Cap. 69
Narradora Pov
—¿Barbara? ¿Qué haces aquí?
—Bu-bueno...
Oh no... la descubrió. Se supone que no estaría por estos pasillos a esta hora. Aparte de eso, ¿Qué hace ella cerca de su habitación? ¿No tenía muchas cosas que hacer?
—¿Qu-que estás haciendo tu aquí?
—Arquea una ceja—. Vengo a buscar algo en mi habitación. ¿Qué estuviste haciendo? ¿Dónde está Harry? Pensé que estarías con él, ¿Lo dejaste solo? ¡¿Como se te ocurre?! —pregunto enojada, acercándose a pasos ligeros.
—Espera, espera —dijo nerviosa, con una pequeña bolsita escondida detrás de su espalda.
Esto no salió como lo planeo.
—Regresare con él —siguió—, p-pero primero... ne-necesito...
—¿Necesitas...? —dijo entre dientes, mirándola fijamente.
Barbara, bajo sus orejas en tristeza desviando su mirada. Suspiro profundamente antes de extenderle el obsequio que dejaría en su habitación como sorpresa, pero al haber sido atrapada en los pasillos, no tuvo otra opción que entregarlo de esa manera.
Las demás, se encuentran explorando las otras tierras comandadas por las dos líderes que Mary puso a cargo. Ella, se quedó para cumplir una parte de su plan... ahora fallido. En unos minutos luego de haber concluido con ese paso, usaría su velocidad animal para alcanzarlos.
—¿Por qué me das esto? —consulto Mary con curiosidad, tomando la bolsita de dulces.
Su reciente enojo pareció haberse desaparecido por el obsequio, y eso a Barbara le creo ternura. Sin embargo, no permaneció mucho tiempo observando, de manera casi inmediata se dio la vuelta y camino con prisa; con sus puños cerrados debido a los nervios. A la salida del palacio.
Mary, confundida la observo alejarse. Su semblante curioso cambio a uno de melancolía hasta que desapareció de su vista, no obstante, una nueva presencia tras su espalda hizo que su expresión volviera a ser neutra, volteando a ver a la persona que se acerca.
—Lo vi.
—Rueda sus ojos—. Ya vas a comenzar.
—Cariño...
—No —interrumpió con enojo quitándole el laso al regalo—. No me andes ilusionando como aquella vez. Sabes cómo acabaron las cosas —acabo, agarrando e introduciendo en su boca una de esas galletas de colores—. Delicioso... —susurro sorprendida.
—Eran unas niñas, ahora es diferente.
—Mama, tengo mucho trabajo pendiente. Buscare lo que falta y volveré.
—¿Estas segura de hacer esto? Puedes... darle una oportunidad. Es la otra madre de Harry, después de todo.
—Mi hijo sabe lo que sucederá, y está al tanto de las cosas. ¿Dónde está papa? —pregunto de repente, cambiando totalmente de tema—. ¿Sigue molesto conmigo?
—Recuerda que el ajedrez es uno de sus juegos favoritos, que le hayas ganado otra vez lo pone de ese modo. Hay que darle su tiempo.
—Exhala suavemente—. Está bien, pero lo necesito estable para la festividad.
—De eso no te preocupes, me encargare. ¿Uno de los candidatos ha llamado tu atención?
—Tal vez.
—Eso no es suficiente —dijo la señora mirándola con preocupación.
—Lo es —dijo con seguridad.
Miriam, suspiro levemente después de unos segundos contemplando la expresión de su hija. Acepto con un ligero asentimiento a sus palabras y recordó que la estaría esperando en el patio trasero en unas cinco horas.
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Mientras tanto, la Líder del Oeste se encuentra peleando con el pequeño Dylan. El cachorro no ha dejado sus brazos desde que salieron del palacio, parece estar más apegada a ella que a su otra madre, y ahora que Akko desea tenerlo para mimarlo. Dylan Yeral Kagari Cavendish, no cede. Diana, intento despegarlo de su pecho, pero sus manitos bien aferradas a los costados no la dejan. La líder, no opuso más fuerza para separarlo, puesto que podría acabar lastimándolo.
—Lo siento, creo que será después —le dijo Diana a Akko.
Dylan al sentir su madre dejar de forcejear, movió su colita agitadamente en victoria.
—E-está bien... —contesto Akko, un poco nerviosa y confusa.
Harry, miro a sus lados en busca de la Líder del Norte, estando sentado en un sofá apartado. Amanda, noto la inquietud del cachorro.
