53. Sin rumbo ☘️
MELANIE DASHTON
Mientras Lucía conducía el auto, todas cantabamos en el auto, sin temor alguno, ya sea a equivocarnos, o a sentir pena, la canción de: "Come And Get Your Love".
—Que le den a esa bruja del 71 —dijo Lucía. —Ah, perdón tía. Sigue siendo tu madre. No era mi intención.
—No importa —respondió Allison. —Sinceramente, no siento... Que ella sea mi madre. Todo lo que ha hecho, ha sido para arruinarme la vida... Todo es una mierda...
Allison apartó la mirada al suelo y yo la miré afligida. Sujeté su mano y ella me miró preocupada.
—Sin importar que, lo resolveremos —le aseguré con una sonrisa.
Allison me sonrió de vuelta y durante esos instantes, podía jurar que solamente éramos nosotras contra el mundo.
***
Pasados unos veinte minutos, nos paramos en una gasolinera, y mientras Lucía junto a Camila, pedían de la regular, yo y Allison fuimos a un mini marketing.
Me gustaba esta cercania.
Me gustaba lo que éramos nosotras.
Una mirada suya y todo cambio para mi.
Una simple sonrisa...
Todo era tan bonito.
—¿Te gustó, algo, mi amor? —me preguntó Allison.
—Me encantó esto —señalé un manga de un anime.
—Te lo compraré.
Sonreí enternecida.
—En ese caso... Quiero comprarnos algo a las dos.
—De acuerdo, chica nerviosa. —dijo mientras me despeinaba el cabello.
Busque algo interesante en el marketing, por varios minutos, hasta que dí con algo especial. Un collar compartido.
Costaba en total, cuatrocientos pesos mexicanos.
Así que lo pagué, y cuando me lo dió el señor de la tienda, me acerque hacia Allison.
—Te compre algo —hablé tímida. —Siento que esto... Nos ayudará a sentirnos cerca de la otra, incluso si estamos lejos. Allison... Espero te guste —agregué y abrí la bolsita.
Y una vez que la abrí, dejé expuesto el collar de color dorado. Allison, lo tomó y en esa fricción de segundos, cuando tocó mi mano, me sentí tan feliz.
—Ay, me encantó corazón —me dijo Allison con una gran sonrisa en su rostro. No podría sentirme más enamorada.
—Me alegra que te haya gustado —susurre y me pare de puntitas para darle un beso.
Allison, me miró con sorpresa y después tocó sus labios.
—Es como un sueño hecho realidad cada vez que te siento, Mel.
Y ante esas palabras suyas, me convertí en un tomate andante.
—¡Eh, tortolitas! —nos gritó Lucía. —¡¿Os quedáis allá o qué?!
—Ah, perdón —dije apenada—. ¡Ya vamos!
ALLISON RODRÍGUEZ
El viaje concluyó más pronto de lo esperado, y tuvimos que despedirnos antes de lo esperado.
Pero el problema, es que yo no tenía donde quedarme.
Mel me ofreció quedarme en su casa, y pensé en aceptar, pero no quería darles problemas a sus papás. Y ni mucho menos que esa señora se atreviera a hacerles algo.
—Muchas gracias por la invitación cariño —le dije acariciando su mejilla. —Pero... Mi madre podría hacer algo y yo no...
—No te preocupes, amore —dijo Mel—. Lo tenemos todo listo.
Estaba por aceptar, pero después escuché que me estaban llamando al celular, y era ni más ni menos que Jace.
—Me gustaría mucho bebita... Pero... No puedo ponerlos en peligro —y entonces me despedí de Mel con un beso y un abrazo.
Ella me miró preocupada a lo lejos y me fui a dormir a la casa de Lucía.
Y al día siguiente, jamás me imaginé, que recibiría un mensaje de los padres de Mel, diciéndome que ella se había visto a solas con mi madre.
—¡¿A qué horas se fue?! —pregunté alterada.
—Hace veinte minutos... —respondió mi suegra.
Joder...
—¿Y no les dijo donde se verían o algo...?
—No, no dijo nada. Fue muy discreta... —respondió Martha.
—Haré lo que sea por encontrar a Mel. —aseguré.
—No estás sola, Allison —dijo mi suegro a través de la otra línea. —Y nunca más lo estarás.
—Gracias por todo suegros...
Sentí que me desmoronaba.
