Cap. 54
Narradora Pov
Flashback
—¡Lánzala otra vez! ¡Romperé mi récord!
—¿Estas… segura de eso?
—Sonríe de manera retadora, posicionándose correctamente para alcanzar la pelota—
—Levanta sus hombros no dándole mucha importancia, volviéndola a tirar fuertemente a una distancia lejos—
La Kaiser de cabellos castaño persiguió el balón a una gran velocidad para su especie, siendo el tiempo contado por la de melena negro azulado que posee un reloj de bolsillo en su mano derecha. Mientras, la próxima líder de los Kaiser del Oeste, se encontraba dibujando en la tierra con una rama.
Este dibujo, consistía en unos planos hechos por ella misma para crear una corona de flores. ¿Por qué lo estaba haciendo? La respuesta es simple. Quería impresionar a su amiga humana con nuevos dones que no sean únicamente los obtenidos por su animal.
Sin embargo, ese dato era totalmente desconocido para sus amigas que se encontraban presente en esa tarde soleada, pero a la vez tranquilizadora y refrescante, puesto que, el sol no estaba a tan altos grados y permanecía en un estado confortable que no quemaba mucho la piel.
—¿Por qué haces eso? —consulto Barbara, mirándola de reojo encima de su hombro.
—Quiero aprender cosas nuevas —dijo, con sencillez, sin levantar la mirada para verla.
—Antes no estabas interesada. Eso es… muy anticuado de tu parte —aclaro, con una sonrisa ligera en sus labios.
—Levanta sus orejas en sorpresa. Sintiéndose orgullosa de encontrar la manera correcta de hacer lo que desea como regalo para la princesa—. ¡Si!, ¡Me lo memorizare! —fija plenamente su mirada al suelo, en donde construyo sus planos a base conocimiento de cada planta gracias a los libros de su biblioteca.
—Eh… —hace mueca insegura, observándola con confusión—. Yo digo que seria mejor intentarlo mientras se encuentre aun visible en la tierra.
—Oh, podrías dibujarlo en un maldito cuaderno en vez de estar haciéndolo de esa manera —hablo de repente Hannah, con la pelota en su mano.
—¡Eso es! —se pone de pies, moviendo su cola en alegría.
—Llegaste rápido —dijo Barbara, bajando la mirada para observar su reloj.
—Conte el tiempo que me demore por mi cuenta porque sabía que no estarías atenta esta vez —sonríe con orgullo—. Tres minutos con treinta segundos.
—Guía su mano al mentón, dudando—. No creo… El anterior era de seis minutos.
—Frunce el ceño—. Lo supere.
—La mira con vacilación, no creyendo que en verdad lo haya logrado—. Otra vez —le quita la pelota.
—Cruza sus brazos, exhalando con molestia—. Llevo ocho veces haciendo lo mismo, estoy cansada, no lo volveré a intentar.
Sin darse cuenta, Diana desapareció del lugar, y al buscarla en donde se supone que debería encontrarse repasando esos pasos absurdos que hizo para construir algo aún más absurdo, no estaba.
Hannah, suspiro pesadamente, acercándose a pasos lentos al árbol cerca de otro; casi juntos. Tomo asiento en el césped y recostó su espalda en el tronco, bebiendo de una botella de agua que le fue entregada por Barbara quien, se sentó a su lado, admirando el sol que empezó a ocultarse.
—¿Mañana vendrás? —la mira de reojo.
—Asiente ligeramente—. Quiero revisar mis nuevas trampas y cenar de algo que capture.
—Levanta una ceja—. ¿Y si es una serpiente?
—Voltea sorprendida a verla, riéndose segundos después al contemplar una sonrisa burlona en los labios de su acompañante—. No me la comería.
—Borra su sonrisa, mirándola con atención—. Barbara…
—¡Regrese! —exclamo Diana, sujetando un cuaderno con un lápiz en sus manos.
Hannah y Barbara la miraron con extrañes, espectando lo sostenido y su sonrisa de felicidad.
—¿Por qué quieres crear una corona de flores? —pregunto Hannah, observando los ramos arrancados de una pradera cercana a un costado de su ubicación.
—¿Por qué no aprender a hacerlo? —respondió Diana, sentándose frente a ellas y su dibujo de tierra.
—¿De que te servirá? —siguió Barbara, mirándola abrir su cuaderno y empezar a trazar en una hoja en blanco.
—Baja sus orejas, encogiendo un poco sus hombros—. ¿E-encantar a a-alguien? —dijo, nerviosa y tímida e insegura, sonrojándose levemente al recordar a la persona que atrae su atención de esa manera.
Las dos Kaiser presente ante ella, la miraron con sorpresa, para luego verse entre sí, y aproximarse a la de cabello rubios con intereses y emoción.
—¡¿Quién es?! —grito con alegría Barbara, tomándola de los hombros.
—La observa con asombro, ante su repentina acción—. N-no lo diré…
—¿La conociste en la ciudad igual que la cachorra de Sebastián?
—Se aparta, cerrando su cuaderno y apuntándolas con la punta de su lápiz—. ¡Es una amiga!
—¿Enserio…? —ladea su cabeza—. Entonces, ¿Por qué no la invitas a jugar con nosotras? —pregunto Barbara, con un semblante de indiferencia y duda.
—Cruza sus brazos—. ¿Te gusta la Kaiser sin olfato?
—¡Oye! Que no tenga sentido del olfato no la hace menos especial.
—¡Ahí esta! ¡Te atrae! Pero… ¿Te gustaría que te den por atrás? —consulto confundida y disgustada, Hannah.
—Se sonroja fuertemente, negando varias veces con su cabeza—. ¡Por supuesto que no! ¡Ella no me gusta! —da un fuerte pisón.
—Acabas de aclarar que alguien te gusta —dice, de manera traviesa Barbara, esperando que dijera quien es.
—¡Aaaj! —agarra sus orejas, hincando sus rodillas.
—Ya escúpelo.
—¡Atsuko! Su nombre es ¡Atsuko! —levanta enojada la mirada—. ¿Contentas?
—Desvía la vista, colocando su mano en el mentón—. No he escuchado ese nombre antes.
—¡No importa! ¡Estas, enamorada! —grito con alegría, Barbara. Lanzándose a los brazos de su amiga rubia.
Hannah rio, por el comportamiento infantil de sus amigas, uniéndose al abrazo y molestando a la siguiente líder de los Kaiser del Oeste, con consejos tontos que provoco que se sonrojar más de una vez.
—¡Ya basta! ¡Suéltenme!
Arriba de un árbol, se encuentra una mujer adulta acostada en una de las ramas más grandes, con sus parpados totalmente abiertos debido a la sorpresa que se acaba de llevar al escuchar esa declaración de su hija.
"Una... humana..."
Fin del Flashback
.
.
—¡No se acerquen y no disparen! —ordeno Hannah, estirando su mano izquierda en detención a los guardias del palacio dispuestos a atacar.
La bestia se levanto con lentitud, despegando su rostro del suelo a la vez que pedazos de piedras cayeron de este. Volteando con furia a ver a la líder del Sur, que sostiene su brazo mal herido.
—Devuélvanme lo que me robaste —murmuro con enojo, frunciendo su entrecejo.
—Te… matare… —dijo en un gruñido grave, enseñando sus blanquecinos y afilados dientes.
.
.
Hace dos horas atrás en las tierras del Sur
—¡Mi líder! —grito un guardia alarmado, poniéndose de rodillas. Con su respiración agitada y cabeza agachada se dirigió ante la mencionada, guardando respeto.
—¿Qué sucede? —pregunto Hannah, sintiéndose un poco enojada por haber interrumpido sus deberes.
—A-algo se aproxima, no e-es como nosotros —traga saliva, aclarando su garganta—. Viene hacia acá.
—Especifica.
—Se pone de pies, mirándola con nerviosismo—. S-su cuerpo… ¡A-animal! —corrige—, ¡Su-supero la fuerza de nuestros hombres!
Imposible… pensó Hannah, apartando al Kaiser frente a ella cuando su olfato capto un aroma… diferente y… singular.
Repentinamente la puerta de su palacio fue abierta bruscamente de par en par, alarmando al personal que empezaron a correr a un lugar seguro, e inquietando a los guardias cuando lo espectaron. Causaron que sus bellos se erizaran y sus cuerpos temblaran ligeramente.