—Vendrá, dijo lo que haría.
—No me preocupa eso.
Lotte: ¿Te preocupa algo?
Que el plan que hicieron haya fallado. Su madre pelinegra no es tan precavida e inteligente como para confiarle una tarea.
—Ve-vendrá... —concluyo, no queriendo contarle nada a las reinas.
Volvió a sentarse correctamente con sus manos sobre sus piernas, esperando impacientemente la llegada de la líder. Diana que se encuentra cerca, lo miro de reojo y extendió su mano izquierda. En ese acto Dylan la observo e imito su acción colocando todo su brazo encima. Harry la miro de reojo entendiendo sus intenciones y sin dudar acepto, siendo atraído y cargado por la Líder del Oeste que lo acomodo en su pierna izquierda.
—Gracias —murmuro avergonzado.
—De nada —dijo con tranquilidad, acariciando el cabello azul del cachorro.
Estar cerca de una Kaiser que tenga una familia, calmo sus nervios y relajo instintivamente sus músculos. Los cachorros de apenas tres años de edad, necesitan aun la presencia constante de sus madres. Por eso, Mary le dedica tiempo de su día. Cuando Harry cumpla sus cinco años, podrá andar solo sin sentir esa necesidad que los pone intranquilos y un poco temerosos.
Dylan, lo contemplo estando sentado en la pierna derecha de la líder, e imito su acción cuando Harry recostó su cabeza en el pecho de Diana. Las reinas admiraron su comportamiento, sorprendiéndose levemente, menos la Reina de Benum y Hexariz. Diana suspiro profundamente, sintiéndose un poco cansada. Nunca creyó que ser madre, fuera tan... agotador.
Pasaron los minutos y Barbara se hizo presente respirando con dificultad después de haber corrido una gran distancia para llegar. Su chaqueta esta empapada en sudor y no dudo en quitársela al encontrarse reposando en unos de los sofás libres dentro de otro palacio perteneciente a la actual líder inferior, Margaret.
—¡¿Como te fue?! —pregunto Harry saltando de las piernas de la Líder del Oeste.
—Fa-falle... —dijo con cansancio, acostándose completamente en el mueble. Teniendo su pie derecho fuera de este y su mano en la frente.
—¡¿Como?! ¡Era la hora perfecta! —exclamo, subiéndose de un salto en el abdomen de la líder.
—Lo sé, pero algo sucedió y.... bueno, me descubrió.
Amanda: ¿De qué están hablando? —pregunto con extrañes.
—No es nada importante, ignórenos por favor.
Barbara, coloco su mano enguantada en la cintura de Harry. Cerro sus parpados y giro su cabeza hacia el respaldo del sofá. Dispuesta a descansar mientras llega la dueña del palacio.
Honestamente, no queda mucho tiempo y si las cosas continúan resultado de esa manera, deberá tomar otras medidas poco... fuertes, para que la líder superior empiece a notar sus intenciones. Falta un día; un día...
Después de acabar la reunión, Mary probablemente recuerde que la festividad se llevara a cabo en el salón de la noche siguiente. También puede que incluya que pueden relajarse mientras.
—Lamento la tardanza —dijo, una suave, tranquila y cordial persona aproximándose hacia su dirección.
Este... será otro largo día.
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—¿Donde esta Sebastián? —pregunto Diana, a la informante.
—La líder la ha trasladado a uno de los laboratorios del palacio.
¿Laboratorio? ¿Por qué?
—¿Cuáles son sus razones?
—Intento de recuperación del olfato. —Mira su libreta—. Los exámenes y preguntas que se realizaron, dicen que es algo naciente. Probablemente un pequeño tumor provocado.
—¿Quiere sanarla?
—Eso están intentando.
—¿Por qué?
—Desconozco esa información, lo lamento.
¿Curar a Sebastián? ¿Que planea Mary? Sinceramente, no es necesario hacer algo como eso si desea ganar algo de su parte. Pero, siendo honesta, agradece sus intenciones.
Han pasado cinco horas y ahora se encuentran de regreso al palacio al haber acabado su recorrido por las dos tierras. En tan poco tiempo exploraron un poco, pero todas llegaron a un acuerdo de volver para descansar. Siendo apenas las seis de la tarde cuando regresaron al palacio de la líder superior. Teniendo una hora y treinta minutos exactos para organizarse y pensar con más detenimiento del contrato.