No sé que podrá estarle diciendo esa bruja, a Mel...
Tengo que encontrarla.
MELANIE DASHTON
—¿Entonces hemos llegado a un acuerdo, tesoro?
—No me llame tesoro —dije fulminante.
Aunque lo dije con un mal tono, pareciese que mi respuesta, le dió gracia.
—¿Entonces asumo que ya te quedó claro todo lo que debes hacer, niña?
—Siempre y cuando saque a la tía de Allison de la cárcel, y prometa no hacerle más daño a Allison.
—Un trato es un trato —dijo ella.
Sabía que no debía confiar en esta mujer.
Pero aún así, lo hice...
Pasados unos cuantos minutos, ella llamó a la comisaría, y retiro la denuncia.
—Ahora haz lo que te dije. —dijo ella. —Este será un acto de amor verdadero. Tu último acto de amor, hacia mi hija.
La miré con dolor.
Fue inevitable el dolor.
Todo fue tan inevitable...
ALLISON RODRÍGUEZ
En medio de tanto caos, mi tía Eugenia me llamó y me dió la buena noticia de que mi madre, retiro la denuncia. Cosa que me hizo feliz.
Pero sabía que algo andaba mal.
—¿Pero por qué lo hizo? —le pregunté desconcertada.
—Dudo mucho que haya sido, porque me haya perdonado... Lo más probable es que haya sido por tu novia...
Lo que más temía escuchar... Ya era una realidad.
—¿Sabes dónde están? —pregunté.
—No... No lo sé... Lamento no poder ayudarte.
—No te preocupes —le dije de vuelta—. La encontraré.
—Ve. Tienen que vivir su historia de amor. Merecen ser felices.
Y sin más, descolgué, y fui en el auto, hasta mi casa en compañía de los padres de Mel, y sus amigas.
***
Una vez que llegamos al fraccionamiento privado, nos bajamos, tras haberme estacionado enfrente de la casa, que alguna vez fue mi hogar. Y acto seguido, toqué el timbre. Ví una silueta asomarse y por un momento, creí que vería a Mel, pero en cambio...
—Ya se te estaba haciendo tarde, Allison —dijo ella.
—¿Dónde está? —pregunté con frialdad.
—¿Qué modales son esos, mocosa? —espetó. —Dirígete con respeto hacia mi. Soy tu madre.
—Tú no eres mi madre —añadí.
Ella entrecerró los ojos ante mi respuesta y después, la madre de Mel habló:
—Ya estuvo bueno, yo soy la madre de Melanie, así que mejor, dígame, donde está mi hija.
—Vaya, se vino toda la plebada —dijo ella con burla. —Todos los seres inferiores.
—¡¿Qué dijiste?! —dije furiosa.
—Che, no lo hagas, solo quiere provocarte —dijo Camila. —No caigas.
Recupere la compostura, y volví a preguntar, sin obtener ninguna respuesta.
—Si tanto quieres escucharla, te daré el privilegio, Allison —dijo ella desconcertandome.
Acto seguido, sacó su celular, tecleó varias letras, y después sonó la voz de Melanie.
—¿Para qué diablos me llama? —cuestionó Mel.
—Hablame con respeto mocosa insolente —dijo ella sacándome de quicio—. Solo recuérdame, que...
Y en ese preciso instante, todos corrimos en persecución hacia el celular.
—Qué problemáticos —musitó y colgó con una malvada sonrisa.
—¡No! —grité.
—¡Si! —gritó de vuelta ella—. Ahora dejarás las rabietas infantiles. Y te casarás con Ana Chávez.
—¡Ana, esto, Ana el otro! —espeté molesta—. ¡Ya estoy hasta la chingada! ¡No me voy a casar en contra de mi voluntad, entiéndelo de una puta vez! ¡Y tampoco...!
Ella se acercó hacia mi para darme una cachetada, pero mi suegro, Manuel, fue más perspicaz y me alejó.
—No vamos a llegar a ningún acuerdo —dijo mi suegro. —Lo mejor será que nos vayamos.
Todos estuvieron de acuerdo, por lo que nos dimos la vuelta.
—¡Allison! —gritó esa señora. —¡Allison! ¡Piénsalo bien si te quieres ir! ¡Esta vez no habrá vuelta atrás!
—¡Pues que no la haya! —espeté.
Y posteriormente nos fuimos.
No me prestaré más a sus juegos.
Nunca más.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro