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Cap. 77

Atsuko Kagari Pov

Dylan...

"¡No te me acerques, humana!"

De la manera que se dirigió a mí, fue más como un insulto que como una amenaza. Van dos veces, que me llama de esa manera y no "mama".

"¡Es tu culpa! ¡Si hubiera nacido de dos Kaiser tendría a mi bestia! ¡Pero eres una humana! ¡Detesto a los humanos!"

Diana, lo golpeo por decir esas palabras. Ella dijo: "No te atrevas a faltarle el respeto frente a mí". Lo que hizo Diana era lo correcto. Dylan, no ha estado portándose muy bien últimamente, pero aun así... no me gusto que lo golpeara y sin dudar me acerque para examinar su golpe, sin embargo, Dylan rechazo mi cercanía mientras que sus lágrimas se deslizaron por sus mejillas y su labio inferior se encontraba mordido por sus dientes para intentar retenerlas.

Entiendo porque me ha comenzado a odiar. También he tenido mis sospechas y posibles dudas. ¿En verdad es mi culpa que no haya conseguido su animal? ¿Es porque soy... una humana? Diana me ha dicho varias veces que tenga paciencia, pero... mi hijo me odia, el me odia demasiado. El adora a Diana por ser un Kaiser; sin embargo, estoy notando que le ha quitado cierto interés porque Diana me ha defendido la mayoría de las veces, ya que... no soy capaz de golpearlo o regañarlo; me siento culpable.

Quiero a Dylan, es mi hijo y me gustaría poder ayudarlo. La primera persona que se pasó por mi mente para hablar de ese tema fue Lotte, pero... ella no conoce mucho de los Kaiser. Luego pensé en Amanda, y después en Mary. Decidi que era mejor hablar con Mary, y me ha dicho a través de una correspondencia que desconoce la posibilidad de la causa, pero que si veo algo inusual aparte de su bestia no naciente, que le avise de inmediato. Tal vez con eso de en el clavo de lo que sucede.

Ella tiene tres cachorros y está embarazada otra vez para darle un próximo líder a las tierras del Norte. Sinceramente me sorprende como puede aguantar tanto y entiendo perfectamente lo que trata de hacer. Una guerra se acerca, y ella tiene el deber de criar a sus hijos en caso de que ocurra una tragedia.

Mary nos explicara aquel plan un año antes de que comience. Supuestamente quedan... once años para que lo iniciado en las tierras de los Ranter, termine. Una gran guerra se desatará entre todos los reinos. Eso me asusta, mucho.

Me encuentro en el palacio de mi Kaiser, observando a Dylan entrenar con esmero. Desde que llegue, mi hijo no me ha dirigido la palabra y ha estado teniendo esa actitud y distancia conmigo por un año. Me lastima sus acciones y palabras, y aun sonrio cuando voltea a verme con el ceño fruncido. Sin embargo, lo unico que recibo de su parte es rechazo, tras rechazo.

Flashback

—Mi reina, el príncipe Dylan no bajara.

—¿Por qué no? —pregunte extrañada estando en el comedor con Amelia.

El guardia, negó sutilmente con la cabeza desconociendo la razón. En esos meses, era mi turno de tenerlos bajo mi cuidado. Diana, se encontraba en sus tierras realizando su trabajo como líder.

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Dylan, es hora del almuerzo. Baja por favor —le dije con cariño a través de la puerta.

Espere pacientemente una contestación, pero un gruñido agresivo me hizo dar un paso hacia atrás. La puerta se abrió bruscamente y de inmediato baje la cabeza para ver nuevamente su ceño fruncido.

—No te complaceré —dijo mirándome fijamente.

—Complace a tu cuerpo —le respondí, tratando de mantener mi postura firme—. Necesitas comer. Las cocineras han preparado--

—¡No me importa! ¡Vete! —grito fuertemente, para después estrellar la puerta frente mis ojos.

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—¿Que te dicho?

Dylan, bajo la cabeza con sus puños cerrados. Lo mire preocupada estando aun lado de Diana. Amelia se hallaba en mis brazos observando la situación con confusión. Diana, era la única que lograba calmar sus enojos y rabia hacia mí.

—Esperen afuera, me encargare —pidió Diana con un semblante serio.

—No lo golpees —le ordene. No soportaría verlo con otra herida en el rostro.

Diana, lo había lastimado solo una vez, pero no me gustaba la idea de que lo volviera a hacer.

—No pensaba hacerlo —aseguro con una media sonrisa que me tranquilizo.

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Dylan lloraba, mientras lo observaba con preocupación como limpiaban las heridas que el mismo se causó. La desesperación consiguió controlarlo por completo una noche que permaneció en mi palacio. En sus brazos, espalda, hombros y rostro tenía marcas de uñas.

Mi hijo, no me permite tocarlo o acercarme. Y yo... no quería molestarlo.

Cuando la enfermera termino de vendarlo. Abandono la habitación dejándonos solos, aproveche ese momento para empezar una conversación. Sin embargo, lo que nunca creí que pasara sucedió en el momento que lo toqué.

Dylan.

—No me hables.

Dylan —volví a llamar, obligándolo a verme.

Su ceño se frunció aún más al dirigirme la mirada. Sus ojos rojos me miraron con odio.

—Lo siento —dije desanimada.

No me sentía bien desde que empezó a ignorarme y odiarme por ser una humana. Estaba decaída. El silencio reino en la habitación por unos largos minutos que los sentí eternos, hasta que el me hizo una pregunta que me desconcertó.

—¿Por qué hiciste el lazo con ella?

—La amo.

—¿Y crees que ella lo hace?

—Sí —dije segura y extrañada con mi entrecejo ligeramente fruncido.

Diana me ama, nunca me dejaría y nunca dudaría. Sin embargo, sus siguientes preguntas me hicieron sentir peor.

—¿Por qué no te juntaste con un humano? Es tu raza, tu perteneces a ese mundo.

—Me enamore de una Kaiser. Tu madre Diana, fue mi primer amor.

Dylan, rio con sarcasmo. A veces, me asustaba un poco de lo rápido que pueden aprender e interactuar los cachorros Kaiser.

—Amor... Un sentimiento muy ridículo, ¿no crees?

—No lo considero de esa--

—¡No debiste unirte con ella! —interrumpió arrugando las sabanas de su cama—. ¡¿No ves lo que me hiciste?! ¡Nunca seré un líder! ¡Nunca poseeré las tierras de mi madre! ¡Nunca seré un Kaiser! —exclamo, empezando a derramar lágrimas en cada exclamación.

Me levante de la silla y me acerque a él para consolarlo. Quería decirle que pronto conseguiría lo que tanto anhela, no obstante, cuando mis manos se posaron en sus hombros, un fuerte golpe impacto en mi mejilla derecha.

Retrocedí sorprendida sintiendo el líquido caliente de mi sangre descendiendo por mi comisura. Lo mire pasmada con una de mis manos en mi mejilla afectada. El me miro con arrepentimiento, pero... se mantuvo firme y de repente... quito la mirada.

Sali de mi trance y segundos después abandone la habitación murmurando un: "lo siento" antes de irme.

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—Akko.

—Por favor, fue un accidente. Ya sano.

Diana, me miraba con una expresión seria, pero llena de preocupación y molestia; sin embargo, ese enojo no se inclinaba a mi... si no, por Dylan. Sabía perfectamente que, si la dejaba ir a donde el luego de que le contara lo que ocurrió en mi hogar, no acabaría bien y mi hijo me odiaría más.

—No puedo dejar pasar en alto esa acción errónea de su parte, Akko.

—Lo sé. Lo sé, lo sé, lo sé, lo sé. Pero fue mi culpa, no debí acerca--

—No fue tu culpa —interrumpió levantando un poco el tono de su voz—. Eres su madre, tienes el derecho de acercarte cuando quieras y en cualquier momento.

Bajé mi mirada entristecida y solté el agarre de sus hombros. Diana, me aparto con delicadeza de la puerta de nuestra habitación, y antes de retirarse para hablar con él, acaricio mi mejilla y beso mi frente para después decirme: "te amo mucho, mi reina. Lo arreglare". Eso, me hizo sentir un poco mejor.

Fin del Flashback

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Diana Cavendish Pov

La multitud de los Aslandar grito con emoción cuando mi cuerpo impacto contra el muro. Me levante con dificultad sintiendo la necesidad de utilizar mi animal, sin embargo, lo sigo reteniendo y lo seguiré haciendo. Mi hijo, mi reina y mi hija (aparte de los demás espectadores) están mirándome desde un lugar alto.

