018
~018~
~La deuda~.
La reina Yuri iba camino al reino Fuego en un gran carruaje de lujo,con dos guardias.
Llevaba una carta con selló que enviaba el rey Kim Sung. La orden era entregar el mensaje sin que ella pudiera leerla, el sello era de cera, si se abría se rompía, el rey quería asegurarse de que su esposa no lo traicione.
Ahora el rey Sung tenía bajo su custodia al príncipe Jeon Jungkook junto a los dos guardias.
Como era un cobarde aún no había dado la cara frente al príncipe, él azabache seguía creyendo que la que los tenía encerrados era la reina.
Los tres jóvenes fueron movidos a una cárcel oculta en el palacio,por órdenes del rey Kim para más vigilancia. Fueron llevados en un carruaje de noche, con el rostro tapado y bien atados. Jungkook forcejeo un poco para escaparse, pero fue inútil demasiadas cadenas tenía en su cuerpo.
~Horas atrás~.
-Hola príncipe de cuarta. - la mujer se burlaba.
-Qué quiere, dónde está mi doncel?.-estaba furioso.
- Ja.. - se río. - Tú doncel.
Es una pena el ahora pertenece a mi hijo el príncipe Jun.-mintió, no le iba a decir la verdad, eso sería aceptar su derrota.
-MALDITOS.-grito tratando de soltarse de aquellas cadenas, el ruido del metal chocando se escucho en toda la habitación.
-Qué cosas horribles dice el príncipe de reino Fuego. -era sarcástica y tenía una burlona sonrisa dibujada en su rostro.
-Juro que pagaran por todo...
-Sh..jurar en vano es malo.
Ahora me dirás la verdad, a que has venido infiltrado a este reino?.- lo interrumpió.
-Sólo quería conocer a mi futuro esposo.- estaba mintiendo.
-Qué mal que mientes principito.
Me dirás la verdad o tú doncel sufrirá las consecuencias. - amenazó.
-Le tocan un pelo a mi doncel, y juro que destruiré este reino, mataré a todos con mis propias mano, quemare cada rincón de este lugar. - estaba cegado por el enojo.
-Oh, pero como lo harás?, creo que no estás en posición de amenazar, podría matarte ahora mismo principito.
Jungkook apretó sus nudillos juraba que si en ese momento estaría suelto no tendría piedad de nadie.
-Solo vine a proteger a mi doncel hasta el día de la boda..
-Pero que buen futuro esposo. - soltó irónica. - creo qué no dirás la verdad, así que castigaré al pequeño príncipe Tae.
-No se atreva.-amenazó con odió en sus ojos.
-Sólo observa príncipe de cuarta.
La mujer ordenó que tapara la boca del príncipe y alargará su cadenas para que pudiera ver a través de una pequeña puerta a penas abierta.
~El doncel~.
-Sígueme. - ordenó la reina al doncel que estaba encerrado en su habitación.
-A dónde me lleva majestad?. - preguntó temeroso, sus manos comenzaban a temblar.
-Cierra la boca bastardos. - le gritó cerca del rostro.
Caminaban entre pasillos y lugares del jardín que el doncel tenía prohibido andar,dos guardias iban cerca de ellos en todo momento.
-Aquí está bien. - parada no muy lejos de una pequeña habitación oscura, no tenía ni ventanas, solo una puerta entre abierta con grandes barrotes de hierro,con candado.
Jungkook observaba atado de pies y mano en la oscuridad si poder hacer nada.
-Qué hacemos aquí majestad. - su voz era débil, con su cabeza agachada.
-Mírame. - ordenó con una sonrisa de satisfacción.
Tae obedeció, muy despacio levanto su mirada.
De pronto la mujer le dio una bofetada fuerte, el sonido del golpe llegó hasta los oídos del azabache, en desesperación quería gritar, pero aquel pedazo de tela en su boca se lo impidió, solo era un gritó ahogado.
El doncel llevó su mano a su rostro sollozando.
-Arrodillate. - volvió a exigir la mujer.
Tae obedeció entre llanto sin entender lo que sucedía, que había hecho mal para que estuviera pasando eso?.
La reina lo tomó por el cabello, tirando su cabeza hacia atrás.
-Mira lo que tengo para ti. - mientras sacaba la daga que Jungkook le había regalado al doncel.
El azabache comenzó a moverse con fuerza lastimando sus manos, pero todo era inútil.
La reina apoyo la daga detrás del oído de doncel.
