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Cap. 45

Narradora Pov

Tercer mes

—Toca tres veces la puerta, esperando tranquilamente con una canasta en sus manos bajo una suave nevisca—

Mientras, admiro en el vecindario a algunas personas humanas despejar la nieve de las aceras y calles. Las tierras de Benum, guardan su propia belleza y diferencia de los otros reinos. Creando una sonrisa sutil en el rostro de la Kaiser. Su cabello es blanco; sus ojos azules oscuros como la noche; y sus orejas y cola conservan una tonalidad gris opaco. Su vestimenta es ligera, pero acogedora. Al ser un Kaiser, el frio no llega a afectarle tanto, siendo capaces de desarrollar una anatomía que les permite adaptarse a temperaturas extremadamente frías. En cambio, los humanos deben arroparse de más para mantener su temperatura corporal y no morir de hipotermia.

La puerta del hogar fue abierta por una joven de cabello color crema y ojos verdes. Vistiendo un abrigo grueso, pantalones de tela y pantuflas acogedoras. Ella, miro con confusión al Kaiser en su entrada que, sostiene una enorme canasta de alimentos en sus manos.

¿Acaso eso no es muy pesado?, se preguntó.

—¡Hola! ¿Como esta, señorita? Vengo a traerle un obsequio de nuestra líder para este invierno.

—¿Un regalo de la líder? —pregunto extrañada.

—La mira con un poco de extrañes, creyendo haberlo dicho con claridad—. Si... —respondió, extendiéndole la canasta—. Felices Crocar.

—Levanta una ceja—. ¿Puedes dejarlo en la mesa? Se ve muy pesado.

—¡Seguro! —avanza con cuidado—. Con permiso.

La Kaiser paso a su lado sacudiendo sus orejas, quitando un poco la nieve. Sacudió su cuerpo en un temblor ligero, dejando la canasta en el comedor. Volteo a ver a la persona que la especta con curiosidad y atención.

—¿Eres de la guardia? Nunca te he visto antes.

—Soy un cartero, pero los correos se han aplazados por este tiempo, y me ofrecí como ayudante para entregar estos alimentos —dijo sonriente, sintiéndose orgullosa.

—¿Un Kaiser cartero?

—Exactamente... —responde con extrañez nuevamente, pensando haber dicho sus palabras claramente otra vez.

—¿Por qué no trabajas de seguridad?

—Baja sus orejas—. ¿Necesitas algo más? Es que, tengo que irme. Lo siento, no quiero parecer grosero —sonríe nerviosa, ocultando sus manos en los bolsillos frontales de su pantalón.

—Cruza sus brazos—. Por lo que veo su fuerza es extraordinaria, no pudiera haber cargado eso —señala la canasta—. Me ayudarías si movieras un librero de mi habitación, he querido hacerlo, pero el trabajo me mantiene muy ocupada.

—Claro —mueve su nariz al sentir un pequeño copo de nieve caer en esa zona, soltando un estornudo.

—Salud —se da la vuelta—, es por aquí.

.

.

Su cuarto es amplio y hermoso. El librero es grande y ocupa una esquina del lugar. La Kaiser, sin utilizar mucho esfuerzo por miedo a romper la madera, lo movió con cuidado a su nuevo sitio en la habitación. Sin embargo, al dejarla caer lentamente hasta tocar el suelo, una ráfaga de polvo salió debajo y entro en sus fosas nasales.

—¡Achu!

—Lo siento, tampoco tengo tiempo para limpiar, y salud.

—Rasca su nariz con su dedo índice—. Está bien, no se preocupe —bufa.

—¿Como te llamas?

Sebastián, ¿y usted?

Mia.

—Un placer, Mia —revisa sus bolsillos traseros—. Creo que... debe estar en la canasta.

—¿De qué hablas? —arquea una ceja.

—Una carta de la reina, contiene un aviso importante.

—¿Sabes de que es el anuncio?

—Asiente sonriente—

—Entonces... puedes decírmelo, igualmente tengo que leerla.

—Ladea su cabeza, pensativa—. Tienes razón... —se aproxima, tomando sus manos frías—. La reina está embarazada.

—¿Qu-que? —pregunta impactada, quedando perpleja.

¿Embaraza? ¿De quién? ¿La líder? No, no es posible. Su reina no tendría relación con la persona que inicio una guerra contra su reino, pero... ¿Si es así? No... sabría que pensar de ella. Tal vez... ¿Alguien masoquista o.... tonta? No, su majestad siempre ha puesto la seguridad de su gente primero. Sin embargo... es confuso.

—¿De qu-quien...? —consulto aun asombrada, queriendo aclarar esa duda.

—Nuestra líder, claro —responde con sencillez, mantenido su expresión de felicidad—. ¡¿No es increíble?! Nacerá un heredero o heredera de sangre pura que ascenderá al puesto de la líder del Oeste. Oh, bueno, como ustedes prefieren llamarlo... ¿Príncipe o princesa? —suelta las manos ajenas, mirando el techo—. Ahora que lo pienso... es un lindo llamado.

Su reina... ¿Por qué se embarazaría de un animal? Los Kaiser no son más que bestias con impulsos imprudentes y actitudes arrogantes. ¿Porque ella, siendo una persona importante para más de quinientos mil habitantes, se enrollaría con un Kaiser y no alguien de su misma especie? Teniendo en cuenta lo ocurrido en el pasado.

—Bueno, fue una bonita charla, me tengo que ir —pasa a su lado, saliendo de la habitación—. Lea la carta, se informará más del tema.

—La persigue—¡Espera! —grita desde la segunda planta, observándola desde los escalones.

—Vira a verla, levantado sus orejas por el llamado repentino—. ¿Sucede algo, señorita?

—Baja las escaleras, llegando a su ubicación—. ¿Por qué te emociona esa noticia?

—Es mi líder, y un cachorro importante llegara en algunos meses. El o ella será educado para liderar las tierras en donde pertenezco. Considerando lo que sucedió hace tiempo atrás, estoy seguro que no cometerá esos errores. Tengo en claro que ustedes los Humanos, guardan rencor contra nosotros por las guerras continuas que perduraron unos años, sin embargo, en nuestra cultura y ambiente, es algo normal que esos encuentros devastadores ocurran. Dejamos el pasado atrás una vez que acabaron y vivimos el presente. Además, mi líder ha estado demostrando su arrepentimiento hace un año y varios meses por esas guerras iniciadas —sonríe ligeramente—. Desde que la reina de Benum piso nuestro reino, las cosas han cambiado para bien.

—Baja su cabeza, considerando sus palabras—

En cierta parte... dice la verdad. Pero mientras su reina estaba en el palacio de la líder del Oeste, ellos fueron liderados por la reina de Soris, quien tiene una buena alianza con su majestad. La reina Lotte, los guio de una manera esplendida, dándole noticias positivas del nuevo cambio positivo en las tierras de Benum. Sin embargo, luego de que muchos espectaran la destrucción del palacio días después de que la pelea de los Baristar diera fin, e incluyendo los explosivos ocultos en los hogares. Dudaron... dudaron de las palabras de su reina. Ella... trajo a esos animales, y ahora con su relación anunciada públicamente, las cosas posiblemente se vuelvan peores.

—Estábamos bien... cuando ustedes no aparecieron.

—¿Qué quiere decir?

—Esos... Baristar, y la nueva conexión inestable entre humanos y Kaiser, son un desastre —dijo exasperada, soltando un bufido de molestia.

—Tarde o temprano nuestras razas debían complementarse. Si lo piensa mejor, Mia. Nosotros existimos igual que ustedes. Simplemente estábamos viviendo al otro lado, literalmente. Además, no creo que eso deba ser motivos para enojarse. Aunque tal vez no me crea, su reina hace lo posible para que nuevos conflictos no ocurran. Tratando de impedirlas como puede. Creo que los Humanos, no toman consideración de lo difícil que es manejar un reino con muchas personas, intentando brindarle siempre seguridad —mira encima de su hombro la puerta—. El palacio esta destruido, y por lo que tengo entendido, nuevas órdenes de una reconstrucción están siendo planeadas cuando acabe el invierno.

—Frunce el ceño, desviando la mirada—. Sin ofender, Sebastián. Pero pienso que los Baristar llegaron aquí por ustedes; por estar en un lugar en donde no pertenecen.

—La mira con asombro, sintiéndose un poco excluida e incómoda al escuchar y considerar esas palabras—. Lo siento, señorita. Pero cada raza distinta tiene un líder. Como le dije vivimos entre ustedes, y tarde o temprano ellos atacarían estas tierras tomando en cuenta la debilidad que poseen —extiende su mano—. Desde mi punto de vista, su piel se ve muy delicada, y el clavar de mis colmillos en un lugar específico sobre esa suave capa, puede causarle un desangrado que provocaría su muerte de inmediato. Y eso, sin haber usado mi otra apariencia. Estamos aquí para protegerlos, seguimos órdenes y las cumplimos a toda costa.

—Si crees que eres así de fuerte, ¿Por qué no trabajas como guardia?

—Tensa su mandíbula, alejando su mano—

Silencio... La Kaiser quedo en su lugar pensando en responder o ignorar. Arrugo un poco su entrecejo observando a la Humana que espera su contestación.

—Suspira resignada—. Algunos Kaiser nacen diferentes a los otros, en mi caso nací sin sentido del olfato. Una desventaja grande a la hora de combatir. Descubrí esa debilidad cuando tenía cinco años, y a los tres... me expulsaron de la academia de entrenamientos —sonríe con nostalgia—. A mis dieciséis tuve la oportunidad de hablar personalmente con mi líder respecto a mi condición. Mi familia no es de buenos recuerdos y necesitaba un trabajo urgente que sustentara mis requisitos para mantener a las personas que viven conmigo. Mi padre murió en esas guerras, y yo soy el único que puede hacer algo al respecto por ser el hijo mayor, teniendo también a dos hermanos pequeños que cuidar. Mi madre no puede trabajar por un problema de la columna que sufrió en su niñez —levanta su mentón, inflando un poco su pecho—. Mi líder, entendió mi situación y me ofreció una buena ocupación que agradecí de corazón. Hago esto también porque me pagaran, y esta charla, ha acabado —se da la vuelta—. Buen día, señorita.

—Agarra su muñeca, deteniéndola de nuevo—. Lo siento... No debí-

—Los Kaiser... no somos rencorosos, pero eso no significa que no nos cuesta superar el pasado. Simplemente... lo aceptamos y continuamos, porque si nos quedamos atrás en ese lugar oscuro y solitario, no lograremos nada.

Sebastián, ¿Crees poder... visitarme, otra vez? —pregunto nerviosa, sintiéndose un poco tonta al haber hecho esa pregunta.

—La mira de reojo, moviendo ligeramente su cola—. Creí que mi presencia no era deseada. ¿Qué me ofreces? Humana llamada, Mia.

—Suelta su mano, situando la suya en su mentón—. Galletas, puedo prepararte galletas.

—¡Hecho! —exclamo enseguida, totalmente interesada.

.

.

.

Cayendo la noche, en una habitación con una lampara encendida a un lado de cama. Se encuentra la reina de Benum leyendo tranquilamente un libro que trata acerca del cuidado de cachorros Kaiser. Después de tomar en consideración el consejo de su pareja, su mente se ha dispersado un poco de esas preocupaciones, y ha podido aclarar ciertas cosas, dejando de sentirse algo asfixiada. Sin embargo, aun la inseguridad merodea por sus pensamientos y cuerpo, haciéndola dudar de varias cosas.

Mientras, la líder y madre de su hijo, se encuentra molesta caminando de un lado a otro en la habitación. Pensando en una y otra vez las palabras escritas en aquella carta que le fue entregada hace tres semanas atrás.

Nada de lo dicho por Majorlaine ha sucedido, por ahora. Pero la situación de la desaparición de algunos Kaiser se ha vuelto más preocupantes, y molestos al no descubrir a los que ponen precio a sus pelajes. Los Aslandar no han vuelto a aparecer en las tierras de Benum, y eso lo hace más sospechoso. Las líderes lejanas negaron alguna conexión o encuentro con la reina de Anglacia, y la líder del Sur, no ha respondido sus cartas. Todo esta tan... tranquilo e inestable al mismo tiempo que... desespera.

—¿Por qué Mary, retrasaría su visita? ¿No te parece extraño? —pregunto Diana, observando de reojo a su reina sentada y centrada en la lectura con la mitad de su cuerpo oculto bajo las sabanas.

—Pasa la página—. No lo sé —respondió con tranquilidad, sin dirigirle la mirada.

—Frunce el ceño—

Todos los sábados, la reina de Benum sale a las praderas a tener un tiempo a solas. A veces es acompañada por la reina de Soris, y en los domingos sale con Diana por las noches, conviviendo las dos juntas.

La última visita de su mejor amiga Lotte, fue hace una semana, aprovechando ese encuentro entre amigas para contarle todas las cosas que ha estado sintiendo y las que aún no entiende. Luego, entraron a otro tema acerca de lo ocurrido en las tierras del Norte. Lotte... lo conto todo con... nostalgia y algo de tristeza.

Hace dos días atrás, fue enviada una carta de invitación a la reina de Zahara y Hexariz. Akko, planeo decirle personalmente a Amanda y Sucy acerca de su estado, sin embargo, la última envió una respuesta de inmediato avisando que no podría asistir por un trabajo que está realizando y que, si tenía algo importante que anunciar, que lo trasmitiera a través de Amanda. Lotte, menciono que estaría el día que Amanda visitaría las tierras del Oeste, estando como protectora de una posible mala reacción de su otra amiga.

Akko suspiro calmada, guardando el libro en el cajón debajo de su lampara. Sacando ahora un cuaderno con una pluma. Diana exhalo resignada, restregando con frustración su mano en el rostro. Camino hasta la cama, recostando con cuidado su cuerpo, para después, ocultar su vista de la luz con su brazo derecho.

—Diana —acerca su mano, acariciando el brazo de la mencionada—. Lo sabremos después, hay que ser pacientes.

—Gracias... —susurro, sin quitar su brazo.

—Quiero tu opinión. He estado tratando de hacer una canción romántica en esos días que salgo del palacio, tuve ayuda de Lotte cuando vino. Es mi primera vez creando algo... como esto, sin que incluya desamor —acomoda su libreta en sus piernas, sosteniéndola con sus dos manos—. Cada mirada, cada caricia. Hace que quiera darte mi corazón, me estaría enamorando de ti, quédate, así como eres... por qué, nunca lo supe, nunca lo supe. Que podías tener luz de luna en tus manos, hasta la noche que te sostuve —aclara su garganta—. Sería algo así...

—Levanta sus orejas atenta e interesada, quitando lentamente su brazo que oculta sus ojos—

Every look, every touch. Makes me wanna give you my heart —cierra sus parpados, golpeando ligeramente la pluma en su cuaderno—. Stay the way you are. Cause, I never knew, I never knew. You could hold moonlight in your hands. Til the night I held you... —se detiene, abriendo sus ojos y bajando la mirada, contemplando lo poco escrito.

Diana se quedó observándola, maravillada de esa pequeña parte. Sin embargo, se desconcertó y asombroso al verla arrancar la página y arrugarla hasta hacerla una bola de papel que sostuvo en su mano derecha.

—Soy pésima... Estoy acostumbrada a escribir... canciones tristes y.... dolorosas.

—A mí me gusto.

—Voltea a verla con una pequeña sonrisa—. ¿Enserio?

—Asiente ligeramente—

—Hace una mueca insegura, mirándola con curiosidad—. Intenta hacer una combinación de palabras, pero que termine en alma. Trata decirme algo romántico a través de eso.

—Se coloca boca arriba, poniendo sus brazos detrás de su cabeza, mirando fijamente el techo—. Alma... —queda en silencio unos segundos, tomándose su tiempo para pensar en lo pedido—. Estuve en la oscuridad. En aguas profundas de temor. Sin imaginar que llegaría a conocerte, extrañamente me atrapaste sin dudar. Me acompañaste, uniste los pedazos de mi corazón, sin importar cuán rota me encontraba. Tus acciones, agarraron los hilos de mis pensamientos, los enredaste hasta hacerlos tuyos, fuiste como una luz tenue y cálida que me abrazó, hasta tocarme el alma. Gracias a ti, soy amante de mis recuerdos, esos en los que te guardo como a un tesoro encantado, dónde al decir tu nombre puedo sentir la magia que no es magia, la que yo llamo "Amor incondicional". Conservo en mis pensamientos tu risa, ese sonido placentero para mis oídos. Tu belleza, que me deja embobada cada vez que nos vemos, tus lindos ojos que son como un espejo reflejando mi alma, tu alma. Este amor que parece irreal, pero que, puesto a prueba en una larga amistad, es más verdadera que cualquiera. Estando juntas, la razón abandona nuestra cordura y pintamos un arcoíris en nuestro cielo, que alguna vez fue gris. Bendito sea el momento en que te conocí, porque desde entonces has traído sonrisas a mis días y una alegría que es capaz de sanar cualquier herida emocional o incluso, protegerme de las que vendrán. Tu sonrisa es lo que más amo al despertar todas las mañanas a tu lado, creando en mí una sensación...

—Diana... —la detiene, ocultando su rostro avergonzado con su cabello suelto, tratando también de calmar el latido apresurado de su corazón.

—Vira confundida a verla—. ¿Qué sucede?

—Guarda su cuaderno en la gaveta con la bola de papel—. Va-vamos a do-dormir.

—¿No fue bueno? —consulto curiosa, observando a su reina darle la espalda y apagar la única luz que alumbraba la habitación, quedando a oscuras con la poca iluminación de la luna entrando por la ventana.

—Fue... hermoso —arropa su cuerpo, sin mirarla.

Demasiado para su corazón. Diana se acercó, y con cuidado de no mover mucho la cama, la volteo sutilmente admirando sorprendida aquellas mejillas sonrojadas que combinan con sus ojos. Akko desvió la mirada y giro la de Diana, no queriendo que la vea. Diana aparto con delicadeza su mano y coloco la suya en su mejilla, aproximándose lentamente a sus labios.

Un beso anhelado, lleno de amor y cariño, fue correspondido sin dudar, con las mismas emociones. Haciéndolas sentir a ambas queridas y seguras. Diana al separarse, deposito más en su mejilla y mentón, ocasionando una pequeña risa de parte de Akko que complació y acaricio su corazón con tanta... delicadeza.

Tomando una distancia considerada para contemplarse mutuamente unos minutos estando acostadas. La reina de Benum arrugo un poco el entrecejo de repente, sintiendo... un cosquilleo que desconoce en su pecho. Diana noto su gesto preguntando de su estado enseguida, acercando su mano para despejar algunos mechones que cayeron en su rostro.

—Sera mejor descansar, o me dará hambre otra vez —dijo calmada, acercándose al cuerpo de la líder, entrelazando sus piernas.

Akko, acomodo su rostro en el pecho siendo envuelta enseguida por los brazos de Diana. Al ser primeriza, su abdomen no crece tanto en los primeros meses, y ese es un hecho que la alegra y tranquiliza en cierta parte. No obstante, al perdurar unos minutos en esa posición, la hizo sentir una necesidad de buscar aire. Dándose con cuidado la vuelta, recibiendo un abrazo por su espalda y caricias en sus manos que fueron descendiendo hasta su vientre.

Ella, miro un punto fijo en la habitación con la mente en blanco, sintiendo la sensación agradable que le crean esos movimientos delicados en su abdomen. Suspiro suavemente, cerrando sus parpados al recordar que los sentidos de Diana están más activos que antes. Significando, que mientras se encuentre despierta, ella no descansara.

Siete meses... faltarían para naciera, y luego... ¿Qué haría?

.

.

.

En otro lugar cerca de las tierras lejanas, una noticia creo una sonrisa de alegría y arrogancia en el rostro de un rey. El, reheleé nuevamente la carta en su mano derecha, sintiendo impotencia, pero felicidad desconocida que lo tienta a aprovecharse de esa situación que acaba de enterarse.

Observando fijamente el papel, recordó el día en el cual fue cruelmente rechazado frente a muchas importantes que asistieron a la coronación de la princesa de Benum. Dejándolo en vergüenza, y deshonrando el apellido de su familia.

—Mi rey —hace una reverencia—, lo están esperando.

—Se pone de pies, guardando la hoja en su bolsillo—. Iré enseguida, y cancela mis otras reuniones.

—Lo mira sorprendido—. Señor... las siguientes juntas son de suma importancia. ¿A qué se debe su repentina decisión?

—Voltea verlo—. Haremos un pequeño viaje.

—Asiente levemente—. Como desee, mi rey.

El joven se retiró, dejándolo en la habitación que le pertenece a una de las plebeyas con quien acaba de tener un encuentro... no muy agradable. Su sonrisa se amplió al recordar las palabras de aquel sobre que le dio una maravillosa noticia. Giro su cabeza al lugar donde se encuentra una mujer escondida en un rincón con sus piernas abrazadas y su ropa desgarrada, temblando ligeramente. Saco el papel que guardo con anterioridad, leyendo una vez más ese anunciado.

—Acaricia su barba, riéndose sutilmente—. Espero estés preparada —dijo con diversión, el rey Kenji. Dándole poca importancia y relevancia, a la persona que la protege.

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Fin del Cap. 45

Aclaraciones:

-Hexariz, reino de Sucy.

-Kenji, príncipe mencionado en el capítulo número 32, apareció en un pequeño Flashback de Akko.

-Sebastián, una Kaiser hembra que se refiere a sí misma como hombre por motivos que luego se sabrán.

Dato:

-Canción cantada una pequeña parte por Akko: Ariana grande- Moonlight.

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