agarrándose la nariz.

—Anda a tomar por culo, niño pijo —dijo Lucía apareciendo junto a Camila.

—Andate a la mierda —añadió Camila.

—¡¿Y ustedes porque carajos se meten?! ¡Nadie las llamo! —ladró Logan indignado.

—Nos metemos porque queremos, pijo —respondió con simpleza, Lucía. —Y como te atrevas a hablarle así a Melanie y Allison de nuevo, no la contarás. ¿Me entendiste?

—No podía faltar la zorrona de López —exclamó Jocelyn.

—Yo te diré que no faltará en tu jodido rostro, maldita pija —aseveró Lucía.

—¡Uy, qué miedo te tengo! —se burló Jocelyn—. Ese cuento de la, "invencible López" es solo una estupidez. Esta cria, no es capaz de...

Y sin más, sonó por todo el recinto, el golpe que le encestó Lucía a Jocelyn.

Ella gritó por el golpe y se tapó el rostro, como quien se esconde de una exhibición.

—¡Ahg! —se quejó Jocelyn. —¡Me arruinaste el maquillaje! ¡Maldita perra!

—Si, si —habló Lucía. —Ahora largaos, antes de que me enfade.

Y sin más, se fueron todos casi que corriendo del lugar.

—Gracias... —agradecí yo. —Logan llegó de la nada a molestar...

—Por nada, Melly —comentó Lucía—. No podía permitir que les hicieran eso a vosotras.

—En serio, gracias amiga —habló Allison, colocando la mano en el hombro de Lucía.

—No es nada tías, cualquier cosa por vosotras.

Sonreímos y la fiesta continúo.

***

Pasado un tanto el rato, me encontraba bailando con Allison, sintiendo como la fiesta, pasaba de ser, eso, una "fiesta" a un momento a solas entre ella y yo. Me sentía una sola con ella.

Solo existiamos ella y yo.

—Me siento como si solo estuviéramos tú y yo aquí —confesé. —Nadie más...

—Me pasa lo mismo —respondió Allison atrayendome más hacia ella.

Por un momento, y solo por un momento, éramos solo nosotras dos. Tan infinitamente enamoradas la una de la otra.

¿Acaso hay un límite de cuanto se puede amar? Porque yo no lo encuentro.

—Mel, contigo, soy más feliz —habló Allison en mi oído. —Mi vida ha cambiado completamente, desde que te conocí. Antes de ti, yo no creía en el amor. Y si creía, era muy vagamente. Porque no conocía la intensidad del amor. No sabía que con tanta intensidad, se podía amar. Tú me has enseñado tantas cosas... —añadió sobre mi oído, erizandome—. Me has enseñado, que se puede volver a amar, que se puede volver a ser feliz... Y sobre todo, que existen las segundas oportunidades. Y es por eso... Que hoy, aquí, en este lugar, te pido... —y de pronto, Allison sacó un anillo y me lo mostró. —¿Que si te casarías conmigo, mi vida? 

Las palabras abandonan mis labios por unos segundos.

Estoy en shock.

Completamente en shock, sin ser capaz de responder.

—¡Allison! —exclamé emocionada, sujetando su mano. —¡Por supuesto que sí! —dije sin más. —Esto es... ¡Lo más lindo que me han dicho! ¡Yo soy tan feliz de tenerte! —expresé, llorando de felicidad. Tomé el anillo y sonreí. —Y sí, sí acepto casarme contigo, Allison.

Les juro que la sonrisa de Allison, me dió mil años de vida.

—¡Perfecto! —dijo Allison colocándome el anillo en el dedo.

Nada puede salir mal.

Absolutamente nada.

ALLISON RODRÍGUEZ

Mi felicidad era inmensa.

No tenía límites.

Es más, no tenía fin.

Había planeado mucho como pedirle a Mel matrimonio, y no encontré mejor lugar, que este. Tal vez, no es el lugar más romántico. Pero Lucía, me dijo que el momento perfecto, no aparece, se crea. Así que con esas palabras dichas en mente. Me prepare y aquí está el resultado.

Solo soy una chica feliz. Muy feliz.

Mientras, bailaba con Mel, ella soltó varias lágrimas de felicidad. Lo que me hizo, abrazarla y decirle cuánto la amaba.

Nuestro amor no tiene fin.

Y ni lo tendrá.

—¡Y ahora demos la bienvenida a los reyes y reinas de esta noche! —dijo el director, presentando a los reyes de la noche—. ¡Den un fuerte aplauso para Saúl Hemsworth y Alicia Brown! —y sin más, todos comenzaron a aplaudir, al igual que yo por el triunfo de mi amigo.

Saúl Hemsworth, y Alicia Brown, acaparaban las miradas y atención. Yo solo, me limitaba a sonreírle a lo lejos a mi amigo y mostrarle el pulgar. Él se veía tan feliz.

Este día es el mejor día de mi vida.

—¡Y ahora presentaremos a los mejores alumnos destacados de este año 2023! —habló el director. —¡El primer lugar, es para Camila Gonzáles!

Mel se emocionó y yo también compartí su emoción.

Camila, caminó segura de si misma, y pasó por el premio, que le brindaron los profesores.

—¡El segundo lugar, es para María Sánchez! 

Como era de esperarse, María Sánchez, fue por su premio y después, el director habló:

—¡Y el último tercer lugar, es para Melanie Dashton!

—Ah, caray —dijo Mel desconcertada. —¡Soy yo!

—Ve amor —le dije con una sonrisa.

Mel asintió y camino con timidez hacia el director, y cuando subió, el profesor le dió el premio.

—¡Me enorgullece, felicitar a estos jóvenes por su arduo trabajo y esfuerzo, durante todo este año! —continuó hablando el director.  —Y recuerden, que cualquiera, pudo haber recibido uno de estos premios... Ahora pasará, Camila Gonzáles a decir unas palabras.

—Adelante —le dijo el profesor de matemáticas.

Camila Gonzáles, subió al escenario y comenzó a hablar:

—Queridos alumnos y profesores, hoy me complace decir, que hoy partiremos a una nueva vida. El cambio a veces da desconfianza, pero estoy segura, que todos los presentes de aquí, lograrán sus metas y sueños. Porque no hay nada, entre el cielo y la tierra que no esté a su alcance y disposición. Yo, aquí en esta institución aprendí muchas cosas, que no se me van a olvidar. Pero a pesar de que sea nuestra última vez, en esta institución, no debemos ponernos tristes. Sino felices, porque, lo que queremos para nosotros, está muy cerca nuestro. Este es el comienzo de nuestro camino y viaje. El viaje que emprenderemos, hacia nuestro verdadero ser. Hacia lo que verdaderamente deseamos. Así que... En este día, en vez de soltar lágrimas, suelten risas y sonrisas. Porque estamos aquí todos reunidos, listos para todo lo que venga a nuestra vida. Así que sonríamos.

Y con eso dicho, concluyó el discurso de Camila.

Todos aplaudimos.

En parte tiene razón, Camila. Apenas acabamos de empezar y emprender el vuelo hacia lo que verdaderamente queremos.

Pero eso no significa el fin.

Pues más cosas, vendrán a nuestra vida.

Yo sonreí y miré a Mel.

Sujeté su mano, y ella correspondió tímidamente.

Y cuando finalmente se terminó el baile de graduación, lleve a Lucía, Camila y a Mel sus respectivas casas.

Ya mañana es el día de graduación. Ya que, hoy solamente, era el baile de graduación. El último baile. 

Sé que todo saldrá bien.