-Esto es solo el principio, maldito doncel.
Bajo la daga haciendo un pequeño corte.
-Aaah. - grito por el dolor, le ardía.
No aguanto más, entre llanto intento sacarle la daga a la mujer, pero los guardias lo detuvieron.
-Ahora te crees valiente. - grito enojada,pateando el estómago del doncel, cayendo al piso.
Por unos segundos miró hacia aquel lugar al escuchar unas cadenas, pero no vio a nadie ni nada.
-llevenlo a su habitación.
Ambos guardia lo levantaron del piso y lo sacaron del lugar.
La mujer camino tranquila hacia la pequeña celda, mientras Jungkook seguía intentado escapar de las cadenas, y de gritar con sus ojos llenos de lágrimas.
-Espero que allás entendido príncipe, la próxima vez me dirás la verdad o será peor para tu doncel. - cerró la puerta y se fue.
-Está noche tendrás una visita muy especial,no debes salir de tu habitación. - ordenó el rey a su hijo, ahora organizaba todo el más de cerca, debía aprovechar el tiempo perdido, o mejor dicho el oro perdido.
-Majestad. - llamo suave con su voz entre cortada. - Qué pasó con... Mi guardia del reino fuego.
-Murió. - mintió, salió del lugar satisfecho por su respuesta.
Tae se tiro al piso de rodillas llorando, desesperado,quemaba su interior aquella respuesta, su amado había muerto, sintió que ya nada valía la pena realmente.
El reino Fuego.
-Bienvenida majestad, a que debo el honor de su visita. - saludo el rey Jeon finjiendo no saber nada.
Estaba en su trono, con Nam a su lado, haciendose pasar aún por el príncipe.
-Es raro ver a un guardia sentado en el trono de la realeza. - comentó sarcástica.
-Por qué lo dice?. -seguía su juego.
-Porque su hijo el príncipe Jeon Jungkook esta en mi reino.
-Debería dejar de mentir entonces, debo suponer que viene a negociar.
-Está en lo correcto rey Jeon, mi esposo le ha enviado una carta, pero yo tengo otros planes. - con una sonrisa ladina.
Un guardia le entrego la carta al rey y este comenzó a leerla en voz alta.
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Querido Rey Jeon Joon-Sang :
Tengo la mala noticia de informarle que su hijo Jeon Jungkook el príncipe esta bajo mi custodia.
Mentir e infiltrarse en un Reino ajeno no es de muy buena educación, no se cuáles sean sus intenciones, pero si quiere volver a ver a su hijo con vida, retire a todos sus soldados de mi reino, y lo segundo el trato de unión en matrimonio con mi hijo el doncel se terminó.
Cuando cumpla con su parte liberare al príncipe Jungkook.
Lo saludo cordialmente.
El Rey Kim Sung del Reino Agua.
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El rey apretó sus nudillos contra sus piernas, lo estaban amenazando con matar a su hijo.
-Qué es lo que usted me propone majestad?. - hablo tratando de mantenerse tranquilo.
-Quiero que maten al Rey Kim Sung,el trono será para mí hijo Jun, y yo dejaré en libertad a su príncipe.
-Y el doncel?. - pregunto el guardia que seguía en el trono.
-Los perros mentirosos hablan. - se burlo. - El doncel es un estorbo, morirá.
-Quiero al doncel vivo, como parte del trato. - exigió el Rey.
-No está en posición de pedir nada majestad, el doncel va a morir. - afirmó.
-Usted sabe que podría matarla ahora mismo e invadir su reinó?.-estaba cansado de aquella mujer y sus aires de superior.
-Si no llego a mi reino en unas horas, su hijo morirá, usted decide.
El Rey se lavanto enojado de su trono.
-Si matan a mi hijo, no dudaré en destruirlos. - hablo cerca del rostro de la mujer.
-Usted y su hijo, suelen hacer las mismas amenazas, que irónico ninguno de los dos está en posición de hacerlo. - se río fuerte.
-Haré lo que usted me pida, solo necesito unos días para llevar a cabo su pedido. - el rey necesitaba tiempo para encontrar a su hijo, tenía varios hombres buscándolo.
-Usted sabe negociar majestad. - sonrió satisfecha. - Cuando mi hijo asuma el trono, su príncipe volverá sano y salvo a su reino.
Hizo una reverencia de noventa grados y se retiró, creyendo que había ganado la batalla.
El doncel caminaba hacia los baños con varias mujeres por detrás.
La hora se acercaba y su angustia crecía, se sentía solo y abandonado a su suerte, sin nadie en quien confiar.
-Es muy hermoso majestad. - hablo una de las mujeres mientras lavaba la larga cabellera del doncel.
-Mi belleza solo ha sido solo una maldición. - su voz era débil.
-No diga eso, tiene mucha suerte de ser un doncel y príncipe,mucha gente paga solo para verlo, es admirado por todos, debería estar feliz de ser tan deseado.
Tae no contestó aquellas palabras sin sentido, ser feliz?, de que?, de ser sometido, y usado,
feliz de estar solo, aquella mujer no sabía nada, solo hablaba sin tener noción de la realidad.
-El rey ordenó que use aceites en su cuerpo. - volvía hablar la sirvienta.
El doncel asintió con la cabeza, mientras aquella mujer pasaba por su cuerpo un aceite de un aroma muy delicioso.
-Sabes donde están la señora Choi y Jimin?. - preguntó timido.
-No, la reina ordenó que se los llevarán, no dijo a dónde.
Colocaron la pequeña bata blanca, y arriba la turquesa cubriendo por completo el cuerpo del doncel, bajo su mirada y la gran capucha tapo su rostro.
El rey entró con una sirvienta a su lado con una bandeja con té.
-Se pueden retirar. - ordenó el Rey a las mujeres.
Una vez la habitación vacía, sirvió el té en una taza y se la dio al doncel.
-Bebelo. - le ordenó.
-Belladona. - susurró, sus ojos se cristalizaron, mientras sostenía la taza con aquella bebida.
-Si mi doncel, esta noche pagaremos una deuda. - hablo con una gran sonrisa el rey.
Las lágrimas comenzaron a rodaron por sus mejillas, sus manos temblaban, aún recordaba aquella noche, en donde su amado príncipe lo había cuidado. Cerrando los ojos, bebió aquel té.
Caminaba bajo la mirada de su padre y dos guardias hacia aquella habitación, pero algo era diferente, un hombre de pelo gris estaba esperando adentro del lugar.
-Bienvenido señor Kan. - saludo el rey.
~En la celda~.
-Buenas noches el rey me mando a traerle comida a los cautivos. - el guardia llevaba una bandeja de comida para los tres prisioneros.
-Nadie puede entrar, deje la bandeja, yo se los daré.
-El rey me pidió especialmente que revise que comieran.
-No lo creo...
-Esta bien, intente por las buenas,pero parece que será por las mala.
Tiro la comida de la bandeja, para luego golpear con esta, en la cabeza al guardia que tenía cerca, de inmediato saco su espada, el guardia que quedaba hizo lo mismo, ambas armas blancas chocaron cruzadas, el guardia del reino fuego, pateo el estómago de su rival, empujándolo hacia atrás, volvió a atacar rápido cortando en un solo golpe la cabeza del guardia del reino agua, para luego seguir con el que estaba en el piso desmayado.
-Majestad lo encontré. - murmuró Park Seo-ioon el guardia fuego que había estado infiltrado en el reino agua a lado del rey Kim, el mismo que envió la nota avisando que el príncipe Jungkook había desaparecido.
-Por qué tardaste tanto. - reclamo Jungkook apenas este destapó su boca.
-Lo siento, juro que lo busque por horas, pero el rey sospecha de mi, y me tiene vigilado.
-No importa, necesito a los hombres de Ho-Seok ahora.
-Si majestad, ya mismo los buscaré. - terminando de soltar al azabache.
-Escapemos, volvemos en unos días. - opinó Yoongi.
-El doncel está siendo llevado a la habitación de cristal. - mirando al príncipe del reino fuego, Seo-ioon sabía muy bien todo lo que quería Jungkook.
-Debemos atacar. - hablo Jin.
La belladona estaba haciendo efecto, el doncel comenzó a sentirse más lento, sus movimientos eran más pesados, sus pupilas se habían dilatados.
Estaba sentado en un gran almohadon, con una de sus piernas dobladas, y uno de sus hombros descubierto, su cuerpo brillaba bajo la luz gracias aquella aceite.
-Es el momento señor Kan. - habló Rey Kim.
Hola mis dulces obsesiónadas por el Taekook.
Espero que les guste el capitulo.
Se me cuidan y no se olviden que los quiero mucho 😍.
🌸 Nikii.
🌸
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