ぅ ་ intro.
—Entonces... Chaeryeong, ¿o me equivoco? —la mujer suena insegura sobre si es ese o no el nombre de la chica.
La joven de cabellos rubios retuerce sus blancas manos sobre su regazo, sus dedos son largos y en sus uñas se puede observar un pequeño rastro de esmalte rojo. Se lo había quitado para causar una buena impresión.
—Está en lo correcto —por fin contesta, con la mirada fija en la alfombra morada, era bastante bonita como para ser pisada por sus desgastadas botas, justo como ahora.
—¿No estudias?
Chaeryeong quiere resoplar fuerte, rodarle los ojos a la elegante mujer e irse de ahí. Porque no, no estudiaba. Si lo hiciera, no estaría pidiendo ese trabajo. Con 18 años, presentó un examen de admisión a la universidad del sur. No fue aceptada. Estuvo dos puntos abajo del puntaje con el que debía ser seleccionada. Su mamá le dijo que no perdiera las esperanzas, ya el próximo año lo intentaría, pero que no iba a quedarse ese curso sin hacer nada. Debía ayudarla con los gastos de la casa, porque Chaeryeong no era rica, tampoco pobre. Pero una ayudita nunca está de más.
—No, señorita...
—Oh, cierto. Soy Yoo Jimin. Muy pronto Jimin de Hwang —ella sonríe de lado, soltando una risa chillona (bastante para el gusto de la rubia).
—Me alegro, señorita Yoo —sus ojos tienen cierta chispa. Le gustan las bodas, así que se pone feliz por todos lo que estaban a nada de casarse.
—Pero bueno, estamos aquí para hablar de ti, no de mi. Entonces, no estudias.
—No, presenté un examen de admisión el mes pasado pero no quedé seleccionada, lastimosamente.
Jimin asiente en comprensión, dándole una mueca de pena a la chica de ojos mieles.
La puerta principal de la pequeña, pero elegante casa, se oye abrirse, revelando a una mujer pelirroja vestida a traje. Su mirada felina es seria, no tiene expresión en su rostro. Su cabello cae sin gracia sobre sus hombros, aunque para los ojos de Chaeryeong no le quita lo guapa, al contrario, siente que le da un toque más joven y fresco. No es alta pero demuestra dominancia en su recta postura. Sus pómulos de marcan, haciendo a la rubia perder la respiración.
Ella camina hasta llegar al sillón, con el ceño fruncido, pregúntandole a la mujer quien era esa y que hacía ahí, sin hablar, sólo con la mirada.
—Ven, amor. Ésta es Chaeryeong y vino para el trabajo de mujer de servicio, aunque... no tiene muchos estudios que digamos. Y lo que le iba a decir es eso, que nosotros buscamos a una mujer más mayor y con un para esto, creemos que puede ser más dedicada a su trabajo.
—Es lo que tú crees. La chica tiene pies y manos. Si tiene ganas de trabajar lo hará bien.
Sin poder evitarlo, Chaeryeong sonríe de lado, agradeciéndole a la (que supone que es) señora Hwang.
—Si es eso lo que les preocupa, hace unos meses trabajé con una vecina ayúdándola porque ella está enferma y necesitaba a alguien, nunca me pagó. Lo hacía porque quería. Ella escribió esto para ustedes, creo que cuenta como una mini carta de recomendación.
De su bolsillo trasero, saca una hoja mal doblada. Cuando la extiende, traba de ponerla lo más firme posible para que no se viera tan poco profesional.
La mujer trajeada la tomó de sus manos, casi arrebatándosela. Instintivamente, Chaeryeong echó sus manos a su pecho. La releyó rápido, después se la pasó a su novia. Ella si leyó atentamente cada palabra que la señora Baek había escrito ahí.
Mientras Jimin estaba ocupada con la nota, Chaeryeong podía sentir la mirada esmeralda penetrante de la otra sobre ella. Acomoda los pinchos de su cabello, tomando valor para mirar a la mujer y brindarle una corta sonrisa. Lo hace. La señora Hwang aparta la mirada rápidamente, evitándola. Con una mueca, la rubia baja la mirada. Juega con los anillos de sus dedos, nerviosa. Quiere y necesita agradarle a éstas personas para obtener el empleo, pero parece trabajo difícil.
—Entonces, la señora... Baek —lee el apellido con dificultad— dice que ibas a su casa todas las tardes para arreglar su jardín, alimentar a los gatos y lavar la ropa.
—Efectivamente. Después de clases, comía en casa y de ahí, cruzaba a la de ella.
—También leí algo de que eres buena en la cocina, ¿es eso verdad?
La sonrisa resplande en el rostro de Chaeryeong. Ella amaba la cocina. Trabajar con masa, combinar sabores, texturas, etc.
—Así es, desde comidas hasta postres.
—Además... —Jimin quiere seguir hablando pero su novia la corta.
—¿Vas a seguir hablando o darle el empleo? Joder, que me hago vieja aquí.
La futura señora Hwang le rueda los ojos a la mujer.
—Yeji, amor. Cuida tus palabras —le habla bajo a la cara—. Muy bien, Chaeryeong. Tienes el trabajo, pero estarás una semana a prueba. Después hablaremos de tu paga.
—¿De verdad? —sus ojos se expanden, grandes y brillantes— muchas gracias, en serio.
Y por primera vez, Chaeryeong nota una sonrisa en el rostro de Yeji.
Una sonrisa que no sabe muy bien como descifrar.
¡ adaptación !
todos los créditos corresponden a © louiskt ♡
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