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Capítulo 23: Plan definitivo de conquista

Dejó el teléfono nuevamente sobre la mesa. Llevaba echas ya al menos seis llamadas, pero merecía la pena, porque mañana... sería el día en que Shoto le diría que sí a salir juntos. Bakugo ya estaba ideando su plan perfecto de conquista.

Su primer objetivo era que Shoto rompiera con su novio y eso era cuestión de tiempo por lo imbécil que era ese tipo. La fase uno estaba completa, ahora tenía que poner en marcha la fase dos. Pondría toda la carne en el asador si era necesario pero no se iría sin que Shoto dijera un "si". Iba a darlo todo por lo que quería, y quería a Shoto en su vida.

Ese plan tenía que funcionar. Había pensado mucho en cómo hacerlo y tenía cómplices por todos lados: En su trabajo, en la radio, en la policía... todos sus compañeros ayudarían para ver esa declaración y de ahí, tantas llamadas necesarias.

La única incógnita, era Shoto Todoroki y lo que fuera a decir. Podía salirle mal esa propuesta, claro que podía, de hecho tenía muchas papeletas a que Shoto se negase, pero... también estaba convencido que Shoto aún le quería, lo había hecho desde niño o eso le confesó, así que, esos amores no se evaporaban de la noche a la mañana. Tenía que sentir todavía algo por él y más, porque no había pasado tanto tiempo desde que fingieron ser prometidos y ahí, Shoto estaba colado por él. Había sido un idiota al no darse cuenta antes pero a lo hecho pecho, sólo le quedaba una opción ahora, conquistarle y lograr que quisiera salir oficialmente con él.

***

Cuando al levantarse de la cama se dio el primer golpe en el dedo pequeño del pie contra la pata de la mesilla de noche, Shoto supo al instante que era uno de esos días en que era mejor volver a taparse bajo las mantas y quedarse en casa. Hoy todo saldría mal.

Agarrando con gran dolor su pie, intentaba que se calmase un poco antes de levantarse. Esto sólo era el inicio. Posiblemente las cosas empeorarían y así fue...

El microondas dejó de funcionar, el cielo con un sol radiante se nubló a apenas una manzana de su casa y al instante, empezó a llover como si no hubiera un mañana; y él sin paraguas. Cuando fue a mirar el tiempo en su teléfono, este resbaló de sus manos y cayó contra el bordillo partiendo una de las esquinas de la pantalla...

¡Hoy no era un buen día! Resopló, echó la cabeza hacia atrás hasta que tocó la pared del edificio donde se estaba resguardando de la lluvia y expiró con suavidad. Hoy tendría que tener mucha paciencia.

Miró la lluvia caer. No tenía intención que fuera a detenerse pronto y tenía que llegar a la emisora a tiempo para el trabajo. Salió del portal donde se resguardaba y corrió hacia la boca del metro. Llegó empapado a la emisora para iniciar su turno aunque todavía le quedaba subir. En ese momento en que entraba por el edificio, como una broma pesada del destino, el sol salió y las nubes empezaron a desaparecer.

Su compañera estaba en el hall esperándole, algo no muy habitual, sin embargo, pensó que posiblemente ella también acababa de llegar.

‒ Vaya, vienes empapado.

‒ He pillado toda la tormenta y no tenía paraguas.

‒ ¡Qué mala suerte! ¿Subimos juntos? Te compraré un café ahora arriba para que entres en calor.

‒ Prefiero un chocolate bien caliente – sonrió Shoto.

‒ De acuerdo. Vamos entonces.

Extrañamente, hoy el ascensor estaba vacío. Nadie esperaba para subir y eso a Shoto, le resultó un poco extraño, pero con el tráfico de las mañanas de los lunes, era muy posible que la gente hubiera salido antes de sus casas y ya estuvieran allí o estuvieran retrasados por los atascos.

En el ascensor, su compañera pulsó el botón para subir a la planta de la emisora donde ellos tenían el estudio.

"Por fin, unos segundos de tranquilidad". Eso pensó Shoto. Hasta que llegasen al estudio, nada podía salir mal allí porque no había nada donde golpearse, no podía caerle la lluvia encima y desde luego, no pensaba en que pudiera ocurrir algo hasta que súbitamente, el ascensor se detuvo.

‒ ¡No me jodas! – fue lo primero que Shoto pronunció en cuanto sitió la parada del ascensor.

‒ ¿Estás en uno de tus días malos? – preguntó su compañera.

‒ Ajá. Y yo que creía que aquí no ocurriría nada.

‒ Esperaremos a que venga la ayuda, no te preocupes. Sólo será un rato.

Su compañera pulsó la alarma de emergencia mientras Shoto se sentaba en el suelo. Allí podrían estar mucho tiempo, al menos una o dos horas casi seguro.

‒ Desde luego tu mala suerte es implacable – sonrió su compañera – ni yo me libro de ella.

‒ No lo sabes tú bien.

¡Desanimado! Así es como estaba Shoto, afligido y desanimado, con el codo apoyado sobre su rodilla flexionada y con la mano cubriendo sus ojos.

‒ ¿Cómo fue la carrera del fin de semana? – preguntó su compañera sentándose a su lado.

‒ Bueno... no sabría decirte. Mal y bien al mismo tiempo.

‒ ¿Y eso?

‒ Rompí con mi novio por dejarme tirado y Bakugo apareció allí para hacer la carrera conmigo, así que no sé, por una parte mal y por la otra, me alegré de que él estuviera allí.

‒ Ese chico parece interesante. Siempre aparece cuando lo necesitas o esa sensación da.

‒ Sí, Bakugo siempre ha estado en mis peores momentos – sonrió Shoto.

‒ Te gusta, te gusta mucho.

‒ Desde niño. Estoy enamorado de él a más no poder pero... es uno de esos amores imposibles. Él tiene fobia al compromiso, ha salido con mucha gente y ninguna relación sale bien y yo... bueno... supongo que siempre he ido conformándome con quien fuera porque nunca sería Bakugo.

‒ Si de verdad quieres a ese chico, ¿Por qué no arriesgarte?

‒ Porque acabaremos haciéndonos daño mutuamente.

‒ Quizá no. Antes no conocíais vuestros sentimientos, erais muy jóvenes, ahora os habéis sincerado el uno con el otro y si ese chico está haciendo todo lo que puede por ti, quizá es que por fin se ha dado cuenta que no quería estar con todas esas personas con las que salió, sino contigo. Igual que tú te conformaste con salir con gente que no te gustaba realmente, él pudo hacer lo mismo buscándote en esas otras personas. Ahora os habéis encontrado, quizá sea la relación perfecta, la que siempre habéis buscado.

‒ ¿Ahora eres mi consejera en el amor? – sonrió Shoto.

‒ Sólo digo, que ese chico se está apostando todo ahora mismo por ti. Nunca antes había tenido que conquistar a nadie, los ligues le llegaban sin más, ahora se está esforzando contigo y eso tiene que significar algo importante. Te quiere a ti o esa es la sensación que tengo – sonrió su compañera.

Shoto pensó en ello. La verdad es que conocía a Bakugo desde la infancia y jamás le había visto pelear por conquistar a alguien, pero allí estaba ahora, intentando que él le perdonase. Pidiéndole una y otra vez salir juntos, tener una cita de verdad. Aquella cita con el chocolate fue desde luego, única, diferente y realmente buena. Nunca había tenido una buena cita con nadie excepto con Bakugo. Él parecía ser otra persona cuando estaban juntos.

‒ Puede que tengas razón – susurró Shoto – Bakugo es diferente cuando está conmigo, o eso quiero creer. Es... tierno, dulce, piensa en mis gustos y siempre intenta complacerme, está en mis peores días aunque sabe que le afectan a él – sonrió Shoto – él nunca me ha abandonado. Realmente me gusta demasiado.

‒ Ve a por él Shoto. La vida es corta, no dejes pasar la única opción que tienes de ser feliz si realmente quieres estar con él. Puede que salga bien o puede que no, pero no te arrepientas jamás de no haberlo intentado si crees que es la persona ideal para ti, es a la que tu amas y con la que quieres estar en realidad.

Ruidos detrás de la puerta del ascensor empezaron a escucharse. Alguien intentaba abrir la puerta del ascensor para sacarlos. Su compañera se puso en pie enseguida consiguiendo que Shoto también lo hiciera. Para cuando finalmente vieron la palanca atravesar por la ranura y la puerta empezó a abrirse, lo primero que vio Shoto fueron esos ojos brillantes de Bakugo vestido con su uniforme de bombero.

