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36 - Control 🌙

En Multimedia - Do I Wanna Know

ALLISON RODRÍGUEZ

Joder.

La persona es demasiado persistente, toca la puerta como si quisiera derrumbarla. 

Melanie se paró, y busco su ropa, al igual que yo. Y un momento después, nos pusimos la ropa sin hacer ningún ruido.

—Lo tengo grabado todo. —dijo esa voz.

Mierda.

—Si no salen, subiré el video a internet.

Melanie me miró asustada.

—¡Janeth! ¡¿Qué haces ahí?! —dijo una voz masculina.

—Nada, solo estaba cerciorandome de que estuviera cerrado el aula.

—Vámonos tonta. 

Una vez dicho eso, los golpes en la puerta desaparecieron y Melanie y yo nos miramos. Pase una mano por mi cabello castaño, y suspiré. Maldita sea. ¿Quién demonios es esa tal Janeth y qué diablos haremos?

—¿Lo subirá el vídeo a internet...? —preguntó Mel asustada. —¡Estamos jodidas, Allison! 

—Ey, tranquila —le dije con voz tranquilizante. —Eso no pasará.

—Dios mío...

La abracé para tranquilizarla, cosa que funcionó. Solo espero que no nos exhiba esa tal Janeth...

.

.

.

Finalmente llegó la salida y busque a la que se hacía llamar Janeth, pero no tuve ningún exito.

Esto va a ser jodido...

—Allison, ¿estás bien? —me preguntó Melanie sacándome de mis pensamientos. Yo la miré volviendo a la realidad, y suspiré prendiendo el motor de mi auto y arrancando.

—Sí, no es nada, Snowball.

—¿Snowball? —repitió Melanie confundida.

—Es un apodo. —teoricé.

—Oh —respondió Melanie mirando al suelo con una boba sonrisa.

Es tan tierna.

Llegamos a la casa de Melanie, y me despedí de ella con un beso.


***


Las cosas no marchaban bien con el transcurso de los días, era todo lo contrario. Cada día me martiarizaba más, al pensar que esa chica nos exhibiría por internet. Y mi pobre Melanie, estaba más peor de lo que yo estaba. Pero esto no se podía quedar así.

—¿Alguna de ustedes conoce a una chica llamada "Janeth"? —les preguntó Melanie a sus amigas, quienes, por cierto ya eran pareja.

Por fin.

—¿Te refieres a Janeth, la pija Omega del grupo 203? —respondió Lucía desinteresada.

—¿Será ella, Allison? —me preguntó Melanie.

—No estoy segura —respondí. —Tal vez si.

—¿Para qué la buscan? —curiseo Lucía.

Melanie me miró sonrojada y se dispuso a hablar, pero yo hablé primero:

—Melanie y yo lo hicimos en el aula de los representantes de cada clase, y nos grabaron.

—¡¿Qué cojones?! —dijo mi amiga la menos exhibidora. 

—Sí... Y ahora estamos jodidas —agregué yo.

—¡¿Pero cómo carajos se les ocurre hacerlo en el bachillerato pelotudas?! —dijo Camila con voz severa—. ¡Son unas tremendas pelotudas!

—Ey, no las regañes —dijo Lucía—. Fue un error que cualquiera lo puede cometer.

—¡Es verdad, es de humanos equivocarse! ¡Pero este error les puede costar re caro, boluda!

—Camila tiene razón... —dijo Melanie desganada. —No debimos...

—Sea como sea, ¿qué diablos haremos? —dije yo preocupada.

—Tengo una idea —dijo Camila.


***


La idea de Camila era que Lucía, quien conoce a Janeth, quien creemos que es la chica que nos grabó, vaya con ella y le quite el celular sin que ella se de cuenta y borre el vídeo. ¿Pero cómo demonios lo va a borrar si no tiene la clave de su cel? Eso pensamos.

Y fue entonces que Camila propuso que, fuéramos con alguien que supiera resetear celulares, desbloquearlos y demás.

—Esto no va a resultar queridas —dijo mi mejor amigo, Paúl.

—Joder, pero que ánimos das  —teorizo Lucía.

—Yo siempre, darling —agregó Ruby.

—Como sea, Lucía espero que tengas éxito. —le dije a mi amiga.

—No os defraudaré tíos.

.

.

.

Melanie se mordía las uñas y pensaba en lo peor, mientras que yo la tranquilizaba, hasta que, llegó Lucía y fue nuestro día de suerte. Consiguió su teléfono.

—¡Eso mamona! ¡Te amo Lucía! —le dije.

—Lo sé bebé, soy un encanto —respondió ella.

—¿Y si es ella la que nos grabó? —preguntó tímidamente Melanie.

—Sí, ella misma me confesó que había visto a dos personas entrar al aula, pero que no había visto quienes eran —contestó Lucía.

—Al final todo resultó bien —agregó Melanie aliviada.

—Eso estuvo cerca, ¡pero igual vos y vos no debieron hacerlo en ese maldito lugar! —remarcó Camila.




MELANIE DASHTON


Finalmente a mi mamá se le paso el coraje al cabo de unos cinco días, así es, en cinco laaaargos días y pude por fin salir de la prisión llamada hogar.

Fui con Allison al cine, a ver la película de la que todo el mundo habla: Blue Bettle y su dichoso estreno en agosto.

—Es encantador que pueda salir con mi preciosa novia —dijo Allison robándome un beso, a lo que yo me reí tímidamente.

—Voy al baño amor —le dije. —Ahora vengo.

—Por mientras yo compraré las entradas y palomitas, ve cariño —dijo Allison y me fui al baño.

Al llegar, tuve que hacer fila por tres largos minutos y después, pude entrar a un cubículo.

Cuando termine de hacer mis necesidades, me tope con la persona menos deseada.

¡¿Por qué de todas las personas me tuve que encontrar con ella?!

¡Con la jodida de Hoffman!

—¿Tú qué demonios haces aquí? —me reprochó ella.

—Por si no lo sabías, el cine es libre —me defendí cruzandome de brazos.

—Claro que lo sé, tonta Dashton —replicó—. Lo que yo quiero saber, es porque carajos viniste a este cine y no a otro de tu talla.

—¿De mi talla? ¿Disculpa? —le dije—. Tú eres la que debería ir a otro cine de tu "talla" —enfatice. —Tal vez este es demasiado para ti.

—¡Ahg! ¡Maldita perra! ¡No te burlaras de mi! Esta me la vas a pagar, Dashton.

Y sin más, me fui.

***

Regresé con Allison y entramos a la sala, tras entregar nuestros tickets. Nos sentamos en los asientos ubicados hasta el final y empezaron los trailers de próximas películas. Allison sujetó mi mano y yo sonreí ruborizada.

—Te amo —me dijo Allison mirándome como yo la suelo mirar a ella: como una completa y sin remedio enamorada.

—Yo te amo más. —respondí con una gran sonrisa.

—Quisieras, bebé.

Me reí y la película finalmente comenzó.

Apagaron las luces, y Allison y yo veíamos la película, y en algunos momentos dejábamos de verla para besarnos con intensidad y dulzura a la vez.

Esto es como tocar el cielo para mi, pues una sola mirada basto, para que mi corazón fuera suyo. Si, ya se, re cursi la gringa.

—Estuvo entretenida —dijo Allison cuando salimos de la sala—. ¿Te gustó, mi vida?

—Sí, me gustó bastante —le dije con una amplia sonrisa. —Pero... Me gustas más tú.

—Qué dulce eres —dijo Allison tocando mi mejilla.

Acaricie su mano y sonreí avergonzada.

—¿Quieres ir a un arcade, amor? —le pregunté ilusionada y emocionada.

—Vamos, chica nerviosa.

—Vamos —dije con una gran sonrisa.

Y eso fue lo que hicimos.

Fuimos al arcade, y ahí jugamos varias partidas. Apostamos por cosas simples, como, por quien le compraría más cosas a la otra y así.

Hasta que finalmente llegamos a mi casa, pero las cosas no marchaban muy bien para Allison. Pues me dijo que su mamá repentinamente había ido a su casa.

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