Cap. 53
Narradora Pov
Flashback
—¿Necesita algo más?
—No, puedes retirarte, querido —sonríe fingidamente, haciendo una expresión de felicidad forzosa que no es notado por el chico frente a ella.
El joven sonrió encantando, retirándose a pasos firmes de la biblioteca, dejando sola a su ''princesa'' y próxima heredera al trono en unos meses.
El duque del reino, le aconsejo con anterioridad buscar a un príncipe que la acompañara en sus días de gobernación, sin embargo, nunca pensó que esa idea pudiera hacerlo perder su trabajo el mismo día de la coronación.
No obstante, el duque no estaba consciente de que el corazón de la princesa, ya se encontraba opacado por alguien más. Obligándola sin consentimiento a hacer algo que nunca deseo, obteniendo sus consecuencias después.
Una vez que el príncipe abandono el lugar, Akko suspiro con cansancio, continuando su lectura con más tranquilidad. Deslizo un mechón detrás de su oreja, volviendo a suspirar, pero con más suavidad, relajando su cuerpo en el cómodo sofá frente a una chimenea. Su vestimenta en ese día, consistía en unos jeans de color crema con una camisa blanca manga corta, acompañado de unas sandalias abiertas que combinan perfectamente con su atuendo.
Durante un mes, el reino de Benum, estaba pasando por un ''trágico'' momento. El fallecimiento de su madre, trajo consigo llantos innecesarios y algunos podrían decirse que fueron fingidos. Los rostros de tristeza siempre se hacían presente en cada paso que daba la princesa por los pasillos, dándole su más ''sincero'' pésame por la muerte de la reina.
Sin embargo, ese dato no le importo a Akko, en absoluto. Hacia oídos sordos a todas esas disculpas, e ignoraba aquellas expresiones desanimadas. Manteniendo siempre un perfil alto ante cualquiera persona que se cruzara por su camino, nadie en el palacio la había visto o escuchado llorar por la reina; no tenía por qué hacerlo.
Su madre podría haber hecho muchas cosas con ella, pero nunca ocurrieron frente a los demás. Sus súbditos la adoraban como su ''amorosa'' reina, que siempre estuvo al tanto de cualquiera circunstancia dada en sus tierras. Cuidando y protegiendo... el reino.
¿Es una mala reina, ahora?
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—¿Que le gustaría hacer?
—Voltea a verlo, sonriendo ligeramente—. Me gustaría unas frutas del comedor, me ayudan con mi lectura.
—¡Enseguida! —exclamo alegre, corriendo a la entrada trasera de su palacio.
—Borra su sonrisa—
Tonto...
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—¿Por qué no me dejas? —pregunto con tristeza, mirándola fijamente con unos dedos en sus labios que detuvieron su acción.
—Qu-quiero que sea especial —ríe nerviosa, sintiendo asco al tenerlo arriba.
Después de que sucediera un arrebato repentino de su parte, no pudo pararlo en el momento antes de que quedaran en esa posición incomoda y repugnante para ella. Muchas veces, el príncipe intento besarla, pero de besos en la mejilla no pasaron.
La coronación cada vez estaba más cerca, y eso llenaba de ansias al príncipe quien tomaría su mano en ese día especial.
—Se aparta lentamente, tomando asiento a su lado—. E-entiendo... L-lo siento —dijo avergonzado, no evitando hacerse un pensamiento perverso al haberla tenido de esa manera.
Akko, se levantó del sillón, cerrando despaciosamente su libro con su cabeza agachada, estando su rostro oculto por su cabello castaño.
—No te preocupes... —susurro con ''dulzura'', ocultando su molestia y disgusto.
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—Me complace anunciar que, en este día nuestra princesa Atsuko, tomara oficialmente el mando de este reino —dijo el duque, sonriendo con orgullo en cada palabra pronunciada.
Todas las personas importantes se encontraban presente, e incluyendo el príncipe con el cual paso cinco meses en convivencia. Su expresión detrás de la gran puerta teniendo un lujoso vestido confeccionado por las mejores manos del reino, era de total seriedad. Ningún brillo se hallaba en esos hermosos ojos rubíes que cautivaban a esos príncipes que deseaban tomar su mano, sin embargo, solo uno se quedó cuando rechazo a los demás.
