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Parte 1 Encuentro

Los gritos de los heridos retumbaba sus oídos, sus manos se cerraban fuertemente sobre su espada y su cuerpo se impulsaba hacia adelante, cortando la carne, bañándose con la sangre de sus enemigos.

Tenía miedo, quería huir. Deseaba la muerte, pero está era lejana y lo obligaba a vivir, aferrarse a su vida y luchar.

El fuego se extendía en todas la direcciones, los cuerpos eran reducidos a cenizas y en medio de cientos de cadáveres todavía permanecía de pie. Llamó a sus compañeros de armas, pero nadie respondió, miró a su alrededor y vio sin vida los cuerpos de sus amigos. Algunos con un gran agujero en el pecho, otro con lanzas incrustadas en sus cabeza y extremidades, a otros le faltaban un ojo  o un brazo.

Todos tenían expresiones de horror, sus últimos momentos se reflejaban en sus pupilas, se podía ver su dolor y desesperación junto al deseo de vivir y volver con sus familias. Pero ese anhelo, ahora distante, no fue escuchado, ni por el cielo, ni por el emperador.

En medio del campo de batalla permaneció y pronto una fina capa de agua cayó sobre su persona, alzó la vista al cielo y cuestionó a los dioses. No hubo consuelo, solo la lluvia cayó con fuerza.

Las calles de la capital imperial, estaban llenas de personas como de costumbre. La gente iba y venía de un lado a otro por la avenida. Los vendedores gritaban sus productos para atraer clientela, algunos se detenían a tomar una taza de té, otros a comer pasteles de flor de Osmanthus (1) mientras que otros preferían comer tazones de fideos.

El ruido era persistente y varias  carrozas cruzaban  los pavimentos levantando polvo sobre un mendigo que se encontraba postrado a un costado de la tienda de carne seca. El hombre se movió levemente, mostrando que aún estaba con vida, pero las personas que pasaban parecían no verlo.

Sobre la misma esquina, una doncella portaba una canasta de flores e intentaba ofrecer a los pasantes para obtener dinero. La niña era bonita, pero su voz baja difícilmente llamaba la atención de la gente. 

—Señor ¿Quiere una flor? 

—Vendo flores ¿Desea ver alguna señor?

Sin suerte,la joven persistía en ofrecer los ramos que llevaba en sus manos, cuando de repente un hombre de edad avanzada se acercó sujetando la mano de dama y asustandola.

— ¿Las vendes?—El hombre la miró de forma lasciva.

 Con miedo, la jovencita intentó liberarse—Señor, muestre respecto.

El anciano rió—Ven conmigo, te compraré todas las flores, incluyéndote.

— ¡Ah! ¡Suélteme!—Inútilmente la menor intentó resistirse, pero el adulto la sujetó con firmeza lo que la obligó a gritar. — ¡Alguien ayúdenme! ¡Por favor, auxilio! 

Muchos escucharon sus súplicas, pero nadie se acercó a ayudarla. Los que veían la escena hicieron la vista gorda, todos conocían aquel hombre, era un oficial de la guardia real.

Los soldados imperiales tenía mala fama, eran abusivos, salvajes y cometían muchos actos de corrupción, pero nadie se atrevía a señalarlos, porque se habían ganada el apoyo de su majestad, el Emperador durante la última guerra y había muchos altos funcionarios que en secretos cubrían sus actos malvados,por esa razón ningún magistrado podría llevarlos frente a la justicia.Nadie quería relacionarse con ellos, tampoco quedar presos y ser torturados hasta la muerte, por lo cual pasaron de largo y siguieron sus caminos.

Solo el mendigo que parecía más muerto que vivo, se levantó del suelo y caminó hacia donde estaba suplicando la mujer. Apartó al hombre y le dio un fuerte puñetazo que lo derribó al suelo.

El oficial quedó aturdido, luego su rostro se llenó de ira. — ¡Cómo te atreves a golpearme! ¿Acaso no sabes quién soy? Como respuesta recibió otro golpe, pero esta vez en sus partes privadas.

— ¡Ahhhh!

La repentina escena atrajo muchas miradas, pronto una multitud se reunió al ver como el mendigo golpeaba al oficial imperial, pero no fue lo único que atrajo, también un grupo de soldados que se pasaban y decidieron intervenir. 

