Cap. 68
Narradora Pov
—¿Estas bien? ¿Sucedió algo?
—Niega la cabeza, sonriendo débilmente—. Ya sabes, lo mismo de siempre.
—¿Quieres hablar de eso?
Lotte negó otra vez, pero esta vez con su mano.
—Pasémoslo bien en este día, no quiero arruinarlo.
—¡Saldremos! —exclamo animado un cachorro caminando entre pequeños saltitos alado de Barbara—. ¿Podemos ir a visitar a Larry?
—Claro, pero primero yo quiero las galletas que prepara la señora Antonenko.
—No son tan buenas, ¿cómo pueden gustarte tanto? Su hija prepara mejores.
—No comeré lo hecho por su hija.
—¿Porque no? —pregunto confundido.
Barbara se ruborizo, pero respondió despistadamente.
—Tengo mis motivos.
Lo menos que quiere es crearle pensamientos contradictorios a Mary, aunque la Baristar no le pone atención a su persona y ha demostrado no interesarle, quiere aun mantener un margen firme, y enseñarle a ella su dedicación, interés y respeto. En la noche anterior, descanso con varios pensamientos dándole vueltas en su mente que contenían cada uno un plan diferente para atraer la atención de la Baristar, sin embargo, con todas las cosas que tiene encima en este momento, es imposible querer pasar unos minutos a su lado.
No la ha visto desde que se despertó, y normalmente se topan en las mañanas por los pasillos deseándose los buenos días. Unos que otros días, no tan seguido como desea.
Los momentos que permaneció a su lado, compartieron juntas charlas pequeñas que no incluyeron su relación, pero honestamente a Barbara le atraer mucho conocer como fueron sus encuentros sexuales, ya que, no recuerda nada. Simplemente un sentimiento de satisfacción, ¿Qué hacia ella para dejarla de esa manera? Ojalá lo dijera, sin embargo, parece no querer tocar ese tema.
Flashback
—Tus tierras son hermosa, ¿Crees que pueda visitar a las otras lideres?
—Gracias, y eres libre de explorar, no tienes porque pedirme permiso.
—Me prohibiste algunas áreas del palacio.
—Dañaste la cocina —recordó y dijo con molestia, mirándola de reojo.
Barbara, la observo desde el suelo. La espalda de la líder Kaiser se encuentra recostada en el césped, mientras una suave brisa mueve sus cabello y pelaje en el tranquilo día donde Mary, saco ese tiempo para pasar alado de Harry.
Ella, se encuentra sentada con sus piernas como apoyo. Su vestido es azul cielo suelto de seda que cuelga del cuello en forma de V y es ajustado en su cintura por una soga trenzada con un nudo simple de un moño. Sus sandalias son de color gris, abiertas y sin plataformas. Y en la falda y pechos posee un diseño de pavos reales que hacen juego con su tonalidad.
En cambio, la líder de los Kaiser del Norte posee una sencilla camisa blanca con otra camisa negra sin botones, pero manga larga. Su pantalón largo es gris y sus zapatillas blancas. Algo muy casual para ese día.
—Hablo de esos lugares del palacio, ¿escondes algo?
—Arquea una ceja—. No. Conozco los pasillos de los que hablas y no te permito pasar porque conduce a las habitaciones de mis padres. Solo Harry puede hacerlo porque mis progenitores se lo conceden, además de ser su nieto.
—Oh...
Barbara se sintió un poco tonta por un momento, pero estar alado de una bella mujer la hizo sentirse más inútil. Mary es inteligente, tiene más tierras que cualquier líder y su fuerza no se puede igualar a la suya.
Entonces, ¿Porque se fijó en ella en primer lugar? Pero, ¿Porque ahora ya no se fija en ella? Comprende que hizo mal en querer a una humana que después acabo lastimándola, pero... todos cometemos errores, ¿no?
—¿Ellos no dijeron nada cuando... quedaste embarazada?
—No —contesto con seguridad—. Estuvieron de acuerdo con mis intenciones. Obviamente mi madre me advirtió de los dolores que traería un embarazo, pero deseaba tenerlo.
—¿Y.... porque yo?
—Tienes una especialidad que me llamo la atención, la necesitaba.