Mi cuerpo duele demasiado, poseo heridas profundas en mis brazos, abdomen y espalda. Mi vestimenta que consiste en mi típico traje de color azul, esta desgarrada, ensuciada de polvo y manchada de sangre. Y los orificios de colmillos y aberturas de garras le han entrado tierra, siendo muy molestoso.

—¿Estas subestimándome? —dijo una voz gruesa y pisadas pesadas acercándose a mi ubicación con agresividad.

El animal del nuevo líder de los Aslandar es... impresionante y extremadamente fuerte. El, se encuentra igualmente con heridas, pero no lo suficientes como para hacerlo caer. Su melena castaña que se asimila un poco a un tono dorado, esta lisa y cubierta de su propia sangre. La brecha en su cuello aun continúa abierta, e igual que las demás en las otras partes de su cuerpo tonificado.

Detuve su grande, fuerte y musculoso brazo en el momento que lo acerco con intenciones de causarme más daño. Sin embargo, el otro logro alcanzarme. Agarro mi cuerpo envolviendo mis caderas y espalda en su mano. Lentamente me alzo y me aproximo a su rostro.

—Quiero verlo —susurro con deseo.

Fruncí el entrecejo e hice presión en un intento de zafarme de su agarre. Pero, al ver que su petición más anhelada no va a cumplirse, nuevamente impacto mi cuerpo contra el suelo abriendo un orificio profundo. Abrí mi boca expulsando una gran cantidad de aire. El me soltó y escupí bastante sangre que salpico mi rostro.

Las personas Aslandar gritaron, y especte con uno de mis ojos entreabiertos como el líder extendió sus brazos y recibió los halagos con ese orgullo de león.

De nuevo con dificultad y tambaleo me puse de pies, llamando su atención.

—¿Aun puedes levantarte en ese estado? Me sorprendes, Líder del Oeste. Ríndete o morirás. Dame la victoria y volvamos a la paz.

Sonreí, limpiando con el dorso de mi mano la sangre de mi boca.

—¿Por qué te niegas a usarlo? —pregunto extrañado—. Somos animales ¡Somos bestias! —exclamo.

—Acabare rápido, te lo aseguro —dije con mi cabeza levantada para verlo a los ojos con el único que tengo abierto.

El rugió, gruño y ataco otra vez, pero... esta vez no lograra golpearme; no lograra dañarme más. Porque... todo este tiempo he estado estudiando sus movimientos y ahora es tan... predecible para mí.

Sostuve con mis manos dos de sus garras y las arranque de un simple tirón. El volvió a rugir y aproveche para acercarme con seguridad. Nuevamente lo esquive e impacte mi puño en su abdomen, causando que su cuerpo colisionara contra la pared. El líder se recompuso casi de inmediato y de nuevo... empecé a luchar, pero con más ventaja.

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La pelea acabo luego de que le rompiera la mandíbula y pudiera descifrar sus palabras de rendición, ya que le fue difícil al no tener la movilidad de su boca. Los Kaiser gritaron, aullaron y aplaudieron en mi victoria. Mire su cuerpo de animal derrotado en la arena de combate unos segundos, para después retirarme con una postura firme a la enfermería donde mi reina posiblemente me buscara.

Al llegar, mi espalda se encorvo, quejidos de dolor escaparon de mis labios y algunos enfermeros Kaiser me ayudaron a sentarme. Las Kaiser hembras comenzaron a limpiar con paños húmedos mis heridas menos profundas; las otras tuvieron que hacerlo con agua directa.

Después de unos minutos la sangre aun escurre de mi cabeza y mi reina ha llegado con esa expresión de preocupación que imagine que tendría.

—Dios mío... —dijo, al verme en este estado tan... lamentable.

—Ga... gane —le dije con el poco orgullo que me queda.

Akko, frunció el ceño.

—Felicidades, Líder del Oeste.

Esa alegación me hizo reír ligeramente y quejarme fuertemente por haberme reído. Creo que tengo algunas costillas rotas.

—¿Donde esta Dylan?

—No lo sé, se fue cuando acabo.

