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Capítulo 25

—Ya te lo había dicho, cuento con ello.

Los ojos del arcángel miraron a su hermano menor, como esos ojos azules poco a poco perdían el brillo.

—¡Miguel! —Lucifer alzó el vuelo sin que Alastor pudiera evitarlo.

Voló tan rápido cómo pudo, pero al llegar, el cuerpo sin vida de su hermano gemelo le fue arrojado. En sus brazos, el cuerpo de aquel ángel rubio descansaba, y aunque inconcientemente bajo hasta aterrizar, no pudo evitar que la mezcla de tristeza, irá e impotencia azotarán su ser al saber, que su propio hermano mayor había asesinado a uno de los suyos.

Alastor corrió hasta su pareja, o al menos lo intento, hasta que Sera, quién ya le había dado muchos problemas al infierno se apareció enfrente, dándole un buen golpe que lo dejo tirado.

—Hay cosas que debes saber, Alastor —levantó una de las lanzas que un exorcista asesinado había dejado—. No todo en este reino está bien.
Hay cosas o seres que deben ser destruidos para buscar un equilibrio en las cosas.

El demonio de la radio se puso de pie, sujetando su micrófono con fuerza.

—Debo admitir que eres todo un conquistador de ángeles.
Azrael debía matarte y sin embargo lograste que te consiguiera meses de vida antes de que yo misma enviara a los policías y controlará al imbécil que te disparo en la cabeza.

Alastor soltó una risa—. Y yo que pensaba que solo había sido mala suerte.

—Y luego Lucifer. El ser más poderoso del infierno cayó ante tus supuestos encantos. Dime una cosa, ¿Qué se siente tener al ser más fuerte del infierno a tú merced?

Alastor sonrió con malicia, mientras sus astas se hacían más grandes—. Definitivamente mejor de lo que se siente ser la Serafín que jamás tendrá el control de todo el cielo.

Sera entonces se lanzo contra el pecador, quién hábilmente esquivo sus ataques, burlándose de ella cada que tenía la oportunidad.
Alastor invoco a las pocas almas que ahora tenía a su disposición, haciendo que rodearán a la Serafín y atacandola.

—Poético —miró sus uñas—, me sorprende bastante que seas tú quien está a cargo.
No tienes las características de un líder, podría gobernar mejor que tú en cualquier aspecto y lograr lo que yo quiera.

—¡Hijo de..!

—Ah, ah —negó con la cabeza—, no se atreva a meterse con mi adorada madre.

Lucifer lloraba amargamente mientras miraba el cuerpo de su hermano, entonces sus alas se extendieron, sus cuernos se hicieron incluso mas grandes, bajo él apareció un pentagrama que se prendió en fuego.

—Miren quién va a pelear en serio —Gabriel soltó una carcajada antes de empuñar mejor su espada.

—Te vas a arrepentir —la tierra bajo él comenzó a temblar, partiéndose en algunos lados, dejando salir pequeñas flamas que fácilmente podrían deshacer el cuero de cualquiera.

—Ya lo veremos.

Ambos angeles comenzaron a volar para encontrarse y ponerle fin a la vida del otro.

Charlie era cargada por Vaggie, ella y Azrael volaban con rapidez a las afueras del pentagrama, o esa era la idea, hasta que una lanza atravesó una de las alas de Vaggie, haciendo que ella y Charlie cayeran.

—¡Charlie! —Azrael frenó el vuelto, haciendo que el movimiento brusco despertara a Charles, quién empezó a llorar—, tranquilo, tranquilo por favor...

El ángel de la muerte bajo rápido, viendo que ambas estaban bien salvo algunos golpes y el ala de Vaggie.

—Debemos irnos —miró el cielo, notando que los exorcistas se aproximaban.
—Carga a tú hermano —entregó al niño.

—¿Qué, que vas a hacer?

—Deben irse. Sigue derecho, te vas a topar con una gran puerta con cadenas —entrego sus llaves—, la llave roja abre todas esas cadenas.

—¡No, no puedes dejarnos!

—Le prometí a Alastor que cuidaría de ambos, y eso haré.
Les daré tiempo, solo corran, ¡Corre ya Charlie!

La rubia tomo la mano de su novia y sostuvo bien a su hermano antes de salir corriendo mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.

Mientras tanto, Azrael extendió sus alas, captando la atención de todos los exorcistas que se aproximaban.

—Estan muy lejos de casa —en su mano, invoco una arma enorme, era una especie de guadaña, la empuñadura era protegida por un gran círculo, formando una gran cruz.

—Tenemos órdenes directas de tú hermano para asesinar a quienes se interpongan en nuestro camino para matar a ese niño.

—¿No creen que es una desición muy dramática?
Un simple bebé jamás podrá causar algún daño.

—Esa abominación no es cualquier bebé

—Curioso, viendo de seres que consideraban puros o buenos para entrar al cielo.

—Muevete, o tendremos que matarte.

—Adelante —sostuvo bien su arma—, quiero que intenten matar al ángel de la muerte.

Charlie corría junto con Vaggie lo más rápido que podía entre el bosque, siguiendo totalmente derecho como su tío había ordenado.
Charles no paraba de llorar ante el movimiento brusco que causaba el correr de su hermana mayor, generando que algunos angeles exorcistas fueran a su encuentro, cerrando el paso de los tres.

—Quedate atrás —ordenó Vaggie—, debes correr.

