Cap. 24
Lotte Yanson Pov
Ninguna noticia de Barbara. Desde hace un mes donde tuvo esa conversación agresiva con la líder del Sur, no responde mis cartas y me estoy comenzando a preocupar. Las seguridades en los reinos han incrementado como lo planeado, sin embargo, los Baristar están consiente que la líder del Norte se encuentra en un estado vulnerable. La pólvora creada por mi amiga Sucy, me ayuda a sentirme segura en cierta parte, pero actualmente me siento intranquila, no tengo conocimiento del bienestar de Barbara.
Suspire, levantándome de mi silla dentro de mi despacho. Mis tierras no han sido atacadas y me encuentro preparada para una posibilidad similar, poseo un armamento fuerte y peligroso que, no es usado en un buen tiempo, a diferencia de Akko, no he tenido ninguna guerra desde que ascendí al trono. Mis padres abandonaron el palacio, queriendo comenzar una vida nueva fuera de este reino, sin embargo, el titulo como antiguos reyes aun les pertenece y cuando sea requerido su presencia serán llamados por mi persona.
Cuando era una niña desconocía las intenciones de mi mejor amiga, Atsuko Kagari. Anteriormente no sabía que trataba de quitarse la vida, al verla en el balcón de su habitación más de una vez, me hizo reflexionar sobre lo que ocurría en esos momentos, no obstante, lo comprendí después de un tiempo y mis consejos fueron mejores para levantar sus ánimos decaídos. Intente ponerme en su lugar varias veces, causando que me pusiera nostálgica, débil y deprimida, llevar la carga de dos muertes importantes en su vida, es difícil y desastroso, aunque no haya sido ella la culpable, se siente así.
Me retire de la habitación caminando por los pasillos con la mirada baja, postura firme, y pasos elegantes hacia la salida trasera de mi hogar. Al encontrarme fuera observe el cielo nublado, dándome a entender que en pocos minutos comenzara una tormenta. Un ambiente lluvioso acompañado con una taza de chocolate caliente o té, ayudara a relajar mi mente. Seguramente vaya a la biblioteca para concentrarme en la nueva lectura de mi libro, llegue a la mitad en la noche anterior y no pienso dejarlo a medias, me quede en una parte sumamente interesante que, imploro terminar para acabar con esa pequeña agonía que me consume al no saber que sucedido con el protagonista y la doncella.
—Contemplar las nubes oscuras es una buena vista presintiendo y suponiendo lo que vendrá en unos minutos, reina de Soris —hablo una voz detrás de mí.
¿Barbara?
—Volteo a verla sorprendida—
Esta aquí... ¿Co-como? Qu-quiero decir ¿Desde cuándo?
—Sonríe—lamento aparecer imprevistamente en su palacio, pero me entere recientemente de las cartas enviadas a mis tierras —se acerca—. En este mes he estado enferma y me disculpo nuevamente por no avisarle, debió est-
—La interrumpo con un fuerte abrazo—
Ella...está bien...que alivio, me siento mucho mejor ahora con su persona. Es sorprendente como suceden cambios de humores y sentimientos cuando estoy a su lado; la extrañe.
—Te extrañe... —susurre, sonrojándome sutilmente y apretando el saco de su traje.
Su cuerpo se tensó unos segundos que me parecieron eternos y lentamente correspondió, envolviéndome con sus brazos y escondiendo su rostro en mi cuello, profundizando y acercando nuestros cuerpos. El tamaño entre las dos es notable, Barbara, mide unos cuatro centímetros más y a veces inclina un poco sus piernas o espalda para estar a mi altura, en este caso no lo hizo y permaneció recta, aparentando disfrutar la cercanía.
— ¿Estas bien? —pregunto en un tono bajo.
—Si... —tomo distancia entre las dos—, ¿Como te sientes? —consulte usando la misma tonalidad.
—Mejor, gracias —agarra mi mano—. ¿Que estaba haciendo antes que llegara?
—Accediendo algunos tratados, respondiendo preguntas y dudas de las personas. Intento trasmitirle seguridad, sin embargo, es complicado. La mayoría no quiere salir de sus casas, y lo entiendo—miro mi mano que está siendo sujeta—. También me encuentro aterrada con toda esta situación, no deseo que les suceda algo malo.
—Mantener la calma es una de las primeras reglas cuando ocurren estos tipos de casos —acaricia con su dedo pulgar en círculos la palma de mi mano, creándome un agradable cosquilleo.
—Gracias... —levanto la mirada admirando el hermoso color de sus esferas.
—Asiente ligeramente—será mejor entrar.
Sonreí complacida, y entramos a mi palacio agarradas de la mano. La guie a la biblioteca a pasos confortables, charlamos en el camino y reí de unas anécdotas que conto a lo largo de los minutos que permanecimos juntas. En el transcurso hicimos contacto visual muchas veces y en varias ocasiones no pude evitar sonrojarme. Me gusta mucho su sonrisa, y el sentimiento de preocupación se desvaneció en el momento que apareció, me hizo sentir mejor.
—¡Mi reina! —llamo Frank, acercándose a nuestra ubicación.
No ahora..., ¿Que deseara esta vez?
— ¿Sucede algo? —consulte cambiando mi semblante a uno neutral y soltando la mano ajena.
—Se ruboriza—n-no... —rasca su mejilla nervioso—la estaba buscando, no la vi en su despacho e imagine que le había pasado algo malo. Los ataques de los Baristar son preocupantes—dirige su mirada a Barbara—. Su majestad —hace una reverencia.
—Gracias por preocuparte, estoy bien. Regresa a tu puesto—ordene, retomando mi camino.
El joven Frank me observo con un semblante triste y ¿Decepcionado? ... Rayos, no me gusta hacer sentir a las personas de esa manera, y comienzo a entender el porqué de su comportamiento cercano y simpático. Seguramente están involucrados sentimientos amorosos, pero, como la reina, no puedo aceptarlo; dos principios: Primero, no puedo contraer matrimonio con alguien que, no pertenece a la realeza o que no posea un reino; segundo, estoy interesada en la líder del Norte. Es una Kaiser, lo entiendo, pero no me molesta en absoluto.
Llegue al lugar acordado, siendo seguida por Barbara a una distancia cerca. Abrí la puerta y mire de reojo su expresión seria y curiosa, seguidamente, tome uno de los libros de la estantería.
—Observo la obra en mis manos leyendo la portada— ¿Quieres quedarte a cenar?
Las bellezas de la noche.
—Me encantaría, pe-
—Me sonrojo levemente— ¿Y dormir? —levanto una ceja dudosa.
Espera, ¿Qué acabo de preguntar?, Rayos me deje guiar por las palabras del título.
—Me mira sorprendida, y aclara su voz antes de hablar—m-me encantaría, pero es noche de luna llena.
Luna llena...recuerdo haber leído algo sobre eso, pero lo comprobare.
—La observo— ¿Que ocurre?
—Junta sus manos—bu-bueno... Podría perder el control de mis acciones y cometer actos in-indecentes —carraspea su garganta—. Con usted —hace una pausa mínima—. Sera mejor que me retire, comenzara a llover dentro de poco.
Entonces es cierto...
—Oh... —sonrió fingidamente—está bien.
No quiero que se vaya.
— ¿Vendrás otro día? —pregunte, arreglando mis gafas en un intento de no hacer notable mi desanimo imprevisto.
—Ladea su cabeza—por supuesto —sonríe amablemente.
Al menos...la veré después.
Atsuko Kagari Pov
Me encuentro exhausta como las anteriores noches, tener doble trabajo no es lo mío, aparte de cuidar a mi pareja como un bebe, me quita energía. Suspire llevando una de mis manos a mi rostro, mientras con la otra sostengo una hoja con escritos de reclamaciones pendientes. Esta decidido que habrá cambios cuando mi relación sea publica y las construcciones de los nuevos hogares donde las personas que, acepten serán trasladados, ha comenzado.
Seguramente me mudare al palacio de Diana y continúe mi reinado en ese lugar, estar en mi hogar me traen recuerdos vagos y negativos, las tumbas de mis padres se encuentran en la parte trasera del palacio; un sitio ''especial''. Me pregunto... ¿Diana querrá contraer matrimonio? Planear una boda, poseer anillos y esas cosas... Sinceramente me encantaria vivir y guardar en mis mejores recuerdos ese momento de mi vida. Casarme con la mujer que amo y escuchar el ''acepto'' de su parte, seria encantador. Normalmente la veo en traje, así que, me puedo hacer una mejor imaginación de cómo se vería en ese día, aunque no creo que pase, es obvio que no lo aprobara.
Dejé el papel encima de los demás, restregué mis ojos sintiendo el pesar y la exigencia de mi cuerpo que, implora descansar. Me puse de pies, arreglando mi vestido, para después abandonar el lugar y caminar a mi habitación. La cena me la entregaron en mi despacho hace unos minutos y envié mis disculpas a Diana por no presentarme y ayudarla a alimentarse, sin embargo, se lo encargué a una de las sirvientas. Estando en los pasillos que me dirigen a mis aposentos, uno de los hombres encargados de darme las nuevas noticias empezó a hablarme sobre nuevos tratados. Mi mente no quiere escuchar nada de ocupaciones en este instante y aunque quisiera ignorarlo, no pude y escuche atentamente sus palabras, no obstante, llegue a un punto en donde no aguante y lo detuve en seco estando frente a la puerta de mi habitación.
—Mi reina, hoy e-
—Hablemos mañana —interrumpí, agarrando la perilla.
— ¿Esta segura? Quiero recordar-
—Por favor... —pedí entre dientes—. Buenas noches.
Una vez dentro exhalé cansada con mis ojos cerrados, y recosté ligeramente mi cuerpo en la puerta. Abrí mis parpados observando a Diana morder una almohada que, es sujetada por sus piernas. Sonreí inconscientemente acercándome a pasos lentos hacia la cama, tomé asiento llamando la atención de mi Kaiser. Esta al verme movió su cola de felicidad y me miro con alegría, arrugue mi nariz ampliando mi sonrisa y me aproxime depositando un beso en su mejilla, causando una reacción positiva y tierna... Diana, escondió su rostro en el cojín y me miro ''disimuladamente'' sin detener el movimiento de su extremidad peluda.
—Iré a darme un baño y dormiremos —avise.
Me levante y despoje de los cajones mi vestimenta de dormir, seguidamente entre al baño y empecé a quitar mi vestido sin apuro. Cuando termine me mire en el espejo, y retire el poco maquillaje en mi rostro, suspire al percatarme de unas pequeñas bolsas debajo de mis ojos y bote el paño húmedo. Estando en la bañera con agua tibia relajo completamente todos los músculos de mi cuerpo, y elimino la mayoría de mis pensamientos relacionados al trabajo pendiente. Ha pasado un mes desde la reunión con los reinos lejanos, por fortuna no ha ocurrido un ataque en esas tierras, pero si hubo explosiones cerca del reino de Diana y Amanda, ese plan funciono perfectamente, y ahora no han vuelvo aparecer.
Al terminar de asearme salí de la tina y sequé mi cuerpo, para luego colocarme la ropa de dormir y abandonar del baño. Solté la cola que sujeta mi cabello y me acerque nuevamente a la cama, tomando asiento enseguida y recostando mi espalda en el suave colchón, suspire pensadamente con mis ojos cerrados para disfrutar con mayor intensidad la comodidad proporcionada. Un movimiento de un peso a mi lado provoco una sonrisa sutil en mis labios, me voltee y la mire con ternura, extendiendo mi mano para acariciar su sedoso pelo.
—A...gua.
Rei levemente y observé la luz de la noche entrar por la ventana, de nuevo dirigí mis ojos a los suyos y una sensación súbita de ¿Necesidad? comenzó a confundirme. Sus orbes empezaron a brillar de un intenso y profundo color azul, levante mis cejas sorprendida, sintiendo nuevamente esa exigencia y un escalofrió recorrer mi espalda. Aleje mi mano extrañada y desorientada, las suyas se movieron agarrando mi cintura aproximándose lentamente, mis mejillas se ruborizando ante su tacto y mire apenada su rostro neutral. Al tenerla cerca, siento...una conexión fuerte, es raro y nuevo, nunca antes habían aparecido repentinamente esos sentimientos de deseo encontrándome a su lado. Tengo muchas ganas, demasiado... ¿Como pase de estar totalmente tranquila a estar completamente intranquila?
Sus dedos se deslizaron por mis muslos creándome un cosquilleo en mi vientre y parte baja, tome su rostro con mis dos manos jadeando cerca de sus labios. Es extraño... me siento excesivamente caliente y deseosa, sus ojos son muy atrayentes y ocasionan un descontrol en mi cuerpo. Su mano derecha que se adentró en mi bata de dormir, agarro mi cintura y de un tirón parecido a una embestida, unió nuestras intimidades. Me mordí los labios conteniendo el gemido, seguidamente escuche con claridad un gruñido largo y grave cerca de mi oreja, su respiración golpeo contra mi cuello inhalando mi aroma unos segundos, arrugue y clave mis uñas en su espalda, e inconscientemente, cuando su cuerpo se levantó un poco abrí mis piernas, enrollándolas un poco en sus caderas. ¿Qué me está sucediendo?
Su rostro se apartó lentamente observándome con detenimiento, coloque una mano en mi boca tratando de controlar mi respiración y temperatura, pero el siguiente roce de sus dedos dentro de mi ropa, causo que repentinamente mis ganas incrementaran a un nivel que, nunca imagine llegar; mi cuerpo se siente tan necesitado. Rápidamente la tomé de las mejillas y empecé a besarla con desesperación, introduciendo mi lengua al instante de chocar nuestros labios. Sorprendentemente me siguió el ritmo, llevando sus dos manos a mi cintura, para después cambiar de posición, permaneciendo ella sentada mientras me mantiene arriba. No detuve el beso y seguí moviéndolos apasionadamente, su pantalón de tela me hace sentir con magnitud su miembro erecto aumentando más mis ganas, y ocasionando que me moviera sobre ella con entusiasmo. Sin embargo, sus manos me detuvieron inmediatamente, separe nuestros labios mirándola con imploración.
—Po-por favor.... —rogué en un suspiro cargado de deseo.
Baje mis manos a su espalda, clavando mis uñas en su piel y mordiendo mis labios con fuerza. Su semblante es neutral, pero en sus ojos puedo sentir...el mismo sentimiento de aspiración que contengo, no obstante, el suyo parece una bestia...muy hambrienta.
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Fin del Cap. 24
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