Capítulo 11: Cuando te conocí
¡Dos minutos! No había tardado más de dos minutos en bajar las escaleras de la azotea y agarrar un par de botellines de cerveza para volver a subir, pero cuando Bakugo llegó, Shoto se había quedado dormido con ese suave movimiento del balancín. Aún tenía el botellín vacío de cerveza entre sus dedos y por eso mismo, Bakugo sonrió.
Toda su adolescencia estaba bañada en recuerdos con ese chico y su hermano mayor, de su grupo de amigos. Siempre pensó que Shoto sólo era eso... el hermanito pequeño de su mejor amigo, pero ahora que se paraba un momento a pensar detenidamente, se daba cuenta que tenía muchísimos recuerdos de haber pasado mucho tiempo con ese chico.
Tras acercarse en sigilo a Shoto, tomó el botellín vacío de sus manos y lo dejó en el suelo para evitar que se hiciera daño mientras dormía. Luego, se sentó en el sillón al lado y dio un sorbo a su cerveza tras dejar la nueva llena que le traía a Shoto sobre la mesilla.
¿La primera vez que lo conoció? ¡Lo tomó por un pequeño ladronzuelo! Bakugo sonrió. Él acababa de mudarse y mientras ayudaba a sus padres a meter cajas del camión de la mudanza dentro de la casa, algunas cosillas desaparecían cuando regresaba.
Un poco cansado de creer que se estaba volviendo loco por ver cosas desaparecer de un viaje a otro, decidió esconderse tras unos arbustos y esperar. El culpable no tardó en aparecer. Mirando a todos lados, se acercó corriendo al camión casi de cuclillas y revisó una de las cajas: Shoto Todoroki.
En aquel entonces no le conocía y tampoco sabía que en realidad, el culpable de aquellas bromas era Touya Todoroki y que su hermanito sólo intentaba devolver las cosas al sitio.
Bakugo sonrió al recordar aquello. Fue su primer encuentro y tras la explicación de la situación, él acabó haciéndose muy amigo de Touya, tanto, que solía pasarse las tardes en su casa jugando a la consola o incluso quedaban para estudiar juntos.
‒ ¿Sonríes? – susurró Shoto como si hubiera captado ese ligero sonido que se escuchaba cuando Bakugo curvaba sus labios y suspiraba para sonreír.
‒ Sí. Creí que dormías.
‒ Tengo sueño, pero aún no me he dormido del todo – susurró - ¿Por qué sonríes?
‒ ¿Recuerdas aquella vez que fui a tu instituto haciéndome pasar por tu hermano? – sonrió Bakugo, lo que hizo sonreír a Shoto también.
‒ Oh, sí, me acuerdo. Le pedí a Touya que fuera él porque no me atrevía a decirle a mis padres que los profesores querían verles, pero Touya se negó. Me dijo que tenía que aguantar la bronca si había hecho algo mal. Tú estabas jugando a la consola con Touya ese día que se lo pedí y él se negó. Al día siguiente, mi hermano no vino a ayudarme, pero apareciste tú fingiendo ser mi hermano mayor – sonrió Shoto.
‒ Nunca te metías en problemas en la escuela, así que supuse que ocurría algo nada habitual. En cambio yo estaba acostumbrado a meterme en líos – rió Bakugo antes de dar otro sorbo a su cerveza – supuse que me pillarían fingiendo ser tu hermano pero, no lo hicieron. Me sorprendió saber que sólo llamaban a tus padres porque no prestabas atención en clase.
‒ Respondí bien las preguntas cuando me preguntó, aunque no estuviera prestando atención.
‒ Ya... siempre has sido muy inteligente y te sabías la lección pero... no les preocupaba eso, sino tu actitud en ese momento.
¡Inteligente! Shoto siempre fue demasiado inteligente para su edad, tanto, que muchos le consideraban un genio. Bakugo entendió enseguida lo que ocurría cuando fingió ser su hermano y escuchó las quejas de los profesores. Shoto se aburría en las clases porque ya se lo sabía todo, era normal que se despistase y hasta que acabase durmiéndose en las aulas. Para él, no había retos o algo que captase su atención para prestar atención y más a esas edades.
‒ Nunca me dijiste qué ocurrió en esa reunión pero no volvieron a llamar a mis padres.
‒ Ya... alto secreto – sonrió Bakugo.