Entre los cuatro comenzaron a golpear al mendigo. Brutales puñaladas y patadas se repartieron por el cuerpo demacrado del hombre pobre. El desafortunado escupió sangre cuando una de sus costillas fue rota. El dolor se reflejó en rostro cubierto de barro y mugre, pero como una bestia salvaje, en el interior de sus pupilas las llamas de la ira ardían, el cual asustaron a los soldados.

Luego de esa pequeña impresión, solo retrocedieron un momento y luego sujetaron al mendigo cada uno de un brazo y comenzaron arrastrarlo hasta un caballo de carga. Atacaron su cuerpo con  gruesas sogas y con malicia sonrieron, uno de ellos golpeó el lomo del animal, el cual chilló y comenzó a correr.

— ¡A ver ahora si eres tan valiente!

El semental galopeo por la calle sin control, los que temían por su seguridad se hicieron a un lado y solo pudieron ver como el potro agarraba el cuerpo de una persona durante aproximadamente 2 kilómetros.

— ¡A un lado!

— ¡Cuidado!

De repente, una figura vestida de blanco apareció en el medio de la calle. Quienes lo vieron pensaron que era un loco que no temía morir y solo podían esperar como aquel joven hombre era golpeado por el  caballo sin control.

Aquella persona sonrió despreocupadamente, en sus manos traía un abanico de papel el cual cubrió parcialmente parte de su rostro como si estuviera ocultándose de una pequeña travesura. Aún ante el peligro cercano, parecía imperturbable.

El corcel de repente se detuvo frente suyo y asustado levantó sus dos patas golpeando al aire. Las herraduras de sus miembros estaban a punto de golpear la cabeza de aquel joven, cuando de repente varias cuerdas se enredaron sobre el cuadrúpedo frenando sus frenéticos movimiento y salvando aquella persona, cuya expresión no cambió en ningún momento, solo se sacudió un poco de polvo de sus túnicas y miró en parte de atrás del caballo.

Un grupo de guerreros vestidos con trajes del mismo color tiraron de aquellas sogas para hacer retorcer al potrillo. La multitud exclamó asombrada, porque reconocían su vestimenta y la insignia grabada en su espalda.

— ¡Es él!

—¡Son los guardia de la familia!

Aquel mendigo estaba muy mal herido, tenía decenas de heridas en todo su cuerpo principalmente en su abdomen y piernas, de ella la sangre salía dándole el aspecto de una fruta aplastada.

Aún en su miserable condición, a través de sus cabellos negros, dos paredes de ojos dorados resaltaron. Eran poderosos, fríos y desconfiados, parecidos a los de una bestia rabiosa que deseaba clavar sus garras sobre lo primero que apareciera en su campo de visión.

El joven se percató de eso y amplió su sonrisa juguetona. — ¡Bien! Me gusta, llévenlo a mi casa. — El mendigo frunció las cejas al escuchar aquellas palabras, pero su estado deplorable no le permitía  seguir consciente y se desmayó.

— ¿Está seguro joven Maestro ?— El guardaespaldas que lo acompañaba estaba un poco inseguro. —El señor se enojara.

—Ge, siempre se enoja sin importar lo que haga, además esta vez tengo una razón — Feliz, el joven se abanico suavemente haciendo que sus largos cabellos danzaran suavemente.

El guardaespaldas se encogió de hombros, no era la primera vez que su maestro recogía algo de la calle, pero lo sorprendente era que esta vez era una persona.

—En cuanto a los demás — La curva de los labios de aquel muchacho descendieron cuando se enfocaron en la distancia y vio como pequeñas ratas se escabullían entre la multitud —Encuentren a los culpables, no los dejen escapar.

— ¡Sí, señor!

No recordaba si alguna vez estuvo recostado sobre algo suave y cómodo, pero la piel debajo de su cuerpo se erizaba al sentir la suavidad de telas de hilo y seda debajo de él. Buscó moverse, pero sus costillas rotas le impidieron hacer algún movimiento.

Lentamente sus pestañas se abrieron, pero la luz que había en el lugar lo obligó a mantenerlos cerrados, sin embargo, un perfume llegó a su nariz, alguien más estaba ahí. Si su presencia fuera una amenaza, seguramente ya le hubiera cortado el cuello al desconocido, pero ese aroma, lo mantuvo sumiso e inmóvil sobre la cama.

— ¡Shi Qing Xuan!— La puerta de la habitación fue azotada por un fuerte golpe, de ella un guapo joven ingresó

— ¡Ge! —Shi Qing Xuan,quien estaba sentado sobre una silla leyendo un libro, alzó la vista y sonrió al ver a su hermano mayor.

Shi WuDo lo observó de forma severa y sus ojos se detuvieron en el hombre que estaba en la cama. Su hermoso rostro lleno de rasgos delicados, perdió su belleza al volverse fea— ¿Cuántas veces te he dicho que no recojas cosas de la calles? Solo traes basura a la casa ¿Acaso quieres hacerme perder la cara?

— ¡Ge, no son basura! — Shi Qing Xuan no se vio afectado por la expresión de su hermano mayor, su sonrisa despreocupada y algo infantil se fijó el hombre moribundo sobre la cama.— Esta vez prometo cuidarlo bien.

—La última vez dijiste lo mismo —Le recordó Shi WuDo golpeando el abanico que traían en su manos sobre su otra palma y con él apuntó a su hermano menor. — ¿Y qué pasó? Murió a los días.

Los labios de Shi Qing Xuan formaron un puchero disconforme ante esa palabras por un momento, luego su mirada se iluminó. — No te preocupes Ge, esta vez será diferente. Este me gusta más que los demás.

La persona en la cama, se sintió disgustada al oír esa conversación. Parecía que estaba siendo tratado como un perro callejero que fue recogido por un niño rico y mimado.

Las palabras de juramentó no fueron suficiente para convencer a Shi WuDo. Solo con echarle una mirada a quien estaba en la cama, sabía que no era alguien ordinario y su hermano menor tenía el extraño hábito de atraer cosas peligrosas a su alrededor.

— ¡Esto, no como los animales desamparados que recoges! Este te morderá en cuanto te descuides. Las bestias como esta no conocen de la lealtad y solo buscan beneficios.

—Ge, estás exagerando. — Shi Qing Xuan se sentó en la cama. — Lo criare yo mismo, esta vez no habrá problema.

— ¡No! Sácalo de aquí

—Mi querido hermano ¿Cuál es el problema?

— ¡No intentes usar tu encanto conmigo, sabes bien porque te lo dijo!

Shi WuDo era como una alta montaña que inmóvil que no sería derrumbada, incluso los vientos era incapaces de moverlo y menos hacerlo cambiar de opinión. Sin embargo, Shi Qing Xuan se negaba a rendirse.

—Hermano ¿No crees que deberías cambiar esa actitud? Está siendo muy exagerado. No te he dicho nada de ese General que te frecuentas ¿Por qué te molestas conmigo?

La discusión no parecía ir a ningún lado y Shi WuDo no tenía tiempo para disciplinar a su hermano menor. — ¡Bien! Te daré un mes, si no muestra resultado en un mes, irá a la calle y vístelo correctamente, no hagas que la familia Shi pierda la cara.

— ¡Gracias Ge!— Shi Qing Xuan sonrió con alegría.

Suspirando, Shi WuDo se dio la vuelta y se fue.

— ¡Bien amigo hemos ganado la primera batalla!—Shi Qing Xuan se fijó en la persona de la cama —No te preocupes, Ge es así con todo ya ver...—Sus palabras no terminaron de ser pronunciadas, porque repente fue jaldo y en menos de un parpadeó estaba recostado sobre la cama con dos pares de brillante orbes mirándolo fijamente como si buscaran penetrar su alma.

No tuvo tiempo de decir nada, porque un fuerte dolo proveniente de su cuello se lo impidió.

— ¿Quién eres? ¿Por qué me salvaste? —Exigió saber el mendigo. Su feroz mirada hizo que el cuerpo de Shi Qing Xuan se estremeciera. EL hombre no tenía mucha paciencia, al ver que no respondía apretó con fuerza aquel delgado y suave cuello.

—¡Esp..!—Shi Qing Xuan luchó por liberar sus manos, pero la fuerza superior del otro le impedía cualquier resistencia. Por el dolor sus ojos se humedecieron.

El mendigo vio su expresión débil y no sintió compasión, sin embargo, debido a la cercanía el aroma natural de esta persona hizo que involuntariamente su agarre se aflojara. 

Una vez que pudo respirar, Shi Qing Xuan no perdió el tiempo en quejarse. — ¡Cómo puedes tratar así a la persona que te salvó! Eres un malagradecido —Tosió varias veces y se trataba con las palabras, pero como un conejo buscando enfrentar a un lobo, fulmino con la mirada al mendigo.

