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5 - Celo 🌒

Camila Gonzáles en multimedia

MELANIE DASHTON

El mundo o más bien (el destino) ha conspirado en contra mía.

La persona con la que menos esperaba hacer equipo, era Allison Rodríguez.

—¿Qué novela clásica podemos utilizar? —le pregunté a Allison sin obtener ninguna respuesta de su parte. Pues estaba viendo su celular. —Hey, hey.

—Shhh —me dijo y entrecerre los ojos ante su respuesta —Estoy en algo importante.

—El trabajo también es importante —le recorde.

—Si, si lo que tú digas.

Esto no va a dar para más.

—Bien —gesticuló Allison guardando su celular de último modelo en su bolsillo de jeans rasgados. —¿Qué dijiste?

—Nada —dije resentida.

—Ajá.

Iba a decir algo, pero fue entonces que escuché a alguien decir algo que me hizo gritar internamente.

—Sé quién es la chica que toca el piano —dijo esa voz.

—¡¿En serio?! —respondió la chica que estaba alado de la otra chica con la que estaba hablando. —¿Y quién es?

—Silencio, por favor —ordenó la profesora.

¡Vaya!

¡Estaba muy cerca de saber quién es la chica que toca el piano!

—Es malo chismosear —me dijo Allison sacándome de mis pensamientos.

—¿Eh? —dije yo nerviosa. —N-No estaba chismoseando... Solo estaba escuchando.

Yo vivo del chisme.

—Es lo mismo —dijo la sabionda de Rodríguez.

—Seguro —le dije con sarcasmo. —En todo caso, ¿a ti en qué te incumbe?

Silencio.

Tal vez no debí haber dicho eso.

—Vamos de una buena vez por todas a escoger una novela —dijo Rodríguez parándose de su asiento. 

Y sin ninguna objeción, eso hicimos.

En medio de los pasillos de la biblioteca, encontré un libro azul con una bonita portada que me interesó. Me acerqué para cogerlo, pero en su defecto, Allison también había pensado lo mismo que yo. Por lo que nuestras manos se rozaron simultáneamente.

—Perdón... —dije y cogí el libro de una vez.

—¿Siempre eres así de distraída? —me preguntó.

—¿Qué dijiste?

—Nada.

Allison Rodríguez soltó una carcajada que me hizo preguntarme que era tan gracioso.

—¿Qué es tan gracioso? —inquirí saber.

—Nada, despistada.

—¿Despistada? —repetí confundida.

Tarde un minuto en entender.

ALLISON RODRÍGUEZ

Hacer equipo con Melanie Dashton no estaba en mis planes.

Pero ya que así eran las cosas, solo quedaba hacer el aburrido y laburioso trabajo.

Y eso es todo.

Hasta que recorde la fecha que era hoy.

Hoy me llega el celo.

Mierda.

De pronto comencé a dejar desprender mis feromonas y mis ganas de tener relaciones con alguien, aumentaron drásticamente.

—Como que huele a manzanas... —dijo Melanie confundida.

Yo no dije nada. Pero note como se levantaba mi miembro involuntariamente.

—Oh... —Melanie me miró sorprendida y después agacho la cabeza nerviosa.

¿Me vio la erección?

—Dada la situación, no puedo trabajar por ahora —le dije a Melanie. Busque en mi mochila mis supresores pero nada. No estaban.

Ahí recordé que me los acabe, tengo que comprar nuevos. Maldita sea.

Este día no podría ser más peor.

—¿Estás... Bien? —me preguntó Melanie.

—Sí. No te preocupes por mi.

Posteriormente me levanté y salí de la biblioteca sin decirle nada a la profesora.

Le mandé un mensaje a Paúl y a Saúl diciéndoles sobre mi celo.

Pero no me respondieron, como era de esperarse.

Golpeé la pared y después fui hasta el baño. Donde ahí me encerré en un cubico y miré la gran erección que tenía en mis pantalones. Joder.

Esto no pasará desapercibido para nadie.

Maldición.

—Allison... ¿Estás bien? —no pensé que Melanie Dashton fuera capaz de venir hasta el baño para verme.

Su aroma huele a fresas.

—¿Quieres que llame a la enfermería? —dijo ella amable.

Yo sentía tanto calor dentro de mi interior, que no podía pensar con claridad.

—Te lo agradecería, pero necesito... Ahora mismo un supresor —le dije.

—Oh, le diré a mi amiga si tiene uno —dijo un segundo después: —No te vayas. Ya vengo.

Posteriormente azotaron la puerta del baño y supuse que fue Dashton la que se acababa de ir.

Tal vez parezca novedoso o imposible de creer, pero nunca he estado con una chica estando en mi celo.

Siempre lo paso sola.

Es mejor así, pero muuuy en el fondo, aún deseo tener ese encuentro con alguien especial. Sin embargo, ya le dije adiós al amor.

Salí del cubico un momento después y me miré en el espejo.

El espejo me mostró mi estado actual. Sonrojada y sudando ligeramente. Me lave la cara con agua fría pero no me bajo el calor.

—¿Allison Rodríguez? —me llamó Dashton.

—Pasa —le dije.

Acto seguido, entró Dashton al baño y dijo:

—Por fortuna mi amiga tenía un supresor —habló Dashton. En sus manos traía el supresor y me lo extendió y yo lo cogí.

—Gracias —dije esbozando una pequeña sonrisa.

—N-No es nada —respondió Dashton y después se tapo los ojos. —¡Perdón, perdón! ¡No ví nada! Nos vemos después!

Oh, demonios. Me vio la erección.

MELANIE DASHTON

No sé que era más vergonzoso, si que yo ayudará a Allison con su celo, o ver la erección de Allison.