—No... No puedo dejarte...

—Charlie, tú seguridad y la de tú hermano es más importante, le prometí a tú padre que cuidaría de ti, sin importar que.

—Vaggie...

—Que lindas se ven juntas —Lute salió de entre algunos ángeles—. Las dos van a pagar por lo que me hicieron en el pasado y ese mocoso irá conmigo para que Gabriel lo destroce frente a Lucifer y su jodida mascota.

—No te dejare ponerle una mano encima a mí hermano —sus ojos se pusieron rojos—, ni que lastimes a mi novia.

—¿Y que harás princesita? —soltó una risa mientras empuñaba su arma—, ¿Tú me vas a detener?

Vaggie se puso en una posición de batalla, y Charlie sostuvo bien a Charles, quién extrañamente se había quedado callado.

Lute se lanzo contra Vaggie, mientras sus ángeles iban contra Charlie, quién con un destello rojo invoco su tridente y comenzó a esquivar los ataques de los exorcistas.

—Basta —pidió amablemente mientras trataba de esquivar hábilmente los ataques en un intento de que su pequeño hermano no saliera lastimado.
—¡En verdad no quiero lastimarlos!

Uno de los exorcistas le proporciono un golpe en la mejilla, y aunque Charlie trato de evitarlo, termino cayendo al suelo sobre el bulto que hacía su hermano.

La rubia se levantó de inmediato con el miedo de haberlo lastimado, pero su sorpresa se hizo notar cuando no encontró a su pequeño hermano dentro de las cobijas.

—¿Dónde... dónde está? —busco con la mirada a su alrededor y después en los brazos de los exorcistas, quienes la miraban confundidos—, ¡¿DÓNDE ESTÁ CHARLES?!

Todos se miraron entre sí, después buscaron con la mirada, pero nada paso.
Vaggie trato de llegar a la rubia, pero Lute se lo impedía constantemente.

Charlie comenzó a llorar antes de que sus cuernos aparecieran, más grandes, haciendo notar sobre estos una especie de corona parecida a la de su padre, pero de color negro.
Sus ojos rojos miraron a los presentes y con furia su tridente atravesó los cuerpos de varios angeles que se le acercaban.

—¡Suficiente! —la voz de alguien los hizo parar, todos miraron hacia arriba, notando la presencia de un angel de tez parcialmente morena, con el cabello negro como el de Azrael y sus ojos dorados.

—¿Amenadiel? —Lute paró en seco sus ataques al ver al ángel guerrero de Dios, aquel que lideraba las verdaderas tropas angelicales contra todas las amenazas que azotaba a la tierra o al cielo.

Él Ángel los miro a todos y con un chasquido invoco su propia arma.

—Es suficiente, ¿Quién les ha dado permiso para invadir de esta manera el infierno?

—Gabriel —habló rápidamente un exorcista—. Eva nos lidera.

—¿Eva? —Charlie miro a todos—, ah..., ¡Charles!

Amenadiel rodó los ojos y señaló la rama de uno de los árboles, donde un pequeño ser los miraba con curiosidad.

—¿Charles? —Vaggie empujó a Lute, haciendo que cayera, caminando hasta Charlie—. No entiendo...solo tiene tres días de...

—Un ángel y un gran pecador han engendrado un ser divino —miró a Lute—.
Tú y tú ejército tienen que largarse ahora, de lo contrario, me veré en la obligación de matarlos por órdenes directas de mi padre.

Lute se quedó petrificada, mientras miraba al niño que parecía tener alrededor de seis meses sentado en la rama.

—¿Se va a quedar así? —Charlie volvió a su forma original estirando los brazos.

—No —colocó las manos tras su espalda—, es su mecanismo de defensa, cuando se duerma, volverá a la normalidad.

Azrael lamió la punta de sus dedos, pues la sangre de sus iguales se había quedado ahí.
Con un suspiro se estiró y a lo lejos alcanzo a ver a Lucifer y Gabriel luchando en el cielo, buscando lastimar a su contrario a como diera lugar.
El pelinegro miro la situación y torció un poco la boca. Extendió las alas y comenzó a volar en dirección a Lucifer y el resto, no podía permitir que hubiera más muertos, finalmente, quién tenía que contarlos, era él.

Se apresuró tanto como pudo, incluso observo a los amigos de Charlie luchar contra los exorcistas de manera excepcional, generando una sonrisa genuina en sus labios.
Pronto, su mirada se fijo en Alastor, el demonio estaba acorralado por varios exorcistas y Sera, las almas que ahora poseía no eran suficientes para enfrentar a la multitud que se le acercaba, apenas y lograba entretener a los angeles que se le acercaban.

—Es tú fin —la Serafín sonrió con malicia, lanzando finalmente una de las armas exorcistas contra el soberano.

Alastor cerro los ojos, estaba seguro de que dolería igual o peor que cuando Eva lo mato, pero no sintió nada, ni un solo indicio de dolor le llegó al cuerpo. Entonces lo escucho, el quejido de alguien más que se había interpuesto entre él y el arma que planeaba matarlo de nuevo.

—¿Qué? —sus ojos se abrieron, mirando la silueta de Azrael frente a él, siendo atravesado por el arma angelical que Sera empuñaba.
—¿Pero que carajos haces?

El ángel sonrió con lágrimas en sus ojos.

—Ayuda...a mí hermano —jadeo antes de guiñar el ojo—, anda..solo vete.

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