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Cap. 2

Atsuko Kagari Pov

— ¿De qué hablas?

Rayos...esta es la tercera vez que intento con palabras convencerla de tener relaciones y no entiende mis indirectas. ¡He salido del baño media desnuda y aun así no me hace caso! ¡Estos Kaiser! Entiendo sus costumbres, pero soy humana y tengo mis necesidades y estoy muy molesta al saber que esta noche me dejara con las ganas nuevamente, quiero decirle: ¡Cógeme!, sin embargo, no es digno de una dama decir esas cosas. Está bien que pueda controlar mi deseo, pero se hace molesto cuando tratas más de dos veces y no obtienes nada.

—Suspiro frustrada—olvídalo, cuando regrese a mi palacio pondré todas las cosas en orden, Lotte me ha estado ayudando, pero estar a cargo de dos reinos es estresante para ella. Organizare unos cuantos papeles y después que termine con todo, te avisare dos días antes de dar el anuncio—me siento en la cama.

— ¿Has pensado en el tiempo y las construcciones que tomaran hacer esa unión?

—Si, estoy consciente que uno de los dos palacios tiene que destruirse y comenzar la construcción de los caminos, puentes, casa y otras cosas, pero no me quiero adelantar a ese punto, primero debemos hacer que las personas y Kaiser puedan llevarse bien—recojo mi cabello y me acuesto en la cama dándole la espalda.

— ¿No te vas a cambiar?

—No.

— ¿Segura? Esa ropa puede ser incómoda para dormir—se sienta.

—Me doy la vuelta y me siento en la cama—quítamela—levanto una ceja y sonrió de lado.

—Me mira confundida—puedes hacerlo sola.

— ¡Ash!

Me tire de espalda en el colchón y tape mi rostro con mis manos, ella observo extrañada mis acciones, pero no le dio mucha importancia, me deseo las buenas noches y se dispuso a dormir dejándome sola, con mi frustración. Luego de unos minutos me calmé al sentir sus brazos rodear mi cintura inconscientemente; leí que los Kaiser le gusta compartir su calor y por eso actúan de manera imprudente, sin embargo, no me molesta porque solamente lo hace conmigo. Suspiré designada y correspondí el abrazo ocultando mi cabeza en su pecho, siendo envuelta completamente por sus brazos.

.

.

.

Al día siguiente, Diana volvió a su oficina para seguir con su trabajo, por mi parte me quede en los jardines disfrutando de las ricas fresas mientras sostengo un libro de la biblioteca en mis manos; leer se ha vuelto mi pasatiempo favorito desde que comencé a vivir aquí, es mi forma de entretenerme y no llenar mi cabeza con preocupación de mi reino, ya que todos los días pienso en su bienestar.

—Buenos días señorita—saluda el jardinero.

—Levanto la mirada—buenos días, Zack—sonrió.

— ¿Como ha estado su mañana?

—Ruedo los ojos—lo mismo, la líder ocupada y yo rodeando el palacio, nada nuevo.

Este señor de unos cuarenta años se convirtió en mi amigo, trabaja tres veces a la semana y la mayoría de su tiempo me ha visto caminar en los patios del palacio, así que, comenzamos hablar meses atrás e hicimos una buena amistad.

—Nuestra líder siempre anda metida en su trabajo, lo consideramos y mucho, pero debe despejar un poco su mente, se le ha visto algo ajetreada.

Es verdad, en esta semana Diana tiene ciertos contratos que firmar con los otros reinos y arreglar algunos acuerdos a base de sus alimentos, materiales, provisiones, armamento y otras cosas. Una vez pude apreciar un soldado de ellos en persona, estos Kaiser poseen su forma animal y unas armaduras en sus hombros, piernas y garras, todas estas son metálicas y desde a una distancia lejos se pueden apreciar el filo de cada uña cubierta por el metal.

—Tratare que pueda tomar un descanso.

—Hace una reverencia—se lo agradezco. Seguiré con mi trabajo, que pase un buen día.

—Igualmente, Zack.

Dirigí mi mirada al libro y empecé a leer donde me quedé; mitos y leyendas de los Kaiser, Ranter, Aslandar y Baristar. En esa biblioteca puedo encontrar cualquier tipo de cosas, me pregunto si Diana ha leído estos libros y si es así ¿Cuáles? Tengo curiosidad, he aprendido sobre ellos y me gusta conocer sus costumbres. Los leones nombrados Aslandar, son capaces de sujetar a la presa con sus garras y rasgar grandes porciones de carne con sus afilados colmillos, estos tienen un parecido con los Ranter en su tamaño y fuerza.

Dicen que un habitante de los reinos de los Aslandar se enamoró de un herbívoro, oveja específicamente, y este fue desterrado de inmediato a los demás encontrarlo en su momento de relación con la vegetariana, no obstante, este león enamorado regreso con sus manos manchadas de sangre y otros Leones comprobaron con el paladar de quien pertenecía. Desgraciadamente el Aslandar aislado, separado de su manada, quedo sin comida y refugio y se dejó llevar por su gran apetito que fue creciendo con el tiempo, devorando en sí, a su pareja y volviendo a donde pertenece.

Baristar, estos cazan en las noches y mencionan sus buenas habilidades en el agua al momento de cazar un animal y este se meta a los rio o lagos, incluyendo que son ágiles trepadores y corredores. La velocidad de estos al correr es muy rápida, no especifica cuanto, pero con solo saber que pueden atrapar su presa en menos de tres minutos, puedo suponer que son más veloces que los lobos, estas cualidades las tienen desde que nacen, como todos, pero, hay una en especial que crece en algunos y no en los demás. Esta, no se encuentra en este libro, sin embargo, explica que los Baristar de color negro y blancos están casi extintos por las cazas de los humanos, cuando estos comenzaron atacarlos.

Por esa razón, cada uno de los reinos posee un Baristar negro y blanco son los líderes, desde que llegan a este mundo, son entrenados estrictamente y se vuelven fuertes para que puedan defender a su manada de cualquier peligro. Ahora los Ranter...espera, ¿Características desconocidas? —cambio la hoja—la arrancaron...—cierro el libro— ¿Porque hicieron esto? ¿Que tienen que ocultar? ¿Acaso son especiales? No tiene sentido, quiero conocer de ellos y—paso la página—lo único que encuentro son animales herbívoros que la gran mayoría están completamente extintos u ocultos, porque los rumores hablan que los han visto, pero este no está comprobado—cierro el libro y suspiro—necesito más información.

Tengo entendido que las guerras entre estos animales eran cuerpo a cuerpo, pero mientras el tiempo avanzo, nuevas armas salieron y fueron usadas para eso, ahora podían atacar a distancias y luchar físicamente a la vez. Los humanos tenemos las habilidades para defendernos de esa manera, con armas y explosivos, pero cuerpo a cuerpo contra un animal, estamos muertos...y por ello estamos en la escala alimenticia de los carnívoros, no obstante, somos reconocidos como los cuartos más fuertes, los últimos están las especies herbívoras. En unas horas iré hablar con Diana, ella debe tener más información sobre esos Ranter, pero primero buscare algo más en la biblioteca que pueda ayudarme.

Mire a mi alrededor y me acerque a un árbol de manzanas, arranque una y la lave en una de los grifos cercanos, luego observe una puerta de rejas; se encuentra cerrada y es el cementerio de este reino. Diana aún conserva muy bien la tumba de su madre y en las noches libres ella visita ese lugar. Eso me da a entender que el palacio que será destruido, es el mío. No creo que a ella le guste que esa persona tan preciada bajo tierra, desaparezca o se mueva su tumba de lugar, aunque, muy poco habla de su madre, algún día, quisiera saber su historia.

Camine hacia la biblioteca y en el camino me tope con el cartero, este me entrego una carta de la reina Lotte y agradecí amablemente. Seguí caminando por los pasillos y abrí la carta.

Hola, Akko. Espero estés bien y aproveches bien tu estadía en ese palacio, como sabrás, en dos días volverás al tuyo y tendrás muchos trabajos que hacer. Ordene los papeles en tu escritorio y las personas de tu reino están avisadas del regreso. Puedo decirte que se ven emocionadas y que todo está tranquilo, estaré esperándote en tu palacio en el día de tu llegada.

Atte: Lotte Yason

Aprovechar... ¡Es obvio que no lo estoy haciendo! ¡Mi Kaiser no me da atención! ¡Y eso es lo quiero! Pero...puedo intentarlo, ahora que lo pienso...nunca he tenido intenciones fisicas de provocar a Diana, y tal vez...la haga entender con más rapidez lo que quiero hace una semana y tres días desde que me recupere de ese disparo en mi hombro.

Cambie mi dirección caminando ahora a la oficina de Diana, pensando en que hacer para excitar a la líder de los Kaiser o que me preste la atención que deseo. Imagine muchas cosas que me hicieron sonrojar y avergonzarme; si lo que haré no la provoca, entonces la dejare en paz hasta que quiera hacerlo por su cuenta. Al llegar toque la puerta y ella me dio el pase, entre en silencio y deje la manzana sin comer en su mesa.

— ¿Un aperitivo? —dejo la fruta en su escritorio.

—Levanta la cabeza—gracias—suelta la pluma de escribir y toma la manzana con su mano derecha cubierta por su guante blanco.

—Tengo preguntas.

— ¿Otra vez? —le da un mordisco.

—Asiento— ¿Porque hay una página arrancada de unos de los libros de la biblioteca?

—Traga— ¿Que parte?

—Hablaba sobre los Aslandar, Baristar, Kaiser y-

Ranter, conozco el libro. Mitos, leyendas y definiciones—da otro mordisco.

— ¿Tu...la rasgaste?

—Niega con la cabeza y traga nuevamente—no puedo decirte quien es el causante porque lo desconozco, pero imagino que debió ser uno de ellos.

— ¿Los Ranter estuvieron aquí? —digo impresionada.

—Si, conviví un par de días a su lado antes que vinieras. Su presencia fue confortable al comienzo, y después insoportable.

— ¿Que característica poseen? ¿Que los hace diferentes a los tigres comunes?

—Recuesta su espalda en la silla—te lo contare luego, necesito acabar con los papeles que deje anteriormente.

—Inflo mis mejillas—

—Levanta una ceja—no te preocupes, estaré en la cena.

—Cruzo mis brazos y aparto la mirada—lo sé, Diana.

— ¿Estas bien? ¿Quieres salir a la ciudad?

—No.

— ¿Quieres ver a mis hombres cazar a los cocodrilos?

— ¿Cocodrilo? —volteo a verla confundida.

—Si, hoy es la caza de los animales reptiles—explica.

—Dime por favor que no vamos a cenar eso—digo con suplica.

—No, lo desayunamos—dice con normalidad.

No...puede ser...con razón la carne estaba algo dura y sabia diferente...que asco...

—En la mañana ocurrió una pequeña captura de estos, pero fueron muy poco y los Kaiser van a los lagos del norte para conseguir más ¿Quieres ir?

—N-no...—desvió la mirada.

Aunque estos sabían bien.

—Está bien, terminare con mi trabajo—deja la manzana aun lado—gracias por la fruta.

—De nada...

Observe en silencio como se acomodó en su asiento y volvió a los papeles, tome las pocas hojas acumuladas y comencé a leerlas.

Contrato para una cantidad de veinte pieles de oso a la líder del reino del sur.

Abastecer los materiales del hogar.

Negación de traslado de hierro, oro y cobre.

Aceptación de medicamentos experimentados para Kaiser sin cura de su enfermedad.

¿Que? ¿Medicamentos experimentados? Eso es peligroso.

—Diana.

— ¿Que sucede?

—Estas medicinas...

—Es para comprobar, nunca sabremos si tienen algún efecto negativo o positivo.

—Pero, podrían hacer dañ-

—No pasara—sostiene una hoja—conozco con detalles los ingredientes utilizados en cada uno, necesitamos curar la fiebre alta de los Kaiser cachorros y averiguar porque esta ocurre—deja el papel encima de otros—no debo permitir que mueran.

—E-entiendo—pongo las hojas en su lugar y agarre las otras.

Bajé mi cabeza y leí los papeles en mano.

Aceptación de nuevos suministros que contengan pólvora (Abrir una fábrica lejana para experimentos futuros)

Negación a visita del líder de los Aslandar.

Aplazar entrega de correos personales entre otras especies, por motivos de seguridad.

¿Seguridad?

Cambio de edades de los entrenamientos en los niños Kaiser, ahora en adelante, serán entrenados a sus cincos años y culminarán a los quince.

Eso es muy estricto, no podrán disfrutar de su niñez e infancia con su familia y amigos.

—Diana.

— ¿Mmm?

— ¿Iras a almorzar? —devuelvo los papeles.

—No creo que tenga tiempo, lo siento—contesta sin mirarme.

—Necesitas dejar eso aun lado y relajarte—coloco mis manos en sus hombros dando leves masajes— ¿Qué te parece si salimos a la ciudad?

—Suspira—Akko, estoy ocupada.

—Y estresada—aclaro y miro sus orejas—tal vez...pueda ayudarte.

—No, gracias.

—Toco sus orejas— ¿Sabes que las parejas humanas nos llamamos por apodos?

—Me mira interesada— ¿Apodos?

Vaya...nunca creí que las costumbres humanas llamaran su atención.

—Si, como cariño, amor, mi cielo ¿bebe?

— ¿Bebe? ¿Por qué lo hacen? —dijo confundida.

—Es tierno y....dulce.

—Aparta la mirada—que extraño—susurra.

— ¿Los Kaiser no hacen eso?

—No, nuestros hábitos son muy diferentes—coloca una mano en su mentón, analizando—supongo que tendré que acoplarme a las tuyas.

—Sonrió complacida— ¡Si!

¡Ahora lo entiende!

—Me tomara tiempo hacerlo.

—O....—sujetos sus hombros—podrías complacerme en una, ahora—aclaro.

—Arquea una ceja— ¿Quieres que te llame por apodos?

—Niego con la cabeza y me siento en su regazo lentamente—

— ¿Qué haces? —pregunta confusa.

—Diana...sabes que no soy un Kaiser—acerco mi rostro y acaricio su mejilla con mi mano derecha.

—Asiente con la cabeza levemente mirando con atención mis acciones—

Sonreí y relamí mis labios bajando mi mano libre a su entrepierna, ella se tensó al sentir mis dedos pasar con delicadeza encima de su miembro.

—Diana...—susurro cerca de sus labios.

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Fin del Cap. 2 

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