51. Verdad ☘️
En Multimedia - Set Fire To The Rain
MELANIE DASHTON
—Había pasado mucho tiempo... Intentando... —sentí que con cada palabra, me ahogaba aún más y más en mi torpeza y tartamudeos—. Decírtelo... Pero siempre pasaba algo y ya no podía decírtelo.
Mordí mi labio inferior avergonzada de mis propias acciones del pasado.
—Y yo... Allison...
Ya basta, Melanie. Sé valiente y enfrentalo.
—Allison... Amor —la miré sintiéndome aún más avergonzada por mis propias acciones que cometí, en el pasado. —Antes de que habláramos, mis amigas, hicieron... Una... Apuesta para ver quién conquistaba tu corazón. Y yo... Acepté. ¡Fui una completa estúpida! ¡Y por eso, todos los días me arrepiento amor! Yo... Me arrepiento verdaderamente, Allison... Lamento tanto haber apostado por ganar tu corazón... Yo... Lo siento tanto, debí decírtelo antes... Y...
Por más que trataba de hablar, las palabras simplemente no salían de mis labios.
Miré a Allison a punto de desmoronarme enfrente suyo, más que nada por haber aceptado la apuesta en primer lugar...
—Y yo... En verdad lo siento, Allis... Lo siento tanto... Yo nunca me lo voy a perdonar... En serio... Perdóname, yo... Nunca quise lastimarte... Ni tampoco debí aceptar esa tonta apuesta... Entenderé si no quieres escucharme o si...
De pronto, mis palabras fueron cortadas por un corto beso en mis labios por parte de Allison.
La miré sorprendida y ella me miró. Nos miramos en silencio. Y después, habló Allison con su suave voz diciéndome:
—Mel, yo te sigo amando como desde el primer instante —afirmó, Allison—. El que hayas aceptado la apuesta, no hace que te deje de amar. Es más, doy gracias a la apuesta porque gracias a ella nos pudimos conocer y todo empezó para las dos.
Las lágrimas inundaron el lagrimeal de mis ojos.
—En serio no pasa nada, corazón... Te agradezco tu sinceridad —dijo Allison, y yo no pude retener más las lágrimas. Me gane el cielo, con una novia tan linda como ella—. Gracias por siempre pensar en mi y ser tan considerada... Yo... Estoy muy feliz, Mel. La felicidad no me cabe en el pecho.
Y sin más, abracé a Allison. Sintiendo su aroma y todo su calor, impregnarme.
—Y quiero que sepas, que no me arrepiento de que hayas aceptado la apuesta, Mel —dijo Allison. Mis lágrimas no cesaban. —Ay, no llores dulzura. No pasa nada...
—P-Pero sin saberlo... Te lastime, amor... Yo... Debí decírtelo antes...
Allison me miró calidamente, pero a la vez con tristeza.
Acarició mi rostro, y depósito suaves besos en mi rostro. Haciéndome sentir amada.
—Está bien que te tomarás tu tiempo para decírmelo, con todo el tema de mi madre y de la jodida de Ana, y demás cosas, te lo impidieron, bebé —añadió Allison, acariciando mi cabello. —Pero quiero que sepas, que agradezco tu sinceridad. Es lo que más valoró de todo esto. Te amo demasiado.
Allison me besó despacio, mientras secaba mis lágrimas con suaves caricias.
—Yo también te amo, Allis... —le dije con todo el amor que sentía y sentiré para siempre por ella.
Tal vez, para muchos, sea algo irresponsable decir que amarás a una persona para toda tu vida. Sin saber lo que depara el futuro.
Porque siempre está la posibilidad de que, "conocerás a alguien más" pero no cualquiera te puede hacer sentir así. No cualquier sonrisa y mirada, puede poner tu mundo de cabeza.
Las personas somos irremplazables y me gusta creer que somos únicos.
Para mi ella... Es única.
Completamente y perfectamente única.
¿Qué más podría pedir?
La amo. En serio la amo.
—Mel, tengo tantas ganas de demostrarte mi amor —dijo Allison, besándome con más cariño. —Pero... No te quiero lastimar, aún sigues mal de tu tobillo.
Sonreí mientras acariciaba su rostro.
—No lo harás, mi amor.
—Aún así... No me perdonaría jamás, el haberte lastimado...
La miré con aflicción y susurré: —Entonces seamos dos almas que se dan amor de cerca... Que nuestras almas, lo demuestren...
—Me parece bien, corazón —sonrió Allison cerca de mis labios y rozó nuestras narices.
El amor, es un sentimiento tan emisfero, pero a la vez tan eterno.
Solo el amor puede reconstruirte...
Miré a Allison enamorada, y ella me miró con una bonita sonrisa en su rostro.
Todo era tan perfecto.
Hasta que... Su celular empezó a sonar.
Era una llamada.
—¿Quién demonios es? —masculló Allison.
Cogió su celular, y le pregunté, "¿quién es, amore?"
—Mi tía Eugenia —respondió Allison.
Fruncí las cejas y añadí: "¿Paso algo?" y Allison agregó: —No lo sé... Voy a contestar. ¿Bueno?
ALLISON RODRÍGUEZ
—¿Bueno? —dije en cuanto conteste.
—Hola Allison —respondió mi tía Eugenia—. Iré directa al grano... Tu madre vino a la casa.
—¿Qué? —abrí los ojos. —¿Por qué demonios fue hasta la casa?
—Quería que regreses a su casa —contestó—. Pero yo no acepte. Y me amenazó, con meterme a la cárcel por robo hacia su hija menor.
Sentí la sangre hervirme. ¿Cómo putas puede hacernos esto ella?
—Pero... —repliqué enojada—. ¡Pero ella nunca ha sido una madre!
—Eso mismo le dije...
—¿Y qué pasó después?
—Me metío a la cárcel.
Agrandé los ojos, y Melanie me miró preocupada.
—¿¡Cómo carajos se atrevió a hacer eso!? —dije muerta de odio.
—Así es tu madre, Allison... —contestó en un lamento mi tía Eugenia—. Escúchame bien Allison. Quiere meter también a detención a Melanie. Y si no sale como ella quiere... Entonces... Llegará hasta otros extremos.
Sentí como mi pulso se aceleraba.
¿Por qué?
¿Por qué demonios tenía que arrebatarme mi felicidad, esa señora?
—Te sacaré de la cárcel —aseguré.
—Ya tu tío César, está haciendo algo al respecto.
—¡Pero qué rabia me da! —me quejé. —No permitiré, que...
—No, Allison. —me interrumpió. —Tú vete de aquí, con tu novia. Escucha, nada las podrá separar. Tu madre, no las va a poder separar. Cuentas con nuestro apoyo incondicional... Y...
Iba a decir algo más, pero justo en ese mismo momento, la voz de esa señora que tanto odio y aborrezco, habló: —¿Disfrutaste tu felicidad? Porque ya vamos por ti.
—¡¿Qué?! ¿Cómo que ya vienen por mi? —pregunté—. ¡Y aún más importante! ¡¿Por qué te atreviste a hacer todo esto, maldita bruja?!
—¡Que no se te olvide que soy tu madre! —espetó ella, en un grito. —¡Y por ende, me debes respeto! ¡Te guste o no te guste! ¿Me escuchaste, maldita mocosa?
—¡Estás loca! —chillé y colgué.
—¿Allison? —dijo Mel, mirándome preocupada.
—Amor, es una mierda. Todo es una mierda...
—Mi amor...
—Tenemos que irnos ya. —fue lo primero que dije. Así que prendí el motor y me lleve la bonita sorpresita, (nótese el sarcasmo) de que no teníamos gasolina.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro