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06

──¡No! ──Xiaoting grita, desesperada; ahogada en su propio llanto.

Tzuyu, asustada, toma su rostro entre sus manos y le alza la cabeza para verla mejor.

──Estás haciendo un show. Cálmate.

──No puedo hacer esto, Tzuyu. Perdóname. Ya no te amo.

──¿Qué cosas dices? Tenemos que seguir con esto.

──No, Tzuyu. Por favor. Puedes quedarte con todo, pero por favor, no me obligues a esto. Creí que podía pero no. No lo aguanto más ──se quiebra en un sollozo, agarrándose del brazo de la azabache.

──Hey, está bien. Haremos lo que quieras, solo tranquilizate.

Le habla con voz serena. Nunca la había visto así. Xiaoting se caracterizaba por ser una mujer fuerte y sin temor a nada, decidida.

──Quédate con tu trabajo y la casa, pero... no hagamos esto...

Xiaoting le ruega, con su maquillaje arruinado, cayendo por sus delgados pómulos.

──Está bien ──una discreta sonrisa se forma en el rostro de la mayor──. Puedes ¿irte? Si es lo que quieres.

Sin pensarlo dos veces, Xiaoting sale de ahí, evitando la mirada de los demás, juzgandola. El padre dice lo obvio, que la boda era cancelada y dio la bendición a todos. Después de eso, la gente comienza a salir, comentando lo que pasó.

Los padres de Xiaoting se disculpan con Tzuyu por el "treatrito" que su hija causó. Ella dice que no hay problema, la entiende y que le desea lo mejor.

Toma siento en un escalón del altar, suspirando sonoramente.

──Niñas, vayan a fuera, en un rato nos iremos.

Yenling les dice a sus hijas y ellas obedecen. Con mucho cuidado de no arruinar su vestido, toma asiento al lado de su hija mayor, palmeando su rodilla, dándole apoyo.

──Ya todo pasó, corazón ──ella sonríe, luego se vuelve una mueca──. No debería decir esto pero, estoy feliz.

Tzuyu pasa un dedo por sus labios, pensando y mirando a un punto fijo en la alfombra roja. Asiente, lentamente.

──Yo también. Aunque, mi ego está un poco dañado ──bromea y recibe un golpe en el brazo.

──Oh, sabía que dirías eso ──se ríen juntas──. Vamos, cariño, te invito a comer con las niñas a un lugar lindo.

──¿Estamos celebrando que mi boda se canceló?

──¿Hay algo más para hacerlo?

Tzuyu niega, parándose con agilidad. Le da la mano a su madre para ayudarla. Salen de ahí, tomados de la mano, cariñosamente.

──────────────────────── ♡︎

Sana cepilla sus dientes con rudeza. La lluvia apenas choca contra los cristales de su habitación. Está sol en casa y le pone de mal humor.

Una semana ha pasado ya desde la boda. Seguro Tzuyu y Xiaoting estaban disfrutando de su Luna de miel en alguna playa del Caribe o turisteando a las orillas de Egipto. Solo espera que sus vacaciones se vean arruinadas por la llovizna.

Lava bien su boca y revisa en el espejo que no tenga ningún resto de comida entre sus dientes. Sale del baño y se tira a su cama, envolviéndose en una frasada demasiado vieja. La tiene desde la secundaria. Le gusta porque es demasiado suave, aunque ya no cubre para nada el frío.

El timbre suena por toda la casa. Decide hundir su rostro en la almohada. Seguro era un testigo Jehová. Pronto se cansaría y se iría. Pero no es así, ahora suena con más insistencia y con pesadez, se para.

──¡Ya va! ──grita desde las escaleras, arrastrando sus largas piernas── maldita gente desesperada.

Abre la puerta y fresco viento golpea su blanquecino rostro. En una velocidad exagerada sus mejillas se tornan rojas.

──Tzuyu...

Susurra para ella misma.

La castaña está parada ahí, vistiendo de la manera más informal que puede, con una sudadera adidas azul, con el gorrito puesto sobre la cabeza y un jogger haciéndole juego. Hasta llevaba tenis, lo cual era raro en ella. Entre sus dedos colgaba un cigarrillo a medio fumar.

──Hey ──dice en tono bajo. Cala el cigarro, profundamente, ahuecando sus mejillas.

Sana la ve tan pequeña e indefensa. Parece un pobre perrito abandonado. Justo ahora solo quiere acunarla entre sus brazos, hasta que el dolor desaparezca en sus facciones.

──Eh, pasa. Hace frío, debes estar congelándote. ¿Se te ofrece algo? Puedo hacerte un café o algo.

