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Cap. 34

Narradora Pov

—A-akko... A-atsuko... —corrigió.

Es difícil, las palabras...no salían correctamente de su garganta; es como si su lengua estuviera congelada o simplemente atascada.

—Sonríe burlonamente y cruza sus brazos—con esa reacción, asegurare mi suposición. Luego le hablas, terminemos con esto primero.

Hannah, abandono la habitación y continuo la lucha afuera. Diana, se quedó mirando por un corto tiempo con preocupación y sorpresa a la reina de Benum. Antes de retirarle, le aviso que la buscaría cuando terminara y le explicaría la situación de lo ocurrido en ese instante en su reino. Las cosas que contemplo fuera del palacio, fueron al ejercito completo de las tierras de Benum; actuaron de inmediato cuando comenzaron esos ataques, protegiendo el pueblo y tratando cruzar las rejas de la mansión, ya que, estas se encuentran bloqueadas por autos destruidos; totalmente descompuesto que, para su fuerza humana, no pueden mover con facilidad.

Akko, asintió en afirmación a sus palabras, y abandono la habitación con ayuda de Lotte, sus mareos no redujeron y aumentaron después de segundos. Las dos reinas entraron en un cuarto aparte, protegida por la pólvora. Las otras reinas permanecen ahora mismo en otras. Lotte miro con inquietud el estado de amiga y no dudo en sostenerla; claramente la reina de Soris, sospecha de su situación actual, pero, evita decir una palabra respecto a eso porque no quiere empeorar las cosas, además de que, no se encuentra segura, aunque...la reacción de Diana le ha dejado más dudas. ¿Y si es cierto? ¿Como manejaría eso ella? ¿Intentaría nuevamente...suicidarse? No, no podía volver a ese pasado oscuro, o ¿Sí?

—Lamento tengas que cargar conmigo en estas circunstancias —toma asiento en el borde de la cama.

—No me molesta y tampoco eres una carga —registra las gavetas de ropa.

En la habitación que están, le pertenecía a una pareja de sirvientes. Lotte, despojo algunas camisas y pantalones largo que, suerte mente, son de su talla; claramente también las de Akko, ellas dos encajan en la misma ropa. Con las vestimentas en sus brazos, las dejo sobre la cama, atrayendo la atención de la otra reina que mantiene la cabeza abajo. Akko la miro extrañada por la cantidad de ropa.

—¿Que elegirías para cambiarte? —pregunto con sinceridad, contemplando lo escogido.

La reina entro en cuenta a las palabras de su amiga y observo con más detenimiento las mudas. Opto por una camisa celeste y pantalones largos de color blanco. Estando aun un poco aturdida, sus ánimos no cambiaron, deseando a Diana a su lado, sintiendo la necesidad de estar en sus brazos como...en las noches cuando duermen juntas, permaneciendo ella escondida en su pecho con sus piernas entrelazadas; compartiendo ese calor mutuo. Le encanta en la manera que Diana la abraza y la acurruca correctamente.

—Se que estas preocupada por Barbara, puedes ir a verla, estaré bien, gracias por traerme.

—Barbara, estará bien y yo-

—No quisiste ninguna de las frutas, te encuentras desanimadas —baja las tiras de su vestido—. No quiero recordártelo, pero, estuvimos a punto de morir, y será mejor que pases ese tiempo con ella, seguramente no demore en despertar.

Lotte, hizo una mueca de inseguridad observando como su amiga empezó a cambiarse frente a sus ojos. Suspiro en resignación e, hizo lo mismo, despojando su vestido poniéndose la ropa seleccionada. Luego, paso un peine encontrado en el lugar por su cabellera, seguidamente una vez acabado de realizar esa acción, limpio los vidrios de sus lentes. Akko, agarro una cola y el peine, haciéndose un peinado sencillo; sujetando su cabello en una floja cola de caballo, manteniendo su flequillo recto.

—¿Crees que Amanda se meta en problemas?

—Si, la líder del Sur ha demostrado un total desagrado hacia los humanos por ser seres inferiores y, Amanda, no será la exención —voltea a verla—, ¿Has escuchado sobre esos libros?

—Asiente levemente—supongo que Hannah los protegerá a toda costa —exhala cansada—. Iré a ver a Sucy y Barbara.

—Sonríe ligeramente, tomando asiento en la cama—ten cuidado.

—Llámame si necesitas algo.

—Ríe sutilmente—no gritare tu nombre.

—Levanta una ceja, mirándola con insistencia y enojo—

—Desvía la mirada, sintiéndose algo nerviosa—está bien.

.

.

Una hora paso encerrada en la habitación, sintiendo el sueño pesar en su cuerpo, pero siéndole imposible dormir sin la presencia de Diana. ¿Qué hora era? ¿Por qué demoraba tanto? ¿Por qué se siente de ese modo tan...necesitado?, Muchas preguntas sin respuesta que, la agobian a mas no poder. Enrollo su cuerpo en las sabanas, dejando su cabeza afuera, y observo de reojo la lluvia a través de la ventana. Ningún Baristar alrededor, pero el área aun no es segura, aparte que no escucha ningunos rugidos o disparos, dando a entender que la pelea finalizo. Sin embargo, ¿Dónde está Diana? Menciono que la buscaría cuando acabara y... Bueno, al menos su mareo desapareció, pero las ganas de comer algo dulce; repleto de azúcar que la empalagara completamente. Ahora la torturaban. Dispuesta a intentar dormir otra vez, la puerta del cuarto se abrió, asustándola un poco y esperanzándola.

—Lamento mi demora, me inyectaron para reducir mi dolor —cierra la puerta detrás, asegurándola.

Akko se sorprendió, notando sus pantalones, zapatos y top aun mojados. No dudo en ponerse rápidamente de pies y buscar una toalla en el baño de la habitación. Diana la miro moverse sin decir una palabra, observando de reojo su vientre, sintiendo sus mejillas ruborizarse levemente. Está embarazada y no lo sabe, ¿Como se lo diría? Está claro que, Akko, no se encuentra preparada para criar a un cachorro, y la noticia podría sorprenderla o posiblemente entristecerla, deseando no tenerlo. Sin embargo, ¿Es capaz de eso? ¿Abortar a una cría? No lo cree... su corazón es amable y puro o, así lo conoce ella.

Al sentir sus manos temblar del frio y nervios, suspiro profundamente, decidiendo contarle sobre eso...después, no ahora. Una toalla en su cabeza la saco de sus pensamientos, mirando con asombro a la persona frente a sus ojos.

—Esas heridas no se ven bien... —inspecciona su cuerpo, deslizando sus dedos por encima de estas—. ¿Por qué no pediste que las cocieran?

—Cerraran en pocos días, no hay de qué preocuparse.

—Hace una mueca insegura—buscare ropa de tu talla, agarraras un resfriado si no te cambias.

—Asiente y empieza a secarse—

Su cuerpo se siente agotado y los dolores aún permanecen, pero no tan fuerte como antes; gracias a las inyecciones. La lucha contra los Baristar le trajo consigo recuerdos desagradables, sin embargo, tenía mucho tiempo que no combatía con otros animales. Su última pelea fue hace unos meses contra uno de ellos que interrumpió en el palacio de Benum, estando en su etapa...infantil. Suerte mente sus entrenamientos y ejercicios continuos la ayudaron, sin duda...no debieron acorralar a las tres líderes en un solo lugar; un error que trajo muchas muertes.

—De los Kaiser que lucharon con nosotras. Únicamente sobrevivieron cinco de treinta —bufa en desagrado, terminando de pasar la toalla por las heridas que, dejaron de sangrar, pero, igualmente se manchó un poco.

—Lamento la perdida —se acerca con una muda de ropa, teniendo un semblante preocupante—. Las personas en mi reino, ¿Están bien?

—Asiente ligeramente, tomando la vestimenta—gracias. El ejército se encargó perfectamente de protegerlos, pero... contemple desde la distancia casas destruidas y edificios, probablemente algunos sufrieron daños que remplazaremos una vez estemos en mis tierras. Este lugar no es seguro —aclaro, desabrochando su pantalón—. Hannah reviso los patios y encontró un par de explosivos. El hombre no estaba bromeando y seguramente haya en la ciudad.

—Suspira—entiendo, ¿Que paso con él?

—Lo mate —dijo con desinterés.

Silencio...de unos minutos que tardo Diana en cambiarse en el baño y salir de este. Ella, miro nuevamente el abdomen de Akko, sonrojándose otra vez al recordar lo que posee dentro, aunque, aun no se encuentre bien formado, lo hará dentro de unos meses. En sus pensamientos nunca hubo una posibilidad de procrear con su reina a tan temprana edad, pero... Sucedió. No duda en hacerse cargo de la pequeña o el pequeño cachorro. Cuando probo la sangre de su reina, esta coincidía con la suya; sangre de Kaiser. Empalagosa, pegajosa y pura. Eso...únicamente ocurre en situaciones de embarazos.

No es tonta, en el año que paso con Akko y los anteriores, se informó adecuadamente de esos temas, sin embargo, ¿Cómo no pudo entrar en conciencia de su comportamiento anterior?, Posiblemente lo hubiera adivinado de no haber sido por su etapa. Conoce las actitudes de las Kaiser hembras y también...de cuantas crías pueden tener en una implantación de espermas en sus días más fértiles. Sin embargo, su reina es humana y ella...viene de una familia que tiene un heredero a la vez; nada de gemelos o algo parecido.

—¿Que tanto miras? —pregunto confundida, sin querer sonar agresiva o disgustada.

—Aparta la mirada—me aseguro de que te encuentre en perfectas condiciones físicas. Espero las emocionales no tenga ningún daño.

—Estoy bien. Me acostumbre a ver muchas masacres y muertes... —se sienta en la cama, soltando un largo suspiro—. No dejo de pensar en el bienestar de mi gente y el trabajo que tendré después. ¿Crees que puedas descansar?

—Avanza despaciosamente—intentare.

—Levanta sus cejas—si tienes problemas puedo dormirte —sonríe con dulzura.

—Se sonroja levemente—no es necesario. Necesito permanecer alerta por si uno entra en el palacio.

—¿Quedan muchos?

—Toma asiento a su lado—es un reino, Akko. Simplemente se rendirán y volverán a sus tierras con una derrota. Luego, la líder superior tendrá que buscar otro como remplazo para que represente ese lado.

—¿Sus tierras no te pertenecerá por haber vencido a su gobernante?

—Niega con cabeza—claramente su líder superior es una pantera blanca, a pesar de que ella ponga a diferentes panteras negras a liderar sus otras tierras, siguen siendo de su pertenencia. Para que pueda obtener un pedazo de su reino o, completamente todo... necesito vencerla, pero, no me interesan sus tierras y prefiero quedarme tranquila, evitando guerras innecesarias —se acuesta con cuidado, dejando sus piernas fuera.

Akko sonrió nuevamente, encantada por las palabras de Diana. Ha cambiado... sus pensamientos lo hicieron y su actitud... aún continúa trabajando en ello. No obstante, aunque halla convivido con su lado tierno y pasivo, se siente más conforme como verdaderamente ella es. La reina se acercó a su Kaiser y deposito un dulce y suave beso en su mejilla. Seguidamente, acaricio con sutileza la lastimada; sintiéndose segura, tranquila y complacida. Diana, la defendería a toda costa; de eso está segura. Y ella... la acompañara el resto de vida.

.

.

.

En otra de las habitaciones, la reina de Soris, se encuentra explorando y revisando el cuarto. No tiene sueño, ni hambre y no sabe qué hacer en estas circunstancias. Naturalmente en su palacio se pone a leer uno de sus libros que ha dejado a medias, pero en ese lugar no se encuentra nada que la atraiga o disperse sus pensamientos. Miro a Barbara descansando serenamente en la cama. Antes, el Kaiser cartero se encargó de cambiar su vestimenta en privado, y abandono la habitación dejándola entre las sabanas. No ha movido ningún musculo desde entonces y eso es, en cierta parte preocupante para ella. Ojeo nuevamente los cajones y encontró una revista de...ropa. Hizo una mueca disgustada, pero, exhalo resignada al ser lo único útil que la entretuviera algunas horas; hasta que sienta sueño.

Pasaron los minutos que perduro en una silla cerca de un escritorio leyendo de la revista. El aburrimiento es una palabra descriptiva de lo que siente en ese momento. Cerro el libreto, soltando un suspiro de completo cansancio, pero no del agotamiento que ella busca obtener. Dejo la revista encima de la mesa y miro la luna a través de la ventana, sintiéndose un poco nostálgica. Inconscientemente, empezó a tararear una canción que escribió su mejor amiga en el pasado; esos años deprimentes. En ese tiempo eran solamente unas niñas de diez años y....para complacerla, la ayudo a escribirla, tratando de meterse en su mente que, acabo aprendiéndosela. Ella, nunca tuvo problemas con sus progenitores, recibió el amor que todo niño pueda desear y luego... la dejaron a su disposición con todas las enseñanzas y prácticas que obtuvo a lo largo de sus años. Ellos están bien, viven pacíficamente y en la situación que los necesite, volverán.

Dirty tissues, trust issues... glasses on the sink, they didn't fix you, lonely pillows in a strangers bed, little voices in my head...

Es triste, lo sabe... pero, esas canciones la hacían sentir a su amiga un poco mejor consigo misma y.... lo último que jamás quiso, era desanimarla más de lo que se encontraba. Siempre considero a Akko una persona resistente que, ha soportado situaciones consideradas fuertes a su poca edad; cosas que posiblemente un niño débil mentalmente no aguantaría, pero... todos tenemos un límite.

Loving you was sunshine, safe and sound, a steady place to let down my defenses.... But loving you had consequences.

Ser amada, valorada y deseada, eran sentimientos y sucesos que quería que, vinieran de parte de una Kaiser en especial. Esa loba que robo su corazón en su niñez y que perduro durante muchos años en ese lugar, hasta conseguirla. Sorprendente... pensó, sonriendo ligeramente sin dejar de contemplar la luna; sintiéndose feliz por lo que, Akko, logro. Después de tanto tiempo... está a su lado, pero... ¿En realidad eso es suficiente?

En el momento que estuvo a punto de cantar el otro verso de la canción, volteo a ver a Barbara, encontrándose con unos ojos curiosos contemplándola detenidamente mientras se halla sentada en la cama. Sus palabras quedaron atoradas en su garganta y su corazón dio un sobresalto que, si no hubiera sido porque hay personas durmiendo en las habitaciones de alado, probablemente un grito de espanto se escaparía sus labios, pero no, lo contuvo y trago pesadamente sin decir una palabra, sintiendo su cuerpo estremecerse ante el tan repentino despertar y contacto visual. Su mente quedo en blanco, observando con nervios a la Kaiser que no despega su mirada de sus esferas.

—Cantas hermoso —dijo Barbara, rompiendo el silencio.

Lotte, tardo unos segundos en procesar sus palabras, hasta salir de su pequeño trance, reaccionando con un rubor intenso que opacaron sus pecas. Giro su cabeza enseguida, sintiendo la sangre subir a su cabeza. ¿Desde cuándo esta despierta?... se preguntó avergonzada. Barbara, parpadeo confundida un par de veces, para después, admirar su entorno y hacerse un sin fin de preguntas, ¿Hannah apareció?, o ¿Fue una corazonada suya antes de desmayarse?, ¿Dónde está Diana?, ¿Las otras reinas se encuentran bien?, ¿Que ocurrió después?

—Reina Lotte, si no es mucha molestia. Podría hablarme sobre lo sucedido después de mi estado de inconsciencia.

—Juega con sus dedos, dirigiendo su mirada a los ojos ajenos—la líder del Sur se hizo presente, y cuando Akko noto que destruiste el control, actuó. Luego Diana apareció y....es una historia larga, pero, en resumen, todas estamos bien... —se aproxima a pasos lentos e inseguros.

—Suspira aliviada—me alegro mucho. Mi cuerpo se siente como un saco de papas, recuerdo ser agredida incontables veces y después recibir disparos que hicieron que mi resistencia se desplomara —coloca una mano en su cabeza, cerrando sus ojos con fuerza, tratando de recordar más—. Aun no logro...

—Barbara —interrumpe, posando una mano en su mejilla—. ¿Te duele?

—Abre sus parpados, mirándola con un semblante melancólico—un poco.

—Sonríe sutilmente—necesitas descansar, mañana volveremos tod-

—¿Usted como esta? —pregunto preocupada, cortando sus palabras.

Lotte, la miro con duda en sus ojos, pensando en que contestar, ya que, físicamente se encuentra bien, pero... mentalmente... no lo sabe. Nunca antes había pasado por una situación como esa y....posiblemente pase algunos días rememorando lo sucedido, tratando de convencerse a sí misma que es, normal; que esos acontecimientos no serán los únicos que contemplara, teniendo en cuenta que faltan muchos años para que deje la corona.

—Estoy bien —mintió, alejando su mano.

Sinceramente, su corazón es lo único que puede decir que se siente, aliviado; consolado por compartir una pequeña charla entre ellas. Eso es más que suficiente para que pueda descansar tranquila, pero ¿Lo hará?, Después de contemplar la casi muerte de una persona importante para ella, y también de estar a punto de morir. No le agradaba para nada la idea de cerrar sus ojos, conociéndose, recordaría todo y no descansaría. Al menos ella estará bien... de eso quería asegurarse cuando se quedó en la habitación con su compañía. Ahora, volvería a la suya para ''dormir''.

—Descansa, por favor. Hablaremos mañana.

Dispuesta a irse y dejarla sola, sus siguientes palabras la detuvieron, haciendo que sus mejillas se sonrojaran fuertemente e, imaginara esa situación comprometedora.

—Duerme conmigo.

—La mira de reojo encima de su hombro—no creo qu-

—Por favor, me haría bien su compañía, pero no está obligada a quedarse.

Estuvo unos minutos luchando internamente con sus sentimientos, pensado y decidiendo que sería lo mejor. ¿Aceptar?, o ¿Retirarse?, Acostarse a su lado no sería malo ¿verdad?, dudas e inseguridad la torturan, pero al final, accedió. Dándose media vuelta, encaminándose hacia el extremo vacío de la cama, y reposando sin apuros su cuerpo. Suspiro profundamente, llevando uno de sus brazos a su cabeza, sintiéndose cómoda y confortable. Barbara se ruborizo, estando aun sentada en el colchón admirándola desde arriba. Sintió su corazón latir con fuerza, temiendo que este se escuchara e, incomodara a la hermosa reina de Soris.

—Se acuesta de lado con cuidado de no lastimar o provocar, dolor en su cuerpo—Diana y Hannah... ¿Lucharon juntas?

—Si.

—La mira con sorpresa y un poco esperanzada— ¿Concordaron?

—Niega ligeramente con la cabeza, quitando su brazo para después, voltear a verla—escuche una pequeña conversación entre las dos y, la líder del Sur, no deseaba obedecerla o algo parecido —acomoda su cuerpo en una posición de lado, quedando frente a Barbara.

—Hace un gesto de disgusto—es más necia que antes —murmuro.

—Ríe levemente—me sorprende que intentes recuperar esa amistad. Quiero decir... te rechazo muchas veces y aun...tratas.

—La conozco, es muy terca y orgullosa, conseguiré que me hable con naturalidad, simplemente debo darle tiempo.

Lotte asintió, no queriendo profundizar más el tema. Ambas sonrieron y permanecieron en silencio, admirando sus ojos en la oscura habitación, pero, siendo alumbradas por la luz de la luna que brilla en su esplendor a través de la ventana. Barbara, se acercó un poco más a la reina, pidiendo permiso para despojar sus lentes. Lotte se sonrojo, observándola con nerviosismo por el poco espacio que ahora la separan, pero, acepto con un ligero movimiento de cabeza. Lentamente estos fueron quitados, dándole una expectativa más clara a la líder de sus facciones, notando con más detalles las pecas que posee. Avergonzada por la mirada fija en su rostro, la reina de Soris, desvió su vista al techo de la habitación. Sin embargo, sus ojos nuevamente se fijaron en los verdeazulados que la contemplan con admiración; como si tuviera a la mujer más bella de todos los reinos en frente. En realidad, lo está, y lo es para ella.

—Eres hermosa... —susurro débilmente, colocando con sutileza y lentitud su mano en la mejilla ajena que, al escuchar tales palabras, causaron que el sonrojo fuera más notable y su semblante cambiara a uno de sorpresa.

Barbara bajo su mirada, admirando sus labios entre abiertos, provocando que un deseo en probarlos la comenzara a cegar. Lotte noto enseguida en donde se posó su mirada, ocasionando que su corazón palpitara aceleradamente y sus nervios se hicieran más fuertes. Cuando sus ojos hicieron contacto nuevamente, soltó un suspiro anhelado, observando como los labios de la líder se separaron un poco. Sus manos lentamente agarraron la camisa de Barbara, intuyéndola a acercarse, y sin pensarlo o contenerse un segundo más, la líder empezó a aproximarse, combinando su reparación con la reina. Unieron su mirada nuevamente, contemplándose con cariño y deseo. Lentamente cerraron sus parpados y acabaron con la poca distancia que separan sus labios. Su pulgar acaricio delicadamente la mejilla pecosa de la reina, disfrutando de la suavidad de esta y, de los labios que se encuentra besando con dulzura, amor y placer.

Sus movimientos son lentos y tímidos; no queriendo arruinarlo con una acción que la incomodaría a ambas. Barbara, tomo la iniciativa después de unos minutos en morder su labio inferior, jalando un poco este para luego, volver a besarla con más profundidad y seguridad. Su mano en la mejilla bajo despacio delineando las curvas de su cuerpo, llegando a sus caderas. Normalmente los Kaiser cuando cometen una actividad intima (ya sea un beso o caricia), sus instintos de querer unirse con esa persona en el momento dado, son un poco incontrolables. Sin embargo, la líder está al tanto de que en los humanos...no es común eso; con un beso es más que suficiente, y después esperar a desenvolverse mutuamente hasta llegar a ese punto. Seguiría únicamente esa costumbre para no incomodar a la reina.

Separo sus labios y comenzó a calmar su respiración acelerada, y controlar su excitación e instinto. Al sentir su miembro apretar su bóxer, no dudo en agarrar distancia entre las dos, confundiendo a la reina por su acción, pero para su suerte, ella no menciono nada al respecto. Se miraron fijamente con un rubor en sus mejillas, sintiendo los latidos palpitantes de su corazón, y sin mencionar una sola palabra, juntaron sus frentes, cayendo lentamente a un sueño profundo y acogedor.

.

.

.

—Barbara, ¿Puedo hablar contigo? —pregunto Diana, mirándola con un semblante neutral.

—Por supuesto —contesto sonriente.

Al siguiente, las reinas salieron por la puerta principal del palacio. En el portón, los Kaiser sobrevivientes o una de las líderes, se encargarían de mover los autos que prohíben el paso. Estando caminando en dirección a la salida, el Kaiser cartero le entrego en brazos a Barbara a la Líder del Oeste; siendo cargada ahora, por Diana. Ella, detuvo sus pasos distanciándose de las demás para iniciar una conversación en ''privado''.

—Levanta sus orejas— ¿Que sucede?

—Ah ocurrido un percance... —se ruboriza levemente.

—Ladea una poco su cabeza—¿Los Baristar volverán?

—Probablemente, pero, no hablo de eso —carraspea su garganta—. Veras... Akko...

—¿Le sucedió algo malo?

—No, si, no —inclina confundida su cabeza hacia un lado—. No sé si sea bueno o malo —la mira con duda—. Ella...esta...embarazada.

—Espera, ¿Qué? —la observa con asombro, tragando sus siguientes palabras; no sabiendo que más decir.

Esa revelación la tomo por sorpresa, dejando su mente en blanco.

—¿Que se supone que le diga?, Es obvio que sucedió en esa etapa mía...y no recuerdo en qué fecha paso.

—Bu-bueno... Mira el lado positivo, tendrás a un descendiente hombre o mujer, pero entiendo que no te sientas lista; eres joven. Tengo una idea —mira a la líder del Sur—. Hannah.

Ella la ignoro, siguiendo su andar. Barbara lo noto, frunciendo el ceño. Palmeo el pecho de Diana, dispuesta a obligarla a hablar con ellas.

—Hannah, Hannah, Hannah, ¡Hannah! ¡Hannah! ¡Hannah! ¡Hannah!

Las reinas rieron por la persuadida jugada de Barbara. Un gruñido de enojo proveniente de ella se escuchó claramente, detuvo sus pasos y miro de manera furiosa a la líder del Norte al encontrarse a lado de Diana.

—¿Qué quieres, Parker? —pregunto irritada.

—Tu amistad —sonríe abiertamente, enseñando sus colmillos y moviendo sutilmente su cola.

—Arruga el entrecejo— ¿Qué es lo que en realidad quieres, Parker? —cuestiono nuevamente.

—¿Lo sabe? —dijo, dirigiéndose a Diana.

—Ella fue la que sospecho, y con mi expresión...en ese momento, lo aclaro.

—Levanta una ceja y cruza sus brazos— ¿Enserio me llamaste para hablar de eso? No me incumb-

—Pero sería bueno un consejito ¿No? uno pequeñito —rogo Barbara.

—Bufa frustrada, volteando a ver a Diana con enojo—simple, hazte cargo.

—No dudare en hacerlo, pero... ¿Como se lo digo?

—Con palabras —responde con obviedad.

—En el momento adecuado, cuando la veas tranquila —agrego Barbara, manteniendo su sonrisa.

—No eres una niña. Recuerda eso Cavendish, no creo que haya problemas en que se entere.

—¿Y si no...desea tenerlo? —dice insegura, Diana.

Las líderes se miraron entre sí, con curiosidad.

—No la imagino siendo capaz de hacer eso. Ella también tiene la culpa —dijo Barbara, entrelazando sus dedos.

—Teniendo en cuenta las probabilidades altas de una cría en las noches de Luna Llena, si lleva parte de la responsabilidad —siguió Hannah, observando a una distancia considerable, (Para tener una charla de ese tipo), a los Kaiser mover los vehículos de la entrada.

—Baja sus orejas—gracias...en verdad.

—No es nada, ¡Seremos ti-

—Le tapa la boca—es mejor que la reina Atsuko, no escuche esas palabras.

—Asiente, disculpándose con la mirada—

Diana, contemplo a Akko hablar animadamente con Lotte. La reina de Soris demuestra una gran felicidad y tranquilidad, contándole entre susurros lo ocurrido en la noche anterior a su mejor amiga, quedando en conversarlo después; personalmente, ya que hablar de esos temas en cartas, puede ser muy arriesgado. Alguien podría exponer un secreto de la vida de la reina y traería consecuencias a su reputación.

Cuando las reinas lejanas empezaron a subir en los autos que la estuvieron esperando. Akko giro su cabeza, topándose con los ojos azules de Diana, haciendo contacto por un corto, pero agradable tiempo; dedicándole una sonrisa serena, y provocando que, el cuerpo de la líder del Oeste, se tensara un poco.

Pensar en las palabras correctas para decirlo. Sin embargo... ¿Como reaccionara?

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Fin del Cap. 34


Dato: 

Este por ahora, es el capítulo más largo de ''Todo por ti'' (Normalmente, cada capítulo escrito, llega a las dos mil palabras, pero, este en específico concluyo en unas cuatro mil, y eso que pensé en dividirlos en dos capítulos, pero, no quería hacer otro de esa noche en el palacio y decidí mejor dejarlo así de largo)

Aclaración:

Mas adelante (a través de Flashblack) se dará a conocer el enamoramiento entre Diana y Akko que, no se narró profundamente en el One Shot. Conociendo poco a poco ese pasado y de donde salieron unoque otras cosillas más.



















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