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40 - Regreso a clases 💫

MELANIE DASHTON

Esa noche dormimos abrazadas la una de la otra y cuando amaneció, nos percatamos de que eran las diez de la mañana y eso significaba una muuuy mala noticia. No llegamos a casa a dormir y encima, no avisamos de que no regresaríamos.

Literalmente, cagamos.

—Buenos días dulzura. —me dijo Allison. Su voz al levantarse, es jodidamente preciosa. 

—Buenos días, amor —le respondí.

Intenté levantarme, pero mi espalda dolía un poco. Creo que dormí mal.

—Mi mamá nos va a matar —dije lo evidente. —Joder...

—No te preocupes, después hablaré con ella —dijo Allison.

—No, no te preocupes, yo hablaré con ella. Por ahora... Voy a darme una ducha —dije yendo al baño.

Allison se quedó en la habitación, mientras que yo entre a la regadera y abrí el grifo. El agua caliente empapó mi cuerpo y me quito el olor que se tiene cuando terminas de tener relaciones sexuales. Tarde aproximadamente veinticinco minutos en salir de la ducha, y posteriormente me puse la ropa de ayer. Y seguido de eso, Allison después entro al baño, y se baño.

Ella tardo entre quince a veinte minutos en salir del baño y acto seguido, nos fuimos del recinto.

Llegamos a mi casa y eso nos supuso un castigo severo...

—¡Melanie Hernández Dashton! —oh, no, aquí vamos...—. Aquí no es hotel para que llegues a la hora en que a ti se te de tu pinche gana. Sabían muy bien, que del parque, para la casa. ¡Era todo lo que tenían que hacer! Pero no. A las señoritas se les dió la pinche gana de venir a las diez de la mañana. ¡¿Qué bonito no?! Ustedes no se mandan solas.

—Martha, no las regañes así. Nosotros también fuimos jóvenes.  —dijo mi papá a mi favor.

—Ah, Manuel, ¿se te hace poco? —espetó mi mamá malhumorada—. No solamente no vinieron a la casa, sino que tampoco avisaron de que no vendrían. Y se supone que para eso te compre el chingado celular, Melanie. Y ni eso hiciste. Estás castigada por todo el mes.

—Señora, por favor no regañe a Melanie. Fue mi culpa —expresó Allison. —Yo...

—No, Allison —la interrumpí yo. —Fue mi culpa... Debí avisarte. Pero se nos hizo tarde...

—Las excusas sobran, Melanie —dijo duramente mi mamá. —Vete a tu cuarto.

—Pero... —dije yo.

—¡Pero nada! ¡A tu jodido cuarto! —replicó mi madre.

Frustrada, no tuve más opción que obedecer. Allison se despidió de mi a la distancia. Y yo me encerré en mi cuarto azotando la maldita puerta.

Escuchaba como mi madre hablaba con Allison, de antemano sé que no le diría nada grosero mi mamá a Allison, pero igual, tampoco me agrada la idea de que la regañe...





ALLISON RODRÍGUEZ







—Señora, en verdad quiero pedirle disculpas —le dije. —Créame que teníamos la intención de decirle. Pero se nos anocheció... Y...

—Mira, Allison. Eres la novia de mi hija, y encima, eres la Alfa —me interrumpió la madre de Melanie—. Tú más que nadie sabe los riesgos que hay en las calles a esas horas. ¡Estuvieron expuestas! No quiero que piensen que soy la villana de su historia. Solo quiero que recapaciten y vean que hicieron mal... Si algo te pasará. ¿Con qué cara le saldría a tu mamá? Y si algo le pasará a mi hija, ¿qué haría yo? A pesar, de que recién te conozco, ya te cojí cariño, Allison. Pero también, sé que como jóvenes se nos hacen fáciles muchas cosas. Y a ustedes, se les hizo fácil. Pero también pudo haberles pasado algo malo.

—Lo sé señora, sé que estuvo mal —dije completamente arrepentida—. Le pido mis más sinceras disculpas... No volverá a ocurrir. Se lo juro.

—Espero que así sea —dijo la señora Martha.

Seguimos conversando, hasta que, quedamos en buenos términos. La señora Martha Hernández, me dejo despedirme de Melanie y posteriormente me fui de su casa.

No quería regresar a mi casa, así que le hablé a Paúl y me fui a su casa.





MELANIE DASHTON





Lunes.

Aquí vamos de nuevo.

Iba de camino al aula hasta que, una mano tocó mi hombro.

Me volteé y me sorprendí al ver de quién se trataba.

—¡Señora! —dije yo sorprendida. —No esperaba verla aquí.

—He venido para aclararte unas cosas —dijo ella. —Una de ellas, es que, si no me haces caso y no te alejas de Allison, haré que se mude de México hacia otra ciudad. Y me imagino que no quieres eso, ¿verdad?

—P-Pero señora, ¿cómo puede hacerle eso a Allison...? Si es su madre. Allison no se merece esto.

—Tu misma lo has dicho querida —añadió la señora Lisbeth—. Allison no se merece esto. Así que, aléjate de Allison, o sino, sufre las consecuencias.

¡Por Dios! ¡No quiero dejar a Allison!

—Lo siento señora, pero yo amo mucho a su hija —expliqué—. Y no la pienso dejar por nada, ni por nadie. Espero que me entienda.

