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Cap. 42

Narradora Pov

Flashback

—Perdóname...

—Frunce el ceño, observándola con rencor y furia—

Una Kaiser de pelaje blanco, se encuentra arrodillada con la cabeza pegada al suelo pidiendo disculpas ante la próxima líder del Sur.

—No me hagas repetirlo dos veces —exclamo enojada, cruzando sus brazos.

—Lo siento, Hannah. No creí que las cosas llegarían hasta este punto, no pensé coherentemente y provoqué este problema. Prometo hacerme cargo de la responsabilidad de nuestras desigualdades.

—Deja de hablar y levántate, Cavendish. Te estas ridiculizando.

Diana obedeció, poniéndose de pies sin importarle la suciedad en sus rodillas.

Encontrarse a solas en un bosque con la persona que aun considera su amiga, no es un bonito lugar para arrepentirse de sus acciones y buscar un poco de consuelo de su parte.

—Te lo advertimos, estar con esa humana solamente traería problemas. Barbara pudo entregarte su apoyo, pero por mi lado nunca estuve de acuerdo. Es cierto que tienes la carga de lo que sucedió, incluyendo la muerte de Bernadette. Todo eso ha sido tu culpa —levanta su mentón, manteniendo su expresión de total molestia—. No vengas a disculparte otra vez, cuando las cosas ya pasaron. Lo que ocurrió entre nosotras, debió ser por una razón —se da la vuelta—. Apégate a eso.

—Hannah —estira su mano, queriendo detenerla.

—No te odio, Cavendish. Sin embargo, debes aprender a vivir con esa carga sin ayuda.

La muerte de su madre... y la causante de la separación de sus amigas.

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—Akko.

—Atsuko.

—Akko.

—Atsuko.

—Akko, es más sencillo —imploro.

—Bufa molesta y le da la espalda, cruzando sus brazos—. Atsuko.

—Bien... esta vez ganas —voltea a ver un sonido proveniente de un árbol cercano que posee una pequeña grieta en donde sale agua—. Mira —dijo sorprendida, acercándose hacia aquel lugar.

—¿Qué quieres ahora? —la observa de reojo, contemplando como curiosea un árbol.

—¿Esto es posible? —pregunto confundida y asombrada, señalando el agujero del árbol.

—Por supuesto —avanza, colocándose aun lado de la princesa—. Este árbol debe tener aproximadamente veinticinco años, y se da porque la lluvia inunda los acuíferos subterráneos y la diferencia de la presión empuja el agua desde las raíces por el interior del tronco hueco hasta el exterior donde brota como si se tratase de una fuente que expulsa el agua por cualquier parte que contenga un agujero. No es impresionante para mi ver ese tipo de cosas.

—Sorprendente —acerca su mano—. ¿Es bebible? —consulto aún más curiosa, sintiendo el líquido transparente en su palma.

—Mueve sus orejas y ladea su cabeza—. No lo sé. ¿Lo vas a probar?

—¿Lo haría por mí? —sonríe juguetonamente.

—Bufa nuevamente y gira la cabeza indignada—. ¿Qué crees que soy? ¿Tu cuidadora?

—Me cuidas —aclaro, acercándose peligrosamente al rostro de la pequeña Kaiser.

Diana, se asombró y sobresalto un poco ante la cercanía, admirando inevitablemente los ojos rubíes intensos de la princesa que ocultan un pequeño brillo de diversión. Akko, sonrió una vez más, contemplando el rubor carmesí que aparecieron en las mejillas de la Kaiser. Seguidamente, extendió sus manos tomando delicadamente las ajenas, para después guiarla a un lugar abierto, pero rodeada de más árboles.

Un fuerte sonido de las nubes, dio a entender la tormenta que se avecina, alertando a la Kaiser de retirarte antes de quedar bajo la lluvia, sin embargo, al recordar las manos que posee encima de las suyas y fijar su mirada nuevamente en esos orbes que la atraen e hipnotizan de una forma inevitable, se retractó. Quedándose como una piedra en su lugar, sin saber que musculo mover primero.

—¿Porque estas tan tensa?

—Levanta una ceja, no comprendiendo sus palabras—

¿En verdad lo está?

—Suelta una de sus manos, guiándola y colocándola sutilmente en la mejilla ruborizada de la Kaiser—. Ooh-ooh, ooh-ooh, ooh-ooh, ooh, ooh-ooh —canto ligeramente, siguiendo el ritmo de alguna canción en su propia mente.

Diana, de nuevo se quedó perpleja y confundida, dejándose llevar por los pasos de la princesa. Sin tener conocimiento de sus movimientos al estar atenta a la melodía producida por la voz de su amiga humana, no se percató de la cercanía de sus cuerpos. No obstante, se sintió extrañamente cómoda en esa posición; encontrándose su mano derecha en la cintura y la otra entrelazada con los dedos de su acompañante.

Pequeñas gotas de lluvia empezaron a caer, mojando lentamente sus vestimentas diferentes. A Akko no le importo ese dato, y continúo cautivando a la Kaiser frente a ella, tratando de calmar la prisa de su corazón palpitante por el casi apegado de sus cuerpos. Inevitablemente, un sonrojes apareció en sus mejillas al sentir caricias leves e inconscientes en su cintura.

Sonrió complacida, ubicando en un movimiento despacio sus brazos al rededor del cuello de Diana, quedando expectante a las esferas azul marino que esconden alegría e ilusión.

I just can't take my eyes off of you... —sitúa nuevamente una mano en su mejilla, aproximando su rostro lentamente.

La princesa, admiro los labios cerrados de la Kaiser, y luego, subió su vista contemplando su semblante confundido. La respiración de ambas se volvió pesada y concentrada. Diana, comenzó a acecharse siendo atrayente a ese deseo incontrolable que nació dentro de ella.

Sus labios cosquillearon ante el sutil rose de los ajenos, y antes que pudiera unirlos, un trueno cerca espanto a la princesa, provocando que se subiera de un salto a su regazo, envolviendo sus piernas en su cintura.

—¡Un relámpago! —exclamo asustada.

La Kaiser quedo estática por la acción de su amiga, conservando sus brazos colgando a los costados, y teniendo la mente hecha un desastre por lo estuvo a punto de suceder hace tan solo... segundos. Guio su mirada a unos extremos de los árboles cercanos, observando de manera confundida a su madre que, contempla de manera curiosa el panorama.

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—¿Necesitas ayuda? —pregunto alegremente una Baristar, apoyando con delicadeza la palma de su mano en la mesa, para después, tomar asiento aun lado de la Kaiser que se encuentra realizando sus deberes.

—Niega con la cabeza—. Puedo resolver estas ecuaciones sola, agradezco el ofrecimiento.

—Recuesta su mentón en el escritorio, observándola detenidamente—. Estoy aburrida.

—La mira de reojo—. No creo que mi presencia sea una clase de entretenimiento. Sin ofender, pero, me encuentro ocupada con mis tareas, como lo ve ahora mismo.

—Suspira cansada, levantando su cabeza y pasando su flequillo hacia atrás—. Tienes razón, iré al sofá.

La Baristar de orejas y cola blanca, se acomodó en el mueble frente a la Kaiser, recargando completamente su cuerpo en este y despojando sus zapatos antes de comer esa acción. Barbara, no pudo ver más que sus piernas por el respaldo del sofá, sin embargo, no le dio mucha importancia y continúo haciendo sus deberes.

Luego de una hora, termino acomodando su cuaderno arriba de los otros. Dejo escapar un largo suspiro de fatiga y estiro su espalda, traqueando sus huesos adoloridos. Sorprendentemente después de ese tiempo, la Baristar no se levantó del mueble, especulando de inmediato que se habría quedado dormida. Sin querer provocar un ruido fuerte que la despertara, se puso de pies y camino a pasos ligeros hacia el sofá, contemplando con mayor claridad, la belleza de la pantera durmiendo plácidamente en ese lugar. Su cola, se encuentra enrollada en su cintura y su mano derecha descansa en su abdomen, manteniendo la otra aun lado de su cabeza.

Barbara se arrodillo a su costado y levantando una ceja cuando el puente de su nariz y la frente de la Baristar se arrugo ligeramente. Despaciosamente fue abriendo sus parpados, topándose con la mirada curiosa y confundida de la Kaiser.

—¿Com-

—Sentí tu presencia —sonríe suavemente, extendiendo sus brazos con intenciones de atraerla y envolverla en sus brazos. Sin embargo, esta no entiendo y se quedó en su lugar, ladeando su cabeza de manera confusa—. Barbara... —susurro ligeramente, adorando cada palabra del nombre mencionado.

—¿Mary...? —dijo con extrañez.

—Ven conmigo —agarra sus hombros, acariciándola sutilmente con las yemas de sus pulgares.

Oh... exclamo mentalmente Barbara, entrando en cuenta de lo que desea la pantera. Un poco dudosa, se acercó a su cuerpo, escondiendo su rostro en el cuello de la Baristar, causándole pequeñas risas que fueron tomadas de forma tierna por la loba de padres mestizos.

Mary, acerco sus labios a la oreja peluda de Barbara, soplando ligeramente la punta de color marrón. Seguidamente, deslizo sus manos por la espalda, acariciándola con dulzura, para luego, acostarse aun costado, dejando que Barbara se posicionara a su lado y entrelazada obligatoriamente sus piernas para no caer del mueble.

Barbara, estando un poco incomoda ante la posición optada, no reprimió ninguna de las acciones de Mary, siendo envuelta en su cintura por la larga cola de esta, atrayéndola más. Mary observo atentamente la expresión serena de Barbara, y despaciosamente empezó a acercarse a sus labios, uniéndolo con dulzura cuando estos hicieron contacto. Barbara no reacciono al instante, entrecerrando un poco sus ojos al sentir nuevamente esa sensación en la parte baja de su abdomen. Sus instintos aparecieron, no sabiendo como controlarlos a la perfección; siendo apenas una cría de quince años. Se dejo llevar fundiendo sus labios con los de la pantera en una danza que subió de tono a medida que continuaron. Las caricias de Mary no abandonaron su espalda y su cola larga se envolvió con la de Barbara, creando una sensación de satisfacción en la Baristar.

La Kaiser hizo un nuevo movimiento que encendieron esas llamas de deseo en su interior. Las caderas de Barbara empezaron a embestirla despaciosamente, queriendo entrar en ella y complementarse por simple hecho de cometer un contacto íntimo. Sus instintos en ese momento tomaron control de su cuerpo, rozando con más intensidad su miembro en la entrada de la Baristar. El beso se volvió más fogoso, llegando al punto de no querer separarse para tocar aire. Sus lenguas bailaron más de una ocasión, provocando gemidos guturales a la pantera hembra que es complacida ante tales movimientos placenteros, pero que, sin notarlo aún, se convierten en una tortura por la ropa que esta entremedio.

Cuando sus bocas se separaron, las dos se miraron con deseo mutuo, y los movimientos que hacían crecer sus ganas incontrolables, se detuvieron. Respirando agitadamente.

Mary, guio una de sus manos a la mejilla de Barbara, observándola con adoración y... amor.

—Sera un deleite sentirte dentro de mí, Barbara —susurro sin titubear, demostrando la seguridad de sus palabras.

Barbara, levanto una ceja confundida en el instante que salió de su pequeño trance, entrando en consciencia de lo que hizo anteriormente. Sus mejillas se sonrojaron y su cuerpo se tensó, tomando distancia de sus intimidades, sintiendo la suya palpitar y doler entre sus pantalones. Maldijo en un tono bajo admirando su erección notable, nuevamente dijo una grosería en murmuro y al levantar la mirada, se topó con una de preocupación y tristeza.

—Lo siento... ¿Fue... demasiado?

Fin del Flashback.

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Los pájaros cantando cerca de la ventana que le dan entrada a aquella luz de la mañana, despertaron lentamente a la líder del Oeste. No obstante, esta volvió a cerrar sus parpados al contemplar a su reina durmiendo de espalda entre sus brazos. Descansando, una vez más entre la comodidad y sensación de calidez que le es trasmitida.