¿Qué dijo o qué ocurrió en esa reunión? Básicamente, le cubrió las espaldas como siempre hacía. Les dijo a los profesores que deberían captar mejor su atención, que le dieran trabajo que le motivase mucho más para prestar atención y si no eran capaces de hacer eso, entonces, no deberían quejarse tanto mientras Shoto no sacase malas notas.
‒ Gracias.
Aquella palabra hizo que Bakugo se pusiera serio por primera vez. Él siempre había sido un chico bastante revoltoso, aunque sacaba buenas notas en su adolescencia, los profesores solían quejarse de él por sus palabrotas y ese carácter medio solitario que tenía, pero... con Shoto todo era diferente, con él tenía ese sentimiento de protección que no tenía con nadie más, con él se sentía bien y diferente a como todo el mundo le veía, quizá porque Shoto le miraba con esos ojos que parecían tenerle en tan alta estima.
La primera impresión de la gente con él, siempre era mala. Todos creían que era un mal bicho, malhablado, de mal carácter, un don juan que no le importaba nada ni nadie... y por eso mismo, Bakugo apartó la espalda del respaldo donde la apoyaba y en su lugar, apoyó los codos sobre sus rodillas para acercarse un poco más hacia el rostro de Shoto. Él permanecía con los párpados cerrados y la cabeza apoyada sobre uno de los cojines del brazo del balancín. Al sentir su presencia cercana, abrió los párpados.
‒ ¿Por qué me agradeces?
‒ Porque siempre has cuidado de mí. Hasta en mis malos días, tú estabas ahí y te salpicaban, pero nunca te quejaste ni me dejaste solo.
‒ Shoto... ¿Cuál fue tu primera impresión sobre mí? – preguntó esta vez serio jugando con sus dedos en la boca del botellín de cerveza.
‒ Que eras genial – sonrió Shoto –. Guapo, inteligente y... con ese carácter único. Dabas la sensación de que nada te importaba pero en realidad, te importan demasiado tus amigos, tanto, que por mucho que disimules siempre acabas ayudándoles y por eso mismo, todos tus amigos te aprecian tanto. Mi primera impresión de ti, es que siempre podría contar contigo si necesitaba ayuda.
¡Le miraba! Shoto le miraba con esos ojos tan extraños suyos, con esa heterocromía que le hacía tan especial al resto de gente que conocía y su voz sonaba tan sumamente suave en conjunto con esas agradables palabras sobre él, que Bakugo no pudo evitar terminar de recorrer el poco espacio que los separaba hasta que sus labios se unieron a los de Shoto.
Por un instante, ni siquiera pensó en quién era Shoto Todoroki, no cayó en la cuenta de que era el hermanito de su mejor amigo, ni en que era un amigo suyo o un conocido de tanto tiempo, en ese instante, todo se borró de su mente y lo único que podía pensar, era en que deseaba sentir su boca.
¡Sorprendido! Así es como se quedó Shoto al sentir ese beso que durante años... él sólo podía soñarlo.
¡Una oportunidad! Esa era la única oportunidad que tendría con él, por algún motivo, estaba convencido de ello y por ese pensamiento, Shoto continuó ese beso ejerciendo cierta fuerza en sus labios para cambiarle el ritmo y poder controlar él la intensidad. Si era su única oportunidad... entonces no podía desperdiciarla.
Se incorporó levemente y colocó su mano tras la nuca de Bakugo para evitar que éste se echase hacia atrás y rompiera el contacto aunque extrañamente, ni siquiera hizo el amago de crear ese gesto, de hecho, al incorporarse él, pareció crear una confianza mayor puesto que Bakugo se echó más hacia delante como si él tampoco quisiera romper ese contacto.
Aquel beso que había iniciado con suavidad, pronto se convirtió en fogosidad. El tacto de las manos de Bakugo al apoyarse en sus cálidas mejillas para evitar que él también pudiera retirarse, le hizo sentir a Shoto que quizá... aún era capaz de poder seducirle, que quizá... aún podía llegar a gustar a ese chico al que tanto amaba y que arreglaba sus días con sólo estar a su lado. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió deseado.
Sin embargo, el contacto fue roto súbitamente por Bakugo. Alejando sus manos de Shoto con rapidez, casi como si su piel ardiera, apartó también su cuerpo de ese chico dándose cuenta de donde llegaría todo eso, abriendo finalmente los ojos a la situación: era el hermano pequeño de su mejor amigo. Aquello no podía ser. Siempre le prometió a Touya cuidarle. Los hermanos estaban prohibidos en su relación de amigos.