—¿Lo vio?

—Sí, pero no creo que eso haya funcionado —dijo tomando asiento en la silla de al frente.

—Hablare con él.

—Está bien.

Silencio. Akko, contemplo unos minutos mis heridas en silencio. Sonreí juguetona, para después hacerle una pregunta que la hizo fruncir más el ceño.

—¿Me das un beso?

—No.

Que mala. Me lo merezco.

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Narradora Pov

Han pasado una semana desde aquel encuentro de la Líder del Oeste contra el Líder de los Aslandar. Las heridas menores de Diana se han estado cerrando con naturalidad, sin embargo, las más profundas e internas aun necesitan más tiempo. Dylan, continua con sus entrenamientos sin decir alguna que otra palabra. En el comedor, es lo mismo y antes de irse a dormir simplemente dice: "Buenas noches".

La líder del Oeste recibió unas duras y frías palabras de su parte cuando lo visito luego que las enfermeras acabaran de desinfectar, cocer y vendar sus heridas.

"Hubieras ganado más rápido con tu animal. Eso fue vergonzoso"

"Lo que hice fue para demostrarte lo fuerte que puede ser un líder sin su animal"

Eso es cierto, venció al Líder de los Aslandar sin necesidad de su bestia. Ella, es fuerte.

"¡Un líder debe tener a su animal! ¡Debe luchar con su animal!"

"Tienes razón, pero Dylan, entiende que lo que hice fue... para enorgullecerte y demostrarte de lo que puedes ser capaz"

"Que ridículo"

El pequeño, se siente totalmente ofendido e indignado. Su madre Kaiser, a la que más admira no utilizo su bestia para luchar. Diana lo ama y lo atesora con todo su corazón. Dylan fue la primera cría que tuvo su reina; la persona que ama mucho más.

La líder, hablo con su cachorro seriamente cuando se enteró de lo que le hizo a su propia madre. Lastimarla, no tiene alguna excusa. Eso la molesto, demasiado. Estuvo a punto de golpearle como lo había hecho cuando le falto el respeto, pero su reina... su amada reina pidió que no volviera a suceder y ella... no volvería a levantarle la mano. Sin embargo, si volviera a ocurrir no dudaría en hacerlo.

Dylan, ha estado tomando una actitud rebelde e incontrolable a vista de Diana. Es extraño que su paciencia no se asimile a la suya, o.... que su compresión no sea igual. Entiende la desesperación del cachorro en querer a su bestia, ya que sin eso se siente impotente, reprimido, sin esfuerzas y voluntad, aparte de sus pensamientos que se ha imaginado como son. Negativos.

Amelia, no ha sido más que una niña animada que aún no comprende mucho las cosas. Al ser humana, el desarrollo de su mentalidad es lento y eso parece molestarle a Dylan, ya que ocurren veces que la pequeña inocentemente se acerca él y le dice: "hermano". Las únicas palabras que aprende y está aprendiendo, pero sabe decir casi a la perfección, "Mama, Pan, Leche y Helado", e incluyendo algunas oraciones o peticiones largas. Ella, está asistiendo a sus clases de aprendizaje y poco a poco aprende a interactuar mejor. Apenas tiene tres años recién cumplidos.

En una habitación del palacio del Oeste. Se encuentra la reina de Benum, acostada en la cama con su ropa de dormir, mientras besa con dulzura los labios de su pareja Kaiser que menea su cola levemente por esa felicidad que le crea la mujer que tiene en sus aposentos. Akko acaricio con las yemas de sus dedos las mejillas de Diana, a la vez que sus labios se movieron con lentitud y al compás.

—Me encanta besarte —susurro cerca de los labios de Diana.

Diana sonrió complacida y con sus manos empezó a acariciarla de la cintura hasta los hombros. Akko suspiro ante el tacto y le dio nuevamente un beso, pero pequeño en los labios.

—Mañana regresare.

—Lo sé, mi reina. ¿No deseas quedarte una semana más? —pidió, mirando sus ojos.

—Me quedare el próximo mes.

—¿Enserio? —le pregunto asombrada.

Desde su pequeña separación, su reina siempre se quedaba dos semanas y luego volvía a sus tierras. Sin embargo, ¿quedarse un mes completo?

