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Capítulo 22: Objetivos

El soba caliente siempre entraba bien en el cuerpo, al menos eso pensaba Bakugo, sin embargo, a Shoto le encantaba el soba frío y eso era justamente lo que él se había pedido.

En este tiempo cuando hacía frío, Bakugo no podía comprender que Shoto quisiera comer algo frío, él en cambio, apoyaba las manos sobre su tazón caliente para poder calentarlas un poco antes de comer. Pese a que no entendía ciertas cosas de ese chico, Bakugo sonrió al ver cómo devoraba su cuenco con total felicidad. Desde luego, el soba frío era sin duda alguna, una de las grandes debilidades de Shoto.

Come despacio, no me gustaría tener que hacerte algún movimiento de salvamento porque te hayas atragantado.

‒ ¿No eres experto en esas cosas?

‒ ¿En la maniobra de Heimlich? La verdad es que sé hacerla, aunque no suelo tener que utilizarla demasiado. Aún así, si quieres que pruebe contigo no tengo ningún problema.

‒ No, gracias. Prefiero comer a gusto sin sobresaltos.

‒ ¿Vas a ir a la carrera por parejas? He escuchado que la hacen para conseguir donaciones para una causa social.

‒ ¿Estás muy interesado en ello? – preguntó Shoto - ¿En saber si me he apuntado?

‒ Pues la verdad es que sí. Casi todos mis compañeros van a asistir.

‒ Así que vas a ir.

‒ Sí. Participa todo el parque de bomberos.

‒ ¿Enserio? No sabía que os interesaba recaudar fondos para las protectoras de animales – comentó Shoto.

‒ Ya, yo podría decir lo mismo de ti. ¿Asistís todos los que trabajáis en la radio o algo así?

‒ Que va, sólo iré yo, creo. Quizá alguien más de la emisora que no conozco, posiblemente de algún otro programa nocturno o de la tarde, no lo sé.

‒ Sino tienes pareja, podría ir contigo.

‒ Viene mi novio conmigo.

‒ Oh... él. De acuerdo. Iré con un compañero del parque de bomberos entonces – dijo Bakugo como si eso fuera la mejor opción ante ese caso – pero... ¿Qué harás si tu estupendo novio te deja tirado como esta noche y no asiste? Solo se puede competir en parejas.

‒ No me va a dejar tirado. Sabe que es importante para mí.

‒ Como la boda de tu hermano. ¿Hablamos de esa misma importancia? Porque si fue capaz de plantarte en algo así de importante, ¿por qué no lo haría en una carrera que para él no significa nada?

‒ No seas pájaro de mal agüero. No va a dejarme plantado.

‒ De acuerdo.

¿Aquello era una preocupación para Shoto? Pues sí lo era. Claro que había pensado unas cuantas veces en la opción de que le dejasen tirado en esa carrera pero intentaba no pensar en ello. Estaba claro que si su novio no acudía, él no podría participar y eso le dolería, por eso mismo, intentaba no darle demasiadas vueltas y confiar en que todo saldría bien pese a los nervios que le carcomían por dentro.

‒ ¿Recuerdas la primera vez que te emborrachaste?

‒ Querrás decir que me emborrachaste. Fuiste tú el que no paró de traerme cervezas durante toda la fiesta.

‒ Tenías un mal día, de esos de los tuyos que acaban salpicándome a mí por ayudarte.

‒ Si bueno... disculpa por eso.

‒ ¿Qué recuerdas de esa noche, Shoto? – preguntó Bakugo más serio de lo habitual.

‒ No demasiado. Que no parabas de traerme cervezas y que al final dijiste que me llevarías a casa.

‒ Sí, tu hermano me dijo que era mi culpa que te hubieras emborrachado así que accedí a llevarte a casa. Era mi culpa, supongo.

‒ Ya... creo que ibas en moto y tuvimos que parar porque llovía mucho.

‒ En el parque no muy lejos de tu casa. Nos refugiamos en la pérgola del centro hasta que la lluvia cesó un poco.

‒ No recuerdo demasiado a partir de ahí. Me desperté en casa, en mi cama y con el pijama puesto.

‒ Ya...

‒ ¿Me cambiaste tú?

‒ Sí. Te dejé en tu cuarto durmiendo. Tus padres dormían y entré con las llaves que llevabas en el bolsillo.

‒ Por eso aparecí con el pijama.

‒ Te besé.

Shoto se quedó paralizado ante aquella afirmación pero no parecía ser mentira por la forma en que Bakugo se había quedado fijamente mirando su cuenco de soba caliente y por la forma seria en la que hablaba.

‒ ¿Qué? – preguntó Shoto como si no hubiera entendido bien aquello.

‒ Qué te besé. Aquella noche... en el parque, cuando nos refugiamos. Te besé. No sé porqué lo hice, en aquel momento no lograba entenderlo. Sólo eras el hermano pequeño de mi mejor amigo, no debería pensar en esas cosas pero lo hice y... me gustó. Creo que me gustabas pero intentaba mentalizarme de que eso era imposible, de que estabas prohibido, eras el hermano de mi mejor amigo, le prometí que no me acercaría de esa forma a ti.

‒ Nunca me dijiste nada sobre esa noche.

‒ Tú no recordabas nada y yo quise pensar que sólo fue un error. Intenté mentalizarme de que jamás pasó algo así, por el bien de tu hermano, del tuyo y del mío.

‒ Me gustabas, me gustabas mucho en ese entonces. Os seguía a las fiestas y perseguía a mi hermano porque estabas tú siempre jugando con él a videojuegos y esas cosas, sólo por verte.

‒ Hubo una vez que creí intuir algo, pero luego... pensé que era sólo mi imaginación, sobre todo cuando Deku y tú empezasteis a llevaros cada vez mejor.

‒ Él me entendía. Era muy buen amigo. Sentía que era mi amigo además del de mi hermano. El resto me trataban sólo como eso... como si estuvieran obligados a hablarme sólo por Touya. Tú y Deku me tratabais diferente. Debiste decirme lo de aquel beso, quizá las cosas hubieran cambiado.

‒ Puede ser, pero quizá, tampoco yo estaba listo para una relación formal o eso creo. Quizá no estaba listo para las relaciones formales porque siempre tuve esa espina clavada de que en el fondo, quería que fueras tú. Puede que mis relaciones no funcionasen porque yo las acababa saboteando de una u otra forma pensando en ti.

‒ No puedes saltarme algo así en un momento así.

‒ ¿En un momento así? ¿Qué momento exactamente, Shoto? Quizá no tenga otra opción de decirte esto. Aquella vez la dejé escapar por mis miedos e inseguridades, por no saber qué es lo que quería en realidad, ahora lo sé muy bien y no quiero perder más tiempo.

‒ Esperé muchos años y soñé muchas veces en cómo sería salir contigo, Kacchan, pero siempre acababa dándome cuenta que tú no eras para mí, que no me veías en realidad y ahora que salgo con alguien vienes con esto.

‒ Sales con un idiota que no te aprecia. En algún momento sé que te hará daño y que acabarás dejando esa relación. Soy igual de sincero que tú, no voy a dejarte escapar tan fácilmente, quiero estar contigo y haré lo que sea para que podamos iniciar algo tú y yo.

***

Aquella confesión le pilló demasiado desprevenido. ¿Así se sentía la gente cuando él era directo? Con la espalda apoyada contra la puerta de su apartamento, Shoto se deslizó por ella hasta sentarse en el suelo. ¡Sí! Esa noche había sido confusa. Amaba a Bakugo, ¡Diablos sí lo amaba! Pero le asustaba, ese chico le asustaba mucho. ¿Y si no era suficiente para él? ¿Y si se asustaba Bakugo y rompían? Shoto no estaba seguro de que pudiera resistir algo así y por eso mismo, se negaba una y otra vez a caer de nuevo en sus redes por más que se sintiera feliz y a gusto cada vez que veía a ese chico.

Lloró un rato allí en la oscuridad de su apartamento y finalmente, cuando ya no pudo llorar más, se marchó a dormir. Al día siguiente tenía la carrera de parejas. Debería levantarse y madrugar.

Esa mañana cuando el despertador sonó, el primer rostro que vino a su mente fue la de Bakugo y no la de su novio. Estaba claro que tampoco podía seguir con su novio, no de esa forma, no era justo para ninguno de los dos, sin embargo... por más que buscaba las palabras adecuadas para una ruptura suave, no tuvo sentido cuando al llegar a la carrera, se encontró solo.

Un mensaje era lo único que había en su teléfono, uno que indicaba que su novio no vendría. Volvía a dejarle tirado. Shoto sonrió. Bakugo tenía razón, como siempre. No le importaba a nadie, se sentía de esa forma. Todos con los que había salido habían sido un desastre y justamente, con el que mejor se encontraba, era la única persona a la que intentaba evitar.

¡Si hubiera sabido de aquel beso cuando era un adolescente! Si sólo Bakugo se lo hubiese dicho años antes habría peleado por él incluso contra su hermano, pero no lo hizo y ahora parecía ser tarde para ambos. Bakugo tuvo relaciones desastrosas, él también. Quizá eran el uno para el otro y jamás se dieron la oportunidad pero seguían siendo demasiado compatibles.

"Se terminó" – fue lo único que Shoto escribió al mensaje de su novio.

Estaba cansado, muy cansado de todo eso. No quería decir que fuera a darle una oportunidad a Bakugo pero... tampoco tenía sentido estar con alguien como el que estaba. Prefería estar solo.

Toda la gente a su alrededor estaba entusiasmada por empezar la carrera y cuando dio inicio, todos salieron excepto él. No tenía compañero así que era estúpido participar en algo que no contaría para nada. Al menos había hecho su donativo por la causa, eso era lo que importaba al final. Dio el primer paso hacia la acera contigua para volver a casa cuando al levantar la mirada, se encontró a Bakugo frente a él también detenido. La gente seguía saliendo a la carrera, pasaba entre medio de ambos pero aún así, podían verse. La gente les esquivaba. Fue Bakugo el que empezó a caminar hacia él entre la gente para acercarse.

‒ Ey, vamos, yo correré contigo.

‒ No tienes por qué hacerlo. Seguro que tu compañero...

‒ Mi compañero tiene muchos bomberos del parque que pueden participar con él, créeme, alguno irá con él. Iré contigo.

‒ Lo sabías, ¿verdad?

‒ Lo suponía. Mi compañero estaba sobre aviso de que si tu compañero no aparecía, yo correría contigo, así que tenía ya un compañero dispuesto a sustituirme – sonrió Bakugo.

‒ ¡Qué previsor!

‒ Es importante para ti, ¿no? Yo no te abandonaré en las cosas importantes, jamás.

¿Cómo no quererle cuando Bakugo siempre estaba ahí para él? Llevaba desde su adolescencia enamorado de él, aún lo estaba y era difícil no estarlo. Quizá todas sus relaciones fueran un desastre porque ninguna era él. No podía querer a nadie más, Shoto lo sabía.

Confuso como estaba, se desvió para iniciar la carrera y Bakugo salió corriendo también a su lado. Por primera vez, ninguno intentó adelantarse, corrieron al unísono, juntos y de vez en cuando, se miraban con complicidad.

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