Cap. 30
Flashback
—¡He llegado! —exclamo con alegría una niña de siete años de cabello azul.
—Eso fue trampa —respondió con indiferencia, otra de la misma edad.
—Admite que soy más rápida —sonríe divertidamente.
—No lo hare —cruza sus brazos y observa las lejanías de las tierras del Oeste, desde la colina en donde se encuentra.
—¿Donde esta Diana?
—Jugando con una ardilla —dijo desinteresada, cerrando sus parpados; sintiendo la brisa suave acariciar su rostro.
—Es la cuarta vez qu-
—¿Que se distrae con otro animal? —bufa molesta—, lo sé.
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—¿¡En que estabas pensando!? ¡Pudiste haber muerto Barbara!
—L-lo siento...yo quería ayudar, mama.
—¡No volverás a salir! —sujeta mis hombros— ¡No puedo perderte!
—¿Porque soy tu única progenitora para tomar el liderazgo?
—Exacto, no olvides lo que te corresponde, pero —desliza una mano por mi cabello—, eres mi hija también.
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—Conoce los movimientos de tu oponente para contraatacar con exactitud sus lugares débiles.
—Si, mama —sonríe alegremente, moviendo su cola.
—Sonríe sutilmente—en posición, Diana. Demuéstrame lo que has aprendido.
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—¡No eres digna para gobernar este reino! ¡Me decepcionaste!
—¡No puedes remplazarme! ¡Soy tu hija y poseo sangre pura de esta familia!
—Has escuchado a tu padre, no serás la líder de estas tierras, Hannah.
—Aprieta sus puños—eso lo veremos.
Fin del Flashback
Narradora Pov
—¡Magnifico! ¡Tu resistencia es increíble! —exclamo con emoción, el comande Bryce, observando desde la plataforma de arriba el encuentro de la líder del Norte contra sus Baristar.
Ha pasado exactamente diez minutos en donde las reinas todavía siguen en el círculo de pólvora contemplando con terror la batalla presente, sin embargo, Akko, mira el ''espectáculo'' con su ceño fruncido, sintiéndose impaciente por la falta de la líder del Sur en ese momento. Barbara, en un intento de levantarse, cayó al suelo nuevamente, escupiendo una gran cantidad de sangre debido a los golpes, mordidas y aruñazos recibidos en todo su cuerpo. El traje que posee se haya totalmente rasgado y manchado del líquido rojo ajeno y propio. Su cabello despeinado, su oreja derecha rota, sus brazos repletos de cortadas pocas profundas y en su mejilla izquierda, se encuentra otra. Su cuerpo arde y duele intensamente, pero, no ha utilizado su animal para combatirlos, no lo ha visto necesario; aun.
En todo este tiempo, lo único que ha hecho es esquivar a los cinco Baristar que mandaron contra ella; aprendiendo sus movimientos y luego golpearlos en sus puntos frágiles. La resistencia que obtiene cuando se convierte, es mucho mayor, e incluyendo su fuerza. Las heridas provocadas por las balas anteriores, permanecen y los proyectiles se vuelve cada vez más molestos e incomodos.
—¡No puedes con cinco de mis hombres! ¡No creí que fueras tan inútil y débil!
Muchos Baristar empezaron a reír, burlándose de la líder del Norte. Ella no respondió y con dificultad se puso de pies; aparentando estar débil para hacer que sus enemigos bajen las defensas, y una vez que la recuperen, tener conocimiento en que punto van a atacar, en otras palabras, predecir sus movimientos. Su cuerpo duele, pero ella es la única que conoce el motivo de sus acciones. Con la cabeza agachada, percibió un Baristar acercarse y sin necesidad de moverse dejo que golpeara sus costillas izquierdas con su rodilla, escuchando el crujir de estas.
Las reinas se espantaron, admirando la situación de Barbara. El panorama quedo en total silencio y el Baristar que permanece frente de ella, sonrió ampliamente, enseñando sus colmillos y sintiéndose satisfecho por su cometido. La líder del Norte no cayó en el suelo como normalmente había sucedido incontables veces. Esto fue notado por el comando, borrando de inmediato la sonrisa arrogante de sus labios y contemplando la escena con una mirada curiosa. No obstante, pasaron dos minutos y Barbara no respondió, el Baristar que aún se mantiene a una corta distancia, agarro su cabello, queriendo que lo viera obligatoriamente, pero, lo que nunca supuso sucedió repentinamente, a una velocidad y fuerza increíble.