—Sí —aseguro sonriente.

Las cosas han estado tranquilas, tal vez pueda darse unas "vacaciones".

—Quiero también pasar tiempo con Dylan y Amelia. Mi hija no sabe aún en donde está caminando y deseo estar más presente para guiarla.

Diana, arqueo una ceja.

—¿Tienes miedo de algo?

Akko, suspiro tomando un poco de distancia.

Dylan me odia, Diana.

—No, no lo hace.

—Lo hace. Lo sabes. No lo niegues.

La líder, la miro atentamente sin dejar de acariciarla. Akko, bajo la mirada ocultando su semblante entristecido. Pensar en eso, la desanima mucho.

—Mi reina, será mejor dormir. El mes que vengas, me encargare de que puedas hablar con él.

—Sí... —dijo débilmente colocando la palma de su mano derecha en el pecho de Diana.

—Akko, él te quiere. Lo hizo cuando nació y no lo dejara de hacer.

Esos días... Dylan parecía muy feliz con su compañía, pero ahora... cambio. Dylan cambio.

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Siendo la madrugada, unos pasos se escucharon dentro de la habitación. Todo se encuentra a oscuras y la única luz que alumbra tenuemente es el de la una entrando por la única ventada del lugar. La líder del Oeste movió ligeramente sus orejas, pero no despertó. Sus brazos se encuentran rodeando en la cintura de la Reina de Benum que se halla sumamente dormida dándole la espalda a Diana.

Unas manos que sostienen un arma apuntaron en dirección a la reina y un pequeño suspirar en el silencio de la habitación hizo que la líder lentamente se despertara y mirara con atención a la persona que se ha escabullidos a sus aposentos y amenaza la vida de su reina.

Dylan, levanto la mirada topándose con los ojos azules de su madre mirándolo fijamente sin tener alguna expresión en su rostro. Duraron unos minutos mirándose mutuamente y en ese tiempo lagrimas salieron de los ojos rubíes del cachorro y sus manos que sostienen el arma empezaron a temblar.

Diana, posiciono con lentitud una mano frente a Akko, no deseando despertarla. El seguro fue quitado y sus movimientos se detuvieron al instante. La líder tenso su mandíbula, pero no cambio su expresión, se mantuvo firme y atenta en Dylan. En su mente se hizo bastante preguntas que ignoro por completo para dar toda su atención a lo que intenta hacer su propio hijo.

Pequeños quejidos escaparon de los labios del cachorro y cuando Diana percibió como su dedo índice se movió, rápidamente se colocó frente a la reina. La bala salió del arma incrustándose en su espalda. Y el fuerte sonido del disparo y del cuerpo de Diana destrozando la mesita de noche donde se hallaba una lampara, levanto de golpe a Akko que se encontraba profundamente dormida.

Espantada la reina, miro lo primero que se cruzó por sus ojos. Sus parpados se abrieron de par en par al ver al pequeño bajando con lentitud el arma, y seguidamente observo a Diana retorcerse en el suelo. De inmediato, se hizo una idea de lo que sucedido.

—¡Diana! —dijo aterrada bajándose de la cama.

Diana gruño de dolor con sus parpados fuertemente cerrados, sintiendo la bala quemar su piel.

—Akko... —murmuro—. Dylan...

La líder volteo con esfuerzo para verlo, sin embargo, no lo encontró.

Dylan, desapareció. Y una nueva personita entro segundos después a la habitación.

—¿Mama...? —llamo la niña mirando sus extremidades.

Akko la miro, sorprendiéndose de la apariencia... ¿animal? Albina que tiene su... ¿hija?

—¿Amelia...? —susurro extrañada e impactada.

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Fin del Cap. 77

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Aclaraciones:

-Primero Akko, narro desde su perspectiva su relación con hijo y las cosas que sucedieron. Akko se siente culpable de que Dylan no haya podido conseguir a su animal, sin embargo... ¿Amelia se convirtió en un lobo? ¿Qué hacia Amelia despierta tan tarde en la noche? Muchas preguntas, ¿no?

-Segundo, se narra desde la perspectiva de Diana el encuentro planeado contra el Líder de los Aslandar.

-Lo tercero que es narrado por mi persona, sucede una semana después de ese encuentro contra el líder de los Aslandar.

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