(6)
La noche siguiente, Goku observó a Milk entrar en el bar, que estaba vacío porque todavía no había abierto, caminaba con paso decidido y una expresión que parecía decir "cuidado con provocarme".
Él sonrió, porque eso era precisamente lo que quería hacer, aunque sabía que debía actuar con cautela, jamás un beso lo había excitado como el de la noche anterior, ni lo había mantenido despierto y duro como el acero nunca una cacería le había resultado tan apasionante, quizá porque era una situación en la que no se había encontrado tampoco hasta ese momento, observó atentamente a Milk para ver cómo reaccionaba al verlo, y su gesto impasible le dio más información que cualquier expresión de sorpresa o desagrado que tuviera que esforzarse tanto para disimular solo podía significar que la emoción que sentía era igualmente fuerte como le sucedía a él, con la diferencia de que no tenía la menor intención de ocultarlo a Goku le gustaba pasarlo bien y ser directo.
-Hola, cariño -la saludó, confiando en hacerla reaccionar.
Milk esperó a llegar a la barra para contestar.
-¿Te has olvidado de mi nombre? Soy Milk- se burló -. Desconfío de los nombres que usan expresiones cariñosas, sospecho que es porque no recuerdan el nombre de la mujer con la que están -dijo ella, pasando al otro lado de la barra -al ver la sonrisa de Goku añadió-: Te ha pasado en más de una ocasión, ¿verdad?
Tenía razón, pero Goku no estaba dispuesto a admitirlo, y se limitó a observar, desilusionado, cómo el trasero de Milk, enfundado en unos ceñidos jeans, desaparecía tras el delantal.
-Todavía no hemos abierto, así que no puedo servirte nada -comentó ella.
-Da lo mismo -respondió indicando un vaso a medias-. Me atendió tu jefe vine para hablar con él de la fiesta. ¿Te va bien el sábado de dentro de quince días?
Milk se mordisqueó el labio y frunció el ceño. -Tengo que hablar con Roshi, esa noche trabajo.
-Ya está arreglado, vendrás como invitada, no como camarera -al ver que Milk mantenía el gesto contrariado, Goku añadió-: ¿No vas a tomarte una noche libre por tu mejor amiga?
-Claro que sí.
-Entonces, ¿cuál es el problema?
-Que no tendrías por qué haberlo resuelto tú -Se quejó ella clavando sus ojos negros en él con una frialdad que
Goku empezaba a encontrar frustrante.
¿Qué le molestaba? ¿Qué se hubiera entrometido?
-Lo hice por ayudar -admitió él con sinceridad-. Quería que a tu jefe le quedara claro que esa noche no podía contar contigo, y que si para ello tenía que contratar personal extra, yo estaba dispuesto a pagar.
-¡Qué encanto! -se burló ella, pero de pronto pareció más preocupada que molesta y continuó-: Estando tan cerca de las Navidades, vas a tener que darte prisa para que los invitados se reserven esa noche.
-De eso no te preocupes.
-Tendrás que preparar las invitaciones -añadió ella, colocando sobre la barra una bandeja del friegaplatos y poniéndose a vaciarla, Goku sonrió tanta eficiencia solo podía significar que estaba nerviosa.
-¿No basta con que envíe un mensaje de texto?
-¿Quieres que venga cualquiera y se beba el bar? -preguntó ella mirándolo fijamente-. Como mínimo, tienes que hacer una lista de invitados y dejarla en la puerta para restringir la entrada pero lo mejor sería que hicieras invitaciones formales.
-Está bien -respondió, como si las sugerencias de ella fueran órdenes-.
¿Personalizadas?
-Claro.
-¿Y no podrías hacerlas tú? -propuso Goku -. Sacas muy buenas fotografías.
Milk se dio medio vuelta para seguir colocando los vasos en el estante.
-No tengo tiempo puedo sugerirte la lista de invitados, pero tú tienes que hacer el resto.
-Tendré que pensarlo mejor -expresó Goku con fingido tono de resignación. Milk lo observó con suspicacia hasta que alzó la mirada por encima de su
hombro y sonrió a alguien a su espalda.
-Qué bien que hayas venido, Black, ya está todo listo.
-Sabía que podía contar contigo -comentó el hombre alto que acababa de entrar, guiñándole un ojo-. Pero te falta la música.