¡De todos los parques de bomberos y unidades en Tokio, habían tenido que llamar justamente a su unidad! Shoto se quedó helado en el sitio.

‒ Vaya, ¿a quién tenemos aquí? – sonrió Bakugo - ¿Un mal día?

‒ Un mal día – susurró Shoto - ¿Por qué siempre apareces tú en mis peores días?

‒ ¿Destino? – preguntó Bakugo pese a que él había planeado todo eso y sabía perfectamente que todos estaban compinchados para ayudarle.

Shoto ayudó a su compañera primero a salir, viendo como los bomberos agarraban sus manos y la aupaban hasta el piso para poder sacarla, pero cuando fue su turno, Bakugo no tendió su mano hacia él.

‒ Bakugo... - se quejó Shoto.

‒ Ah no, no pienso sacarte de ahí hasta que accedas a tener una cita conmigo.

‒ ¡No seas crío Bakugo!

‒ No soy yo el que está ahí atrapado.

‒ Tú trabajo es ayudar a la gente en problemas, ¿no? Pues ese soy yo. Ahora ayúdame.

‒ Ni de coña. Primero prométeme ir a una cita conmigo.

‒ Vale – se quejó Shoto – iré a una cita contigo, pero sácame de este trasto ¿quieres?

Bakugo estiró el brazo para intentar ayudarle pero cuando Shoto quiso agarrar su brazo, Bakugo volvió a quitarlo.

‒ Odio cuando me llamas Bakugo – dijo de nuevo.

‒ ¡No me jodas Bakugo! – se enfadó un poco Shoto ante eso.

‒ Sal conmigo Shoto, oficialmente, por favor – dijo esta vez Bakugo mucho más serio, tanto, que un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Shoto – por favor, dame una oportunidad para hacerte feliz. Quiero estar contigo.

Shoto sonrió sutilmente a la vez que agachaba el rostro para ocultarlo bajo su flequillo. Ya tenía la idea de darle una oportunidad, pero aquello, sólo había acelerado las cosas. Una lágrima resbaló por su mejilla. No esperó jamás que Bakugo fuera a salir con él, ni que fuera a pronunciar esas palabras. ¿Cuántas veces soñó con salir con él oficialmente?

‒ Vamos Sho – susurró Bakugo tendiéndole la mano esta vez con más seguridad para ayudarle a salir del ascensor – confía en mí, yo siempre voy a estar a tu lado, siempre estaré en tus días malos, no quiero sólo conformarme con verte sonreír, quiero ser yo el que te haga sonreír todas las mañanas. Por favor, sal conmigo.

‒ Te quiero, Kacchan – susurró Shoto ante el asombro de Bakugo que había estado todo el rato esperando que dijera su apodo de nuevo.

Bakugo sonrió en cuanto sintió que Shoto agarraba su mano para salir del ascensor. Su corazón dio un vuelco completo al escuchar la palabra "Te quiero" y fue todavía más satisfactorio cuando escuchó ese apodo cariñoso con el que Shoto le llamaba. Desde que el idiota de Deku empezó a llamarle así, Shoto le imitó y debía aceptar que en los labios de Shoto sonaba mucho mejor.

Cuando Shoto estuvo arriba, rodeado por los compañeros de Bakugo que habían ido a buscarle una manta y ropa seca, es cuando finalmente, Shoto se relajó. Bakugo que estaba sentado en el suelo, dejó que Shoto, arrodillado entre sus piernas, apoyase la cabeza contra su hombro antes de que los compañeros le pusieran la manta por encima para que entrase en calor.

Su hombro se mojó al instante pese a que con la chaqueta gorda de bombero, tardó un rato en sentir la humedad sobre su camiseta interior, aún así, dejó que Shoto permaneciera un rato allí apoyado entre sus brazos, como si se sintiera protegido a su lado en ese mal día.

‒ Te amo, Shoto – susurró Bakugo a su oído – y aunque haya tardado en darme cuenta, no voy a alejarme de ti.

‒ Mi hermano va a matarte – susurró Shoto con una sonrisa.

‒ Ya... eso es un asunto pendiente que tengo por ahí – susurró Bakugo algo desanimado – e incumplido su primera normal.

