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Cap. 61

Diana Cavendish Pov

—¿Qué quieres decir...?

—Frunce el ceño—. Lo que escuchaste, Barbara. Probablemente no llegue a la vejez como ustedes.

No puede ser...

No quiero... estar contigo

No puede ser...

A mí... ¡Me gusta una humana!

Si no hubiera... dicho esas palabras. Ella... Hannah... Lo siento tanto...

—Cada vez que utilizo la fuerza y resistencia que me otorga esa maldición, mis años de vida se reducen.

No puedo soportarlo... necesito aire.

Fue un acto de valor lo que hiciste, Diana.

No es cierto... tus palabras en ese momento no eran ciertas. Solo... mira lo que cause.

—En total van siete. Lo que quiere decir que tal vez no sobrepase los cincuenta años, y como van las cosas poco a poco ese número descenderá.

Lotte: ¿Hay alguna manera de evitarlo?

—¿Evitar que lo use? —pregunto con un poco de gracia—. No creo, a veces simplemente sucede.

Amanda: ¿Cuantos años te quita?

—Dos.

¿Dos...?

—Cavendish.

—Aprieto mis labios—

No...

—Cavendish.

¡Diana, vamos a jugar!

Tengo que aguantar.

Esta vez... ¡Te superare!

—Cierro mis parpados, temblando ligeramente—

¡Me volveré más fuerte! ¡Ya verás!

—¿Me estas escuchando?

—Trago con fuerza, aclarando mi garganta—

Necesito... soportar este dolor.

—Claramente —respondí en un tono grave.

—Te pediré algo. —Mira a Barbara—. A las dos.

Ese olor... huele a oxido...

—La miro atentamente—

—Mandaran a buscar en sus tierras, Kaiser hembras de sangre pura que tengan una alta fertilidad; que se encuentren actas para tener un cachorro —aclara.

¿Una cría...? Ella quiere...

Moriré —continuo—, y no puedo irme sin dejar a alguien digno mi mando. Lastimosamente la maldición me quito un porcentaje de las posibilidades para conseguir un resultado favorable y positivo en una hembra. Por esa razón, necesito a alguien que sea altamente fértil para que funcione. Aclarare de una vez que la maldición no se pasaría a la hembra ni a al cachorro, esta perdurara en mi cuerpo para siempre —explico con neutralidad.

—Está bien, pediré que las busquen —acepto enseguida, Barbara.

Entiendo... sus intenciones, pero me es difícil... confiar.

—Enviare a mis hombres temprano en la mañana y tendrás lo que deseas en menos de dos meses —dije con firmeza.

Ese aroma...

Sucy: Tendrás un hijo con un solo motivo, ¿No le darás algo de amor?

—El afecto simplemente retrasaría su educación y entrenamientos. Mi propósito es convertirlo en un buen líder, no alguien sentimental que pueda ser manipulado.

Sucy: Ya decía yo. —Rueda sus ojos.

Barbara: Un cachorro, debe al menos tener un poco de... cariño, ¿no crees?

—No es necesario —contesto con dureza—. Reina de Benum, ¿Está de acuerdo con mi petición?

Akko: Si, no encuentro ninguna razón para ponerme en contra —respondió con seguridad.

Con una expresión seria voltee a verla de reojo, topándome con su mirada preocupada y herida. Lentamente estiro su mano agarrando el vaso de agua y mantuvo su cabeza agachada después de beber, estando sus manos juntas encima de sus piernas.

Mi corazón... dolió, lastimo más de lo esperado por esa expresión.

Devolví mi vista al frente y esperé pacientemente que la líder continuara con su reunión; soportando... las exclamaciones de mi cuerpo de querer... escapar. Mis ojos arden, pero no me permito llorar, hace mucho tiempo que no lo hago. Recuerdo solo una vez que lo hice frente a mi reina en mi estado descontrolado, pero... no más, no derramare ninguna lagrima.

—¿En qué piensas tanto, Diana?

—Nada que sea de importancia en este momento, líder del Sur —conteste de inmediato.

—¿Quiere decir que estas desviada un poco del tema?

—Negativo, me encuentro al tanto de sus palabras.

—¿Quieres aportar algo de lo sucedido en esa noche tormentosa?

—No.

—¿Segura?

—Si.

—Bien, tengo un obsequio para ti.

¿Un regalo...?

—Coloca una caja cuadrara de cartón sin forrar encima de la mesa—

El olor a oxido... es más fuerte.

—La observo desconcertada—

¿Qué es eso?

—Ábrelo —mando sonriente—. Lo encontré unos tres meses después, estaba esperando el momento adecuado para entregártelo —explico.

¿Qué...?

—Extiendo mi mano enguantada, situándola encima de la tapa—

Un nuevo olor... ¿hierro? No... ¿sangre?

—Quito la tapa con despacio, contemplando lo que está dentro—

N-no puede s-ser... ¡No!

Cuando el aroma entro completamente en mis fosas nasales y especte el contenido, me aparte de inmediato tirando el asiento hacía de atrás de golpe. Mi cuerpo se estremeció mirando con terror la caja, y todas las presentes me miraron con extrañes.

Mis manos tiemblan y sudan... sintiendo demasiado escalofrió.

¡Mama!

—Lo reconociste... no me sorprende que aún lo hagas.

Hannah, despojo el arma oxidada cubierta por manchas de sangre seca, y lentamente... se puso de pies apuntándola en mi dirección. Sentí mis ojos temblar del miedo, acumulándose lagrimas que fueron contenidas.

¡Mama! ¡Despierta!

¿Como...?

—Gruño bajo, reprimiendo ese... dolor—

—Supuse que le tendrías miedo... tal vez mis palabras no fueron las más claras en ese día. —Quita el seguro, causando que mi cuerpo volviera a estremecerse y mis parpados se abrieran en grande mirándola con pánico.

—Hannah —llamo Akko levantándose de golpe.

—La mira de reojo—. Lamento que tenga que ver esto. —Dirige su mirada nuevamente a mi persona—. Escúchame otra vez, Cavendish. En una guerra... no puedes quedar petrificada de esta manera. —Entrecierra sus ojos—. Sera mejor que empieces a superarlo... porque por lo visto, aun no has aprendido a cargar con ello, y es molesto imaginar que sigues de esa manera. —Sonríe con arrogancia—. ¿Te crees una líder? Si pudieras verte como te encuentras en este momento... tal vez considerarías no serlo.

Mi respiración entrecortada se hizo más notable, sentí la mano cálida de mi reina agarrar mi mano derecha, sin embargo... un disparo de la misma arma en manos Hannah en dirección al techo, hizo que me sobresaltara soltándola bruscamente, y sin contenerme más... salí del lugar sin decir ninguna sola palabra.

Escape.

.

.

Narradora Pov

El salón quedo en silencio, Akko observo a Diana salir de la habitación a pasos apresurados. Guio su mano al pecho, conteniendo también ese sentimiento de... culpabilidad, sin embargo, este no era tan fuerte como el de la líder. Aun la reina de Benum, se encuentra confundida de toda la nueva información contada y acciones espectadas por parte de Diana.

Hannah, observo unos segundos el arma en sus manos y volvió a guardarla en la caja.

—No creí que aun estuviera cargada —dijo con desinterés.

Akko: ¿Que querías probar con eso? —pregunto enojada aun manteniéndose de pies.

—Que Diana, no está capacitada para combatir.

«Y hay algo más... que parece estar impidiéndole a que camine con firmeza», pensó con curiosidad, volviendo a tomar asiento.

—En una guerra, Diana no puede reaccionar de esa manera —continuo—. ¿Alguna vez has intento borrar sus traumas? ¿O hacer que te cuente algo más de su pasado para poder ayudarla?

Akko bajo la cabeza, analizando sus palabras.

No, Diana... no habla de eso y no cree que sea buena idea preguntarlo muy al fondo.

—El punto es que si Diana, no supera sus errores. No podrá luchar contra el futuro reino que desea nuestra extinción.

En cierta parte tiene razón, Diana parece no encontrarse acta para un combate en esas circunstancias, pero... no le gusto para nada que la amenazara con un arma para comprobarlo frente a las demás. Verla en ese estado, la hizo querer consolarla hasta que se sintiera mejor, pero... rechazo su tacto; la rechazo.

¿Algo tan fuerte habrá ocurrido que no incluye su persona?, se preguntó vacilante.

Barbara: ¿Porque te alejaste de mí? —pregunto un poco enfadada.

—Arquea extrañada una ceja—

Barbara: Diana pudo haber roto la promesa, pero yo no lo hice, pudimos estar... juntas.

—Ríe con burla—. No, eso sería muy tonto.

Barbara: ¿Disculpa? —pregunto ofendida.

—No tenía ninguna razón para quedarme contigo y no incluyas esa estúpida promesa que no duro el tiempo que deseábamos. Las cosas cambiaron, Barbara. Acepta el presente y confórmate.

Lotte: ¿No te entristece saber que morirás?

—Para nada, acepte mi destino y eso es todo.

—Con permiso —hablo Akko, apartando su silla.

—No te preocupes, la reunión ha acabado, no tengo más que decir de mi estado. Simplemente esperare lo que les encomendé.

Akko asintió y se dispuso a abandonar la habitación sin voltear a sus amigas que aún permanecen sentadas. Lotte fue la segunda en levantarse y despedirse con cordialidad, seguidamente fue Sucy quien le tiro una mirada negativa a Amanda, intentado que no cometiera una locura, y la reina de Zahara, le sonrió.

Cuando todas abandonaron el lugar, la única que permaneció en este, fue Amanda, sonriendo con tranquilidad a la líder que tomo su libro para continuar su lectura, no obstante, la presencia de la reina no era bien recibido después de que todas se fueran.

—¿Se te ofrece algo más, humana?

La sonrisa confiada de Amanda se amplió, mirando decidida, sintiéndose segura de sus siguientes palabras a la líder del Sur.

—Quiero proponerte un trato.

.

.

Emma... —llamo Akko en un tono susurrante lleno de preocupación.

La Kaiser volteo a verla con Dylan, que se divierte aun costado en el sofá con la jirafa en sus manitos.

—¿Si, mi señora?

—¿Has visto a Diana? La he buscado, pero no la encuentro en ninguna parte.

—La líder aviso que se retiraría antes, pidiendo que le dijera a usted que la vería en el palacio, pero a la media noche.

—Hace una insegura mueca en sus labios, demostrando un poco de disgusto—. Está bien, nos vamos —dijo en orden, tomando a Dylan por sus axilas con delicadeza.

El pequeño cachorro sonrió al verla, moviendo su cola de manera descontrolada con el peluche aun sujeto. Emma se levantó y camino detrás de la reina, recordando la expresión de la líder cuando le aviso que abandonaría las tierras del Sur. Parecía... como si estuviera sufriendo, pero... ¿Por qué? ¿Acaso su pareja hizo o dijo algo en la reunión? ¿Qué sucedió exactamente? ¿Y por qué nuevamente desaparece de esa forma?

Anteriormente, la líder en ciertas circunstancias no se presentaba después de dos o tres días, apareciendo de repente como si nada hubiera pasado en un día soleado o frio, dependiendo de la fecha. En esos momentos el trabajo se acumulaba y tenía que estar pendiente de cada mínima cosa al ser su mano derecha.

Sinceramente, no le molesta tener ese puesto y deber importante, pero... tal vez... ha tenido esos sueños recurrentes donde vive fuera del palacio y crea su propia vida, ya sea con una Kaiser hembra o un Kaiser macho; formar una familia, eso le encantaría si no estuviera atada a la líder por algo que no debió ver.

Cada noche recuerda ese suceso, deseando ojalá no haber estado ahí; no haberla visto; no haberse entrometido; no haber... escapado. Lo único que cometió en esa situación fue... llorar y rogar por su vida condenándola a otra que nunca quiso.

Un día que estuvo libre, pidió permiso para entrar a la biblioteca e informarse de ese sentimiento creciente en su corazón, aunque ya tenía cierto conocimiento de que se tratara, había algo más que no le cuadraba y molestaba en sus horas de sueño.

Luego de unas horas revisando libro tras libro, encontró unas palabras que parecieron darle sentido a todo.

''Síndrome de Estocolmo''

Este, es un término utilizado para describir una experiencia psicológica paradójica en la cual se desarrolla un vínculo afectivo entre los rehenes y sus captores.

Ella enamorada... de la persona que la encadeno a las reglas sin tener alguna opción, aunque no es un amor sano o real... se siente así.

—Acerca su mano al pecho, arrugando con fuerza su camisa manga larga en la zona donde se encuentra su corazón—

En ese día lluvioso, nunca creyó encontrarse con la líder en un bosque con tres guardias. Dos Kaiser y un Ranter. Emma, estaba escapando del lugar a donde la obligaban estar hasta que se decidiera en: Ir a la academia o esperar a ser adoptada. Sus estudios eran buenos para que obtuviera un trabajo aparte de asistir a un lugar de entrenamiento obligatorio. Ese sitio parece una cárcel donde no solo debes incrementar tu fuerza y aprender a lucha; también incluyen estudios y educación estrictas.

No parece tan malo cuando lo dices o piensas, pero los que han salido de esa academia, son escogidos personalmente por la líder para que trabajen como soldados en el palacio, o en la ciudad. Anteriormente era considerado como un honor, sin embargo, cuando las guerras iniciaron, nadie quería ir. Sabían con exactitud que morirían a manos de la líder; nadie deseaba combatir en esas luchas que claramente ante muchas personas le parecían innecesarias.

Emma suspiro, ladeando su cola ligeramente cuando levanto la mirada y especto la luna creciente. Sus cabellos se movieron por la suave brisa que la acogió como un abrigo de invierno, entregándole calidez, pero frialdad al mismo tiempo.

Estando en uno de los autos que se encuentra detrás de la reina, pensó en Sebastián, o más bien dicho ''Sebastiana'' como siempre la llamo por obvias razones. Es una mujer, no un hombre, aunque el nombre no era de importancia, sin embargo, se ha acostumbrado a llamarla de esa manera que no ha podido quitárselo de la boca. Se pregunto un poco molesta y extrañada, ¿Por qué los Kaiser se comportan tan tercos por conocer a alguien más que ha provocado un revoltijo en sus cerebros? O más bien... en sus sentimientos y emociones.

A veces ella también tiene esos impulsos de estar cerca de la líder, imaginándola hablarle de otras cosas que no fueran de trabajo; queriendo que alguna vez... le consultara si estaba bien, porque hasta ahora, nunca lo ha hecho; ni cuando...

Emma.

—¿Que sucede? —dijo levantando la cabeza, mirando seriamente al conductor.

—Ha habido nuevos reportes de las tierras de Benum.

—Permanece en silencio, esperando que diga algo más—

El hombre no continuo, quedándose callado.

—¿Eso es todo?

—Sera mejor que lo vea por usted misma... —murmuro con un poco de miedo y asco.

—Arquea una ceja—

¿Qué habrá sucedido ahora?

.

.

.

—¿Qué quieres ponerte, cariño?

—Ladea confundido su cabeza, estando sentado en el centro de la cama de sus madres—

—¿Un juego completo o solo la camisa?

—Estornuda, parpadeando aún más extrañado—

Akko lo miro enternecida, sonriendo con un poco de fuerza. Observo la ventana abierta, deseando que Diana apareciera justo en ese momento. Tiene tantas preguntas que hacerle con respecto a lo sucedido en esa noche, que no cree lograr descansar adecuadamente hasta saberlas. Además... ella reacciono de una manera que nunca se lo espero.

Escapo. Y no solo eso, le había avisado a Emma que no regresaría hasta la medianoche, ¿Porque no se lo dijo personalmente? Pero más importante, ¿A dónde habrá ido? ¿Diana, al menos piensa que no es la única que se siente culpable?

Le hubiera gustado que estuviera para abrazarla y quitarse ese malestar en su corazón, sin embargo, no esta y debe guardarse todo hasta que regrese. Claramente no la atacaría con todas esas dudas que tiene a la vez, pero si hablarían del tema con calma.

Akko, no tiene intenciones de exigirle que le cuente lo sucedido, sin embargo, con todo lo descubierto en esa reunión, es algo que debe aclararlo sin excusas, puesto que, incluyen a su persona.

El pequeño Dylan, observo a su madre buscar en el guardarropa otra prenda para mostrarle sin entender aun lo que trata de hacer, no obstante, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios cuando los de la reina se posaron en su frente. Movió su cola felizmente deseando tenerla más de cera. A Dylan, le encanta sentir el calor de su madre humana, pero le gusta más estar con mama Kaiser, ya que, es de su misma especie y sus instintos lo guían más a ella.

Akko con cuidado le cambio su vestimenta y pañal, teniéndolo preparado para ir a dormir. Lo dejo en la cuna mientras se prepara igualmente para descansar, su mente da muchas vueltas y sus ganas de tener a la líder cerca aumentan, sin embargo, ella no cedería a esas exclamaciones de su cuerpo. Evidentemente, está al tanto de que se trata del lazo, puesto que, anteriormente no se sentía de esa manera. Tal vez... pueda ser la soledad, aunque... tiene a Dylan.

Luego de acabar, observo a su hijo un poco inquieto entre las sabanas, aruñando y gruñendo en tono bajo. Rápidamente supo lo que desea. Camino en su dirección y lo cargo con cuidado, llevándolo con ella a la cama para acomodarlo en sus brazos cerca de sus senos. Levanto su camisa descubriendo uno de sus pechos para alimentar el cachorro ansioso al recibir la leche que tanto imploraba con acciones... que fueron extrañas en los primeros meses para la reina.

Tomo apresurado con sus parpados cerrados y apretando con sus manos los costados del seno de su madre. Akko lo observo con un semblante cansado, acariciando con su mano libre su cabellera rubia. Cada vez que bebe, el cachorro suele emitir pequeños soniditos que llenan de ternura su corazón.

Una vez que acabo limpio sus labios con un paño húmedo, bajo su camisa y empezó a palmear sutilmente su espalda en una posición diferente. Dylan, quien había abierto sus ojitos segundos atrás, volvió a cerrarlos por el sueño, quedándose dormido diez minutos después. Akko lo noto y en vez de dejarlo en la cuna donde siempre descansa, decidió que era mejor que la acompañara esta noche por la ausencia de la líder, sin embargo, lo mantuvo en esa posición para que el pequeño reposara bien y no se levantara vomitando todo lo bebido.

Al pasar unos minutos más, lo acomodo a un lado con almohadas, busco su manta en la cuna y se la coloco encima. Dylan, duerme boca arriba con una tranquilidad que le provoco a la reina ese cansancio que deseaba para lograr conciliar el sueño. Agarro las sabanas y arropo su cuerpo hasta las caderas. Se acostó de costado para observar al cachorro descansar, extendió su mano tomando la pequeña cerrada en puño. Y nuevamente se acercó depositando un beso en su frente acompañado de un susurro que le desea las buenas noches.

Seguidamente, cerro sus parpados y se dispuso a descansar luego de tener una noche tan... abrumadora.

Y antes de caer en un profundo sueño, deseo... con todo su corazón que, Diana... se encuentre bien.

.

.
Luego de seis horas en la madrugada... La líder, llego empapada con su camisa blanca manchada de lodo y sangre. Su respiración es pesada y sus pisadas iguales, sin embargo, lo que contemplo en su cama, no hizo que crearle más... tristeza.

—Perdóname... —susurro con dolor apoyada en el marco de la puerta sin suficientemente fuerza para moverse, pero... con las ultimas que le queda, entro al baño con sus brazos malheridos.

Esa noche... ¿Había cometido otro error?

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Fin del Cap. 61




Aclaración:

-Los primeros recuerdos de Diana, eran de una Hannah en su niñez. Cuando tenían una buena amistad.

-Amanda, es una persona altamente fértil, justo lo que desea la líder. Esa parte donde se habla un poco de su fertilidad, se encuentra en el capítulo 49.

-El arma que sostenía Hannah, era la misma que utilizaron para asesinar a Bernadette. Por eso dijo ''La encontré unos tres meses después''. Aclarando que la noticia acerca de la muerte de Bernadette, fue sabida de inmediato en todas las tierras.

-El crecimiento de Dylan, no será narrado meses tras meses. Claramente hare que las cosas avancen con mas rapidez, sin embargo, hay algunas que deben suceder primero para entender lo que ocurrirá en el futuro y su futuro.

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