Cap. 60
Narradora Pov
Hace un mes atrás en el día de la reunión de las reinas y líderes en las praderas
—No puedes salir del palacio.
—Tengo ir a verla.
—Es una humana independiente, no necesita de tu atención. Debes descansar aun, tus heridas no han curado completamente, Sebastiana.
—Gruñe, tratando de ponerse de pies—. Emma.... no lo entenderías.
—Ahora has cambiado el tema, ¿Que intentas decirme?
—Primero. —Levanta su dedo pulgar—. No me digas Sebastiana, sabes que mi nombre no es así.
—Alzo sus hombros en desinterés—. Eres una mujer, y deberías dejar de contarle a los demás esa triste historia de que tu madre no pudo tener a un barón y por eso te odia. Debes aprender a no avergonzarte de venir del mismo lugar a donde estuve en unos años antes de conocer a la líder.
—Eres una huérfana...
—Éramos huérfanas —corrige—. Simplemente tuviste la suerte de ser escogida por ese hombre.
—Tu... sirves a alguien líder que... —Baja la voz arrepintiéndose de seguir, debido a que ahora es ella a quien le atrajo una humana. No pudiendo odiarla ahora por eso, como lo hacen muchos.
Sebastián frunció el ceño, murmurando maldiciones.
—Aparte de nuestra líder, nadie más conoce por lo que pasamos, y eso que nos vemos todos los días desde que empezaste a trabajar en este lugar bajo su mando.
—Simplemente acepte ese puesto porque no tengo nada más. —Muerde su labio inferior, sintiendo sus ojos arder debido a las lágrimas provocadas por el recuerdo—. No tengo olfato... y eso es una gran desventaja en la hora de luchar; lo que significa que-
—No sirves —interrumpió, creando un silencio incomodo mientras la mira con un semblante serio, aprisionando la libreta que siempre lleva consigo contra su pecho—. Es una lástima, Sebastiana —continuo—. Agradece que al menos tu nombre pudo cambiarse quitándole la última vocal, además de ser aceptado por ese hombre que murió en una de las guerras contra las tierras de Benum.
—No te atrevas a hablar de el... —susurro con rabia, apretando las sábanas blancas con la poca fuerza.
—Asiente—. Entiendo que aun te lastime su muerte porque fue el único que te quiso. Me entere que tus hermanos fueron aceptados en la academia y que ahora vives solamente con tu madrastra, sin embargo, has estado pasando más tiempo con una humana en particular provenientes del mismo lugar donde murió el Kaiser que apreciabas —Exhala con sutileza—. No me sorprendería que también te enamoraras de esa raza.
—¿Porque decidiste trabajar con la líder? —pregunto con curiosidad y molestia, cambiando totalmente el tema.
—No puedo decir esa información.
—Ahora estás hablando como la informante personal que eres.
—La mira desconcertada—. ¿Como deseas saber especifi-
—¿Te gusta? —pregunta de repente, interrumpiéndola.
¿Le gusta...?
—Frunce sus labios, mirándola con sus mejillas ligeramente ruborizadas—
Si supiera...
—¿A quién no le atraería la líder? —pregunto con ironía, soltando una risa poco escandalosa.
—Entonces por eso trabajas a su lado.
«No, esa no es la razón... no soy como tú que quieres desobedecer una orden por un sentimiento romántico», pensó con molestia, volviendo a su característico semblante de seriedad.
—Piensas lo que quieras, Sebastiana. Pero de aquí no podrás salir, aún.
—No tienes mi problema, ¿Porque no irte a la academia? Todos los niños huérfanos fueron, pero tu no. Escapaste y-
—¡Cierra la boca! —exclamo con enojo, no soportando que le recuerden ese pasado.
Solamente... no quería morir.
Sebastián frunció el ceño, contemplándola directamente sin parpadear en un intento de encontrar algún punto de debilidad para aprovecharse de este. Tal vez podría saber acerca de lo ocurrido después de su escapatoria del orfanato. En primer lugar, ¿Porque lo hizo? Segundo, ¿Por qué se tiño el cabello?
—Intenta descansar, no eres un Kaiser común y tus heridas no cierran tan rápido. Tu regeneración es muy baja y estuviste a punto de morir.
—Rueda sus ojos—. No tienes porque recordármelo.
—Exhala con suavidad aproximándose a su rostro—. Enfócate en cómo te encuentras en este instante, y luego. —Coloca su dedo pulgar en la punta de su nariz—. Piensa en ella —susurro con delicadeza, para después apartarse y caminar hacia la salida—. Espero tengamos esta oportunidad de hablar, otra vez. —La mira encima de su hombro estando en el marco de la puerta—. Cuídate mucho, hermanita.
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Presente
—Primeramente, agradezco que hayan asistido en esta noche —hablo Hannah con cordialidad, haciendo una mínima reverencia con su cabeza—. Si tienen algo más que decir aparte del tema que tocaremos en este día, me complacería escucharlo, sin embargo, aclaro antes, que sea de relevancia y venga acorde a lo que sucede actualmente.
—Levanta su mano—. Como noto que no estas informada aun, apareció otro del animal que venciste en las tierras del Oeste —dijo Barbara, manteniendo un semblante suave, pero poco fruncido, sintiéndose algo... nerviosa.
—Supongo que lo asesinaron —respondió sin importancia, cruzando sus piernas debajo de la mesa y apoyando su espalda en el respaldo de la cómoda silla.
—Específicamente, fue Mary quien se encargó de el —incluyo Diana, con sus manos juntas en el regazo y una buena postura.
—¿La líder superior de los Baristar? —pregunto con más interés, dirigiendo su vista a la líder.
Diana: Correcto. —Vira a verla—. Llevará a cabo una reunión en la que fuimos invitadas. Por curiosidad, ¿no has resido algo de ella?
—Si, pero aún no leo su carta.
«Y no es que me importe mucho», pensó con aburrimiento. Nuevamente el silencio se hizo presente, las reinas esperaron a que la líder empezara a hablar del tema, sin embargo, esta se dedicó a ojear el separado de su libro, aguardando en que las reinas o lideres dijeran algo más.
Akko, movió su pierna un poco inquieta debido a un malestar que lo provoca. Imaginar a Emma con Dylan a solas, no le gusta para nada. La reina de Soris, simplemente se dedicó a mirar fijamente su vaso de agua, no deseando incomodar a la líder del Norte que tanto desea observar.
Amanda, quien se encuentra más interesada en la situación vestida con una ropa forma diferente a las reinas que usan sus típicos vestidos, apoyo sus manos en la mesa. Y, por último, la reina Sucy, exhalo con cansancio. La noche anterior, no logro descansar correctamente por algunas circunstancias que no salieron como debieron y debe corregir. Su trabajo... para haberse acumulado.
—Como no hay más nada que decir, podemos comenzar. —Mira a Barbara—. Puedes hacer una de tus sin fines de preguntas.
—Balancea su cola ligeramente conmocionada—. Oh... bu-bueno... ¿Como pudiste sobrevivir? Mi resistencia no lo hubiera soportado, aparte de la regeneración excesiva que obtuviste cuando usaste a tu animal.
—Antes de contestarte, debo aclarar que me decepciono que no utilizaras tu punto de fuerza en esa pelea contra los Baristar, si mal no te recuerdo, Barbara, pudiste morir.
En ese momento...
—Sonríe lascivamente enseñando su colmillo—. Sabía que me salvarías.
—Frunce el ceño—. No debes confiarte de esa manera.
—No quiero una bestia.
—Ríe con sarcasmo—. ¡Lo somos! —aclaro con enojo y obviedad.
—No has respondido mi pregunta —contrataco, no queriendo continuar con ese tema.
Sucy: Disculpe líder del Sur, pero ¿puede aclararme un punto? Aun no comprendo el por qué necesitas de nuestras presencias si se trata de algo respecto a su raza.
—Llegaremos a un tema que les interesara mucho, se lo aseguro.
Sucy suspiro, guardando silencio nuevamente.
—Barbara —continua—, el cambio y la regeneración rápida de mi animal, es un don que obtuve luego de encargarme de ciertas molestias en este palacio.
De inmediato, Diana se sobresaltó al escucharla, mirándola con sorpresa. Teniendo una idea de lo que se refiere.
—¿Qué clase de molestia? —pregunto confundida la líder del Norte.
—¿Recuerdan a mis padres? —Hace una pausa, sacudiendo en negación con su cabeza—. No, esperen, mejor comencemos a contar la historia desde el principio —corrigió, mirando a Diana de reojo—. Todo inicio... en una discusión entre los lideres por una declaración pública.
—Traga pesado y baja la mirada en resignación—
¿Qué...? ¿Por qué incluye eso? ¿Qué tiene que ver con su animal?
—Les aclaro a las reinas que desconocen de este suceso, que mis padres eran muy estrictos respeto a las órdenes. Cuando me mandaban, debía cumplirlo al pie de la letra. —Ríe ligeramente—. Mi padre me grito al enterarse que no pude... cumplir algo que me encomendó.
¡No eres digna para gobernar este reino! ¡Me decepcionaste!
Amanda: ¿Que te ordeno? —pregunto curiosa.
—Matar... a la princesa de Benum.
Lotte, Amanda y Sucy se sorprendieron, Akko igual... y Diana... simplemente agacho la cabeza y mantuvo su mirada pegada al borde de la mesa, sin atreverse a mirarla.
—¿Lo recuerdas, Diana? —pronuncio en un tono grave, causando que la líder mencionada apretara sus manos entrelazadas.
Akko volteo a verla, esperando a que actuara o dijera algo, sin embargo, no sucedió. Diana quedo petrificada en su lugar, teniendo en cuenta lo que continuara. Su cola se encuentra en sus piernas y sus orejas se mantienen caídas.
—En ese día era tu cumpleaños, reina de Benum —dijo mirándola—, y Diana fue a buscarte en el lugar donde siempre se topaban. Aclaro que Barbara y mi persona, no sabíamos nada de ti desde aquella noche. Solamente teníamos conocimiento de que Diana, gustaba de alguien que posiblemente seria con la quien formaría el lazo en un futuro, pero... cuando mis padres y los de Barbara se enteraron de que eras una humana, se desato una controversia sin fin, y nuestra alianza, se rompió. ¡No obstante! —Levanta un poco la voz—. Si acababa con tu vida, estas volvieran a unirse y continuaríamos con nuestras vidas sin problemas, olvidando lo dicho en esa noche por la cachorra de la líder del Oeste. Y Barbara, se comprometió a hacerlo. —Extiende su mano en dirección a la líder.
Barbara, observo con una mirada de disculpa a la reina de Benum, teniendo su cabeza aun arriba.
¡Una humana! ¡¿Enserio?! Los humanos son considerados nuestro mayor enemigo hace mucho tiempo. ¡Nos cazan!
—Recuerdo mis palabras dichas, recuerdo cuando viniste a mí a pedirme disculpas; recuerdo... cuando inclinaste tu cabeza rogando por mi perdón.
Perdóname...
Lo siento, Hannah.
No te odio, Cavendish. Sin embargo, debes aprender a vivir con esa carga sin ayuda.
Ahora, era Barbara la sorprendida, quien no pude creer enseguida lo contado por Hannah.
¿Diana se inclinó ante Hannah? ¿Cuándo sucedió eso? ¿Cuándo su autoestima cayo tan bajo como para cometer esa acción? ¿De qué se había perdido?
—Diana, ¿es cierto? —consulto preocupada.
Cometer un acto de esa manera, la hace ver como una líder inferior; sin fuerzas; sin orgullo.
Diana levanto la cabeza, dando un asentimiento con una sonrisa forzosa en sus labios, y en ningún momento... viro a ver a su reina quien no ha apartado la mirada de su persona.
Barbara... no pudo evitar decepcionarse. La persona quien admiraba... se inclino ante otra líder.
—Aun no entiendo como lograste perdonarla, Barbara. Cavendish... nos dio la espalda.
—¿Cual es punto? —dijo gravemente—. ¿Recordarme lo que hice o aclarar porque ahora tu animal parece un monstruo?
—Suspira—. Cuando éramos niñas, hicimos una promesa —dijo para las reinas, ignorando la pregunta y pequeño enojo de Diana.
Pase lo que pase, suceda lo que suceda, jamás... dejaremos de ser amigas.
—Después de eso, nos volvimos más unidas. Sin embargo, eso acabo cuando Cavendish... decidido proteger a la princesa, empezando un encuentro bajo una tormenta donde acabo herida. No solamente nos dio la espalda, también lo hizo con su madre.
—Basta, Hannah, detente —advirtió Diana, no queriendo que su reina escucha esa parte.
—Apenas estamos comenzando, Diana. No te pongas histérica —dijo con diversión, sonriendo de manera arrogante—. La causante de las separaciones de nuestras tierras y de la muerte de la líder Bernadette Cavendish.
—Diana, ¿es verdad lo que dice? —pregunto con sutileza Akko, colocando su mano en el brazo de la mencionada.
—Oh... ¿Lo desconoces también? ¿Tantas cosas le ocultas, Diana? —Hace una pequeña pausa—. ¿Te da miedo como reaccione cuando se entere... que ella en realidad no tuvo la culpa del trágico día? ¿O lo que provocaste en mí?
—¡No te cause nada, Hannah! —exclamo sin mirarla—. No entiendo porque me culpas.
—Desobedecí la orden de mi padre por ti... ¡Me rogaste que no asesinara a la princesa de Benum! —Gruñe—. De inmediato cuando se dieron cuenta de mi desobediencia me exiliaron de mis derechos. Y entonces yo...
—Voltea a verla con sorpresa—
No puede ser...
—Los mate. —Finalizo.
Silencio... Diana, quedo totalmente impactada al igual que las demás, no creyendo que en realidad ella hubiera cometido un hecho tan... deplorable. Hannah rio nuevamente de esa forma sarcástica, ocultando con su mano derecha su rostro.
¡¡¡No puedes quitarme lo que merezco!!!
—Mi padre me grito.
¡No lo mereces! ¡¡¡NO ERES DIGNA!!!
—Me despojo completamente de todo... queriendo mandarme con los guardias de estas tierras —susurro audiblemente, permaneciendo su mirada en techo por unos cortos segundos, para después mirarlas de nuevo.
Recuerdos que molestan.
—Sin embargo... primero me mantuvo en el palacio por unos meses y cuando me dedique a hablarle para convencerlo a través de acciones y entrenamientos. Me encontré con mi remplazo. Un niño de aproximadamente diez años de edad se encontraba en su despacho hablando animadamente con mi progenitor que parecía feliz al tenerlo consigo. Ese momento... me dio tanto enojo, que le propuse una lucha por las tierras antes que me echara y me enviara a la academia. —Suspira—. Empecé a odiarlo por las cosas que me hizo en esos meses y saltare esa parte en este instante porque no son de relevancia.
Sus manos se mancharon...
Sangre de su propia sangre.
—En ese encuentro, le quite la vida frente a la mayoría de personas que asistieron; frente a mi madre que empezó a llorar al verlo tirado en el suelo. Observe como el lazo roto le causo más sufrimiento, escuchando sus lamentos sobre el cuerpo sin vida de mi padre. Recuerdo haber gritado de dolor y arrepentimiento, pero de esfuerzo y valor... Necesite mucho para enterrarle mi mano en su pecho —dijo mirando su mano derecha, recordando como estuvo cubierta de sangre—. El viejo dijo... ''Te quiero mucho, mi pequeña''. Mientras sus ojos se cerraban con abundantes lágrimas. Recordándome la última vez que me repitió esas mismas palabras en un campo de flores. El lugar favorito de mi progenitora. —Hace nuevamente una pausa, sin cambiar su expresión neutral, no demostrando algún rastro de arrepentimiento por lo contado—. Tiempos después de ascender al liderazgo, mi cuerpo empezó a sentirse un poco extraño, como si muchas serpientes de poca longitud se envolvieran en cada una de mis extremidades, mordiéndome e inyectándome de su veneno.