—Oh, claro que te entiendo —repuso con amargura—. Pero supongo, que no te gustará, que se vaya de México, ¿no? Porque si se va, todo será tu culpa.

Mordí mi labio inferior y la miré.

—Se equivoca —dije yo—. No será mi culpa. Al contrario, será la suya porque...

—Niña altanera —me interrumpió la madre de Allison—. Entiende que tú y Allison son de mundos diferentes, ella está destinada a casarse con una Omega que está destinada en cuerpo y alma, a corresponderle de la misma manera. Tú simple y sencillamente, estás lejos de ser lo que necesita mi hija. Tan solo mírate —me señaló. —Tú solo eres una Omega simple y sin clase. Mientras que la chica que es la destinada de Allison, es perfecta en todos los sentidos de la palabra. —para estos puntos, ya me estaba comenzando a sentir mal, pero no iba a permitir que la señora se expresará así de mi, así que me dispuse a hablar, pero ella fue más rápida y añadió: —Oh no querida. Las Omegas como tú, solo hablan cuando se les da permiso. Tú eres por mucho la peor Omega sin respeto alguno, que he visto. Le haces daño a la imagen que se tienen de los Omegas... Pero quiero que sepas que no he venido solamente para decirte esto. Vine para avisarte, que Allison no será feliz a tu lado. Estará triste de por vida, porque esa Omega de la que te estoy hablando, está embarazada de Allison.

—¿Qué? —espeté confundida. —¿Embarazada de Allison? ¿De qué demonios está hablando? Sabe que... Tengo que irme. Voy a llegar tarde a clases...

Me di la vuelta, pero fue en ese preciso momento, en el que ella habló:

—¿Acaso eres sorda? Te dije que esa chica está embarazada de Allison. ¿Es tan difícil de entender? —entrecerré los ojos, es imposible que me crea lo que dice esta mujer. Solo quiere separarnos—. Ella está esperando un hijo de Allison. Tal vez esto ayude a que tu cerebro capte lo que digo.

Y sin más, me mostró un ultrasonido.

—¿Qué rayos es esto? —expresé desconcertada mirando los ultrasonidos—. Esto no es de Allison, mire señora, yo ya escuché mucho de usted y...

—Sabía que tú no entenderías tan fácil, así que ella misma te lo dirá todo.

Y de pronto, apareció una chica bastante hermosa, en todos los sentidos de la palabra, enfrente mío.

—¿Tú eres la chica con la que Allison está comprometida? —cuestioné.

—Y no solo eso. También somos soulmates.


ALLISON RODRÍGUEZ




Finalmente llegó el lunes más rápido de lo esperado. Entré al salón y llame a Melanie pero no contestó mis llamadas.

Sorprendentemente, comenzaron a entrar más estudiantes, pero en ningún momento, entro Mel. Cosa que me preocupó. Así que fui con Lucía y Camila.

—A nosotros tampoco nos responde —dijo Camila.

—¿Qué? —dije desconcertada—. ¿Tampoco a ustedes les responde?

—No tía —respondió Lucía—. Algo jodido debe estar pasando.

Fruncí los labios.

¿Estará bien, Mel?

.

.

.

Iba a salir del salón, pero en ese momento llegó Melanie. Y al verla sonreí aliviada.

Me acerqué a ella para saludarla, pero Melanie me evadió. Cosa que me sorprendió.

—¿Está todo bien, Mel?

—Sí... Oye, ¿podemos hablar en la salida?

—Seguro.

***

Posteriormente llegó la salida.

Y acompañe a Melanie, afuera del bachillerato.

Ahí Melanie me miró con cierta tristeza.

—Mi vida, hoy te voy a mostrar un lugar —le dije emocionada, buscando hacerla sentir mejor—. En el que podremos divertirnos... Pero antes, ¿paso algo, bebé?

—Allison... Escucha, yo te amo y mucho, pero...

—¿Pero? —dije con el ceño fruncido.

—Pero ya no podemos estar juntas... Yo... Necesito un tiempo para pensar a solas... Sin una pareja.

—¿Qué? ¿Como así Mel? —me acerque con ella desconcertada—. No te entiendo Melanie...

—Lo que trato de decir —se aclaro la voz—. Es que lo mejor es que cada una este sola...

—¿Pero por qué? —dije destrozada. —¿Hice algo malo? Si es así, Mel discúlpame yo...

—¡No! —me interrumpió. —Simplemente ya no puedo estar contigo, lo siento...

—¿Es... Por mi mamá? —dije con el corazón roto en mil pedazos—. Si es por ella, Mel, ella no va a arruinarnos la felicidad... Yo no permitiré que ell-

—Lo siento, Allison. Pero no puedo seguir contigo —me corto Mel, las lágrimas mías no tardaron en aparecer.

—¡Podemos arreglarlo amor! —le dije dolida y destruida por dentro—. Podemos arreglarlo, mi amor... Por favor...

La barbilla de Melanie tembló fragilmente, sujeté su mano, y le susurré: "Podemos arreglarlo".

Pero ella...

Ella soltó mi mano y pronunció por última vez:

—Lo siento, Allison... Pero... No puedo seguir más contigo. Gracias por todo.

—¡No, espera, Mel! —le dije destrozada, pero Melanie se fue y mis brazos no pudieron alcanzarla—. ¡No! ¡Mierda!

Me deje caer contra el suelo mientras lloraba del dolor.

¡Mel!

Mel...

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