I'm A Believer - En Multimedia

MELANIE DASHTON

—Despierta boba —me despertó mi hermano tras moverme de un lado a otro, a lo que yo desperté adormecida.

—¿Qué pasa bobo? —abrí los ojos y por unos instantes me cego la luz solar que entraba a través de mi ventana.

—Camila y Lucía te están esperando abajo.

—¡¿Qué?! —dije sorprendida.

No-puede-ser.

Me levanté más rápido que Flash, y busque que ropa ponerme.

Saque unos jeans azules, junto a mis botas cafés, y la blusa del uniforme de color blanca del bachillerato con el logo de »Hastings« y posteriormente, me cambié lo más rápido que pude y bajé las escaleras.

—¡Maldición! —pronuncié acarreada.

Tras haber bajado las escaleras y llegar con mis amigas, nos fuimos caminando como de costumbre al bachillerato.

En el camino les conté con lujos de detalles a mis amigas lo que pasó ayer, y obviamente Lucía me shippeo por cada cosita que le decía con Allison.

—Tía, es la primera vez que Allison me habla así de una chica —dijo Lucía—. Planeaba decirte que Allison estaba colada de ti, pero se me adelantó ella. ¡Madre mía! Me invitas a la boda.

—Y Lucía ya está pensando en la boda —dijo Camila.

—Ja, ja —me reí—. Espera... ¿Allison te hablo de mi?

—Así es, tortolita —contestó Lucía. —Dijo que le molabas bastante, pero que se sentía confundida, porque sentía cosas por la chica que beso.

—¡¿En serio?! —dije asombrada.

—Va en serio —dijo Lucía.

—¡No lo puedo creer! —expresé con una gran sonrisa. La emoción no me cabía en el pecho.

—Hey, cuidado —me dijo Lucía cogiéndome del brazo. —Te ibas a comer un poste, Melly.

—Perdón...

***

Finalmente llegamos al bachillerato y entramos por la entrada principal. Llegamos al aula y me encontré a Allison sentada en su pupitre, observando con desinterés su celular.

Ella me vió a lo lejos y sonrió.

Gesto con el que yo me sonroje y me fui a sentar en mi pupitre.

—¿Te dijo algo más Allison, Lucía? —le pregunté confidente a mi amiga.

—También me dijo que quería salir contigo.

—¿Really?

—Yes.

I can't believe it.

—Buenos días jóvenes —dijo el profesor de Filosofía tras entrar al aula. —El día de hoy vamos a hablar del Arte del Barroco... Señor Jiménez, ¿puede leer la página trescientos para sus compañeros?

Hoy va a ser un largo día.

Por fortuna se acabaron todas las clases de la mañana y llegó el recreo. Miré a Allison y poco después, camine hacia ella, pero Tiffany la cogió del brazo, y Allison me hizo una seña con la mano que significaba que ahorita venía. A lo que yo asentí...

—No te preocupes tía —dijo Lucía. —Allison no se enrollara con ella.

—Estoy de acuerdo con Lucía, se re nota que ella siente algo por vos.

—Tienen razón —dije esbozando una sonrisa. 

Estaba comiendo comida mexicana, más específicamente, burritos al pastor que compre en la cafetería, y segundos después, alguien me virtió agua helada en mi cabello. A lo cual yo me volteé desconcertada, y me encontré a Samantha Hoffman reírse junto a Ashley.

¡Pendejas de mierda!

—Cabronas de mierda, ¡se van a enterar! —enfatizó Lucía levantándose a la velocidad de la luz de su asiento.

—¡Pendejas de mierda! —exclamó Camila.

—¡¿Qué demonios es lo que quieren?! —expresé claramente enfadada. —¿Acaso no es suficiente que me mantenga alejada de ustedes dos? ¡¿Cuál es su puto problema?! —inquirí parandome de la silla.

—Ja, ja no te queda tan mal ese aspecto de chica inocente cuando en realidad eres todo lo contrario y... —me dijo Samantha burlesca. Lucía no espero a que ella terminará sus palabras pues le encesto un buen golpe en su rostro.

—¡Maldita! —chillo Ashley.

—¡Andense a la mierda hijas de puta! —gritó Camila.

—¡No nos vamos a ir perras! —gritó también Samantha. —¡Esta me la vas a pagar Lucía!

—¡Orden! —dijo la profesora Elena apareciendo.

—Esto no ha terminado —susurra Hoffman antes de irse.

Posteriormente ambas se largaron y Camila y Lucía me preguntaron si estaba bien.

—Sí, estoy bien —dije aún desconcertada.

—Esas cabronas se van a enterar de una buena vez por todas que no deben venir a jodernos —añadió Lucía realmente molesta.

—Y vaya que se van a enterar —dije yo.

Posteriormente apareció Allison y me dijo:

—¿Estás bien?

—Sí —respondí con una pequeña sonrisa.

—Me alegro —dijo Allison tocando mi hombro.

—Sobre lo del otro día...

—Oh si... Lo del otro día... —dijo Allison, ¿nerviosa?

Ver esta faceta de Allison es inesperadamente linda.

—¿Quieres ir a las gradas...? —pregunté.

—Seguro. ¿Y tus amigas?

—Están aquí —contesté sin darme cuenta de que mis amigas me habían dejado a solas con Allison.

—¿Y dónde están? —cuestionó Allison.

—Estaban aquí...

A lo lejos, visualice a Lucía mirarme, mostrándome el pulgar con una brillante sonrisa. Esto es obra suya. Seguramente en su mente, yo soy Ariel y Allison es Eric, y Camila es el cangrejo Sebastián, que canta: "Besala".

***

Estando en las gradas, conversaba con Allison sobre Squid Game, hasta que nuestra conversación se dirigió a lo que pasó ayer.

—Sobre lo de ayer... —dije tímida.

—Melanie lo que dije va en serio. Realmente me gustas.

Sonreí timidamente y agregué: —¿Pero qué pasó con tu pasado...? ¿Ya lo superaste?

—Aún sigo en proceso —contestó Allison.

—No te preocupes —le dije con una sonrisa—. Yo te ayudaré a superarlo.

ALLISON RODRÍGUEZ

Antes no creía en las segundas oportunidades.

Pero ahora creo en las segundas oportunidades, y todo es gracias a Melanie.

De pronto, toda esa oscuridad que veía a mi alrededor y que no era capaz de sobrellevar, ahora era opacada y en su lugar había iluminación.

Es increíble lo que el amor puede hacer.

Como una sonrisa y un beso pueden cambiar tu vida.

—Ven chica nerviosa —jale de su mano y la lleve a un lugar a solas. Entre risas por parte de ambas, Melanie me preguntaba que a donde la llevaba y yo le dije que era una sorpresa.

—Oh vamos, dime.

—Ya llegamos —dije.

El lugar donde traje a Melanie, es un lugar donde nadie transita, en dicho lugar hay dientes de león, margaritas, y todo tipo de flores. Hay una extensa variedad. Pero lo que más cautiva, son sus cerezos, y los árboles con su característico icono de película romántica juvenil.

—Allison... Es precioso —musitó Melanie cautivada observando el lugar al que la había traído.

—Me alegro de que te gustara.

—En serio muchas gracias por mostrarme este bello lugar —agradeció Melanie y yo sonreí.

—No es nada.

—¿Ya crees en el amor de nuevo...?

—Tu sonrisa alimenta mi creencia al amor —respondí. 

Ahora soy creyente del amor.

Mis ilusiones y mi mayor deseo de volver a enamorarme volvieron a renacer.

—Eso... Eso es realmente genial —expresó Melanie.

—Ven.

Posteriormente, le indique a Melanie que nos sentaramos en el pasto.

Melanie se sentó a un lado mío y admiró el lugar una vez más. Mientras que yo la observaba a ella.

—¿Quieres salir conmigo? —me preguntó repentinamente Melanie. —Hoy hay un descuento en el parque Magic. Y me preguntaba... Si tú quisieras... Que saliéramos juntas... Como una cita. 

—No tengo nada mejor que hacer —respondí. —Vayamos.