En este día, llegarían los Ranter a su palacio y, sinceramente, no preparo nada para la bienvenida. Sin embargo, de eso se encargaría dentro de unos minutos, puesto que, no le es difícil complacer los estómagos de esos felinos hambrientos y codiciosos.

Después de haber pasado unos minutos durmiendo cómodamente. Una nueva sensación en su entrepierna la hizo gruñir gravemente, sintiendo su levantamiento apretar en sus pantalones. Abrió sus ojos, observando y escuchando el pecho de la reina subir y bajar aceleradamente. Bajo un poco más su mirada, haciéndose una imaginación de lo que ocurrió.

Las Kaiser embarazadas, pueden llegar a tener deseos repentinos a la hora de levantarse, y eso, dibujo una sonrisa satisfacción en el rostro de Diana. Sin mal no recuerda, esta castigada, pero esto es algo que la reina no puede controlar, creándole confianza al tener en cuenta que conseguirá esta vez lo que desea.

La noche anterior, no dejo que la besara y antes de eso, se negó a tener relaciones por sus ''heridas'' que se encuentran en un estado considerable luego de unos días, ya que, su regeneración es un poco más rápida comparada a las otras dos líderes, entregándole una ventaja mayor en las peleas. Aunque, su olfato aún no se recupera del todo, puede distinguir algunos olores como, por ejemplo: El de su reina.

Inhalo su aroma fresco combinado a la excitación de su intimidad. Agarro sutilmente un mechón de su cabello, olfateando con más cercanía ese olor a fresas que desprende de ese lugar, y sintiendo todavía, el menear despacio de sus caderas chocar con su miembro erecto entre sus pantalones. Una rogación dicha con su nombre, la hizo reaccionar, sacándola de su trance endulzado. Akko, giro su cuerpo para verla y, Diana, espero que la reina se lanzara en sus brazos y empezara a moverse desesperadamente arriba de ella. No obstante, le confundió cuando Akko se le quedo mirando con el ceño fruncido, arrugara su camisa manga larga blanca. En el momento de decir una palabra, fue callada rápidamente por un dedo índice que se posó en sus labios.

—¿Sabías que ocurriría esto, cierto?

—No... —miente, desviando la mirada.

—Te torturare, Cavendish —amenazo, quitando su dedo.

—Levanta asombrada sus cejas, contemplándola con sorpresa—

—Ríe juguetonamente, mirándola de manera traviesa—. Te enseñare a usar tus dedos —agarra su mano izquierda.

Akko mordió su labio inferior, llevando dos dedos de Diana a su intimidad húmeda. La Kaiser reacciono con un pequeño sobresalto, sin dejar de mostrar asombro en su rostro.

—Harás todo lo que diga —dijo manteniendo su pierna derecha levantada y posicionando sus manos en sus mejillas—. ¿Entendiste...? —susurro con deseo, mirándola detenidamente.

Diana asintió confundida, deslizando la yema de sus dedos entre los labios vaginales de la reina que, siguen cubierto por una tela delgada de su ropa interior. Lo que carga para dormir, es una bata larga que cubre completamente su cuerpo, y como no le da vergüenza de descansar semi desnuda aun lado de su Kaiser después de todo lo que han hecho. No le es necesario usar pantalón debajo o, brasier.

—Puedes comenzar quitándome la prenda e introducir tu dedo medio.

—¿Do-donde...? —consulto nerviosa y extrañada de esa nueva sensación recorrer en sus dedos. Aguantando, las ganas que posee en querer estar dentro de su reina, pero usando el otro método en donde ella sentiría placer, puesto que, las acciones que está a punto de cometer no lo harán, o... ¿sí?

—Ríe genuinamente, agarrando su mano delicadamente para guiarla—. En ese lugar, no en el otro.

—Se ruboriza completamente, desviando la mirada avergonzada—. E-entiendo...

Seguidamente, prosiguió a agarrar el borde de su ropa interior, bajándola delicadamente entre sus piernas hasta quitarla por completo y abandonarla en algún sitio de la cama. Sus dedos son largos y la intimidad de su reina se encuentra totalmente mojada por la acción realizada previamente con su intimidad sobre la ropa.

—No sa-saques las garras... dentro —suspiro y ruborizo ante el tacto.

Otra vez confundida levanto una ceja, tratando de comprender lo que está a punto de hacer. Lentamente introdujo su dedo del medio en la intimidad de su reina, sintiendo la calidez que posee envolverla en esa extremidad de su cuerpo. Admiro el gesto de satisfacción de Akko, causándole curiosidad y confusión.

—Introduce el in-índice ahora, y e-empieza a moverlos.

Diana asintió, haciendo lo ordenado con cuidado de no lastimarla como aconsejo. Al empezar hacer movimientos lentos, tocando una parte suave con las yemas de sus dos dedos dentro. Sutiles gemidos comenzaron a hacerse presentes, sorprendiendo a la líder de los gestos leves que admira en el rostro de su reina. Curiosa, acelero su acción, provocando que un grito se escapara de los labios de Akko. Las manos de la reina se aferraron a la espalda de su pareja, jadeando aceleradamente. Diana la atrajo y continuo sus movimientos, sintiendo su intimidad doler en sus pantalones. Entendiendo en ese punto, lo que dijo Akko anteriormente acerca de la tortura, pero, ¿cómo es posible que lo que está haciendo le cree placer?

—¡Diana! —entierra sus uñas en su espalda—. ¡No pares...! ¡Ugh! —muerde fuertemente su labio inferior.

—Akko... —gruño gravemente cerrando sus ojos para contener el deseo de su cuerpo.

Sus dedos dentro siguieron el ritmo de las caderas de Akko, convirtiéndolas en embestidas que, inevitablemente provoco un pensamiento lujurioso en la líder del Oeste. Causando también que, arrugara la bata con su mano libre y gruñera con más fuerza. Deposito el cuerpo de la reina en la cama, dejándola boca arriba. Admiro sus expresiones y escucho claramente sus gemidos, deseando con todo su ser provocarles gritos e imploraciones con más intensidad. Sin detener su acción, acerco su rostro para atrapar los labios de su reina, sin embargo, fue detenida al instante.

—E-estas... ca-castiga... ¡DA! —arquea un poco su espalda y gira su cabeza a otro lado, agarrándose de las sabanas.

—Bufa en desagrado, y aproxima sus labios a su oído—. Por favor... —susurro sutilmente, creándole un pequeño escalofrió a Akko—. Déjame llenarte —desliza la punta de su lengua en el lóbulo de la oreja de su reina, para después morderla y jalarla un poco.

Seguidamente tomo uno de sus senos y paso su lengua encima de la tela. Sus ganas incrementaron y la tortura de no poder estar dentro se volvió totalmente molesta y agobiante.

Acelero la acción de sus dedos y los gemidos empezaron a atormentarla. Su nombre se repitió consecutivamente, haciéndose una ilusión carnal que la descontrola al pasar los segundos. Gruño de nuevo gravemente, deseándola tanto... Rasgo su bata, dejando al descubierto un poco piel. Seguidamente, rasguño un poco su cintura y paso su lengua por su cuello, mordiéndolo sutilmente.

—A-atsuko, po-por favor... —imploro una vez más, dejando otra mordida su hombro, sintiendo su miembro palpitar y lastimarla.

—Ha-hazlo... —susurro en aceptación a su rogación, no aguantando más esas ganas de sentirla con más profundidad.

Desesperada y guiada por sus deseos. Diana de inmediato se posición arriba y capturo ferozmente los labios de su reina, creándole un sonido de satisfacción a ambas. De un tiro rasgo sus pantalones y daño su bóxer, introduciéndose sin piedad en la entrada que la recibió de manera exquisita, causando que un grito alto de parte de Akko fuera ahogado en el beso. Ella, arqueo su espalda en el momento que lo sintió dentro, aferrándose a Diana para traerla más a ella.

Diana empezó a envestirla con firmeza de manera lenta, pero fuerte. Su cola agarro uno de sus muslos, combinando sus caricias con los movimientos realizados.

—¡UGH! —exclamo entremedio del beso, sintiendo sus piernas temblar y el placer hacerse cada vez más... deseado.

Akko se retorció en los brazos de la líder y separo sus labios para respirar con más facilidad. Su espalda se arqueo más al sentir las envestidas rápidas y el placer incrementar, dejando su mente en blanco y creándole un cosquilleo por todo su cuerpo. Ante tal sensación sus uñas se enterraron en la piel de la líder, provocando una sensación de placer y seguridad al hacerlo. Estando cerca de sus orgasmos, Diana oculto su rostro en el cuello de la reina, agarrando las sabanas fuertemente y apretando sus dientes. Akko reacciono diferente, envolviendo sus piernas en la cintura y abrazando el cuerpo arriba de ella con fuerza.

Cuando la corrida de Diana llego por completo, se sintió... demasiado bien e... intento mientras calmaba su respiración, buscar algún punto en su mente de momentos que coincidiera con este, puesto que, en ninguna ocasión antes, se sintió de esa manera cuando Diana terminaba dentro de ella. ¿Se debería al embarazo?

La líder, deslizo su lengua por sus labios, comisura y cuello. Descendiendo lentamente hasta su abdomen, depositando un beso en aquel lugar. Seguidamente, se acomodo a su lado y acaricio esa zona, para después, cerrar sus parpados y relamer sus colmillos.

Akko sonrió, acariciando su pulgar la mejilla de Diana.

—¿Estas cansada?

—Asiente ligeramente—

Que extraño... Diana no es de agotarse de esa manera después de haber tenido relaciones con ella. ¿Otra cosa del embarazo?

—Se aproxima a sus labios, besándola dulcemente—

Diana correspondió y la envolvió en sus brazos, acercándola a su cuerpo. Luego, sonrió entre medio del beso al rememorar las palabras de su reina en el día anterior.

—Se aparta—. ¿Qué es gracioso?

—Abre sus parpados—. Pensé que estaba castigada.

—Levanta una ceja—. Lo estabas —corrigió, besando nuevamente sus labios.

Después de permanecer unos minutos a su lado hasta dejarla dormida. Se alejo con cuidado, sentándose en su cama. Dejo que su largo cabello castaño y despeinado en forma de cascada cubriera su espalda desnuda.

Al encontrarse cerca de la puerta del baño, escucho un pequeño quejido, volteando a ver a la líder en una posición que le causo ternura. Cuando se encuentra sola en la cama, Diana opta por abrazar su cola.

Una vez que estuvo adentro del baño parada delante de la puerta, se miró al espejo, contemplando su abdomen poco abultado. Llevo instintivamente su mano a ese sitio, tocando esa zona delicadamente.

Pensamientos negativos aparecieron en su mente, haciéndola sentir desanimada y molesta consigo misma. Sin embargo, al percatarse de esas emociones, dejo de observarse y se encamino a la bañera. Pensando ahora, que un baño despejaría su mente.

Asimilar y aceptar que se encuentra embarazada, está siendo más difícil de lo que creyó. ¿Cómo reaccionarían las personas al enterarse de su estado?

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.

.

—Cierra fuertemente el cuaderno, reprimiendo las lágrimas que imploran escapar de sus ojos—

Un gruñido feroz se escapó de sus labios, agachando su cabeza para evitar ser vista por alguien en su palacio.

—No puedo ser... es una humana —exclamo la líder superior, mirando con odio la libreta en su mano derecha.

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Fin del Cap. 42



Un pedazo revelado del pasado de Barbara y Mary D: 

Otro de Hannah y Diana. Y, por último, uno de Diana y Akko.

Dato:

La canción cantada por Akko, es la que aparece al inicio del capítulo, sin embargo, no había versión en mujer, así que... se los dejo a su imaginación. (Así como lo hice yo, ja)



Traducción pequeña:

I just can't take my eyes off of you...

Simplemente no puedo apartar mis ojos de ti....

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