Con una sonrisa brillante en sus labios, entro al salón caminado con una postura firme mientras saludaba a las personas que asistieron. Miro de reojo al príncipe, sonriendo con más amplitud, causando que el corazón del chico se cautivara ante la tal magnitud de belleza que deslumbraba la princesa, latiendo con prisa y descontrol. Sus mejillas se sonrojaron y a larga distancia se podían ver el brillo que adornaban sus ojos en ese momento, viéndole con anhelo y cariño.
Akko, escucho cada palabra saliente de los labios del duque (ese discurso preparado y ensayado), mientras miraba fijamente al príncipe frente a ella, sin embargo, su mente se encontraba en otro lugar.
En esos Recuerdos...
—Diana, vamos a jugar.
—¿Qué cosa? —me mira con interés.
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—¿No te gusta?
—Se abraza el estómago, mirando al insecto con asco—. No como... larvas.
—Levanta una ceja—. Es saludable.
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—Eres... cálida —susurro con satisfacción envuelta en los brazos de la Kaiser.
—N-no digas ridiculeces... —murmuro avergonzada, sintiendo el rostro de la princesa restregarse en su pecho.
—Ríe divertida, soltando un quejido amistoso—. Podría quedarme de esta manera todo el día.
—Bufa sutilmente al caer un copo de nieve en su nariz, apoyando seguidamente su mentón en la cabeza de la princesa—. Yo también... —dijo en un tono poco audible, no aceptando que estar de esa forma le complacía demasiado.
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—Reina Atsuko, ¿Aceptaría usted al príncipe Kenji como su legítimo esposo?
Con la corona en su cabeza luego de recibirla y ser proclama reina de Benum, miro con detenimiento al príncipe, manteniendo una ligera sonrisa en sus labios que demostraba ''confianza'' y ''seguridad''. Juntando sus manos al frente.
—¡Diana! —grito con alegría.
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—¿Jugamos? —dijo agarrando una bola de nieve.
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—Me encanta estar contigo... —susurro suavemente, acurrucándose en los brazos de la Kaiser, con sus mejillas totalmente ruborizadas, debido al frio y el palpitar apresurado de su corazón.
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Eres... hermosa, pensó con admiración, contemplándola.
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—Extiende sus manos, sonriéndole con cariño—. Atsuko... —llamo con adoración, esperando su respuesta.
Akko sonrió una vez más, borrando lentamente esa sonrisa ''sincera'' en sus labios, cambiando su expresión a una de molestia, confundiendo a las personas presentes que los observan.
—No —contesto con firmeza, causando un sonido de sorpresa de la multitud.
—¿Qu-que? —sonríe nervioso—. ¿O-ocurre algo?
—Calma su semblante, mirándolo con seriedad—. No me casare contigo —aclaro, levantando un poco la voz para que todas las presentes escucharan, incluyendo sus padres.
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—¿Crees que soy bonita?
—La mira con sorpresa, riéndose segundos después de contemplar su pequeño puchero—. ¡Por supuesto! Eres la humana más linda que he visto —contesto entre risas y sinceridad, recibiendo un pequeño golpe de parte de la princesa frente a ella, contagiándose de su risa.
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—¿E-estas bromeando? ¿verdad? —pregunto con miedo y perplejidad.
—¿Crees que estoy jugando? —dijo con neutralidad y tono frio. Mantenido su postura firme y manos juntas.
El duque, en ese momento se acercó, susurrándole palabras que la hicieron enfadar, exclamando con poder y superioridad frente a todos, la autoridad y potestad que ahora posee.
—¡Yo, soy la reina!
Fin del Flashback
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Atsuko Kagari Pov
Han pasado dos meses... Lotte, vino el día siguiente después de mi parto, contándome lo que sucedió entre llantos mientras tenia a mi hijo en mis brazos, alimentándose con tranquilidad. Suerte mente en ese momento no podía escuchar y no le molesto que charlara con mi amiga, respeto a ese tema.
No puedo creer lo que hizo, los Kaiser al ser rechazado de esa manera, no volverán a cometer un acto de cariño con esa persona que no deseo formar el lazo, literalmente. Un rechazamiento de este tipo, es grave, demasiado. Aunque conociendo a Barbara... No, no creo que vuelva.
Sus instintos de protección actuaran por sí solos, sin que se dé cuenta, se alejara y eliminara esa atracción y sentimiento romántico que tuvo por ella, sin embargo, se trata del amor...
