Cap. 18
Atsuko Kagari Pov
—Abre la boquita, Diana.
—Agacha la cabeza—
—Vamos, cariño—acerco la cuchara—. Di, A.
—No responde—
—Exhalo cansada—
Me rindo.... He estado intentando alimentarla, pero se niega y lo que ingiere es muy poco. Desde que ocurrió ese encuentro en el patio no quiere comer correctamente y lleva cuatro días así. Queda una semana para la reunión en mi palacio, pero tengo un problema mayor aparte de los otros. Diana, no juega; no ejercita su cuerpo y duerme mucho. En cierta parte es bueno, sin embargo, su estómago se encuentra vacío en estos momentos y no me gusta que permanezca de esa manera. Anteriormente, mande a las sirvientas a traer su cena a la habitación, creyendo en un principio que era el ambiente que, la mantiene de esa forma, pero me equivoque.
—Diana, tienes que comer.
—Niega con la cabeza y se acuesta en la cama—
Suspire y abandone el plato en la mesa. Durante estos días he estado repleta de trabajos; escribir las cartas de invitación a mi reino, soportar las quejas de las personas, mantener los futuros proyectos en pie, atender los asuntos en las tierras de Diana y otras cosas más. A veces me pregunto ¿Como tengo tanta paciencia? Y también he estado pensando y tratando de hacerla sentir mejor, pero aún no averiguo el motivo de su malestar.
Observé a Diana a una distancia un poco lejos abrazando una almohada con sus piernas y brazos. Me senté en la cama poniendo mis manos en mis piernas, dejando escapar un suspiro de cansancio. Suerte mente está tomando duchas diarias y eso me recuerda a esas palabras dichas previamente sobre la higiene, sin embargo, cuando juega no le molesta ensuciarse. Las heridas de su cuerpo están sanando y no he podido darle continuamente los medicamentos para calmar su dolor, porque no ha estado alimentándose como debe y no puedo darle medicina en ese estado; podría empeorar las cosas. Dirigí mi vista hacia la cena traída con anterioridad que, consiste en una sopa de huevo con verduras, aguacate, carne de vaca y a un lado se encuentra un vaso de agua con las pastillas que necesita tomar antes de dormir.
Me levante de la cama dispuesta a llamar a una de las sirvientas para que venga a retirar el plato, pero, un pequeño sollozo me alarmo enseguida, deteniendo mis pasos. Ella no había llorando antes. Me acerque preocupada y angustiada. Cuidadosamente me senté en un espacio libre cerca de sus brazos y miré unas pequeñas lagrimas ser derramadas en la almohada. Sus ojos están cerrados; sus brazos se aferran fuertemente al cojín; y sus orejas están agachadas. Me sorprendí unos cortos segundos por apreciarla en esa condición y seguidamente acerqué mi mano dudosa en cómo puede llegar a reaccionar ante mi tacto.
—Ma...má—pronuncio con dificultad.
—Detengo mi acción asombrada—
Ahora entiendo.... El sonido de las balas no la pusieron así...fue el recuerdo de su madre ser agredida por una. Era tan obvio, ¿Como no pensé en eso? Posiblemente no me acordaba de ese suceso ya que paso hace muchos años y, además, de que ahora mismo me encuentro repleta de trabajo que, inconscientemente comienzo a olvidarme de ciertas cosas importantes.
Coloque mi mano derecha en su mejilla izquierda delicadamente, ella abrió sus ojos y me miro con tristeza. Mi corazón se conmovió y de mis labios se escaparon un suspiro tranquilo y comprendedor. Incliné mi cabeza un poco hacia la derecha y sonreí ligeramente trasmitiéndole seguridad. Siendo esta la segunda vez que la veo llorar, me lastima sentimentalmente y deseo que de esos hermosos ojos no escurra más lágrimas.
—Diana—llame con dulzura acariciando su mejilla con las yemas de mis dedos.
—A...gua.
Sonreí de ternura y lentamente con mi mano libre aparte la almohada que aferraba contra su cuerpo. Luego, me acosté a su lado y rápidamente me envolvió con sus brazos ocultando su rostro entre mis senos. De una manera sutil hundí mis dedos en su cabellera, tomando uno que otro mechón enredándolos entre mi dedo meñique y anular.
—Mama, está bien—deposito un beso en su cabeza—. Ella te cuida desde la distancia, no te ha abandonado, cariño.
—Me abraza con más fuerza—
—Tranquila...—susurro—, no importa en donde estés, siempre estará contigo.
En una parte me siento culpable.... Si no fuera por mí, esa persona que tanto aprecia Diana estaría a su lado en este momento...y ella aun sufre por su partida. Diana, en su personalidad anterior oculta muy bien estos sentimientos, sin embargo, estando ahora en estas circunstancias...los deja salir y no trata de esconderlos. Pienso que, después de permanecer en su palacio; exactamente las noches de Luna Llena, ¿Ella lloraba? o ¿Tal vez no? No lo sé, pero jamás derramo una lagrima frente a mí.
—Me aprieta un poco—a...gua.