‒ Lo siento, no debí hacer eso – susurró Bakugo.
¡Desilusión! Eso es lo que sintió Shoto pero en vez de decir algo, simplemente sonrió con cierta melancolía y sentándose, subió los pies hasta el asiento para agarrar con sus brazos las rodillas. Aquella imagen, sin duda alguna, le hizo recordar a Bakugo a un niño pequeño. Shoto jugaba a mover los dedos de sus pies pero se le notaba triste.
‒ No pasa nada. Estoy acostumbrado a esto. Será mejor irnos a dormir – comentó Shoto finalmente sin siquiera moverse del asiento.
¡Acostumbrado! Sí... Bakugo recordaba bien sus palabras, Shoto nunca había sido especial para nadie. Su primer novio en realidad sólo quería poner celoso al chico que realmente le gustaba saliendo con Shoto, el segundo estaba casado y no se lo dijo sólo para echar un polvo y el último... amaba más su trabajo que a él.
‒ Eres especial – dijo Bakugo sin más.
Esa palabra sorprendió a Shoto quien alzó la mirada hacia Bakugo. Estaba serio, más de lo normal y ni siquiera elevaba la voz como él solía hacer, hablaba tranquilo y normal, casi como si estuviera pensando cada palabra para no herirle.
‒ Quizá lo eres demasiado para mí – susurró esta vez, alzando Bakugo la mirada hacia Shoto –. Si no fueras el hermano de Touya... hace tiempo que te habría entrado para ligar contigo – sonrió –. Nunca dejes de creer que eres especial para alguien porque lo eres para mí. Eres la persona con la que he compartido más tiempo de mi vida, a la que he protegido desde niño, con la que he estado en los peores días, eres el que cambia mi forma de ser. Contigo dejo de ser lo que todos creen que soy para ser mucho mejor. Así que eres especial.
‒ Ya... demasiado especial como para tener relaciones – sonrió Shoto con tristeza – pero claro... sólo soy el hermanito de Touya.
¡Especial por ser su hermano! Eso es lo que entendió Shoto y ahí, Bakugo no supo qué responderle porque sabía que tenía razón. Era más pequeño que él, en el colegio o instituto no se habría acercado a ese chico de no ser porque era el hermano de Touya. Sólo se conocían por su hermano mayor.
Al ver que Shoto se levantaba del balancín para irse al interior de la vivienda dispuesto a intentar dormir, Bakugo se levantó con rapidez tras él. Fue un instinto, pero verle así le hizo darse cuenta que ese chico necesitaba aquello, necesitaba dejar de ser especial por ser el hermano de Touya.
Con rapidez, Bakugo se levantó de su sitio también y agarró la muñeca de Shoto para evitar que se fuera de su lado.
‒ Ey... no es lo que crees. Touya y yo teníamos un pacto de amigos, los hermanos quedaban prohibidos, así que... romper eso supondría que Touya dejaría de ser mi amigo.
‒ No se lo digas – dijo Shoto entonces – yo no se lo diré. No tiene porque saber esto.
‒ Acabará enterándose – sonrió Bakugo – eres la única persona a la que tengo prohibido acercarme porque el resto de mis amigos nadie tiene hermanos. Y no es fácil – comentó Bakugo – realmente eres especial para mí y no porque seas el hermano de Touya, siempre lo has sido, me gustaba pasar tiempo a tu lado, era fácil ser yo mismo contigo. Te aseguro que de no ser por esa norma... habría ligado contigo el primer día.
‒ ¿No puedo dejar de ser su hermano por una noche? – preguntó Shoto.
Bakugo dudó pero soltó la muñeca de Shoto dando a entender que no sería posible aquello. Shoto miró su muñeca suelta y sonrió entendiendo que nunca habría nada entre ellos.
‒ Entiendo. Buenas noches, gracias por la cerveza – dijo con educación antes de volverse de nuevo hacia la puerta para marcharse.
‒ ¡Al diablo la maldita norma! – se quejó Bakugo antes de agarrar de nuevo el brazo de Shoto para darle la vuelta hacia él y volver a besarle, esta vez mucho más decidido que antes.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro