MELANIE DASHTON

No hay otra palabra más que pueda expresar lo que siento, que no sea adrenalina pura.

Allison y yo quedamos a las siete en punto.

Conté los minutos como niña pequeña, hasta que llegará la hora. Y cuando fue así, salí de casa.

Allison portaba una chaqueta negra, con una blusa ceñida a su cuerpo, junto a unas botas negras y unos jeans rasgados azules. En sus manos traía un ramo de flores rojas.

—Hey —me acerqué a ella.

—Hey.

Posteriormente Allison me dió el ramo, y lo cogí con una sonrisa.

—Lo pondré en casa —le dije—. ¿Vienes?

—¿No incomodare?

—Claro que no. —contesté con una tenue sonrisa.

Así que dicho eso, entramos a mi casa y mi mamá me lanzó una miradita que supe entender muy bien. Oh, por Dios. Ya quisiera mamá.

—Buenas tardes —saludó Allison a mi mamá—. Soy Allison Rodríguez.

—Martha Hernández —dijo mi mamá dándole la mano.

—Es un gusto.

—El placer es mío, mija.

—Me robare a su hija por unas horas —dijo bromeando Allison.

—No regresen muy noche.

Y sin más nos fuimos después de que dejará las flores en mi cuarto. 

***

Ya adentro del carro de Allison, abrí los vidrios y le dije una loca idea a Allison que siempre quise hacer. Cantar como si no hubiese un mañana, olvidandonos del resto del mundo.

—I want to taste her lips —comencé a cantar la canción que sonaba en la radio—. Yeah, cause they taste like you. I want to drown myself —Allison comenzó a cantar conmigo—. In a bottle of her perfume.

Solo éramos ella y yo.

—Cantas bonito... —susurre.

—Tú también.

—Sueno como un gallo, comparada contigo —dije abatida.

—No seas tan dura contigo misma —me dijo Allison. —Todos somos especiales a nuestra manera.

—Supongo que tienes razón. Gracias.

Seguido de eso, llegamos al parque «Magic» y nos bajamos del auto. Caminamos hasta las instalaciones y entramos. Adentro, tenía juegos recreativos de todo tipo, estaba la famosa montaña rusa, restaurantes con comida deliciosa, y eventos divertidos.

—¿Quieres ir a la montaña rusa? —le pregunté.

—Así que te gustan ese tipo de juegos —comentó Allison.

—¿A ti no?

—Por supuesto. La mejor parte es cuando te abrazan.

—¿Has venido con otra chica?

—Es una indirecta.

Repentinamente me sonroje hasta las orejas.

—Vamos —dijo un momento después Allison.

Compramos los boletos para entrar a la montaña rusa, y nos formamos en la enorme fila.

Y después de esperar prácticamente por media hora, por fin avanzo la enorme fila y nos subimos.

Pero para nuestra mala suerte, en los asientos de atrás estaban Logan, Alex y Jocelyn.

—¡Vaya! ¡Pero si es la perra de Rodríguez! —masculló Logan con su tono fastidioso. —¡Y la invisible de todo Hastings!

—Qué terrible sorpresa, ¿no creen? —dijo Jocelyn.

—A esa ni la conozco, pero huele a Omega común y corriente —habló Alex fijándose en mi.

—Cierren la puta boca imbéciles —dijo Allison enfadada.

—¡Ah! ¡Miren! ¡Ahora se ofende! ¡Qué delicada! —agregó con malicia Logan. —¿Será que esa chica tan patética es tu nueva conquista?

—Hasta me da pena esa chica —comentó con desdén Jocelyn.

—Ya estuvo bueno —me hice presente en la conversación—. Ya parenle. Yo no soy la conquista de Allison, y ni mucho menos alguien común y corriente. Dejen esa actitud infantil, ya son grandes.

—Ja, ja —se burló Logan—. Qué patética eres niñita. "Dijin isi ictidid infitil" a mi háblame con respeto. ¿Entendiste?

—Lo único que entendí es que tu papá te dejo —dije.

Allison soltó una carcajada y justo el juego empezó.

—¡Malditas zorronas! —dijo con desprecio Logan.

Me aferre al borde que traía el juego mecánico en la instalación de los vagones, mientras gritaba con emoción, Allison compartió mi emoción y un instante después, el juego dió una vuelta de 360° grados, y yo me fui para la derecha, justo donde estaba Allison. Ante eso, la miré ruborizada, y ella sonrió a medio labio.

Porque tiene que ser tan jodidamente hermosa.

—¡Ah! —grité y escuché risas burlescas allá en el fondo, que poco después se convirtieron en gemidos.

—¡Ja, ja ese vato gime como tortuga! —dijo un desconocido.

—¡Pinche pendejo! ¡Gimes como una pinche tortuga! —le recriminó Allison a Logan. 

—¡Estúpida perra! ¡Ahg! —dijo Logan echo una furia. —¡No gimo como tortuga! ¡Hijos de puta!

Y posteriormente se terminó el juego.

Me baje mareada con ayuda de Allison del juego, y Allison me preguntó si estaba bien. A lo que yo respondí que si, que solo necesitaba recomponerme.

Nos fuimos a un lugar desolado, y ahí esperó Allison a que me sintiera mejor.

—¿Te sientes mejor? —me dijo Allison preocupada.

—Sí, ya me siento mejor. Gracias por preocuparte —respondí esbozando una sonrisa.

—¿A dónde quieres ir ahora?

—¿Vamos a comer? Me muero de hambre.

—Por mi está bien.

Compramos un pedazo de pizza, y mientras comíamos, conversábamos sobre una película que tenía a cien por minuto a Allison.

Millonarios en Apuros es la película que tiene como loca a Allison. Ella dice que es la mejor película del mundo y que tengo que verla con ella.

—Se estrena el viernes. ¿Vamos? —me preguntó Allison y yo no pude evitar no sentir ternura al verla así.

—¿Como... Una cita? —acomodé un mechón rubio detrás de mi oreja.

—Sí.

—Me encantaría ir.

Después de que terminamos de comer, Allison y yo competimos en un juego que era para parejas.

Pero como era de esperarse, mi torpeza no me dejó ganar.

Depositen su F.

—No me gustan los peluches —dijo Allison—. Así que no te preocupes.

—Sinceramente te quiero regalar algo...

—Tu presencia es el mayor regalo que podría recibir.

De poco a poco, comenzaba a enamorarme aún más de Allison.

ALLISON RODRÍGUEZ

—Ven —tome la mano de Melanie, sintiendo descargas eléctricas, tras sentir este pequeño roce simultáneo con ella.

Es tan irónico que mi yo del pasado dijera que nunca más se iba a enamorar. Y heme aquí. Tomándome fotos en una cabina con la chica que me gusta.

Me acerque más a Melanie e hicimos una pose similar.

Y justo cuando se terminó la sesión de fotos, Melanie me dijo que mirasemos el cielo nocturno afuera de la instalaciones del parque.

Así que salimos de la cabina y fuimos afuera de las instalaciones.

Miré la hora en mi celular, y ví que eran las ocho y media. El cielo se ve despejado, y de color azul oscuro con muchas estrellas adornandolo.

Es un bonito panorama.

—¿Siempre te ha gustado ser popular? —me preguntó Melanie.

—No realmente —contesté—. Gracias a eso tuve que fingir ser alguien que no era para encajar en esta sociedad. El parámetro de "Los Alfas no lloran" , "Los Alfas no son sensibles" y más bla bla bla. Era lo que me había inculcado mi familia. Debía ser un pilar muy fuerte, dada la presión social. Pero mientras más fingia, más me ahogaba.

—Entonces... Todo este tiempo, ¿te has estado reprimiendo?

—Básicamente... —solté un suspiro—. Pero igual, en cierta parte fue mi culpa. No me detuve.  Seguía haciéndolo, e incluso... Lastime a personas inocentes en el proceso... Y eso... Está mal... Y...

—Está bien —dijo Melanie sujetando mi mano, mientras me sonreía cálidamente. —Todo está bien, Allison. El primer paso para remediar un error, es aceptar que cometiste un error.

—Melanie... —dije afligida.

—He visto que te arrepientes por lo que hiciste —añadió Melanie—. No todos los populares sin neuronas se arrepienten de las tonterías que hacen, Logan es el claro ejemplo.

—En eso tienes razón... ¿Pero se me podría perdonar a pesar de lo que hice? Lastime a tantas chicas...

—Claro que se puede —dijo Melanie, dándome esperanzas. —Pero es muy probable que no todas te perdonen... Sin embargo, no nos vamos a rendir.

—Melanie... Muchas gracias —dije rodeando con mis brazos su cuerpo.

—Todo va a salir bien.

Realmente me gustaba Melanie.

Tener está cercanía, oler su aroma natural, sentir su calor y abrazarla y sentirla, era lo mejor que había sentido en años. Era una sensación que jamás había sentido con nadie más.

Ahora sé porque nunca encontré el amor en otra parte.

Nadie me ha amado como Melanie me ama.