Pasó al otro lado de la barra y comenzó a sonar el ritmo repetitivo de un bajo.
Goku observó a Milk moverse al ritmo de la música, su sensualidad natural y su airada determinación lo estaban matando pero no sentía que estuviera haciendo ningún progreso.
El bar se fue llenando y pudo ver que los clientes observaban a Milk igual
que lo hacía él. Black y ella hacían una buena pareja con una camiseta de tirantes, que dejaban a la vista los tatuajes de sus brazos, Black era alto y estaba bronceado, al contrario que Milk que era pequeña y tenía la piel clara, se notaba que lo pasaban bien trabajando juntos, y Milk imitaba con habilidad a su maestro en la elaboración de los cócteles.
-Eres casi tan buena como él -comentó Goku a Milk cuando se acercó a su lado de la barra.
En lugar de negarlo con una falsa modestia, contestó: -Dame una semana y lo superaré.
Goku sonrió al confirmar que quería ser la mejor.
-La aprendiz quiere ganar al maestro, pero no pienso consentirlo -anunció Black pasándole el brazo por los hombros.
Goku se tensó al instante al ver que la tocaba, y se preguntó de dónde habrían salido unos celos que desconocía ser capaz de sentir.
-Sabes que ese día llegará -admitió ella, liberándose del brazo con la misma facilidad con la que mantenía a los clientes a raya-. Por eso tienes miedo.
Black y Goku rieron mientras ella iba a atender a otro cliente.
-¿Le estás enseñando? -preguntó Goku.
-Sí, aprende muy rápido, se concentra, tiene buena actitud y practica cuanto puede por eso consiguió el trabajo.
-¿Y por qué quiere trabajar aquí?
-Porque es el bar más exitoso de la ciudad, la clientela es fiel y bebe abundantemente, así que ganamos bien, con su físico y su habilidad, se ha hecho muy popular.
-¿Por qué la ayudas? ¿No te sientes amenazado por ella?
Black rio.
-Trabajamos bien juntos algunos clientes prefieren mirarla a ella y otros a mí; la competencia es buena para el negocio -concluyó y continuó trabajando.
Goku recordó que Milk había mencionado que necesitaba dinero y que ganaba más en el bar que de becaria. Frunció el ceño al darse cuenta de lo poco que sabía de ella, la chica que sus padres desaprobaban había acabado ganando todos los premios académicos del colegio, si Lazuli había decidido ir a la universidad, había sido por ella así que lo lógico era que también en la universidad le fuera bien por eso no tenía sentido que no estuviera becada por un bufete, algo no encajaba, pero ¿qué?
Ella hubiera preferido que Goku se fuera había pasado la noche pensando en él y nada más entrar en el bar era la primera persona que veía aunque intentara ignorarlo, sentía sus ojos clavados en ella mientras limpiaba las mesas, sabía que había reaccionado con demasiada acritud al saber que le había cancelado una noche de trabajo, pero lo cierto era que no podía permitirse perder un día.
Volvió tras la barra y comenzó a cortar limones.
-No solías vestirte tan discreta -comentó él.
Milk sintió que la piel se le ponía de gallina cuando sus ojos la recorrieron de arriba abajo. ¿Goku recordaba su vestuario del pasado? Ya no tenía tiempo para inventarse atuendos excéntricos.
-Las circunstancias obligan -se limitó a decir.
-¿Sigues molesta por lo de ayer? -preguntó Goku con una sonrisa.
-No he dormido bien.
-Yo tampoco, no he dejado de mirar tu fotografía.
Milk hizo una pausa con la mirada fija en el cuchillo; no podía permitirse mirarlo a los ojos.
-No quiero saber qué estás haciendo con mi foto.
-Nunca te había mirado de esa manera.
-Me lo imagino, solo desde que me has visto en biquini.
-Si te digo la verdad, casi me alegro de que no haya pasado antes por aquel entonces no habrías estado preparada para mí.
-Tampoco lo estoy ahora -confesó ella, dejando el cuchillo bruscamente en la tabla.
-Sabes que eso no es verdad.
Milk notó el teléfono vibrando contra el muslo, lo sacó y frunció el ceño; no
era un mensaje, sino un aviso del calendario. ¡No!
-¿Estás bien? Te has puesto pálida -preguntó él preocupado.
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