Un Sentimiento de intensa atracción emocional y sexual hacia una persona con la que se desea compartir una vida en común.
En otras palabras, se trata de una afecto puro e intenso que no puede ser eliminado u olvidado con facilidad si quisiste mucho a esa persona. Lo que quiere decir, que Lotte podría tener una oportunidad de recuperarla a medida de eso, no obstante, sus instintos y costumbres... son otras cosas de las cuales tendrá que lidiar y luchar.
—¡Eres adorable! ¡Si que lo eres! —exclamo mi amiga de lentes, mimando a mi... hijo.
—Mueve su colita alegre, balbuceando soniditos tiernos—
—Debo admitirlo... Tienes razón —hablo Amanda, observando al cachorro posar sus manitos en las mejillas pecosas de Lotte.
—Un nuevo, pero pequeño saco de pulgas —dijo Sucy, con sus brazos cruzados.
—Celosa —murmure con molestia, mirándolo de reojo.
Sucy: Te escuche —comunico de inmediato, devolviéndole la mirada.
—Hago un puchero, girando mi cabeza a otro lado con enfado—
Amanda: Entonces, retomando el tema principal. Mary, posee conocimiento del reino de Anglacia.
Lotte: Odio ese nombre —frunce el ceño.
Sucy: No fue culpa de Barbara de todas maneras —levanta sus hombros.
Lotte: Aun me encuentro desanimada por eso, no me lo recuerdes.
—Suspiro—. Si ese reino piensa atacar, necesitamos estar preparadas.
Amanda: Desconocemos absolutamente todo de esas tierras. Lo único que nos contaste fue que tuvo un encuentro hace muchos años con la líder de los Ranter, ¿Majorlaine? ¿cierto?
—Asiento en afirmación—. Por eso necesito que envíen a sus investigadores a encontrar algún rastro que nos guie a su ubicación.
Sucy: Y cuando lo encontremos ¿Que haremos? ¿Atacar?
—No, eso sería demasiado precipitado.
Amanda: Considero que sería mejor obtener la ayuda de Mary —mira a Lotte—, lamento que diga su nombre, pero es necesaria.
Lotte: Ella no colaborara —exhala con cansancio, observándola con molestia—. Recuerda, si Barbara no coopera, no lo hará.
Sucy: Hablemos con Barbara, y problema resuelto.
—Arrugo el entrecejo, mirándolas con tristeza—. Por lo que tengo entendido... Barbara no ha salido de su palacio desde aquel... día —dije con un poco de miedo, no queriendo recordarle completamente lo sucedido a mi amiga—. Una de las cinco cartas que envió Diana, la contesto. Aclarando que no deseaba hablar en esos momentos.
Lotte: Es mi culpa... —susurro, dirigiendo su mirada a Dylan, quien le sonrió extendiendo sus bracitos en su dirección, causando que sonriera con sutileza.
Amanda: ¿Cuándo fue eso? —consulto, refiriéndose a la carta respondida.
—Hace un mes. No ha vuelto a contactarse, otra vez.
Sucy: ¿Y qué hay de la líder del Sur?
—Volteo a verla—. ¿Qué tiene ella?
Sucy: ¿Nadie le ha hablado?
Amanda: No responde a ninguna correspondencia —cruza sus piernas, recostando su espalda en el respaldo del sofá.
Sucy: ¿Cuantas enviaste? —la mira con burla.
Amanda: No te interesa —contesta con un poco de agresividad, frunciendo el ceño.
Sucy rio juguetonamente, aclarando que tal vez pueda contactarse con la líder para averiguar algo, puesto que, sus cartas pueden parecerle más relevantes.
—No podemos aferrarnos a las palabras de Mary, actuaremos por nuestra cuenta. Las desapariciones de los Kaiser, es algo que no las incluye a ustedes, pero a mí... en cierta parte, sí. Estoy unida a una Kaiser, y sus ciudadanos son de mi pertenencia ahora. Entonces... sí averiguan de ese problema, estaría agradecida.
Lotte: ¿Por qué crees que el reino de Andrew, puede ser el responsable?
Amanda: ¿Reino de Andrew? —pregunta confundida.
—Exhalo suavemente—. Por el rastro que siguieron, suponen que las personas de las tierras perteneciente al difunto rey Andrew, está comprometido con estos ataques.
Sucy: No había escuchado ese nombre en tanto tiempo...
—¿Como vas con Helena?
Sucy: Aun me está constando eliminar su alergia al plomo. No es sencillo, pero tampoco imposible —levanta sus hombros—, no sé cuánto tiempo más pueda tomarme.
Amanda: Seria de mucha ayuda si lograras que su resistencia aumente —coloca sus brazos detrás de su cabeza.
Tiene razón... Conseguir que las heridas sanen con más rapidez, nos asegura una supervivencia mayor de los Kaiser en el campo de Batalla, sin embargo, esas cualidades solamente la poseen las líderes, y aun desconoce que tan rápido pueden llegar a curarse.
Amanda, le pidió a Lotte mi bebe, entregándoselo con cuidado en sus brazos, arqueando una ceja cuando Dylan la miro con emoción y felicidad, no dejando de mover su agitada colita.
Amanda: ¿Siempre estas feliz? —pregunto con curiosidad, observándolo acomodar su extremidad peluda entre sus manitos. Introduciendo la punta en su boca—. Quisiera ser tan feliz como tu...
—Rio divertida, extendiendo mis brazos—. Es su hora de dormir.
Cuando Dylan, descansa. Las sirvientas se encargan de cuidarlo por si llega a despertarse y requiere de mi presencia o la de Diana, mientras él duerme, nosotras estamos realizando nuestro trabajo por separado.
Me encuentro con mis amigas sentadas en un sofá amplio en la habitación que he escogido para él. En su cama, le hice un pequeño ''nido'' con almohadas donde descansa plácidamente sin preocupaciones, sin embargo, en las noches duerme en mi cuarto en una cuna hecha de madera.
Diana, aclaro que le gustaría mantenerlo vigilado, ya que no desea que el personal se encargue totalmente de él. No obstante, recalco que cuando cumpliera su primer año, dormiría solo para no acostumbrarlo a estar siempre con nosotras.
Me da un poco de gracia, porque en todo este tiempo Diana ha soportado las ganas de tocarme, debido a que no deseo hacerlo frente a mi hijo, aunque se encuentre durmiendo, no me parece una agradable idea, pero pienso recompensárselo en esta noche.
Casi se cumple el tiempo del lazo y no quiero que se rompa, me encanta estar unida a ella y no pienso separarme, jamás.
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Diana Cavendish Pov
—Entonces... eso sucedió.
Ya lo sabía, pero escuchar su parte de la historia, fue más... conmovedora. Sentí su dolor y entendí sus sentimientos quebrantarse en ese momento, también su desesperación y malestar al no poder acabar.
—Asiente, agachando sus orejas—. Lamento no haber contestado tus otras cartas, he estado pensando... —acaricia su brazo derecho, bajando la mirada.
—Eso no importa. ¿Te encuentras muy devastada? —consulte con curiosidad, observándola fijamente sentada en el mueble de al frente.
Encontrarme en otro de los salones hablando con Barbara, mientras mi reina atiende sus asuntos, es tranquilo... Desde que nació el cachorro, ha estado muy cariñosa conmigo, pero aun siento un poco de inseguridad en sus acciones y expresiones cuando hablamos de su futuro, sin embargo, son cosas que se acoplaran después, no hay prisa.
—Ríe débilmente—. ¿Puedes guardar un secreto? No quiero... que se lo cuentes a Atsuko —juega con sus dedos—, ya sabes cómo es su relación con Lotte, no deseo que se entere.
—Arqueo una ceja—. Lo entiendo, prometo guardar el secreto —entrelazo mis dedos enguantados, encima de mis piernas cruzadas.
—Mary... estuvo en mi habitación... esa noche.
¿Que...?
—Ella lo sabía... —sonríe con esfuerzo, sujetando con una mano su cabeza—. E-ella sa-sabia... que Lotte me rechazaría.
—¿Como...? —pregunte sorprendida y desconcertada.
—N-no lo sé, ¡No me lo dijo!
Nuevamente... Nuevamente ha comenzado a llorar.
—Me pongo de pies, tomando asiento a su lado—. Barbara...
—Recuesta su cabeza en mi hombro—. Por qué... ¿Porque me rechazaría?...
—No lo sé... —susurre, acariciando su cabeza.
Akko... me conto que posiblemente lo sucedido se debió a las inseguridades e impulsos de Lotte, pero, ¿Como una persona puede ser tan insegura?
—Mary...
—La miro con interés, deteniendo mi acción cuando retomo su postura, tratando de contener sus lágrimas—
—Tu-tuve... relaciones c-con Mary... esa noche... —murmuro lo último, limpiando su rostro con sus mangas—. Y-yo... e-ella...
—Tranquila, respira.
Esta información... es... repentina. Creí que se había acostado a dormir como me conto, pero salto esa parte y luego me está diciendo lo que verdaderamente sucedió... Es imprevisto.
Barbara, Inhalo y exhalo varias veces, calmando su llanto en cuestión de minutos en el cual me tome la libertad de pensar con más detalles ese pequeño relato entre lágrimas.
—Despoja su cuaderno de su chaqueta negra de cuero, extendiéndomelo—. E-escribió esto...
Levante curiosa mis cejas, tomándolo entre mis manos y abriéndolo en la página donde se encuentra el separador.
Tal vez debas odiarme más que antes, pero espero esta información sea de ayuda para su raza, presta atención.
El antiguo rey fallecido, cuyo nombre es Andrew, dejo una orden antes de morir, ya que él sabía que arriesgaba su vida para visitar a la reina de Benum en el palacio de la líder del Oeste. Tomando en cuenta sus impulsos y atrevimientos, aparte de sus sentimientos descontrolados que tenía por la reina, estando al tanto de una posible sospecha entre la líder del Oeste y la reina.
Te entregué el cuaderno con motivos de que leyeras lo que escribí, puesto que no vendrías a mis tierras si te lo ordena o chantajeaba. Simplemente asistí a verte, porque desea... mirarte, otra vez y contarte personalmente acerca del secreto que he estado guardando desde hace cuatro años.
¿Fue una coincidencia que la reina de Soris estuviera en mi llegada? No, por supuesto que no. Estaba al tanto de la desaparición de la Kaiser cartera, deduciendo que no la entregaría a tiempo e hiciera que me topara con la reina humana.
Su nombre es Harry, nació el 27 de abril, y es un buen niño. Con la crianza que recibe, podrá llegar a hacer un buen líder para este reino. Mi reemplazo, en otras palabras, luego de dejar mi puesto en unos años más adelante. Lo cuido con mi vida, como cualquiera madre haría con su cría, sin embargo, él es importante, demasiado importante.
Tengo que aclararte que, en esta noche, he tenido relaciones contigo para saciar tus ganas y complacer tu cuerpo en tu venida interrumpida. Lo digo, porque no deseo ocultarlo, lo aclaro porque no quiero malentendidos luego. Además, lo descubrirás cuando te levantes, encontraras mi aroma en tu cuerpo y habitación. Esta vez... no me tome la molestia de cubrirlo, y no necesito que me agradezcas, aunque en este momento debes sentirte más disgustada y molesta que, agradecida.
No formamos un lazo, por si eso te llega a preocupar y quitar el sueño en las noches. Tomate la pastilla amarilla para que puedas descansar con más facilidad si tienes problemas, puedes pedir que hagan un té con una planta llamada ''Lora'', te ayudara.
Espero... tengas dulce sueños, Barbara.
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La ayudo... Espera... es mucha información.
Ella sabía que Lotte estaría en el palacio de Barbara, pero ¿Como? Si la correspondía llego a manos de Akko.
Ayudo a Barbara a culminar, teniendo en cuenta que en los Kaiser eso puede causarle daño a su organismo, aunque muy poco suceda, es mejor prevenir.
¿Andrew dejo una orden antes de morir? No lo espere de él, sinceramente. Esto me aclara un poco más que esas personas son las responsables de los ataques recientes a los Kaiser, sin embargo, no tengo ninguna prueba que me lo asegure con firmeza.
No he enviado a mis guardias porque no deseo cometer un error, y luego le quite la vida a gente inocente. Aun cuando todas estas pistas apuntan a ese reino, no puedo... comenzar una guerra, no otra vez. Necesito... un plan estratégico.
—E-ella... no aclaro como lo supo que no me aceptarían...
—Tal vez desea decírtelo personalmente, porque probablemente no lo creas en escrito.
—Asiente débilmente—. He estado pensándolo... en estos meses —levanta la mirada, observándola con una sonrisa sutil casi visible—. Tengo un hijo... y quiero comprobarlo con mis propios ojos. Sabre si es mío cuando me encuentre cerca de, el...
Quiere decir...
—¿Iras a verla? —consulto interesada.
Eso podría ayudarnos.
—Asiente nuevamente—. Qu-quiero conocerlo...
—Sonrió ligeramente, colocando mi mano en su cabeza, acariciándola—. Es bueno que lo hagas por tu cuenta y no por obligación. Puedes pensarlo aún más si no te sientes segura, pero avísale a Mary, si iras. No quiero que seas comida para Baristar —palmeo su espalda, haciéndola reír levemente.
—Cla-claro que no.
Me levante del sillón, ofreciéndole mi mano. Ella se puso de pies, agradeciendo por haberla escuchado. Antes que saliéramos del salón, detuvo sus pasos y menciono mi nombre captando mi atención.
—Lo siento...
—La miro encima de hombro—. ¿Por qué?
—Por haberte golpeado ese día...
—Desvió la mirada—
Ese día... el día en el que nuestra amistad se rompió.
—Esta en el pasado, no te preocupes...
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Al salir salón charlando de diversas cosas de nuestras tierras y las futuras preparaciones para este año de la festividad Crocar, estando a una distancia lejos de la entrada de mi palacio para despedirla, escuchamos unas voces reconocidas, saliendo de un pasillo que conduce a nuestra ubicación. Sorprendiéndonos de verlas presente, causando también sorpresa en sus rostros cuando nos notaron.
No sabia que la reina de Soris, estaba en mi palacio. Supongo... que ninguna de las dos, sabia que la otra estaría en mi hogar, llevándose una sorpresa no deseada y posiblemente dolorosa. ¿Por qué no fue avisada? Hubiera evitado este encuentro.
Barbara aparto la mirada, apretando sus puños al hacer contacto visual con la reina de Soris. Ella, se ocultó lentamente detrás de Akko, agachando la cabeza y acariciando su brazo.
—Barbara... no sabi-
—No te preocupes, estuviste conmigo todo este tiempo.
—Frunzo el ceño—
Akko, nos observó con un semblante triste, disculpándose también con Lotte al no tener conocimiento de que Barbara, estaría en este lugar.
Antes de que pudiera saludar a las demás y despedir a Barbara, quien se encuentra relativamente incomoda. Un aroma... extraño, desconocido y.... asqueroso, capto nuestra atención de inmediato, mirando la entrada del palacio con sumo interés y confusión.
—¿Que es...? —pregunte extrañada, con mis orejas levantadas y posición de defensa, situándome enseguida enfrente de Akko y las demás.
—No lo sé... nunca había olfateado algo parecido —contesto Barbara, haciendo lo mismo.
Se escucharon pasos de los guardias Kaiser, dando pisadas fuertes al compás, apuntando con sus armas la entrada del palacio.
—¿Que sucede? —consulto Akko, colocando con suavidad su mano en mi hombro.
En el momento que abrí mis labios para responder, un cuerpo de un animal derribo las grandes puertas, siendo apuntado por más de veinte armas a la vez. Permanecí quieta en mi lugar, observando con curiosidad, furia, confusión y sorpresa a la gran criatura tirada en el suelo.
Lentamente se puso de pies, reluciendo su apariencia con más claridad, provocando que una extraña corriente viajara por todo mi cuerpo, temblando ligeramente.
—¿Que es esa cosa...? —susurro anonada, Barbara. Sin poder creer lo que tiene frente a sus ojos.
Ojos y.... melena de Aslandar. Orejas, hocico y cola... de un Kaiser. Y su cuerpo... de un Ranter.
La bestia nos observó con contundencia, rugiendo con fuerza en advertencia. Los guardias temblaron, totalmente desconcertado y atemorizado del nuevo sonido exclamado.
Sus brazos desconocidamente sangran... y su oreja izquierda se encuentra... rota.
Antes que pudiera moverse, un fuerte golpe en su cabeza lo hizo caer de rostro, abriendo un agujero en el suelo. Despaciosamente levante la mirada, sorprendiéndome al instante de la persona que se hizo presente en mi palacio.
No puede ser...
¿Hannah...?
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Fin del Cap. 53
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