Hoy era el penúltimo día para finalizar las clases del primer semestre por lo que darán vacaciones por unas semanas y retornaremos después de año nuevo así que no veré a Jou hasta Enero, traía su cadena para devolvérsela pero tendrá que esperar hasta el recreo.

La clase como siempre me parecía eterna y los minutos infinitos, técnicamente hoy era el último día de clases pues mañana solo compartirán y harán una pequeña fiesta y como es mi primer año aquí no sabia como era que normalmente la organizaban (quizás luego le pregunto a Jou) el aire por el aula entraba por doquier, por los lados habían seis ventanas de cada lado color blanco por donde entraba la luz del día por lo que no era necesario encender los bombillos. Mire mi reloj que marcaba ya las una de la tarde, mi corazón latió fuerte y sentí un nudo en la garganta, cada segundo que pasaba era un segundo sin el.

El maestro no dejó asignada ninguna tarea para el próximo semestre, en otra etapa de mi vida hubiera estado muy emocionada por las vacaciones de Navidad pero ahora es la peor pesadilla, estaré sin el.

El timbre sonó y me dirigí al baño hasta el camino me parecía frustrante, entré al baño de chicas que no tenía puerta en general y me lave la cara cuidadosamente de no mojar mi larga cabellera que caía en mi cara, cuando salí del baño me dirigí hacia el banco donde estaba segura que me esperaba Jou, pero cuando llegue no era así el aún no había llegado ¿Por qué? Me limité a sentarme.

Hoy no es un día para nada bonito, no es como aquellos días llenos de luz, hoy está nublado y pequeñas gotas de lluvia caían sobre aquellas hojas del gran árbol  creo que en la madrugada había llovido porque hasta el banco estaba húmedo y el aire putrefacto. Eche una mirada hacia atrás y Jou estaba de camino dirigiéndose al banco, cuando lo vi sentarse un suspiro alivio de surgió en mi, era como si todos mis problemas se hubiesen extinguido en aquel instante que nuestras miradas se cruzaron. Él se sentó a mi lado que al parecer igual que yo no está nada contento.

—Perdón por llegar tarde es que el maestro dejó mucha tarea y me quedé haciéndola—dijo Jou sacando su merienda de su lanchera, y yo estaba empezando a pensar lo peor como que estaba con otra—¿Qué tal tu día?

—No muy bien con un poco de estrés, ¿Y tú?—antes de que se me olvide saque la cadena y se la entregué

—Mi día tampoco ha sido del todo bien—Jou miro la cadena con ansias y se la puso—Gracias ya la extrañaba

—¿Por qué lo dices?

—Me iré a otro país—susurró con tristeza, ni siquiera sabía que responderle solo puse los ojos en blanco—En estas pequeñas vacaciones—suspire de alivio porque de todos modos no lo iba a ver pero si hablar con el. Pero ahora que se va no era posible

—Wao, es increíble espero que disfrutes mucho—no podía decir nada más—¿Cuándo te irás?

—Esta madrugada—dijo Jou que apenas le salía el habla

—Eso significa que hoy es la última vez que te veré este año, no vendrás mañana—el hizo un gesto indicando que no

—No te pongas así bonita, no me iré para siempre

—Lo sé, pero ni siquiera hablar podremos—el tomo mi mano y la beso

—Prometo enviarte una carta

—Sabes que no se puede, si envías una carta a mi casa mis padres podrían leerla

—Se que hacer y la enviare no te preocupes por eso—yo asentí, ambos no dijimos una palabra hasta que el rompió la ley del hielo—Quiero pedirte algo Maddi

—Dime—pídeme lo que quieras pensé en mi mente

—Quiero que aproveches este tiempo que estarás más en tu casa y le digas tú madre lo nuestro, es decir, que le hables de mí y le cuentes que estoy enamorado de ti

QUÉ! Acaso esta loco si le llegaba a decir a mi madre de esto seguro no me entendería, o peor aún no dejarme acercarme a él, o más peor quitarme de la escuela, o mucho más peor sacarme del país. Yo no puedo estar en un mundo donde la otra mitad de mi corazón esté lejos ¿Cómo se supone que iba a vivir?.

—No creo que sea buena idea—al fin respondí

—Por favor, es que quiero llevar las cosas en serio contigo

—¿En serio?

—Te amo Maddi y no es un juego—era la primera vez que él decía esa palabra, casi me derretía en su presencia—Tienes que prometerme que le dirás a tu madre ¿si?

—Esta bien Jou, lo haré por nosotros—sabía que era lo más arriesgado que había vivido en mi aburrida vida, pero que bien se sentía luchar por lo que se ama

El me atrajo hacia él y me abrazó tan fuerte y tierno como si fuese la última vez que lo haría, nos quedamos abrazados hasta que el timbre sonó y cada quien se dirigió a su aula sin decir una palabra. El solo hecho de que no podré hablar con el me ponía triste así que no pude evitar derramar una solitaria lagrima sobre mi mesa de trabajo, la limpie rápidamente para que nadie se enterase que estaba llorando.

***

Ya a la hora del despacho esperé a Mal y Jou en la parada ya que no los vi en la salida, ellos venían juntos sonriendo de oreja a oreja ¿Qué es esto? No le di importancia, hay mismo cruzó el bus y los tres entramos, Mal como siempre después de que Jou se iba conmigo se sentaba varios asientos delante para darnos nuestro espacio.

Jou me rodeo entre sus brazos como una niña asustada e indefensa, podía escuchar los latidos de su corazón que cada vez eran más rápidos tan rápidos como que llegue a mi parados. El me miro sabiendo que era el adiós  yo le sonreí intentando disimular mi tristeza, me acerqué a él y le di un pequeño beso y me marché.

Al último escalón de bajar aquel autobús mire última vez para atrás para verlo una vez más. Vi que el se secaba las lágrimas yo no podía soportar eso .

Me fui lo más rápido que pude y vi como el autobús desapareció de mi vista.