Hannah, parpadeo confundida, contemplando con asombro al animal que entro súbitamente en su hogar.
—¿Qué es eso…? —susurro para si misma, sin poder creer lo que ven sus ojos.
Inmediatamente un fuerte rugido se escucho en cada pared del palacio, causando que todos taparan sus orejas del poder en el tono utilizado, sin embargo, Hannah no lo hizo, tratando de hallarle lógica a lo que tiene a su costado.
Rápidamente la bestia corrió hacía uno de los pasillos que saco a la líder al instante del pequeño trance creado por la sorpresa inesperada, persiguiéndolo de inmediato sin pensarlo un segundo más.
La… biblioteca ¿Por qué se dirige a la biblioteca?
.
.
Presente
Sus manos tiemblan, su sangre baja por su cabeza, labios, cuello, espalda y dedos, cayendo en la ultima extremidad en forma de diminutas gotas.
Encontrándose ahora en el patio de al frente del palacio de las tierras del Oeste, perteneciente a la reina de Benum y la líder, le crea un malestar desagradable al haber llegado a ese lugar. Persiguiendo a la gran bestia que escapo de su reino con algo importante de su propiedad.
Nuevamente se abalanzó contra el animal, golpeando con fuerza su abdomen, provocando que este escupiera una cantidad grande de sangre y gruñera de dolor al sentir algunos de sus huesos romperse ante el impacto del puño de la líder.
—¡Escúpelo! ¡Maldita porquería!
La bestia, retrocedió con una mano en su abdomen, volviendo a posicionarse rápidamente para atacarla, llevándose una nueva cortada profunda en la pierna derecha al no lograr esquivar totalmente sus garras izquierdas.
—¿Qué se supone que es? —pregunto Barbara, alado de las reinas y la líder del Oeste que se hallan de espectadoras en la puerta del palacio.
—No lo sé… —susurro Diana, analizando al animal desde una distancia lejos.
Lotte: ¿De dónde vendrá? —pregunto un poco atemorizada, abrazando el brazo de Amanda.
Sucy: Interesante… —murmuro codiciosa, viendo cada punto que le fuera posible de la bestia.
Barbara: ¿Deberíamos ayudar?
—No —contesto de inmediato, Diana. Causando que todas voltearan a verla con confusión y sorpresa.
Akko: ¿Por qué no?
—La mira de reojo—. Ella dijo que no atacáramos —juntas sus manos detrás de su espalda, sacando un poco su pecho—, cumpliré con su petición.
Barbara: Pe-pero…
—No estas en condiciones para una pelea —interrumpió, observando ahora a su amiga con un semblante serio—, tus emociones no se encuentran estable. Además, podemos tomar esta oportunidad y aprender de los movimientos, cualidades y caracterizas del nuevo animal presente.
Barbara bajo la cabeza, apretando ligeramente sus puños de la impotencia. Esto fue notado por Lotte, quien solo la miro con tristeza y arrepentimiento, pidiendo disculpas mentalmente de lo que provoco. Bajo luego de unos segundos su cabeza y devolvió su vista al panorama de al frente.
Hannah, no ha usado su animal para combatir, otra vez… rehusándose a usarlo, y esto fue notado por Diana quien arrugo su entrecejo, esperando verlo. Los Kaiser de las tierras del Sur, llegaron en gran cantidad para respaldarla, sin embargo, nadie se interpuso luego de una orden exclamara de su líder.
La bestia volvió a rugir en advertencia y agresividad, poniéndose en dos patas para contraer mejor sus músculos. No obstante, Hannah no le dio el gusto de terminar, pateando con mas fuerza su abdomen, mandando su cuerpo a colisionar contra el muro que rodea el palacio, levantando una porción de humo que lo cubrió completamente, escuchando también las rocas romperte en el impacto.
Hannah, inhalo y exhalo con pesadez, observando el libro con marcos rojos y dorados en el suelo, cubierto por un líquido viscoso de color carmesí con verde. En el momento que se inclinó para tomarlo, levanto sus orejas al oír el concreto destrozado moverse. Percibiendo casi al instante el ataque veloz del animal, agarrando sus dos colmillos superiores al intentar morderla, arrastrando sus pies en el suelo ante la presión y fuerza proporcionada por la bestia.