Dejaré los detalles de lado.

Pero era grande...

¡Dios mío! ¿Por qué tengo que pensar en estas cosas? ¿Y más si se trata de Allison Rodríguez?

—¿Y esa cara de espanto? —me dijo Lucía en cuanto me vió regresar al salón de biblioteca—. ¿Quién te asusto?

—Chicas, le ví el masacuata a Allison...

—¿El masacua qué? —dijeron al unisono las dos.

—Silencio —ordeno la profesora Julieth.

—¿Cómo qué le viste el masacuata a Allison? —dijo Lucía y después soltó una gran carcajada.

—Como ya les conté, esta en su celo —me acerqué confidente—. Y le ví su erección. ¡Qué vergonzoso!

—Jaja no te preocupes, no es el fin del mundo —dijo Lucía restándole importancia al asunto. —Piénsalo como lo que es. Un asunto sin importancia. A cualquiera le puede pasar.

—Sé que tienes razón... Pero no puedo dejar de pensar en eso —dije resoplando.

Poco después ví entrar a Allison Rodríguez a la biblioteca. Se ve más calmada.

No mires ahí Melanie.

—Disculpa —dijo Rodríguez en cuanto llego conmigo, cosa que me sorprendió. Se sentó enfrente mío y agregó: —No quise incomodarte. Gracias por lo de hace rato.

—N-No es nada...

Virgen santísima.

—¿Empezamos? —dijo ella. Un instante después acercó su mano para agarrar el libro de Orgullo y Prejuicio pero yo me aleje y me levanté de la silla.

—T-Tengo que ir... al baño.

—Seguro.

***

Dios mío. ¿Qué me pasa?

Es la primera vez que me pasa esto...

No sé cómo reaccionar.

Y lo peor es que es con Allison Rodríguez.

—¿Estás bien? —me preguntó Camila tras abrir la puerta y yo respire con normalidad, pensé que se trataba de Allison.

—Sí, es solo que... Estoy confundida —respondí—. No puedo sacarme de la cabeza eso que paso... ¿Cómo me lo saco de la mente, Camila?

—Solo no penses en eso —contestó Camila acercándose a mi. —A mi una vez me pasó lo mismo. Le ví el miembro a Lucía, pero después nos reímos. Es cuestión de tomarse las cosas a chiste y broma. De otra manera te podés preocupar de más.

—Tienes razón —dije ahora más calmada. —Gracias Camila.

—Volvamos.

Regresamos a la biblioteca y al llegar me puse a trabajar con Rodríguez.

—Y eso sería todo —dije terminando de anotar la información.

—Eso parece. —dijo Rodríguez.

Todo era cuestión de relajarme.



1 DIA Y MEDIO ANTES DE LA APUESTA.

Por primera vez estaba llegando temprano a clases —llámalo suerte— al bachillerato.

Llegué al aula y me senté en mi pupitre, que viene siendo los de la última fila.

Posteriormente llegaron los demás estudiantes y empezó la clase. Hoy tenemos Educación Física. No puede ser. Soy pésima en deporte.

Me va muuuy mal en Educación Física.

—Den tres vueltas para calentar —ordeno la sargento que tenemos como profesora—. ¡Los quiero verlos moverse! ¡Ya!

La doble de Tronchatoro es más exigente que nunca, cada que estoy en sus clases siento que me muero nada más por mover un solo músculo.

—Señorita Dashton —oh no—. ¡Corra más rápido o tendrá cero!

Pues tendré cero.

Sin decir nada al respecto, comencé a correr un poco más lento que antes, hasta que repentinamente me entró una especie de calor en todo mi ser.

No me digas...

Me detuve en seco tras sentir una gran necesidad de recibir mimos y cariños por parte de alguien.

No. No. No.

¡¿Estoy en celo?!

—¿Estás bien? —me pregunto Allison Rodríguez. Al verla tan cerca por alguna extraña razón, se vio atractiva por primera vez, o no, más bien desde siempre solo que nunca me di cuenta, ante mis ojos.

—No lo sé... —respondí temblorosa. —Me siento rara...

Pero más me hizo sentir rara al darme cuenta que le estaba contando todo esto a Allison Rodríguez. ¿Y cuál es el problema? Que ella tiene relaciones sexuales con todo lo que se mueve.

Así que sentí que se aprovecharía de mi si se enteraba de mi celo.

—¿Estás en esos días? —me preguntó Allison discretamente.

Espero que no se burle... 

—¡No! —dije de pronto. —¡Tengo que irme!

***

Prácticamente huí al salón con mis amigas. Ellas se preocuparon por mi y posteriormente buscamos supresores.

—¡Joder! Menos mal que aquí estaban. Toma, Melly. —Lucía me extendió las pastillas y yo las tome temblorosa. Por todos los cielos... Hasta las piernas me fallan.

—G-Gracias... —dije.

—¿Qué haces vos aquí? —dijo Camila mirando hacia la puerta, cosa que nos sorprendió a mi y a Lucía. ¿De quién rayos habla, Camila?

Sea quien sea, no quiero que me vea en este estado.

Me siento vulnerable.

Tengo tanto calor en mi interior.

—Que no me vea... —le susurré a mis amigas. 

Ellas asintieron y lo que me terminó por descolocar fue escuchar la voz de Allison.

Esto es terrible...

—Melanie me ayudó cuando más lo necesite —dijo Allison. Cosa que me hizo sobresaltar en mi lugar—. Tal vez no sea suficiente, pero espero que le sirva —agregó y le dió a Lucía una pastilla de color blanca.

¿Qué demonios acaba de pasar?

¿Allison me acaba de dar un supresor?

Es imposible.

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