3 - Escenario 🌒
Samantha Hoffman en multimedia
ALLISON RODRÍGUEZ
—¡Oh, Romeo! ¿Por qué eres tú, Romeo? —Vocalizo Hadson su teatralidad falsa.
—Corte —dijo la profesora María Elena—. Necesito más actitud. Más vocalización. Métele más empeño a la voz. Así. ¡Oh, Romeo! ¡¿Por qué eres tú, Romeo?!
—¡Oh, Romeoooo! —esto es una mierda. Se le salió un gallo.
—¡No, no! —dijo la directora productora de la obra, María Elena. —Así no.
Las risas burlescas de al fondo no tardaron en escucharse.
—¡Romeeeeo! —se burló un chico haciendo la voz de gallina. —Ja, ja.
—¡Cállense! —exigió Hadson furiosa.
—¡Cállate tú, Gallina! —dijo Jenxs—. Ja, ja, ja.
Pero qué estupidez.
De pronto, Melanie Dashton pasó discretamente y con cuidado de no ser vista, enfrente mío, y yo la miré y me susurro: "no digas nada", No planeaba decir nada, pero para su desgracia la profesora la vió.
—¡Melanie Dashton! —dijo la profesora. —Pase al escenario. Eres la siguiente.
—Yo... No. Iba al baño.
—Sube o tienes cero.
Dashton maldiciendo entre dientes subió al escenario y se postro frente a nosotros.
Pobre.
—¡Oh, R-Romeo! —empezó a actuar Melanie. —¿Por qué eres tú Romeo?
Melanie estaba muy roja y nerviosa. Más de lo que ya la he visto varias veces.
—¡R-Re... R-Reniega de tu padre y de tu nombre! —siguió ella—. Y... Y....
—¿Acaso nadie sabe decir las cosas bien? —repuso la profesora.
Ya quiero irme a casa. Esto es una estupidez.
—Como no se me ocurrió —dijo un segundo después María Elena—. Falta Romeo. Allison sube al escenario.
Subí indiferente y Melanie me miró avergonzada.
—¡Actúen! ¡No se queden mirando! —ordenó.
—¡Oh, Romeo! —dijo tímida Melanie—. ¿Por qué eres tú, Romeo?
—¿Continuaré oyéndola, o le hablo ahora? —dije indiferente.
—¡Así no! —exclamó la directora de la producción—. ¡Échale más ganas! ¡O tendrás cero!
—Puff —me encogí de hombros. —¿Continuaré oyéndola, o le hablo ahora?
Continuamos con la obra hasta que llegamos a la escena del tan aclamado y aburrido beso.
—¡Julieta! —dijo la insoportable de Samantha Hoffman con su tono de voz irritante. —Estoy ansiosa por la escena final. ¿Y tú?
Sé perfectamente las intenciones de Samantha Hoffman, no nací ayer.
Se quiere coger a Dashton, pero conociendo a Hoffman, no lo hará porque le guste o le atraiga.
Sino para saciar sus necesidades.
—También —dijo Melanie acomodándose un mechón rebelde de su cabello con una tímida sonrisa en su rostro.
Tengo que joderle su plan de Romeo encantador.
***
Llegó otra escena famosa de Romeo y Julieta de Williams Shakespeare y Dashton se colocó en escena y Hoffman también. Pero María Elena las detuvo porque según ella, no congeniaban las dos. O sea que ante sus ojos no congenian bien como personajes y tenían que suplirlos alguien más.
Ja.
—Yo soy perfecta para el papel de Romeo —dijo Hoffman.
—Siento que Dashton quedaría bien con alguien más como Romeo —aclaró la profesora—. Allison, ven.
—¿Allison? —inquirió Hoffman con una burlesca sonrisa. —¿Es en serio?
—¿Tienes algún problema? —me pronuncié.
—Claro que no. Adelante. —dijo y la miré recelosa.
Sé que le jodió eso.
—Profesora... Ya no tengo ganas de participar. —Dijo Dashton. Todos la miraron, incluída yo.
Oh, vaya.
Si no es con Hoffman, entonces mejor ya no. Si que está bien enculada.
—¿Por qué señorita Dashton?
—Es que no me siento bien...
—¿Quieres ir a la enfermería? —siguió la profesora.
—No, no. Estoy bien. Gracias por preguntar.
