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43 - Recuerdos 💫

MELANIE DASHTON

Volver a ver a Allison, era como un sueño hecho realidad.

La miré con nostalgia.

Y ella correspondió a mi mirada. Sonrió a la lejanía y sentí que me volvía un mar de lágrimas enfrente de todos.

—No recuerdo que a ti te deba explicaciones, Allison —dijo la madre de Allison. —En todo caso, ya me tengo que ir.

—¿Hasta a su hija la trata así? Qué falta de modales y respeto tiene —repuso mi mamá.

—Métase en sus propios asuntos —agregó la señora mirando a mi madre con cara de pocos amigos.

—Me debes explicaciones y muchas —dijo Allison. Extrañaba tanto escuchar su voz...—Pero no solo he venido por eso, también he venido para aclarar las cosas.

—¿Para aclarar las cosas? —repitió su mamá con burla. —¿Qué vienes a aclarar conmigo? Si ya todo fue dicho. Mis palabras fueron claras, Allison.

—Siempre has hecho lo que has querido a tu antojo —añadió Allison. —Pero eso ya llegó a su fin. Ya es momento de que decida con quién quiero ser feliz. Y yo elijo a Melanie.

Mi corazón dió un revuelco y sonreí con los ojos húmedos.

La señora iba a decir algo más, pero se contuvo y dijo:

—Hablaremos de esto en casa —dijo la señora. —Tengo que irme ya, tengo asuntos que atender.

Y sin más, la señora se fue tras azotar la puerta. Pero antes de irse, me lanzó una mirada de advertencia. 

—Melanie —me llamó Allison—. ¿Puedo hablar contigo?

—Yo...

Yo en verdad si quiero hablar con Allison, pero me da miedo que la madre de Allison, meta a Allison a un internado... O la haga mudarse de México... Y todo porque nos vio hablar...

—Ve hija, no la hagas esperar —me dijo mi madre.

—Está bien —dije finalmente.



***




Fuimos a la azotea y ahí Allison me miró con Melancolía.

—Mel...

Sentí que me desvanecía.

—Allison...

—¿Cómo estás? —me preguntó con una sonrisa a medio labio.

—Podría decirse que bien, ¿y tú? —le dije con una sonrisa de completa nostalgia.

Allison sonrió dulcemente.

—Me alegro de que estés bien, a pesar de todo. Yo estoy bien —dijo ella. —Melanie... De lo que quiero hablar contigo, es sobre lo que Lucía y Camila me dijeron, que mi madre te dijo.

Abrí los ojos alarmada.

—¿Te lo dijeron todo? —pregunté preocupada.

—Sí —respondió—. Y quiero que sepas que no pienso renunciar a ti, por mi mamá. Pues estoy enamorada de ti, Melanie. Y no necesito nada más en mi vida, que no seas tú —Allison sujetó mis manos. —¿Te quedarías a mi lado?

Sonreí ilusionada.

—Sí —contesté sin la menor duda. —Pero... ¿Qué pasará con tu madre...? No quisiera que te llevarán a un internado por mi culpa o...

—Mel, eso no pasará —me dijo Allison con voz suave mientras colocaba su mano en mi rostro. —No permitiré que eso pase. ¿Si?

—Está bien —dije con una sonrisa.

—Entonces...

Las palabras de Allison quedaron en el aire cuando apareció esa chica de piel blanca, y cabello ondulado de color rubio, enfrente nuestro, tras dejar caer la puerta para que nos percatemos de su presencia.

—Ana, ¿qué diablos haces aquí? —dijo Allison a la defensiva.

—Solo vine para decirte que por mucho que juegues a la parejita feliz —dijo ella lazandonos una mirada pretenciosa—. Ya está la boda organizandose. Disfruta de tus últimos días con tu juguete, Allison.

Fruncí el ceño y me dispuse a hablar, pero Allison habló primero:

—Si solo viniste para decir eso, ya puedes irte al carajo.

—Ladras como una perra —dijo aquella chica de ojos verdes—. Ah, y por cierto se va a enterar tu madre de esto.

—Que se entere. Nos importa una mierda —dijo Lucía.

—¡Lucía! —dije yo.

—¿Y tú quién carajos eres? —dijo Ana examinandola.

—Tu peor pesadilla zorrona —dijo Lucía.