Sucy, fue la primera en separarse del grupo al llegar dirigiéndose a los laboratorios para explorar un poco más esas diversas pruebas que se están realizando. Amanda, Akko, Lotte, Barbara, Diana, Harry y Dylan. Caminaron con tranquilidad al patio trasero del palacio. Diana con motivos de despejar un poco su mente. Akko, Lotte y Amanda, para pasar juntas ese tiempo. Y Barbara, simplemente por un deseo que la lleva molestando e inquietando desde que abandonó el lugar. Y eso, se cumplió cuando llego a su destino.
Cubierto el suelo de nieve, rodeada de más de diez diferentes Baristar, unas hembras y otros machos; unos con instrumentos y otros como espectadores. Se encuentra la líder superior, realizando unos movimientos sutiles, agiles y encantador. En esa multitud, se halla Miriam y un señor más que parece no estar disfrutando estar ahí.
Barbara observo maravillada cada movimiento. Se deleito del bello canto de la líder, y sonrió ligeramente sintiendo un cosquilleo por todo su cuerpo. Pero, todos esos bellos sentimientos provocados acabaron cuando la líder acabo.
Un Baristar de pelaje negro, cuerpo corpulento y sumamente atractivo, se aproximó con una sonrisa de oreja a oreja, alagando a la líder superior que desliza con delicadeza una toalla en su rostro para quitar los rastros de sudor frio. Seguidamente, el Baristar tomo su mano y deposito un beso, creándole un revoltijo de emociones desagradables a la Líder de los Kaiser del Norte.
Su semblante de felicidad cambio a uno de total tristeza poco disimulada. Mary, le devolvió la sonrisa al Baristar, acompañado de un leve rubor en sus mejillas por la acción que cometida. Barbara bajo con cuidado a Harry de sus brazos e inconscientemente activo esa especialidad que la ayuda a resistir varias lesiones. En un intento de hacer desaparecer ese mal estar.
Sin embargo, al encontrarse distraída en sus pensamientos no se percató de que una cuchilla pequeña viajo a gran velocidad en dirección a su abdomen, hasta que se incrusto captando su total atención; y la de los demás que escucharon el sonido de un objecto ser clavado en la piel.
Barbara bajo la mirada observando ese pequeño cuchillo en su abdomen. Sin embargo, no reacciono, no hizo ninguna expresión de dolor, y simplemente lo contemplo. Su semblante es serio y tranquilo.
—¿Estas bien? —pregunto Diana, igual de relajada.
—Eso creo —dijo desinteresada.
Las reinas, miraron impactada lo que sucedió, al igual que Miriam, Mary y la multitud.
—¿Estas bien? —pregunto esta vez Harry, mirándola con preocupación desde el suelo.
Barbara reacciono, como si fuera de manera automática al haber escuchado su voz. Su expresión cambio a uno de felicidad repentina e hincó sus rodillas para estar a su altura.
—Estoy bien, estoy bien —dijo despreocupando al pequeño, moviendo sus manos frente a su rostro.
Mary, quien se encuentra observando desde la distancia. Busco al responsable de haber lanzado tal objecto sin cuidado. Cuando lo encontró, mando a unos guardias a vigilar a los niños que se encuentran en el área ensayando su obra. Quitándole cualquier objecto peligroso.
Lotte: Deberías ir a la enfermería —aconsejo.
—No hace falta —respondió con tranquilidad, poniéndose de pies—. Iré a buscar algo, te veo luego ¿sí?
El pequeño asintió inseguro, para después caminar en dirección a donde se encuentra su abuela. Barbara despojo la cuchilla con facilidad, y la observo en su mano derecha. Bajo la mirada contemplando el agujero donde brota su sangre y mancha su camisa blanca, sin embargo, no le dio importancia alguna y simplemente se dio la vuelta dispuesta a retirarse con el objecto al patio del costado derecho del palacio; no obstante, un pequeño agarre en su manga la hizo detenerse.
—¿Podemos hablar?
—Está bien —dijo sin ánimos; y sin verla. Reconociendo su aroma.
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—¿No te duele? —pregunto sentada en una silla bajo una sombrilla.
Barbara, negó con la cabeza.
—Eso fue repentino.
—Lo fue —murmuro con la mirada clavada en el suelo, maniendo también su mano con poca nieve en donde la cuchilla la perforo—. El frio ayudara a detener el sangrado.
—Creo que deben cocer. Unos puntos.
Barbara, negó nuevamente con su cabeza.
—Mi regeneración es suficiente como para cerrarla.
—Entiendo.
Silencio. La reina de Soris, miro atentamente a la Kaiser; sus orejas y cabello cubierto de pequeños copos de nieves, su mirada perdida y la nula importancia que le pone a esa herida. Rememoro, su expresión decaída al contemplar esa escena de la líder superior con el Baristar macho, sin embargo, la que conserva en este instante, no es diferente a esa.
—¿Te gusta?
—Levanta la mirada—. ¿Disculpa?
—¿Te gusta, Mary? —volvió a repetir, mirándola con un semblante nostálgico.
La Líder del Norte, bajo de nuevo su cabeza y pensó primero las palabras que utilizaría para responder.
Podría contestar con un ''si'' o ''no''. No tiene nada malo ser sincera, después de todo dejaron de ser ''pareja'' hace mucho, y solamente han estado tratándose como simples amigas. O así lo ve Barbara.
—Cuando pienso en ella o.... la tengo cerca de mi... me hace feliz. Se lo que quiero y se lo que tengo que hacer, pero... tengo miedo.
—¿Por qué? N-no creo que te rechace.
—La mira—. Tal vez sí.
—¿Por qué crees en esa posibilidad?
—Porque yo lo hice hace mucho tiempo.
Flashback
—¿P-por qué...? —pregunto adolorida una niña Baristar en un auditorio de un palacio que no es de su pertenencia.
—Lo siento, en verdad lo lamento. Sera mejor que... busques a alguien más, no soy digna de merecerte.
—Pero yo... te quiero —dijo con tristeza y seguridad, colocando su mano en su pecho afligido.
Barbara no respondió, y simplemente la miro con lastima.
—¿A-acaso hice algo mal? —consulto con su voz a punto de quebrarse, no conteniendo las lágrimas que se acumularon en sus ojos. Desbordándose en cuestión de pocos segundos.
La líder, apretó sus puños quedando como piedra en su sitio con una pregunta en mente.
¿Qué haría Diana en mi situación?
Fin del Flashback
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—¿L-lo recordara? —dijo luego de escuchar esa pequeña historia.
—Posiblemente, tal vez por eso me ha estado tratando indiferente. Solo cuando me siento mal emocionalmente es que me entrega un poco de su cariño, probablemente por lastima. No creo que esté interesada en mí. Ella consiguió lo que quería, y ahora... supongo que tendré que retirarme.
—Pe-pero lo que dijo en el comedor aquella vez. En conclusión, aunque suene mal. Te uso. ¿Eso no te hace distanciarte de ella?
—Los Kaiser, no somos rencorosos. El pasado malo puede afectar hasta cierto punto en donde se vuelve cada vez más insignificante. Lo que sucedió me molesto unos días, pero... después de ver a Harry, y empezar a convivir con él. Me encariñe y olvide completamente ese resentimiento. —Acerca su mano libre a su pecho, arrugando ligeramente su camisa—. Aceptar lo que paso y seguir adelante, es una de las cosas que siempre tenemos en cuenta los Kaiser. Veo mi presente y quiero mejorarlo para tener un buen futuro.
Lotte, sonrió sutilmente bajando la mirada.
—Eso quiere decir que quede en tu pasado.
—¿De eso querías hablar? ¿cierto? —pregunto, entendiendo enseguida a lo que se refiere.
—Quería averiguar si aún tenía oportunidad —aclaro con una sonrisa entristecida—. En la noche anterior tuve una charla con Sucy, y las dudas no me dejaron descansar correctamente. Créeme cuando te digo, que estoy cansada de llorar.
—La mira con sorpresa—
—Lo intente, Barbara. —Entrelaza nerviosamente sus dedos—. Intente traerte devuelta a mí, de la única manera que conocía sin forzar nada. —Agacha la cabeza, mirando sus manos—. Los humanos somos muy diferentes a ustedes respecto a sentimientos románticos. El amor funciona de diversas formas, pero en ustedes... es... ¡Asombroso! —Ríe con sutileza, dejando escapar unas cuantas lagrimas poco visibles.
La líder, permaneció en silencio. Observándola aun con sorpresa.
—Es difícil para nosotros olvidar un sentimiento romántico. Lástima, duele mucho y molesta cuando no es correspondido, y aún permanece ahí. No es fácil, Barbara. Pienso en ti todas las noches antes que mi cuerpo repose entre las sabanas, no sabes cuánto deseo que estés a mi lado y me abraces como aquellas noches en donde compartíamos ese calor. Pero por mi inseguridad arruine todo lo que habíamos construido. —Ríe nuevamente, quitando con su pulgar una nueva lagrima saliente—. Lamento haberte hecho daño, no era mi intención. Su raza es distinta y maravillosa, por eso y para proteger a mi reino. Firme el contrato.
—Lotte... —susurro, mirándola con tristeza.
—Podrás conseguirlo —dijo poniéndose de pies y acomodando sus lentes—. En mi caso, hasta aquí he llegado. Lastimosamente, tendré que dejarte ir como me lo pediste.
—Lo siento...
—Sonríe—. Si duele, pero no me siento tan mal, al menos trate. —Hace una pequeña pausa—. Gracias por estar conmigo.
—¿Te iras? —pregunto, deteniendo su andar. Quedando la reina a su lado.
—Esto es un... hasta pronto, Barbara. Nos volveremos a ver, tarde o temprano después de que me retire de estas tierras.
—Asiente ligeramente—. Cuídate... Lotte.
—Igualmente, Barbara.
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Paso una hora... y Barbara permaneció en el patio, dejando fluir sus pensamientos, dudas e inseguridades. Sintiéndose otra vez... sola. Con sus manos abrazo su cuerpo debido a ese sentimiento que odia tanto. Frunció su ceño cuando la imagen de Diana se hizo presente en su mente, entendiendo lo que debe hacer, pero sintiéndose un poco enojada al recordar lo que cometió. Sin embargo, la necesita; la necesita ahora. ¿Dónde estará? ¿En el comedor? Posiblemente, ha oscurecido y nadie vino a buscarla.
Después de que Lotte la dejara, pensó en sus palabras y rememoro todo lo que paso entre ellas, abundando completamente un sentir nostálgico. Luego, recordó su propio pasado. Esa guerra... que su padre tuvo contra las tierras de los Ranter. Como casi muere intentando ayudar, dejándole una cicatriz como recuerdo de su error que nunca desapareció. Antes de que su madre falleciera, ocurrió la separación entre sus amigas y el primer encuentro con Mary. Su vida, es totalmente aburrida en comparación a la de Diana y Hannah.
La Líder del Sur, esta maldita. Y la Líder del Oeste, tiene una familia y a alguien con quien ha formado un lazo. Que envidia. Aposto en sus pensamientos sus tierras a que, a Diana la aceptaron sin dudar.
—Que envidia... —murmuro entre dientes, saliendo vapor de su boca.
Ahora que lo piensa, otra vez. Harry está de acuerdo con lo que hará Mary, ¿Y cómo no estarlo? El convivio con esa raza. ¿También podría parecerle algo desagradable a Harry? Tal vez, es una Kaiser tonta, débil, sentimental e inservible.
Quizás debería dejar de pensar demasiado. El frio parece empezar afectarle por el leve temblor en todo su cuerpo.
Miro el cielo oscurecido, contemplo las estrellas unos segundos, y suspiro ligeramente antes de ponerse de pies. Bajo la cabeza, quito su mano del vientre y miro el lugar donde debería estar la herida, pero esta, ya no se encuentra. Como fue pequeña, su regeneración hizo su trabajo.
Entro al palacio, sintiendo su cuerpo aliviado por la calidez. Camino despacio a pasos tranquilos hacia el salón donde se encuentra el comedor, con su mirada perdida en las baldosas. No obstante, choco con alguien en su andar, disculpándose de inmediato, pero sorprendiéndose en el instante al toparse con la mirada preocupada de la Líder del Oeste.
Diana, no dijo nada. Y con tan solo mirar sus ojos detenidamente, su corazón latió deprisa, sus ojos se humedecieron, su cuerpo empezó a temblar ligeramente y sus puños se apretaron fuertemente reteniendo la tristeza e impotencia que empezó a invadirla, otra vez.
Como si fuera por impulso, la abrazo con fuerza aferrándose a su cuerpo. Dejando escapar, todas esas emociones en un llanto poco desgarrador y muy silencioso.
—L-lo siento... —dijo en tono de voz muy bajo.
Diana la escucho perfectamente gracias al silencio del pasillo. Sonrió con sutileza y acaricio su cabeza, quitando a la vez la nieve que permanecia.
—Estoy contigo.
Take it...
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Fin del Cap. 69
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