— ¡Debí dejar que ese caballo te arrastrara por toda la capital!

Su voz ruidosa estaba haciendo que el mendigo sintiera dolores de cabeza. Incapaz de soportarlo tocó la boca de Shi Qing Xuan, pero el joven maestro se removió como un camarón para zafarse.

Mareado, el hombre se desplomó sobre Shi Qing Xuan y el sonido de un estómago  hambrienta resonó acallando los gritos y movimientos del joven.

— ¿Tienes hambre? —Parpadeando varias veces Shi Qing Xuan llegó a una conclusión. — Yo también estaría molesto si tuviera hambre, pero no necesitas atacarme, debo decir que pesas un montón aunque estés delgado. Ahora sé un buen chico y apártate, apestas.

—"..."

El mendigo se apartó y Shi Qing Xuan salió de la cama rápidamente como si nada hubiera pasado.—Vamos a comer algo, pediré un poco de vino para acompañar.— Se fijó el hombre de la cama que lo observaba y sonrió.— Pero primero necesitas un baño.

Dicho eso se dio la vuelta y abrió la puerta para gritar. — Traigan ropa limpias, una bañera y cortenle el cabellos se ve feo así ¡Ah! No se olviden del perfume, realmente huele mal.

—"...

Segundo después un grupo de sirvientes bien vestidos con túnicas con bordados de vientos en sus espaldas El mendigo entrecerró sus ojos al ver esa ropa, no obstante no hizo nada,  solo permitió que los criados lo ayudaran para darse un baño.

Muchas aguas calientes habían sido preparadas en una gran bañera. Quedó sumergido en ella durante mucho tiempo, eliminando las capas de tierras que se habían pegado a su piel, incluso sus cabellos amarrados se tornaron lisos.

En la sala comedor, Shi Qing Xuan estaba tomando una taza de té, cuando escuchó que alguien ingresaba. Alzó sus pestañas y vio al apuesto hombre que llegaba.

Era alto, delgado y de piel pálida. Su cabello negro estaba atado con una alta corona, dejando que mechón cubriera parcialmente uno de sus ojos dorados, resaltando sus cejas afiladas y su hermoso rostro.

Vestía una túnica negra sencillas, el cual se adaptaban bien a su bien formado cuerpo, ocultando detrás de la tela sus músculo. Parecía delicado, pero sus pasos silenciosos a la hora de caminar demostraban que no era un erudito como aparentaba a simple vista.

—Te ves más guapo de lo que pensé —Shi Qing Xuan no ocultó sus pensamientos. Sacó un abanico de papel  que portaba un grabado de viento en el medio. Jugó con ella un momento y señaló—Ven siente, la comida ya está lista.

La otra persona lo miró con indiferencia y sin ninguna reverencia se sentó en el lugar señalado.

— ¿Cómo te llamas?—Shi Qing Xuan no perdió el tiempo .Era una persona risueña, le gustaba hablar y divertirse, despreocupado por quien  podría llegar a ser una asesino.

— El mío es Shi Qing Xuan. El jefe del condado Shang.

—Mnn—De forma baja el hombre hizo un gesto y sin invitación comenzó a comer.

A Shi Qing Xuan no le importaba si comía o no, lo que le molestaba era ser ignorado. Hizo un puchero con su labios — ¡Al menos dime tu nombre antes de comer!

El nombre dejó brevemente los palillos. — Ming Yi (2). —Luego siguió el comienzo.

Contento, Shi Qing Xuan recuperó su humor— Ming-Xiong realmente eres bruto, tendré que educarte bien. Ge no me dejara tenerte si eres como un perro salvaje. 

—Tienes mucha hambre—Asombrado, Shi Qing Xuan miró los platos sobre la mesa, los cuales estaban casi terminados. —Tendré que pedir que traigan más.

No necesitó levantarse, solo un gesto y un criado cercano entendió sus deseos. Rápidamente nuevos platillos reemplazaron los platos vacíos ,sin embargo, a medida que llegaban eran consumidos con gran velocidad que sorprendió no solo a los siervos, sino que también al mismo Shi Qing Xuan.

Tazones fueron apilándose uno detrás del otro creando una torre y pronto le siguió otra torre.