Has vencido a nuestro líder. Y por reglamento de nuestros ancestros sagrados...
Todo el reino, está ahora bajo su mando.
—Claramente devolví al chico de donde provino, no deseándole causarle algún daño por culpa de la decisión de mis padres. No obstante, el volvió y reclamo su puesto por una firma de mi padre en un papel que bote mucho antes. Es obvio que luego de haberme encargado con mis propias manos del anterior dueño de estas tierras, esa hoja perdió su valor.
Lotte: ¿Qué hiciste con él?
—Lo mandé a asesinar después de haberme amenazado con que les contaría a las demás personas fuera del reino lo que hice. Claramente no lo deseaba, si no fuera por mí misma persona quien diera dicha noticia. Aun no me encontraba lista como para hacerlo, y ese es el motivo por el cual demore en invitarlas a mis tierras.
Diana, sintió su corazón apresarte contra su pecho; sintiéndose cada vez más culpable de lo que provoco. El golpe... no era como se lo imagino, creyó que simplemente se trataría de una pequeñez, pero... ¿Matar a sus padres para recuperar el puesto que le pertenecía por derecho y todo, porque se dio a su rogación? Ellas les tenían tanto afecto, que tiro a la basura, como una bola de papel que arrugas y lanzas sin importancia.
Sucy: ¿Y así obtuviste esa forma?
—Las leyendas contadas en los libros son reales. Me dirigí al siguiente día a la biblioteca luego de haber sufrido toda la noche, releyendo una y otra vez la parte que tiene demasiado parentesco de lo que cometí.
Amanda: ¿Los libros igualmente hablan de eso? —murmuro asombrada para sí misma, pero siendo escuchada por el buen auditivo de la líder.
—Tienes mucho interés en esos libros —dijo con desconfianza.
Amanda: Quisiera llenarme de su sabiduría —respondió con una sonrisa burlesca en sus labios.
Akko, quien no ha dicho ninguna palabra más, intento agarrar la mano de su líder para que la mirara, sin embargo, esta fue aparta de inmediato causándole confusión y preocupación. Diana, mantiene su cabeza levantada, pero su vista se encuentra totalmente perdida en el vaso de agua.
—¿Ahora entiendes, Diana? —consulto mirándola, esperando que hiciera lo mismo, no obstante, no sucedió y su pregunta tampoco fue respondida.
—Pareces guardar rencor de esos sucesos, Hannah —hablo al fin, Barbara.
—¿Y cómo no hacerlo cuando la causante se encuentra a mi lado? —dijo con un poco de desinterés—. Nunca imagine que en realidad unieras los lazos con la persona que tuviste unas guerras innecesarias, matando vidas inocentes solo por el peso que cargas en tus hombros. Me disgustas, Cavendish. —Finalizo, posando nuevamente su mirada en la líder.
Diana, volteo a verla y recompuso su postura, tragándose todo ese mal sentir e intentando ignorar los recuerdos que aparecen en su mente.
—Me hare responsable, si eso quieres.
—No necesito nada de ti. Supongo que valió la pena lo que hiciste, porque ahora tienes una familia y te felicito, sin embargo. —Levanta su dedo índice izquierdo, enfrentándola con el mismo semblante fruncido que posee—. No vuelvas a mí a pedirme disculpas cuando las cosas ya sucedieron, tienes que aprender a vivir con eso; sin ayuda. —Suspira—. Estoy maldita, Diana. Y también... estoy muriendo.
¿Qué...?
—Expande sus parpados en sorpresa e impacto, quedando sin aire—
La líder del Sur... ¿Está muriendo?
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Fin del Cap. 60
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