—¿Y.... ya no la necesitas?
—Hoy estas más tonta de lo normal —dijo, dirigiendo la mirada a Harry que juega en el campo de flores a atrapar las mariposas.
Barbara frunció el ceño por sus palabras. Se sentó correctamente, tomo la mano de Mary con delicadeza y espero a que volteara a verla. Mary lo hizo después de unos segundos, su expresión era tranquila, relajada y confundida. Bajo la mirada observando la mano que sujeta la suya.
—¿Que sucede?
—¿Porque no tienes hermanos? —pregunto de repente, creándole sorpresa en el rostro de la líder de los Baristar, sin embargo, no duro mucho y su semblante regreso al de antes.
—Cuando me tuvo casi muere. Mi padre no quería correr el riesgo de perderla y se conformaron conmigo.
—¿Cuándo tuviste a Harry... no hubo complicaciones?
—Afortunadamente, no. —Aleja su mano, regresándola a la otra sobre sus piernas.
Silencio. Ninguna de las dos líderes dijo alguna palabra después de eso, permanecieron calladas hasta que Harry llego con su sonrisa de felicidad mostrándole las mariposas que había atrapado. Un total de diez salieron volando cuando abrió sus manos, desplegándose en el aire de inmediato.
Mary sonrió y lo felicito sentándolo en su regazo para llenarlo de besos que lo hicieron reír. Barbara contemplo ese momento, creando ese cosquilleo en su vientre al admirar esa sonrisa en sus labios, aunque no fuera ella quien la causo.
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—Serán dos muebles nuevos para los salones, quiero que los cambien y donen esos.
—A la orden —dijeron dos Baristar de manchas negras y pelaje amarillo.
—Ustedes encárguense de la pintura de las dos otras habitaciones.
—Enseguida —clamo el otro grupo de cuatro.
—Quiero nuevos cuadros, ordena a los artistas a crear representaciones de mis tierras —dijo Mary, mirando a su informante.
La mujer sonrió ligeramente e hizo una reverencia.
—Como ordene —respondió dulcemente, para después abandonar el salón.
Mary suspiro cansada, pero satisfecha.
—Ahora. —Sitúa sus manos en la cintura—. ¿Qué haces aquí? —pregunto con un poco de enfado, al ver a Barbara contemplando su alrededor.
Barbara la miro, parpadeando varias veces antes de decir una excusa... creíble.
—Harry esta...
—Estas aburrida. —Atino—. Puedes salir, Barbara. Explora mis tierras. No siempre tienes que estar en el palacio.
—¿Enserio? —dijo ilusionada.
—Camina hacia la mesa más grande y agarra uno de los papeles perfectamente ordenados en pilas—. Si, estaré ocupada toda la tarde —respondió desinteresada, no importándole lo que haga la líder.
Barbara se acercó rápidamente y la abrazo por la espalda agarrando su cintura. El meneo apresurado de su cola, da una clara señal de lo contenta que se encuentra por darle ese privilegio. Mary en ese momento, no se lo esperaba en absoluto. Sorprendiéndose por la cercanía repentina de la líder y sonrojándose cuando sus manos se posaron en su vientre.
La abrazo... un abrazo que no duro mucho y fue terminado por la Líder del Norte quien salió apresuradamente. Los Baristar que estaban en el lugar, se quedaron mirando curiosos la situación, pero Mary, no lo soporto cuando los noto.
—Sigan trabajando.
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—Pareces cansada.
—Lo estoy —murmuro con obviedad, teniendo sus ojos cerrados.
—¿Quieres un masaje?
—No.
—¿Segura?
—Muy segura.
—Entonces...
—¿Puedes callarte? Quiero descansar.
—¿En esa incomoda silla?
—Si.
—Puedo ser de apoyo si me dejas.
—No.
—¿Segura?
—Barbara —menciono con molestia, abriendo sus parpados—. ¿Qué quieres?
Barbara se ruborizo, rasco nerviosamente su mejilla y desvió la mirada.
—Estar... ¿contigo?
—Ahora no, quiero relajarme estos pocos minutos que tengo.
—¿Puedo permanecer a tu lado al menos?
—Bien, pero no hables.
Eso sería suficiente.
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—¿No crees que estas descuidando mucho tus tierras?
—Niega con su cabeza—. Mis tierras no tienen ningún problema. Las cazas de los Kaiser provienen de las tierras del Sur y Oeste, no han pisado las mías por ahora y no quiere decir que no lo hagan, pero he tomado precauciones contra eso y la gente que trabajaba fuera de mis tierras, ahora permanece en sus casas.
—¿Y cómo haces para alimentarlos si no cazan?
—Lo hacen con mi compañía en días específicos.
Mary, levanto la mirada, arqueo una ceja y despojo sus lentes.
—Por eso tienes esa venda en la cabeza.
—Cazar es más difícil físicamente, prefiero mis métodos anticuados. Además, gracias a esos métodos hemos mantenido los alimentos necesarios. Mientras estoy aquí sentada en el sofá de tu despacho, animales caen esas trampas.
—Ríe sutilmente y se pone de pies—. Hay otras maneras para tener mayor alimento.
—¿Cuales? —pregunto virando a verla con interés.
—Si te lo digo, estaría ayudándote y por el momento no debo hacerlo. ¿Qué lees?
—Tratamientos, comportamientos y educación en cachorros Baristar.
Mary volvió a reír, pero con más fuerza, confundiendo a la líder.
—Te lo estas tomando enserio, nunca creí que lo harías.
—¿Nunca? —consulto no convencida.
—Bueno, había posibilidades de que lo harías, pero también está el lado contradictorio en donde no te importara y dejarías a Harry a mi cuidado.
—Quiero hacerlo bien —dijo decidida, volviendo su mirada al libro.
La líder superior de los Baristar, guardo silencio unos minutos, miro a Barbara con una pequeña sonrisa en sus labios y luego se dirigió a ella.
—Gracias por estar con él.
—¿Disculpa?
—No te he agradecido por eso, pero sinceramente, muchas gracias. Significa mucho para el que lo acompañes.
—¿Y para ti? —pregunto curiosa.
Mary se dio la vuelta y regreso a su puesto, ignorando esa pregunta.
—Puedes leer en la biblioteca, no tienes por qué estar aquí. Me distraes.
Fin del Flashback
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—Es hora de irnos —dijo la informante a las reinas y líderes.
Todas asintieron y empezaron a caminar tranquilamente acompañada de diez guardias Baristar, Kaiser y humanos. Dylan, es cargado en brazos de Diana. Su cola no ha dejado de moverse desde que estuvo en los brazos de la líder, y Akko aprovecho esa felicidad para hacerles cariñitos y mimos que incrementaron su felicidad.
El viaje trascurrió en auto y a pies. Las primeras tierras que son las superiores caminaron para ver mejor cada tienda, hogar, estantes y personas. Esos Baristar, quedaron sorprendidos ante la presencia de las demás reinas, sin embargo, la que destaco sin querer hacerlo, fue la Líder del Oeste. Con su postura firme y semblante tranquilo, pero autoritario. Crearon murmullos que escucho a la perfección. No obstante, esas palabras llenaron su ego. Al fin, su reputación... ¿podría mejorar? Aunque lo dude, su belleza es única y se aprecia, pero no tanto como para sentirse mejor consigo misma.
La única reina que lleva vestido en esta ocasión, es Lotte con su típico color amarillento y naranja que resalta su belleza corporal, impactando uno que otros Baristar al caminar. Su abrigo de girasoles le da un toque más llamativo, pero hermoso. Akko, en esa circunstancia podría decirse que se ha llevado una mirada que otra de muchos, sin embargo, estas no permanecen por tanto tiempo porque hacerlo con la pareja de una líder, podría considerarse falta de respeto; más que el aroma asegura la dudas de muchos.
La Líder del Oeste, está unida con la Reina de Benum. Lo que hablaban acerca de eso, era verdad. Y más con el pequeño en sus brazos que es considerado como prueba de su cariño y afecto.
Akko, posee unos jeans azules, botas marrones, abrigo con capucha de pelo de la misma tonalidad que sus jeans. Y, por último, camina blanca con un collar de oro en forma de corazón. Amanda, usa casi lo mismo, las tres cosas que cambian son: el color de su jean, botas y el gorro blanco que lleva en su cabeza. Sucy, muy poco usa ropa que se ajuste a su cuerpo, por eso opto simplemente una camisa holgada purpura, una bufanda envuelta en su cuello lila, pantalones largos poco suelto de tonalidad morada con blanco en los bordes. Su caminar y postura firme, sorprendió más a sus amigas que a los desconocidos.
—Te ves bien —dijo Amanda en alago a la Reina de Hexariz.
—Tú te ves igual.
—Frunce el ceño—. Un gracias era suficiente.
—De nada.
Todas las reinas se encuentran caminando en las calles que fueron despejadas con anterioridad. Las personas se extrañaron cuando la líder superior dio la orden, pero obviamente no reprocharon y continuaron con sus labores.
Barbara y Diana, cargan sus distintivos trajes; sin ningún abrigo. Dylan, lleva consigo un gorro con agujeros para sus orejas. El, igual que las demás está asombrado de las nuevas cosas que está mirando. Harry, es cargado por Barbara para no quedarse atrás, sin embargo, al pasar por una pastelería Barbara se adentró avisando antes que continuaran sin ella. Las alcanzaría después.
—Buenos días, buenos días —dijo una señora alegre—. ¡Líder del Norte! —exclamo al reconocerla—. Es un placer verla nuevamente, ¿Que se le ofrece esta vez?
Barbara saco un billete y lo deslizo en la mesa cerca de la caja, señalo unos galletas y dulces para Harry, agrego también dos tazas de chocolate caliente.
—¿Como has estado? —pregunto con amabilidad, observando a la señora empacar lo pedido.
—Bien, las cosas siguen su curso, ya sabes.
—¿Y su hija? —consulto esta vez Harry.
—¿Jasmika? Aun descansa, está agotada luego de ayudarme la noche anterior con algunas órdenes para las demás tierras.
La conversación, continuo unos minutos hasta que tuvieron que retirarse. Mientras Barbara y Harry se dirigen a otro lugar, las reinas y líder siguen su recorrido con explicaciones tranquila de la informante, Leah. Hicieron paradas para almorzar, entraron en algunos almacenes, vieron algunos proyectos aun construcción y subieron una montaña en donde espectaron las obras de miles de casas en otras tierras.
Las reinas supusieron que Mary ahora no tendría tres, sino cuatro tierras, pero ¿Porque tantas? Muchos hogares están siendo edificados, solamente casas. Nada de tiendas o edificios con intenciones laborales, las únicas esculturas de ese tamaño que se lograron ver, eran departamentos.
En el trascurso antes de llegar a esa colina, en donde Diana no le molesto cargar a Akko y a su hijo para llegar a la cima en escalones. Hablaron con algunas personas dueñas de los negocios que estaban haciéndole una pequeña visita. Estos hablaron emocionados y Lotte, Sucy y Amanda compraron cosas de recuerdo. Akko, consintió a Dylan con las cosas que llamaron su atención, y Diana simplemente observo sin tocar nada.
En el almuerzo, a Akko le encanto una comida recomendada por el propietario del restaurante. Y Diana degusto con tranquilidad y educación como de costumbre. Visitaron también una jardinería de cultivos totalmente hermosas con las rosas que decoraban el lugar, algunas frutas como la sandía tenían una apariencia cuadrada, triangular, rectangular y circular. Ese hecho asombró a las reinas (excluyendo a Sucy), y los cultivadores les explicaron como hacían para que optaran esas formas.
La Reina de Benum probo una e igual las demás. Conservan su mismo sabor, pero la apariencia es lo diferente y eso al parecer lo hace más sabroso y grandioso. Vieron un espectáculo hecho por Baristar callejeros y Amanda dono ''algo'' de dinero para ayudarlos en su vida. Ellos se negaron al ver el monto, pero la Reina de Zahara los amenazo con que no la hicieran insistir.
Algunos niños jugaron con Dylan y Akko gano admiradores por el tratado que le entrego a su cachorro sin vergüenza frente a la presencia de muchas personas. Barbara y Harry las alcanzaron como habían dicho anteriormente, y Harry se unió al juego con los demás niños y el pequeño Dylan. Siendo vigilados por los guardias que las acompañan.
En la colina, también contemplaron las lejanías de las otras tierras que son actualmente comandadas por otros líderes. Leah, aviso que mañana irían a verlas, pero que por el momento no podrían, puesto que, en unos minutos empezara a oscurecer y dentro de eso sería la hora de cenar. Amanda agradeció, echándose al suelo cubierto de nieve para descansar luego de haber subido más de cien escalones. Diana bajo con cuidado a Akko, y la reina agradeció con una caricia en su mejilla.
—Que suertes tienes —se quejó Amanda.
Akko rio ligeramente y observo el paisaje asombrada. Miro a Diana, observando su semblante sereno, sin embargo, volteo a ver a donde se dirige su mirada, contemplando esas nuevas tierras.
—¿Estas bien?
—Simple curiosidad. ¿Qué hay de esas tierras? —pregunto a la informante.
Leah, arreglo sus anteojos y miro a donde apunto la líder.
—Hace cinco años, la líder anterior empezó a despejarlas, ahora eso paso a manos de la actual líder, y como terminaron en ese tiempo de eliminar los árboles y rocas, una cantidad de cincuenta mil Baristar han empezado las construcciones de nuevos hogares. —Baja la mirada, observando su libreta—. Por cómo van las cosas, acabaran dentro de quince años.
Akko: ¿Porque quiere tantas casas?
—Aún no sabemos la razón, pero ordenes son órdenes. Cumplimos con lo que nos piden. Además, esos trabajadores no laboran gratis. Ganaran su respectivo dinero.
Diana, arrugo ligeramente su entrecejo, sintiendo demasiada sospecha y un mal presentimiento de esa zona. No obstante, no le dio tanta importancia y simplemente contemplo la bella vista, siendo acariciada por la brisa helada del invierno.
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Al haber llegado al palacio, las grandes puertas se abrieron, y una conversación capto la atención de las cansadas reinas y líderes. Harry y Dylan, se hallan dormidos en los brazos de sus madres Kaiser.
—Deja de pensar en eso.
—Se porque lo digo, mis corazonadas nunca fallan.
Leah, carraspeo su garganta. Y la mujer de cabello azul suelto, lacio y fino con algunos mechones blancos; de orejas y cola peludas albinas con manchas redondas y pequeñas. Volteo a verlas. Una sonrisa se dibujó en sus labios y camino hacia las reinas en un andar tranquilo.
—¡Bienvenidas de regreso! —exclamo con alegría, extendiendo sus brazos.
Las reinas la contemplaron de pies a cabeza, maravillándose del parentesco facial que tiene con Mary. Llevando a una conclusión rápida y obvia.
—Espero les haya gustado el recorrido en nuestras tierras.
Akko: Fue encantador. Sus tierras tuvieron ese detalle que cautivan.
—Me alegro saberlo. Mi nombre es Miriam Adele de Vilain, antigua líder de estas tierras y madre de la actual. Es un placer conocerlas.
Miriam, miro a Harry descansando en brazos de Barbara. Un sonido de ternura escapo de sus labios, y con cuidado lo tomo y acomodo en sus brazos.
—Mi tesoro, debes estar muy cansado.
—¿Puedo...?
—No —interrumpió la mujer mayor, dándole la espalda—. Es mi turno de estar con él.
Misma actitud, misma expresión. Igual que su madre, pensó Barbara luego de haber sido rechazada.
—Disfruten de la cena, espero verlas mañana —dijo con dulzura.
Miriam, desapareció por los pasillos que conducen a la habitación de Harry. Mary, suspiro resignada y aliviada al ver a Harry en buen estado. Fijo su mirada en Barbara que ajusto con ''disimulo'' su chaqueta negra. Levanto confusa una ceja, pero no le dio importancia. Luego se dirigió a las reinas con una sonrisa ligera.
—Espero hayan disfrutado del segundo día.
Segundo día... quedan dos más antes de las festividades y un día antes de eso hablarían del contrato. Sin embargo, el cuarto día, no ha dejado de rondar por la mente de Barbara.
Dos días y todo se acabaría. Su plan debe funcionar.
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Fin del Cap. 68
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