—Señor—El cocinero de la mansión se acercó con lágrimas en los ojos— Las reservas para el mes se han agotado.

— ¿Eh? —Shi Qing Xuan vio que otra torre se formó y parecía que Ming Yi todavía no tenía suficiente. — ¿Cómo puedes tragar tanto? Ya me he gastado mi sueldo del mes ¿De dónde sacará el dinero para comprar más alimentos? Ge me matara.

— ¡Señor!—Un oficial apareció en la puerta y se acercó para susurrarle  algo al oído al  Shi Qing Xuan lo cual hizo que frunciera las cejas.

— ¿Qué?—Se levantó de su asiento indignado y se digirió a la salida.

— ¡Ming-xiong deja de comer y vamos!

Ming Yi alzó la cejas de forma desinteresada. Claramente no tenía la intención de seguirlo, pero una doncella se acercó y le aconsejo.

—Joven maestro, será mejor que haga enfadar al amo Qing Xuan. Su hermano, el Señor WuDo es la mano derecha del Emperador, está a cargo del gabinete, actualmente tiene el poder de toda la corte.

—El amo adora a su hermano menor, cualquiera que lo ofenda será eliminado.

Ming Yi escucho como si fuera un asunto menor. Se limpió la boca con una servilleta y siguió a Shi Qing Xuan

El juzgado de la prefectura de Shang era famoso porque todo los casos criminales eran resueltos con éxito. El Emperador había otorgado privilegios especiales a sus miembros, sobre todo a Shi Qing Xuan, quien se había ganado el afecto de la Emperatriz Viuda desde su nacimiento.Sin embargo estos privilegios despertaron la envidia y celos de funcionarios de alto rangos, quienes desde la sombras buscaban arruinar la reputación del menor de los hermanos Shi.

En esta ocasión, se le convocó a la casa del duque Wen, porque el señor de la casa fue asesinado. La duquesa Wen llamo yerman (3) tan pronto encontró a su esposo muerto en su estudio con una daga en su pecho.

Tan pronto como arrimo a la mansión Wen, acompañado de Ming Yi,  Shi Qing Xuan mostró respecto a la viuda Ling Wen.

—Mi señora mis consolaciones —Hizo una reverencia. La duquesa Wen era como el invierno, fría y sin emoción. Su esposo había muerto, pero ella estaba tranquila, no había rastros de lágrimas en sus ojos.

—Da-ren(4) haga justicia por el duque.

—Si —Enderezando su postura, Shi Qing Xuan se dirigió a la escena del crimen guiado por una doncella.

La mansión del duque Wen era como un laberinto, tenía múltiples habitaciones idénticas que podían confundir la percepción de quien pasara por ahí al primer encuentro, pero las personas que trabajaban ahí se movieron sin ningún inconveniente.

Al llegar al estudio, Shi Qing Xuan se adentro al interior, siendo repentinamente golpeado por el olor a sangre. Su mirada viajó por la habitación, estaba limpia y ordenada, sin signo de luchas.

El cadáver del duque Wen estaba sobre su silla, con los ojos bien abiertos como si hubiera sido tomado por sorpresa. Un cuchillo estaba incrustado en el pecho lo que parecía ser la causa de su muerte.

Usando su abanico para cubrir su rostro, Shi Qing le hecho una mirada al cadáver.—¿Qué opinas Ming-Xiong ?

— ¿Por qué me trajiste aquí?—Ming Yi estaba recostado en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

—Para que me ayudes ¿Para qué más? —Dándose vuelta, Shi Qing Xuan le mostró una sonrisa radiante. Ming Yi desvió su rostro.

—Es tu trabajo.

—Y el tuyo a partir de ahora.

Ming Yi no podía entender lo que pensaba esta persona. Salvaba a un completo extraño, lo curaba, le daba de comer y ahora le otorgaba trabajo.

— ¿Qué planeas?—Le cuestiono cuando pasó por su lado. Shi Qing Xuan le guiñó un ojo y tomó su brazo para arrastrarlo por el corredor. Parecía tener prisa ya que se sus pasos era rápido, comparado con su andar tranquilo, se encontraba ansioso por alejarse.

—Debemos irnos.

— ¿Por qué?

—Los malos saldrán si no nos vamos ahora.

Una ráfaga vino de repente deteniéndolos. Sobre la pared una flecha estaba incrustada. Había estado tan cerca de penetrar sus cabezas que contuvieron el aliento involuntariamente.