‒ Me alegro que la hayas incumplido – susurró Shoto – porque quiero estar contigo.


Epílogo:

Eran sus primeras vacaciones en el pueblo y que los padres de Bakugo hubieran vuelto a dejarles la casa de encima de la tienda para que pudieran estar solos, no había sido una de las ideas que Touya soportaba. Touya siempre se hacía el enfadado con Bakugo aunque en realidad, Shoto les había pillado más de una vez jugando juntos al minigolf o a videojuegos en casa como antaño. Que salieran juntos no había cambiado nada entre ambos amigos pese a que Touya muchas veces, solía decir que le mataría si hacía daño a su hermanito.

Hoy todos los amigos habían decidido ir a jugar al fútbol americano a una de las explanadas del parque del pueblo. Allí solían reunirse las familias para comer en los días que hacía un buen clima. Los niños podían jugar a sus anchas y era el lugar donde mejor se socializaba en el pueblo puesto que casi todos iban allí a pasar el rato.

El pase de Bakugo hacia Shoto que ya corría por la banda derecha fue perfecto y sin duda alguna, Shoto que practicó atletismo era tan rápido que ni su hermano, ni Izuku ni ningún otro amigo pudo llegar hasta él antes de que marcase.

Bakugo sonrió y gritó al ver el punto subir en su marcador o más bien, cómo sus compañeros gritaban la puntuación que llevaban. Touya algo ofuscado pero con una sonrisa en el rostro, gritaba que remontarían.

Un segundo, es lo que Izuku dejó que su cuerpo descansase. Estaba agotado de tanto jugar pero se lo estaba pasando muy bien. Se sentó en el césped y observó a Bakugo celebrar ese punto con Shoto y el resto.

‒ Desde luego, son tal para cual – sonrió Izuku hacia Touya que ya se sentaba también a su lado.

‒ No me lo recuerdes.

‒ Venga, en el fondo estás contento con ellos. Te he visto sonreír cuando ellos no te ven.

‒ Y mejor no se lo digas, pero sí... admito que se les ve muy bien juntos.

‒ La verdad es que me alegré cuando volvieron juntos aquí, aunque sólo sea por vacaciones.

‒ Imaginé que vendrían más seguido desde lo de la enfermedad del padre de Kacchan – susurró Touya – y en eso, también me alegro que se equivocasen los médicos en el pronóstico.

‒ El susto que les dieron fue intenso. Prácticamente les dijeron que su padre se moría y resultó que habían confundido las pruebas médicas con otro paciente.

‒ Es increíble, pero la parte buena es que su padre está bien y que podrán ver la boda de esos dos.

‒ Aún falta casi un año para que se casen, sólo se han prometido – sonrió Izuku.

‒ Lo sé, pero para mí ya es oficial. Shoto no se quita ese anillo ni para ducharse – rió Touya.

‒ Shoto no se quitaría nada que le regalase Bakugo, eso te lo aseguro. Ya te he dicho que son tal para cual. La verdad es que... me costaba imaginar a Kacchan en una relación tan formal sin querer salir corriendo pero... se le ve tan feliz con tu hermano que no sé como no se dio cuenta antes. Siempre fue Shoto con el que quería estar.

***

A trompicones y besándose con pasión, ambos entraron por el apartamento en dirección a la ducha. Estaban sudados y sus ropas sucias por haber estado tirándose por el césped del parque. La camiseta blanca de Shoto ya era más verde que blanca, pero ninguno le dio importancia.

Fue Bakugo el que empujó la puerta del aseo tras él para cerrarla pese a que en esa casa, estarían completamente solos. Shoto que iba caminando de espaldas sin soltar los labios de Katsuki, fue quién abrió el grifo hacia el agua caliente. Por suerte para él, los brazos de Bakugo agarrados a su cintura, impidieron que entrase dentro y así, poder esperar a que el agua saliera caliente, sin embargo, en cuando el vapor del agua caliente se hizo visible, ambos entraron dentro de la bañera entre risas aunque fue Shoto el que buscó el tapón para que pudiera llenarse con el agua caliente.

‒ Estás loco, seguimos vestidos.