Tzuyu niega con su cabeza, su cabello se mueve sobre su frente, como si estuviese danzando. Tira el cigarro y lo pisa.

──¿A que has venido, Tzuyu? ¿No deberías estar en tu Luna de miel o atendiendo a tu esposa? ──pregunta y siente la amargura en su boca.

──Debería, tal vez. Pero no... no me casé, Sana.

Algo dentro del estómago de la japonesa se remueve. Ella cree que es esperanza.

──Oh, lo siento, entonces. ¿Puedo saber por qué, sin embargo?

──Xiaoting dijo que no me amaba y que no podía hacerlo ──encoge sus hombros──. Me dejó la casa y el trabajo.

──Bueno, me alegro. Podrás seguir ayudando a tu familia.

La cabeza azabache de Tzuyu se mueve de arriba a abajo, lentamente, mientras suelta un suspiro lleno de cansancio.

──Sana... yo, yo quiero hablar contigo.

──Pensé que eso hacíamos ──trató de bromear, para tal vez así, aligerar el ambiente.

──Sabes a lo que me refiero. Quiero que vuelvas a mí, Sana.

──Tzuyu, no es así de simple... yo...

──Por favor, Sana. Te necesito, mucho. Muchísimo más de lo que me gustaría. No puedo hacer nada sin ti. Te lo dije ese día y te lo repito hoy: te necesito.

──Yo también, Tzu, pero...

──¿Pero qué? Te estoy rogando, y sabes que no hago eso. Haré lo que sea, solo, por favor.

Sana mordisquea su labio inferior, viendo a sus pies desnudos. Pensando en sus opciones. Merecía ser feliz, y ahora que Tzuyu estaba libre de compromisos parecía que al fin podría serlo.

──¿Ya no pondrás al dinero sobre nosotros?

Tzuyu sonríe de lado, con la mirada brillante.

──Jamás.

La japonesa abre sus brazos y la más alta no tarda en entrar en ellos. Guarda su rostro en el blanco cuello de la menor y solloza bajamente.

──No llores, Mami. Hoy te cuidaré ¿vale? ¿por qué no subes a la habitación mientras te preparo un té? Creo que tienes temperatura.

La mas baja ofrece y Tzuyu acepta, caminando a su habitación. Cuando entra, el dulce olor de Sana la atrapa. Lo había extrañado tanto.

Cuando Sana entra a su cuarto, hay una pequeña sonrisa surcando su delicado rostro. Deja la taza en su buró. Tzuyu está recostada en la cama, al parecer durmiendo. Hay bolsitas debajo de sus ojos, éstas son más pronunciadas. Las acaricia, junto a su nariz puntiaguda. La azabache se remueve en por la caricias. Abre sus ojos e irradian calidez.

──¿Hace cuántas noches que no duermes, Mami? ──Sana pregunta, acostándose al lado de Tzuyu, enrollándose ella solita entre los brazos de la otra.

──Como, un mes, bebé.

──Oh, Dios. Perdón.

──No te disculpes, amor. Yo fui el culpable de todo. Tú... tú no hiciste nada malo, al contrario.

Sana acerca su rostro al de la más alta. Roza sus narices juntas y ríe tiernamente.

──Eres muy grande, Mami.

──¿Vas a empezar con eso otra vez? Ya lo hemos hablado.

──Pero es que mira, mis pies apenas llegan final del colchón y los tuyos lo rozan por completo.

──¿Eso importa mucho, bebé?

──Para nada, Mami. Al contrario, hace que me gustes más ──muerde la barbilla de Tzuyu.

Alza la vista y los ojos de la mayor están cerrados nuevamente, obviamente no duerme.

La de ojos chocolate, muy temerosa, acerca sus labios a los de Tzuyu y los deja ahí unos segundos, cuando se aleja hay un chasquido.

──Sana... ──le llama en un suspiro, aún con los ojos cerrados. Cuando los abre, su pupila está totalmente dilatada.

Alarga su brazo para apartar ciertos mechones traviesos que le tapan el rostro a la menor. Sonríe.

──¿Qué pasa, Tzu? ──ella se deja acariciar por la otra.

──Te amo, Sana. Mucho.

La sonrisa de Sana es grande, ni siquiera sabe como es que cabe en su rostro. Sus mejillas se pronuncian, adornando sus expresiones. Besa nuevamente los labios de la mayor, deteniéndose a disfrutar el sabor de estos. Gime cuando la mayor atrapa su labio inferior con sus blancos dientes.

──Mmm... también te amo, Tzu.

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