—Nada de eso. Hoffman acompañe a su compañera.
Dicho eso, se fueron del aula y siguió otro equipo participante.
Pasada una media hora se acabó por fin la clase y siguió el recreo.
Estaba sacando un refresco de una máquina sumergida y absorta en mis pensamientos, hasta que Hoffman me golpeó con su hombro.
—No te metas en mi camino Rodríguez —me amenazó Hoffman, atreviéndose a poner un dedo en mi pecho.
—Ja, ¿y tú me lo dices ahora a mi? —dije sarcástica. —La que debe mantenerse alejada de mi camino, eres tú.
—Te lo advierto Rodríguez —continúo—. Alejate de mi camino. ¿Crees que no me di cuenta que quieres ser Romeo para joderme?
—¿Y qué tal si lo hice por otra cosa? —dije para molestarla.
—¿Cómo qué? —respondió. Mi sonrisa se agrandó.
—Como para coquetear con Dashton.
—Ja, ja. ¿En serio caíste tan bajo?
—Cállate maldita —le dije irritada.
— ¡Quien lo diría, Rodríguez se quiere follar a la Omega invisible de todo Hastings! —lo soltó a los cuatro vientos pero no me importo. Total, Hoffman no me interesa.
—No soy tú. —remarqué—. Hasta acá apestas a celo. Por algo quieres estar con Dashton —no le di tregua.
—¡Eres una...!
—Ahora lárgate —ordene.
—UFFF.
Echando humos casi que por la boca se largo Hoffman. Y una vez que se fue, miré a Dashton. Ella estaba con sus amigas platicando sobre algo de lo cual no tengo ni la más remota idea, pero a pesar de que no la conozco, se ve que es buena chica. Hoffman solo está jugando con ella. Y aunque yo no soy tan diferente de Hoffman, yo si me arrepiento de mis actos.
Tengo que hablar de nuevo con ella.
MELANIE DASHTON
Finalmente llegó el día de la obra.
Pero no iba a participar ni yo ni Allison Rodríguez.
Sino, Hoffman y Ivonne.
Contexto: al final la profesora María Elena decidió que Hoffman y Ivonne serían las protagonistas.
La obra después de una breve pausa, comenzó y cuando llego la escena del beso, pensé que sería un pico nada más.
Pero termino por ser un beso más largo y pronunciado...
—¿Estás bien, Melly? —me preguntó Lucía.
—Sí, no te preocupes. Solo es un beso —le dije.
O eso pensaba.
Cuando se terminó la obra, esperé a que todo el mundo se fuera y cuando así fue, fui hasta con Samantha.
Pero ella estaba con Ivonne.
Particularmente hablando.
—Tu plan salió a la perfección —dijo Samantha. Yo me pregunté inocentemente: "¿Qué plan?"
—Esto le romperá el pobre corazón a esa estúpida de Dashton —repuso Ivonne.
¿Qué...?
Sin entender muy bien la situación, me acerqué más sin hacer nada de ruido, y lo siguiente que dijo me terminó por romper el corazón.
—Ni se lo imagina la fea ja, ja —se carcajeo. Yo no podía con la situación. Me picaba la nariz y los ojos se me humedecieron—. Cree que estoy enamorada de ella. ¡¿Puedes creerlo?! ¡Qué patética es! Jajaja.
Tenía dos opciones; encararla o irme.
Ojalá haber hecho lo segundo...
Sin comprender muy bien, me di a notar y Hoffman me miró con el semblante serio.
Y un momento después me rompió el corazón verla besarse enfrente mío a Ivonne.
—¿Por... Por qué dices eso, copi?
—¿Qué por qué lo digo? ¡¿En serio lo preguntas?! —espetó ella con crueldad. —¡¿No es obvio?! No me interesas, Dashton. Todo en ti me repugna. Solamente salí contigo por una apuesta de Ashley.
Mi garganta se seca, todo en mi se desmorona y mis ojos se ponen cristalinos.
—¿De qué hablas? —pregunté temerosa.
—Hablo de que tu amiguita te vendió.
Desde ese día, le dije adiós al amor.
Nunca más volvería a amar.
Todo mi ser odiaba a Hoffman y a Ashley por lo que me hicieron.
No veía la luz.
Hasta que escuché a la chica del piano.
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