Pero no tuvieron tiempo de relajarse, de repente un grupo de hombres vestido de negros salieron de los arbustos del jardín, en su manos portaban espadas y sus intenciones eran obvia.

Shi Qing Xuan pateó a un uno que quiso cortarlo por la mitad y esquivó a otro que lo atacó por detrás. Tomó la mano de Ming Yi de nuevo y lo tiró de nuevo.

Dos encapuchados intercedieron en su camino, por lo cual el jefe de prefectura abrió y empujo a Ming Yi— ¡Ming-Xiong escapa y trae a los oficiales aquí!

Todo había pasado tan rápido que no le dio a Ming Yi reaccionar, pero en el momento en que vio que Shi Qing Xuan era sujetado por esos asesinos y una espada presionarse en su cuello se movió de forma involuntaria.

Sujetó la mano de quien planeaba matar a Shi Qing Xuan y lo torció haciendo que lo soltara, cuando el otro iba atacar, usó al mercenario como escucho y bloqueó su visión al tirarlo encima. Aprovechó ese momento para robar su arma y sin ningún esfuerzo los apuñaló.

La sangre salpicó el rostro del cortesano, pero no tuvo tiempo de asustarse porque dos asesinos más venía, se preparó para luchar, pero fue empujado a la habitación del costado.

—¡Hey!

Ming Yi ignoró su reclamo y cortó a sus oponentes. Su manejo de la espada era feroz y preciso, la hoja dividía el aire creando ráfagas en cada movimiento, la intención asesina en ella hacía retroceder a los encapuchados.

Aprovechando ese momento de duda, con maestría y velocidad, Ming Yi se adentro y robó sus cuerpos de un solo tajo manchando su rostro y ropa.

Los cadáveres se apilaban a su alrededor, dejando en claro quién era el verdadero experto en matar.

Sin ninguna emoción dejó caer el trozo de metal y se dirigió hacia la habitación donde un impactado Shi Qing Xuan todavía no terminaba de procesar lo que ocurrió.

Ming Yi dejó que solo una de sus rodillas tocaran el piso y observó fijamente al Maestro Shi.—¿Tienes miedo?

Parpadeando, Shi Qing Xuan dijo. — Si podías pelear ¿Por qué no lo hiciste? Sabes lo difícil que fue arrastrarte, ni siquiera los árboles son tan duros. Soy débil y delicado, no como los brutos de los artistas marciales como tú. Al menos trabaja por toda la comida que comiste.

El maestro Shi no perdió el tiempo en quejarse como si la masacre que ocurrió no tuviera nada que ver con él.

Ming Yi no soporto su ruidosa voz y tiró de sus mejillas con sus dos manos. — ¿Nos vamos? Tengo hambre.

Negando con la cabeza, Shi Qing Xuan apartó sus manos y frunció — Aún no, alguien definitivamente no quiere que averigüemos porque el Duque Wen murió, por eso mandaron a esos asesinos detrás nuestros ¡No los dejare salir con las suya!

Ming Yi no era un idiota, aquellos hombres vinieron por algo. Se detuvo a pensar cuál podría ser la razón, cuando se percató de un detalle, frunció las cejas y bajo los ojos dándose cuenta que Shi Qing Xuan estaba sonriendo de forma brillante.

— ¿Qué tomaste de la habitación?

De formas misteriosa, Shi Qing Xuan se puso de pie y ocultó su rostro detrás del abanico. La luz que  se filtraba a través de su espalda, iluminó su delgada figura. Por un momento Ming Yi no pudo evitar contemplarlo

— Algo que el asesino dejó atrás.

 Hola queridos lectores. Gracias por leer

Esta es nueva historia que tiene como pareja principal al HeXuan x Shi Qing Xuan.Su relacion se desarrolara alrededor de varios casos misterioso, donde los personajes de Hob serás las víctimas o asesinos jajas. Espero que le guste esta nueva historia.

(1) Pastel de flor de Osmanthus:  (gui hua, 桂花) son las flores de los populares arbustos de Osmanthus originarios del este de Asia. Estas pequeñas florecillas son famosas por su suave aunque tóxica fragancia. En China, las flores de osmanthus se han venido utilizando en comida y bebida como postres, vino y té 

(2) Aca Ming Yi será su nombre de cortesía.

(3)Guardia local

(4) Funcionario.

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