—Estoy junto a ti—situó mi mano en su espalda acariciándola—, no me iré a ninguna parte.
No me imagino las noches solitarias que sufrió en silencio después de su perdida...y no pienso apartarme de su lado. Luego de tantos años separadas, no deseo estar nuevamente en esa situación, la amo mucho y anhelo un futuro en donde estemos juntas compartiendo momentos hermosos lleno de armonía.
Su llanto ceso después de unos minutos que, sin estar consiente, comencé a quedarme dormida por el cansancio acumulado de todos los trabajos terminados en este día, sin embargo, un hecho repentino provoco que abriera mis ojos asombrada y mirara a la persona culpable de espantar mi sueño. Nuevamente ella repitió la misma acción, pero esta vez, en mi mejilla izquierda.
—La aparto asqueada con mis dos manos—Diana...no hagas eso.
No tengo ni mucho tiempo de haberme bañado y estoy embarrada de baba, otra vez.
—Se acomoda y olfatea mi cabello—
Suspiré resignada y me senté en la cama. Ella me imito sin despegar su nariz de mi cabeza.
—Veo que estas mejor—la aparto con mi mano derecha— ¿Lista para cenar?
—Me mira—
—Arqueo una ceja— ¿Eso es sí?
—Ladea la cabeza hacia un lado—
Suspire nuevamente y me levante en busca de la bandeja de comida. La sopa debe estar fría, pero, espero que no le disguste porque si es así, tendré que mandar a hacer otra y no deseo salir de mi habitación; estoy cansada. Me senté en la silla que se encuentra cerca de la cama y seguidamente coloqué el plato entre mis piernas. Diana me observo curiosa y olio el aroma de la comida, comenzando avanzar lentamente hasta sentarse frente mío. Sonreí complacida y empecé alimentarla.
Me tome el tiempo de leer todos sus archivos respecto a la investigación que hizo de los Baristar y, así, tomar en cuenta cada detalle para hablarlo en esa reunión. Los reinos lejanos enviaron su correspondía enseguida cuando recibieron la mía; al parecer ellos tampoco la están pasando muy bien. Ser asechados por Baristar constantemente no da tranquilidad y el miedo entre las personas va en aumento. Nadie puede vivir o trabajar serenamente teniendo unos depredadores con intenciones de arrancarles la carne.
Cuando en la bandeja no hubo nada más, lo dejé en la mesa y me puse de pies dispuesta a descansar mi espalda en el suave colchón de mi cama. No obstante, unas manos sostuvieron mi cintura deteniendo mi propósito y seguidamente obligarme a tomar asiento en sus piernas.
—Tienes que reposar y cepillarte antes de dormir.
—Relame sus dientes y mueve su cola—
—Sonrió levemente apoyando mis brazos en sus hombros—espero estés con esos mismos ánimos mañana, porque necesito que comas —mande, poniendo mi dedo índice derecho en su pecho.
—A...gua—dijo en un tono dulce.
—Akko, cariño—corrijo.
Ella ignoro mis palabras y comenzó acariciar mi vientre con sus dos dedos pulgares haciendo movimientos circulares. Un cosquilleo agradable recorrió mi espalda, causando que comenzara a reírme bajo y ocultara mi rostro en su cuello. Estar entre sus brazos me hace sentir protegida, segura y tranquila, e incluyendo el olor a menta que posee y que, en muchas ocasiones, aproche la oportunidad de deleitarme por la complacida sensación y relajación que crea en mi cuerpo.
Al sentir dos sus dedos bajar lentamente hasta mi entrepierna, tocando mi punto con sutileza encima de mi ropa interior, la sonrisa que mantenía dibujaba en mis labios se esfumo y una nueva pero conocida sensación provoco que mi respiración rítmica cambiara a una pesada y acelerada. Cerré mis ojos arrugando su camisa, sintiendo una mano ascender hasta mis senos descubiertos debajo de mi bata, para después agarrar uno y darle un fuerte pero placentero apretón.
Mi cuerpo se estremeció un poco y el movimiento de sus dedos en mi centro aumento. Ocasionando que mi ropa interior comenzara a empaparse de la excitación que poco a poco comienza a cegarme. Mordí su hombro reteniendo mis gemidos, e instintivamente abracé con mis piernas sus caderas mientras ella manosea uno de mis pechos debajo de mi pijama y me da placer en mi zona débil.
Cuando sus acciones se detuvieron, me senté correctamente en su regazo sintiendo sobre su pantalón de tela un bulto duro y largo rozar en la entrada de mi intimidad. Separe mis dientes de su hombro y la mire con mis mejillas sonrojadas, apartando unos cuantos cabellos de su rostro, para después acercar mis labios y unirlos con los suyos de una forma desesperada y deseosa. No obstante, sus labios se movieron torpemente sobre los míos queriendo seguirme el ritmo. No le di importancia y comencé a mover mis caderas, frotando encima de la molesta ropa nuestras intimidades. Ella gruño en respuesta y apretó mi cintura enterrando sus uñas, la temperatura de mis mejillas aumento; mi reparación volvió a estar agitada; y mi ropa comenzó a empaparse cada vez más.
Mi mente se nublo por el deseo y la excitación dada. Comenzando a anhelar mucho el sentir de su miembro adentrarse en mi. Separe mis labios y apoye mi cabeza en su hombro; clavando mis uñas en su espalda. Subitamente me impulse con mis piernas entrelazadas rozando con más fuerza e intensidad mi intimidad contra la suya, cada segundo que pasaron la ropa comenzó a volver una verdadera molestia, llegando a estorbar por completo. Aprete sus hombros y detuve mis movimientos, teniendo mi respiración aun acelerada y ese deseo de sentirla. Ella protesto frunciendo el entrecejo y aruñando con delicadeza la parte baja de mi espalda, rei ligeramente por su reacción y acaricie su mejilla con mi mano izquierda, para después depositar un beso tierno en la comisura de sus labios.
— ¿Quieres entrar, Diana? —murmure mordiendo mi labio inferior lujuriosamente.
—No responde y me mira con detenimiento—
Luego de unos tortuosos segundos, mi cuerpo fue levantado y depositado en la cama con cuidado. Sonreí encantada dejándome llevar...y en un cauteloso movimiento mi ropa interior fue ¿Rasgada?, Espera, ¿Qué?, Observé desconcertada a Diana hacer lo mismo con su pantalón y bóxer ajustados; usando sus uñas para desgarrarlos. Luego, posiciono su cuerpo arriba de mí y antes que abrazara su cuello, lo fue introduciendo algo apresurado, pero sin causarme una clase de dolor que me diera las intenciones de frenarla. Tape mi boca reprimiendo un grito en mi garganta, ella me miro curiosa y acerco sus labios a mi cuello comenzando a morderlo, lamerlo y chuparlo. Para luego, empezar a embestirme sin previo aviso.
—Cierro mis ojos con fuerza—Di-diana...—agarro su cabello y lo jalo un poco— ¡Ah! —grite.
Teniendo mi bata de dormir aun puesta sin un brasier debajo, sentí notoriamente mis pechos moverse al compás de sus movimientos. Su rostro abandono mi cuello y entreabrí mis ojos haciendo contacto los suyos, la mire con amor y dulzura, demostrando ese sentimiento que nos mantiene unidas. Con mi boca ligeramente abierta empecé a respirar mejor, dejando escapar uno que otros gemidos y palabras de amor exclamadas desde lo más profundo de mi corazón. Enterré mis uñas en su espalda cerrando nuevamente mis parpados al sentir las embestidas cada más rapidas, sus manos fueron colocadas a los costados agarrando el colchón con fuerza, usándolas para impulsarse y seguidamente escuche unos pequeños gruñidos cerca de mi oreja.
Una corriente placentera recorrió mi columna vertebral hasta pasar por mi vientre, sintiendo con profundidad el placer y las embestidas fuertes, dejando mi conciencia un caos total, olvidándome por completo de todo. Mis gemidos, gritos y el sonoro sonido de nuestras intimidades se escuchan en toda la habitación, las paredes de mi interior aprisionaron su miembro y un escalofrió recorrió en mi espalda por segunda vez, soltando un grito de placer al llegar a mi culminación y sintiendo uno nuevo expulsarse dentro. Ella siguió moviéndose lentamente prolongando nuestros orgasmos, cuando se detuvo, deje caer mis brazos en mi pecho rendida con la respiración acelerada y mi garganta totalmente seca, lleve una de mis manos a mi cabeza tratando de regularizar mi aliento y volver al mundo, otra vez. Diana aparto su cuerpo de encima y con mis ojos aun cerrados me percate como se levantó de la cama, abrí mis parpados confundida manteniendo un gesto de cansancio y tragué un poco de saliva para poder hablar. Pero, un gran lobo blanco que apenas y cabe en la habitación, me tomo por sorpresa llenándome de curiosidad y extrañes.
—Diana, ¿Qué pasa?
¿Por qué se transformó? ¿Habrá algún peligro cerca?
—Di-
Al escuchar unos sonidos estomacales calle mis palabras y seguidamente, Diana, comenzó como a... ¿Toser? y de repente la cena que ingerio con anterioridad fue expulsada en mi alfombra. Mire sin palabras lo ocurrido quedándome estática e impactada en mi lugar con la mente en blanco. Ella me observo pasando su lengua por su hocico y moviendo su cola felizmente. Parpadee un par de veces saliendo de mi pequeño transe y rápidamente antes que sucediera, me percate de sus intenciones.
—No, te atrevas—dije amenazante.
—Voltea a verme quedándose quieta y manteniendo su boca cerca del vomito—
—Frunzo el ceño—hablo enserio, ni se te ocurra comértelo.
—Se queda en esa posición unos minutos observándome fijamente, para luego apartarse y pasar su lengua por sus dientes—
—Suspiro aliviada—
Esta será una larga noche...
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Fin del Cap. 18
Adiós sopita de huevo :c
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