‒ Tenía que echar a lavar igualmente la ropa. ¿Qué más da? – sonrió Bakugo quitándosela dentro de la ducha y tirándola sobre fuera de la bañera empapada.

‒ Eres un impaciente.

‒ Contigo siempre. Siéntate antes de que se llene la bañera – exclamó Bakugo colocándose entre sus piernas para poder bajar su boca al miembro de su prometido.

¡Shoto no se cortaba ni un pelo! Pese al leve rubor de sus mejillas, mantenía los ojos cerrados y gemía. No parecía darle demasiada vergüenza dejarse escuchar. Las caricias de sus dedos enredados en el revoltoso cabello de Bakugo conseguían relajar al chico. Arrodillado en la bañera, con el agua cubriendo parte de su cuerpo, Bakugo continuaba lamiendo y succionando el miembro de su novio.

Shoto echó la cabeza hacia atrás. Disfrutaba de lo que su novio hacía y prefería mantener sus ojos cerrados para evitar que Bakugo se sintiera avergonzado por lo que estaba haciendo. Pensó que si no le miraba, si no se sentía observado, estaría más calmado y parecía funcionar. Además de eso, soltar algún jadeo de vez en cuando también le ayudaba, porque esos sonidos le indicaban a su novio que le gustaba lo que estaba haciendo. Todos sus sonidos eran recogidos por los oídos de Bakugo y realmente disfrutaba escucharle.

¿Qué era lo que más le gustaba a Shoto de todo aquello? Sonrió, abrió unos segundos los ojos y observó a su novio. Tenía mucha curiosidad por verle y fue una experiencia que le hizo ruborizarse al instante. ¡Era una locura ver su miembro perderse dentro de la boca de su prometido!

— Eso me gusta – susurró Shoto al notar un espasmo de placer más intenso que cualquier otro de los que había tenido.

Bakugo abrió los ojos y miró el pene de su novio. Estaba completamente erecto pero no era eso lo que le interesaba, sino entender lo que había hecho que tanto le había llamado la atención a su chico. Sacó la punta de la lengua y lamió la parte superior, creando otro espasmo en Shoto. ¡El frenillo! Le gustó esa parte y al ver la sonrisa de Shoto, Bakugo volvió a pasar la lengua.

Casi sin darle tiempo a reaccionar, Shoto se dejó resbalar por la bañera, entrando al agua una vez más y dejando a su novio encima de su cuerpo. Ambos se miraron fijamente pese a que Bakugo no entendió el motivo por el que su chico había vuelto al agua con tanta rapidez. Quizá había hecho algo mal o algo que no le gustó, pero sus dudas fueron resueltas enseguida.

— Te quiero – susurró Shoto, agarrando la nuca de Bakugo y acercando su rostro para besarle con pasión.

¡Vergüenza y a la vez felicidad! Fue lo que Bakugo sintió al escuchar esas palabras. Él también estaba enamorado, realmente lo estaba.

— Por poco me haces llegar antes de que entres – susurró Shoto con una sonrisa, dando la explicación del motivo por el que había cortado el sexo oral. Bakugo se relajó. No fue por hacerlo mal –. A menos que hayas cambiado de opinión y no quieras que tengamos sexo aquí y ahora.

— No he cambiado de opinión. Quiero sexo contigo y lo quiero hoy y ahora.

Shoto acarició el rostro de Bakugo con una amable sonrisa en su rostro. Realmente su novio estaba decidido a llegar hasta el final y él no pensaba decirle que no. Llevó su pulgar a los labios de Bakugo y lo deslizó por el inferior. Era suave y tentador. Besarle era una perdición. Podría estar todo el día unido a sus labios y no se cansaría jamás.

Le besó una vez más antes de que Bakugo tomase el mando y colase uno de sus dedos en su entrada. Al sentir el dedo de Bakugo introducirse en él, Shoto suspiró con los labios todavía agarrando los de su prometido.

En un abrir y cerrar de ojos, Bakugo agarró la cintura de su chico para subirle donde antes estaba y sacarlo del agua, dejándole en el borde de la bañera sentado. Al fin y al cabo, no era mala idea tener sexo allí, pero el agua no permitiría lubricarle bien. Sería conveniente lubricarle fuera y una vez tuviera su miembro dentro, podrían volver dentro del agua.

— ¿Bakugo? – preguntó Shoto al ver que lo sacaba de la bañera para sentarle donde había estado en el sexo oral.

— Shhh, abre las piernas.

Completamente rojo, le obedeció. Confiaba plenamente en Bakugo y en lo que hacía. Una de las manos de su novio se colocó en su pierna, ejerciendo cierta fuerza para que no las cerrase, dejando que la apoyase sobre su hombro para estar más cómodo. Mientras tanto, su dedo corazón, se introducía muy lentamente con movimientos rítmicos de delante hacia atrás, introduciendo cada vez unos milímetros más a medida que se iba acostumbrando.

Un gracioso sonido se escapó de la boca de Shoto, lo que hizo sonreír a Bakugo. Parecía gustarle. Aun así, sólo con eso no sería suficiente y lo sabía bien.

— ¿Tienes a mano algo para lubricar más? – preguntó Bakugo.

— No lo sé, no es que haya traído demasiadas cosas... aquí sólo veo champú, gel... crema hidratante – sonrió Shoto – espera... tengo algo de aceite corporal para hidratar la piel después del baño. ¿Servirá?

— Sí, es perfecto. El aceite hará que deslice con mayor facilidad.

Shoto estiró la mano y tomó el frasco. Bakugo lo abrió, echó un poco de aceite en su mano y volvió a la tarea de lubricarle. ¡Ahora mucho mejor! Su dedo prácticamente era succionado y no parecía dolerle en absoluto. Echó más aceite por si acaso. Cuanto más lubricado estuviera, mejor iría aquello.

Tras dejar el bote en el suelo del baño bien cerrado, Bakugo apartó la pierna de Shoto de su hombro y se acercó más a su novio para entrar en él. Masajeó su miembro ligeramente para evitar que se bajase, aunque la realidad era que estaba bastante excitado. Shoto le ayudó, apartando con sus manos las nalgas para que él viera mejor dónde iba y pudiera entrar con rapidez. Una vez el glande entró, prácticamente con todo el lubricante, su pene resbaló hacia el interior colándose completamente dentro.

— Wow – susurró Bakugo al ver que había entrado directamente.

— Vaya, sí que ayudaba el lubricante.

— Quizá me he pasado con el lubricante – sonrió Bakugo – ven aquí.

Con sus brazos rodeando la cintura de Shoto, lo bajó hacia el agua, dejándole bajo su cuerpo y empezando a mover su cadera. Hacia delante y hacia atrás, lentamente y disfrutando de aquella sensación. Ambos se miraban fijamente y sonreían. Desde que habían empezado a salir juntos hacía unos meses, no dejaban escapar ni un momento a solas para satisfacer sus impulsos. Ni siquiera Bakugo era capaz de comprender cómo había podido vivir tanto tiempo sin Shoto. Se compenetraban, no podía ver su vida sin él.

Los jadeos pronto se escucharon por parte de ambos a medida que Bakugo aumentaba el ritmo. ¡Agotador! Cinco minutos sin parar y sentía como si hubiera hecho ejercicio suficiente para toda la semana. Al ver aquello, Shoto decidió cambiar de posición, subiéndose él encima para ayudar a su chico y moverse un rato él. Aquella visión fue aún mejor para Bakugo. Tenerle encima era grandioso. Podía acariciar su miembro, su abdomen, su pectoral... apenas unas estocadas y unos jadeos incontrolables por parte de Shoto consiguieron que Bakugo eyaculase al ver semejante escena. ¡Le excitaba de verdad!

El cuerpo de Shoto cayó sobre el de Bakugo y ambos empezaron a reír sin tener un motivo concreto. Simplemente estaban felices de aquel momento. El agua seguía caliente, los dos estaban juntos y habían superado todas las barreras para dejar fluir su amor con total libertad.

Se amaban y no querían volver a separarse. Por fin se habían encontrado.

Fin

Siguiente historia: Call me

Resumen:

"¡Call me!" era el mensaje que Bakugo leyó grabado en la puerta del aseo de su instituto junto al número de teléfono y una sugerente frase bajo esa palabra que incitaba al sexo. Con una sonrisa en su rostro, Bakugo decidió probar algo completamente nuevo y diferente sin saber que una decisión momentánea y precipitada podría traerle más de un problema en el futuro.

Pareja principal: Baku-Shoto

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