—¡¿A quién llamas zorrona, maldita perra?! —vociferó molesta. —¡Eres igual de patética como la jodida rubiecita de allá! Qué asco me dan. Pero a pesar de todo, los invitarán a mi boda porque dan pena ajena.

Lucía iba a decir algo, al igual que Allison, pero yo me adelanté y dije: —¿Si? Pues espero que no te dejen plantada. Y no hablo de Allison, sino de tus amigos. Oh, perdón no tienes.

—Te vas a arrepentir estúpida. —me amenazó.

—Ya sabes pringada de mierda —comentó Lucía. —No te metas con nosotras. O ya verás.

—Todas ustedes se van a arrepentir, malditas perras.

Y sin más, se fue azotando la puerta.

—Hasta que se fue la pringada de mierda —dijo Lucía. —Eh, hay que celebrar. La listilla de mi buena amiga, y mi mejor amiga, han vuelto a ser pareja, ¿verdad?

—Todavía no —dijo Allison triste.

Yo la miré afligida.

—Esta pelotuda siempre lo arruina todo —habló Camila tocándose la sien. —Disculpen por eso. Nosotras nos andamos. Cuidense.

—Adiós —nos despedimos las dos.

Allison me miró y yo la miré sonrojada.

—Mel... Yo...

—Allison —la interrumpí. —Está bien. Solo quedemonos así.

Ella sonrió y accedió.

Nos abrazamos y dejamos que los minutos transcurrieran.

—Todo va a estar bien de ahora en adelante —me dijo Allison.

.

.

.

—¡Nada va a estar bien! —dije yo sucumbiendo al pánico. —¡No he hecho ni una sola tarea!

—Cálmate tía —dijo Lucía en la videollamada. —Sólo son calificaciones.

—¡No sabes! —le dije alarmada. —¿Qué será de mi si no entrego el jodido proyecto de Literatura?

—Pufff —añadió Lucía. —Solo son pequeñeces.

—¡Necesito ponerme ya a trabajar! —les dije estresada. —Disculpen que las dejé. Pero... Si no hago el proyecto, voy a reprobar.

—Dale, nos vemos. Suerte —me dijo Camila.

—Suerte tía.

—Gracias chicas, bueno, me voy. Adiós.

Y colgué.

Esto va a ser jodido.



***




A pesar de que se haya retirado mi expulsión, Allison no asistió al día siguiente. Pues su madre la dió de baja...

Intenté comunicarme con ella, pero no tuve ningún exito. Pese a que Allison fue a la oficina del director y le pidió que retirará su expulsión.

Sin embargo, la volví a ver, hasta que llegó la salida.

—¡Melanie! —dijo Allison cuando salí por la puerta.

—¡¿Allison?!

—Vámonos —sujeto mi mano.

—¿A dónde?

—Ya te lo diré después, ahora...

—Allison —dijo apareciendo la señora Jace. No sé de dónde carajos salió. —Esto no es lo que quiere tu madre.

—Me importa una mierda si esto es lo que quiere o no —dijo Allison. —Ahora vámonos Mel...

—Tu madre sabía que dirías eso —dijo con voz cansada la señora Jace—. Así que, de ahora en adelante, no saldrás más.

—Hagan lo que quieran. No me importa —sentenció Allison y nos fuimos.

—¡Allison! ¡Vuelve aquí! ¡Maldita mocosa!




ALLISON RODRÍGUEZ




Llevé a Mel a una cafetería, donde trabaja Paúl y ahí platique con ella.

—Chica pato —le dijo Paúl. —No esperaba verte aquí.

—H-Hola Paúl —le dijo Melanie tímida.

—¿Qué les traigo? La potra invita.

—Ja, ja —me reí—. Gracias Ruby, pero yo pagaré.

—¿Bromeas, darling? Yo invito. ¿Qué quieren?

—Yo quiero un capuchino —habló Melanie. Amo tanto su voz.

—¿Y tú, darling?

—Un Latte.

—Ahorita se los traigo.

Posteriormente Paúl se fue y seguí conversando con Mel. Llegamos a un acuerdo, pero aún le preocupaba mi madre y lo que pudiera hacerme.

—No te preocupes —le dije. —Eso no pasará.

—Allison, te quiero.

—Y yo a ti, Mel.

Nunca pensé que ese sería nuestro último "te quiero".

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