Las garras de Barbara se enterraron en el cuello del hombre, haciéndolo sangrar excesivamente, muriendo segundos después. La líder levanto la cabeza, observando de reojo con un semblante neutral al Baristar desangrado. Su cuerpo se desplomo en el suelo casi al instante, y el comandante Bryce ladeo su cabeza, mandando a los otros contra ella. Barbara los miro acercarse y el primero que intento golpearla, lo esquivo y agarro su cabeza rápidamente, girándola completamente. Los otros que se aproximaban, se detuvieron en seco y arrugaron su frente, gruñendo gravemente.
—¡Quiero tres más! —dijo con cierta molestia.
La líder corrió en dirección a sus nuevos oponentes, mientras los otros permanecen de espectadores; deseando verla muerta. Barbara, uso su olfato para percibir si otro se acercaría a sus lados, levanto sus cejas cuando los contemplo transformarse para contratacar y velozmente esquivo a dos de ellos, agarrando por el brazo uno de los cinco restantes y alzándolo en peso, estrellando su cuerpo fuertemente en las baldosas; provocando un agujero profundo y muerte instantánea en el impacto. Rápidamente inclino su espalda hacia atrás evadiendo a otro, pero cuando paso arriba de ella lo agarro por el cuello y con su otra mano enterró sus garras en su abdomen, lanzándolo lejos. Gruño de dolor al sentir los huesos de sus costillas moverse.
Nuevamente actuó de inmediato, deteniendo el puño de uno y tomando el rostro de otro. Doblo la muñeca del Baristar joven y apretó con fuerza la cabeza del mayor, estripando su cerebro y escurriendo la sangre por su brazo. Se movió velozmente cuando escucho el correr de los tres Baristar convertidos. En un movimiento salto y pateo la cabeza de uno, colisionado contra el suelo. Sin embargo, imprevistamente fue pateada de manera brusca hacia la pared, pero cuando estuvo a punto de impactar, se detuvo usando sus pies e impulso fuertemente con sus piernas en la misma dirección, rompiéndole la nariz a su contrincante.
—¡Cinco más! —clamo el comandante.
—La van a matar —dijo un Kaiser del Norte aterrado y molesto.
Las reinas voltearon a verlo con curiosidad.
—Hay que hacer algo —hablo esta vez, un Kaiser del Sur.
—Solo démosle tiempo —siguió un Kaiser del Oeste.
—¡Tiempo es lo que no tenemos! —exclamo con enojo, el Kaiser del Norte.
—¡Ya cállense! —grito con miedo, un Kaiser de estatura baja sujetando su bolso.
—¿¡Porque estas temblando!? —dijo disgustado el Kaiser del Sur.
—¡Solo soy un simple mensajero! ¡No quería involucrarme en esto!
—¿Un cartero? —pregunto sorprendida e ignorando la discusión presente, la reina de Benum.
—¡Pedazo de basura! —grito el Kaiser del Sur.
—¡No me insultes!
—Guarden silencio —expreso con un tono autoritario uno de los Kaiser del Oeste— no es momento para discutir por tonterías —dirige su mirada al frente—. Miren con atención. Ella no ha usado su animal, lo que significa que tiene algo en mente.
—No podrá matar a cien —dijo con obviedad el Kaiser del Sur.
—Frunce el ceño, mirándolo con enojo—pero al menos reducirá el numero hasta que mi líder o la del Sur, aparezcan.
—Estará muerta cuando eso suceda —aclaro, volviendo su mirada al frente.
Akko, se acercó al pequeño Kaiser y pregunto acerca de una posible entrega a su persona. El asintió y saco de su bolso el sobre. La reina de Benum lo examino unos segundos y en el momento que estuvo por abrirlo, dos disparos la alarmaron, volteando a ver enseguida de donde provinieron, asombrados de la persona frente a su amiga, Lotte.
—Ba-barbara... —pronuncio asustada, la reina de Soris, extiendo su mano para tomar su hombro.
Ella y las demás contemplaron en cercanía el cuerpo mal herido y lastimado de la líder del Norte que, recibió dos nuevos disparos para protegerlas, ya que, los otros de su raza estaban distraídos por la charla anterior. La sangre escurre de sus cortes y agujeros profundos, pero pequeños.
—¡Quiero verlo! —grito el dirigente, cansado que la líder no usara su animal para luchar.
En el piso de lugar, se encuentran más de quince Baristar sin vida. No obstante, aun abundan una gran mayoría que, la miran con molestia y sed de sangre. Barbara, no respondió y nuevamente volvió a atacar a los restantes, tratando de despejar el camino para llegar al comandante y deshacerse del control. Ignoro las palabras dichas de preocupación de Lotte antes de retirarse a continuar con la pelea. Un sonido en los escombros a su costado, llamo la atención de la reina de Benum, esperanzándola. Sin embargo, nada más sucedido y un gruñido profundo y grave de dolor que hizo eco en el lugar, provocaron que todas las personas voltearan a ver con terror de dónde provino.
—Proteges a la raza equivocada. No somos humanos, somos animales, bestias, llena de fuerza y orgullo. Podemos vencer todo lo que se interponga en nuestro camino.
Los dientes afilados de un Baristar convertido, se hayan clavaron en las costillas lastimadas de la líder del Norte; sin dejarla moverse o realizar algún movimiento inoportuno.
—Se baja de un salto— ¿Intentas encajar en ellos? —camina lentamente— ¿Por qué? —mira las reinas y vuelve su vista a Barbara—. ¿En verdad te importan estos humanos? El cariño hace a uno débil. Cometiste un error, líder del Norte—sonríe ampliamente—. Tu pelaje me hará rico.
La mandíbula que sujeta su cuerpo apretó con más fuerza, causando que de sus labios saliera una cantidad grande de sangre. Barbara frunció el ceño y miro con furia al comándate, agarro dos dientes del Baristar que muerde su costado y empezó a abrir su mandíbula, utilizando toda la fuerza de sus músculos hasta romperla lentamente, causándole la muerte. Todos quedaron perplejos y su cuerpo...empezó a temblar. Miro sus manos aterrada, consiente del escaso autocontrol que le queda, las llevo a su cabeza retrocediendo dificultosamente dos pasos. Tomo sus orejas y gruño en resentimiento, alarmando a algunos Baristar que la observan con enojo y emoción.
Su bestia se hizo presente en segundos, sobrepasando por un metro setenta a sus contrincantes. Rápidamente, aprovecho la distracción del comandante y lo agarro como de un trapo se tratase, arrojándolo fuertemente en el suelo en dirección a las reinas, sin embargo, este no llego al círculo. Las reinas lejanas son las más asombrada en presencia del animal frente a ellas. De sus afilados y blanquecidos dientes, escurren una cantidad grande de sangre y en su pelaje se encuentra manchado de ese líquido, pero, claramente se puede apreciar la combinación de color.
—Aborrezco a los animales como tu... —hablo por fin...en un tono agresivo y diferente.
De manera violenta comenzó a acercarse, caminando lentamente en sus cuatros patas enseñando sus dientes, su mandíbula tiembla por los gruñidos que escapan de su garganta. Un Baristar en su forma animal silenciosamente se acercó para defender a su comandante, y en el momento que ataco, fue detenido por la mano de la Líder. Barbara volteo a verlo y despaciosamente lo acerco sus dientes, introduciendo su cabeza para luego, cerrarla con fuerza, escuchando con claridad los huesos de su graneo contraerse y quebrarse dentro de su hocico. Ella no trago nada y dejo que escurriera el líquido ajeno entre sus dientes, manchando el contorno de su boca. La tormenta comenzó y los fuertes rayos alumbraron por las ventanas, dándole un toque más tenebroso al Kaiser presente, el ruido de los relámpagos, asustaron a Blair y Akko, sin embargo, la reina de Benum se mantuvo firme, no queriendo demostrar el miedo que corre por sus venas.
Barbara, lanzo el cuerpo sin vida junto a los otros y nuevamente empezó a acercarse hacia el comandante.
—¿¡Qu-que están esperando!? ¡Diez de ustedes! ¡Atáquenla! —retrocede, pero se detiene bruscamente al sentir el olor de la pólvora, tapando su nariz—, ¡De-derriben a la líder! ¡Ahora!
El gran lobo se volteo admirando a los nuevos Baristar acercarse. Cegada por la ira, dejo al comandante y corrió en sus cuatros patas en dirección a sus nuevos oponentes.
Los golpes, desgarros de piel, quebradura de huesos, mandíbulas y cráneos, fueron actos presentes para las reinas. La fuerza de un líder es ejemplar y digna, no cualquiera posee autoridad, vigor, orgullo y valor; sangre pura de un Kaiser. Increíblemente, la cantidad de Baristar enviados fueron derrotados y el numero entre ellos disminuyo un cincuenta porciento; quedando cincuenta más, pero dejando en una mala posición y estado a la líder. Una bestia descontrolada, las personas que admiran la bella Kaiser que un día...arriesgo su vida para salvar a su padre, pero fracaso y salió herida. Sin embargo, esa lesión y experiencia vivida le dejaron como aprendizaje para el resto de su vida.
Su respiración agitada combinada con gruñidos continuos, demuestra una mala vibra que ahuyenta a los Baristar a seguir con la pelea. Pero, el comandante mando a todos los de su especia a frenarla, entrando en cuenta de su error, a enviarlos por números.
—No po-podra con tantos... —susurro con miedo un Kaiser del Norte.
Parecido a una avalancha, los Baristar aprisionaron a la líder contra el suelo, creándole más heridas, provocando que su cuerpo nuevamente temblara, no obstante, esta vez...de dolor y limite; dando a entender la poca duración de su resistencia y apariencia.
—¡Apártense! —mando el comando al notar la poca fuerza de la líder.
Él se acercó y los Baristar retrocedieron. Barbara volvió a su aspecto medio humano, estando en un top que cubren sus pechos, pero hace más visible sus heridas y sangrado. Dificultosamente, se levantó, cayendo unas cuantas veces para lograr ese hecho; todas esas acciones, contempladas por las reinas.
—Oh no...e-eso no es bueno —dijo preocupada, Amanda.
—¡Me sorprendiste! ¡Hiciste que tuviera miedo! —despoja su arma nuevamente del bolsillo posterior—. Venciste la mitad de mis hombres —sonríe ligeramente—, los lideres son increíbles.
—Escupe sangre, observándolo con molestia—
—Acabare con tu sufrimiento —quita el seguro del gatillo—. Cumpliste con el trato, pero no puedo irme de estas tierras sin deshacerme de las reinas y líderes.
Barbara, no respondió y el primer disparo se incrusto en su abdomen. Se tambaleo, viendo el orifico en su piel que empieza a sangrar, para después, dar un paso al frente. Intentando...por última vez...llegar a él. Otro proyectil impacto en su cuerpo, específicamente en su pierna derecha. Vacilo, volviendo su vista borrosa por la sangre perdida y el sufrimiento soportado. Estiro su mano, agarrando la muñeca que sostiene el arma.
La científica y creadora de armas y pólvoras más fuertes de los reinos, miro a su amiga Lotte, notando sus manos temblorosas en su pecho y mirada de horror fija en la líder. Apoyo su mano en el hombro derecho, tratando de calmarla y seguidamente, la reina de Benum hizo lo mismo, sin embargo, esta la rodeo con sus brazos.
—Sonríe con satisfacción, viéndola caer lentamente en agonía—
Cayo de rodillas... creando un eco en el sitio, sus manos se deslizaron por la cintura de la persona frente a ella, para después colgar a sus costados, su cabeza se mantuvo baja y sus pantalones se encuentran maltratados. Escasos segundos perduro en esa posición... su rostro golpeo el suelo, siendo cubierto por su caballera azul. Los Kaiser quedaron atónicos, sin saber que hacer en ese momento; al igual que las reinas; ellas... no pueden interponerse o totalmente el lugar explotaría, matando a personas que no han cometido actos indebidos en contra de la corona.
—Apunta su cabeza—adiós, líder del Norte.
El seguro del arma fue escuchado nuevamente, creando más tensión en el momento. Lágrimas en abundancia escaparon de unos bellos ojos color celeste, sintiendo una gran opresión en su pecho y dolor incontrolable.
Cuando el proyectil estuvo a punto de salir, un disparo a su costado que causo un agujero profundo en la mano del comandante, alerto y sorprendió a todos, mirando enseguida de donde provino, encontrándose con la mirada fulminante y vestimenta llena de polvo de la líder del Sur.
—Aléjate de ella —dijo en un tono alto y amenazante, apuntando su arma en dirección a su cabeza.
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Fin del Cap. 30
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