Diana, frunció el ceño. Barbara, movió de manera tranquila su pierna, queriendo ayudarla. Akko, entrecerró sus ojos, encontrando una zona en el costado del esbelto cuerpo del animal que le creo demasiada curiosidad. Lotte, Sucy y Amanda, quedaron en espera de que fuera derrotado a manos de la líder. Sin embargo, lo que sucedió después, hizo que los corazones de todas dieran un vuelco, quedando impresionadas e impactadas.
Cuando la líder del Sur, daño su ojo izquierdo. La mano del animal la sujeto de la pierna herida, lanzándola con brusquedad en el suelo y… perforando con una de sus uñas gruesas, el abdomen de… la líder, traspasándola completamente.
El lugar quedo en silencio. Los Kaiser del Oeste expectantes, permanecieron tiesos en su lugar, con sus armas abajo debido a la orden dada anteriormente. Sin embargo, los del Sur, empezaron a retroceder, extrañando a Diana quien se encuentra especta a cualquier movimiento en su entorno.
La líder del Oeste, situó lentamente su mano derecha enfrente de su reina, y extendió la otra, controlando los impulsos de su amiga al notar su inquietud. Lotte, se aferro mas al brazo de Amanda, y Sucy, espero pacientemente a que los guardias de la líder hallada en el suelo con una perforación profunda y grande en su abdomen, atacaran. Sin embargo, después de retroceder, ninguno se movió.
Lotte: ¿E-esta… muerta? —pregunto con timidez y miedo.
Sucy: No creo que sobrevive a una abertura de esa forma. Perforo totalmente su vientre, y cuando saque su uña, se desangrará.
Amanda: ¿Tu resistencia puede soportar eso? —consulto, dirigiéndose a la líder del Norte, la cual, simplemente negó débilmente.
Amanda, arrugo su entrecejo, dejando escapar un quejido de molestia e impotencia.
—No ha terminado —aclaro, Diana. Sin quitar su mirada del frente.
Barbara: ¿Cómo estas, segura?
—Espera… —susurro, sintiendo las manos de la reina de Benum en su antebrazo, aferrándose lentamente a ella.
Una de las manos de Hannah que sostenía la gran garra del animal que la daño gravemente, cayó al suelo, dando a entender lo contrario a las palabras dichas por Diana. La bestia abrió sus fauces, acercándolas despaciosamente a la cabeza ensangrentada de la líder, cubierto por su cabello suelto desordenado.
Una vez que estuvo cerca, impulso su cabeza hacia atrás dispuesto a acabar con lo empezado, sin embargo, la mano que había caído con anterioridad, detuvo su acción, frenándolo bruscamente y arrancándole un colmillo superior, escurriendo sangre de inmediato de esa zona.
Antes de que se apartara y sacara su uña de su abdomen y sistema dañado, lo detuvo. Empezando a cambiar de apariencia mientras despaciosamente se comenzó a poner de pies, sorprendiendo a la mayoría de que aun… siguiera con vida.
Un enorme lobo de color castaño se hizo presente, pero… su tonalidad no duro mucho a vista de todos. Comenzando a cambiar de la punta de su cola para después expandirse por todo su cuerpo, convirtiendo su pelaje en uno totalmente oscuro como el anochecer… sin vida.
Un color… único, nunca antes visto en otros Kaiser. Un animal de color negro y ojos bermejo cual sangre. Causo que todos los Kaiser provenientes de sus tierras, se arrodillaran de inmediato.
La herida creada en su abdomen, cerro. Y las otras en su cuerpo, lo hicieron también. Dando le una regeneración sumamente rápida. Un fuerte gruñido que atemorizo a los Kaiser del Sur, no llego a causarle miedo a la bestia que tiene enfrente.
Su tamaño sobrepasa al animal que le causo molestia y problemas al robarse algo que nunca le perteneció.
La furia y el fuego que se hace mas grande en su interior, preocupo a Diana, atrayendo mas a su reina y mandando a sus guardias a juntarse. Protegiendo a las otras.
La bestia, empezó a rasguñar con fuerza el pecho de la líder, creándole cortadas profundas que cerraron al instante. Llamando la atención de la reina de Hexariz.
—Increíble… —susurro, anonada.
Los dientes del animal, se clavaron en el costado de Hannah, causándole un daño severo, pero que fue cesado y enmendado enseguida. Hannah, agarro su cabeza, levantándolo lentamente hasta que no tocara el suelo.
Mostro sus dientes y lo miro con molestia, gruñendo gravemente. Y sin dejarlo reaccionar, estrello su rostro en el suelo, quebrando su hocico con un solo impacto. Lo levanto un poco, para después repetir la acción mas de una vez, esparciendo su sangre y enterrando sus garras en su graneo.
La bestia intento zafarse del agarre, sin embargo, no lo logro, falleciendo luego de cuatro impactos, pero Hannah no se detuvo, destruyendo por completo su rostro y creando una escena desagradable a las personas presentes. La tierra tembló ante cada colisión, el agujero que se fue haciendo, se hizo cada vez mas profundo, hasta acabar enterrando esa extremidad de su cuerpo.
Cuando acabo, levanto la mirada observando a las reinas y las dos líderes. Barbara, era la más impresionada de todas, permaneciendo como una roca en su sitio.
Lentamente su animal fue desapareciendo, volviendo a su estado normal. Agacho su cabeza, caminando hacia donde se encuentra el libro, tomándolo y quitándole la bravosidad que lo cubría.
Uno de los Kaiser de sus tierras se acercó, ofreciéndole una nueva camisa y chaqueta, ya que al cambiar de apariencia estas se desgarraron, dejándola solamente en su top. Otro, se aproximó con una jeringuilla y pastillas.
—Impresionante —aplaude Diana, alejándose de las reinas. Estando segura de que no hay más peligro.
Al encontrase cerca, espero pacientemente a que Hannah terminara de abrochar los botones de su camisa blanca manga larga que le fue entregada.
—Pagare por los daños —dijo sin darle mucha importancia, no volteando a verla.
—Merecemos una explicación de tu nueva apariencia, ¿no crees? —sonríe levemente, colocando sus manos juntas detrás de su espalda.
—No es de tu incumbencia —agarra la chaqueta, poniéndosela.
—Hannah —llamo en un tono preocupado—. Tu recuperación, no es normal. ¿Qué fue eso?
—Algo que tu provocaste —murmuro con enojo, virando a verla.
—¿Disculpa? —pregunto confundida, no entiendo su repentina acusación.
—Ríe burlonamente, observando a las demás acercarse a su posición—. ¿Estas preparada para saberlo? Cavendish.
—Frunce el ceño—. No comprendo.
Sucy, la miro de arriba abajo, captando inmediatamente la atención de la líder, quien gruño en desagrado.
Hannah: No experimentaras conmigo.
Sucy: Me ayudaría mucho conocer de donde provino rápida recuperación, pero, sé que no me dejaras —levanta ligeramente sus hombros.
Barbara: ¿Pu-puedes… explicarnos porque no estas… muerta? Ni y-yo hubiera podido sobrevivir a eso —dijo, nerviosa y aun sorprendida.
Hannah, rodo los ojos, tomando la inyección e incrustándosela en su brazo derecho. Sus lesiones desaparecieron, dejándola totalmente como nueva. Sin embargo, las consecuencias y el dolor que se hará presente en unos minutos, lo evitará con el medicamento antes que comiencen, pero… este a veces no funciona correctamente.
—Exhala resignada y cansada. Sintiéndose un poco frustrada por las miradas insistentes—. Les enviare a todas unas invitaciones a mis tierras, pero no ahora. Tengo que ocuparme de otras cosas.
Akko: Una pregunta. Esa cosa… ¿Por qué deseaba el libro?
—La mira de reojo—. No lo sé, pero lo descubriré. Hablaremos de ese tema después —se da la vuelta—. Te enviare uno de mis Kaiser para que arreglen este daño mañana por la mañana.
Diana, imito su acción, ignorando sus últimas palabras. Camino a pasos apresurados hacia su despacho con la cabeza baja, totalmente confundida. Guiando una mano a su pecho.
¿Qué quiso decir con que fue su culpa?
-------------------
Fin del Cap. 54
La fuerza de la maldición
Capitulo donde se habla un poco de eso: 43
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro