Capítulo 24
Gabriel caminaba a paso rápido por uno de los pasillos que daban a la arena de entrenamiento.
—Eva —miró a la mujer—, no hay más tiempo, el exterminio de ese mocoso debe ser hoy.
—¿Qué? —notó a Sera llegar—, ¿Estás jugando, verdad?
—No. Tú y los exorcistas pongan sus malditos culos en formación y al infierno.
La mujer asintió y se colocó su casco. Su vestimenta era parecida a la de su difunto esposo, y en ella la letra E destacaba.
El ejército exterminador preparo sus armas y armaduras y cuando Gabriel abrió el portal, todos salieron con la clara intención de matar a cada demonio que se cruzara en su camino.
Lucifer miraba a sus hermanos mientras esperaban a Charlie, estaba realmente nervioso, por primera vez en miles de años pisaría el cielo y vería a su padre y hermanos en la misma sala.
Todos giraron la cabeza cuando la puerta se abrió, dejando ver a Eva con el traje similar al de Adán.
—¿Qué mierda haces aquí? —Miguel camino a la mujer.
—Oh carajo —dijo suspirando—, Ugh, eres insoportable Miguel —su vista se fijo en Lucifer—, hola querido.
Alastor se interpuso entre Eva y Lucifer, dispuesto a defenderlo a toda costa.
—Ah mira, así que era cierto que te revolcaste con mi esposo —chasqueo los dedos, mostrando la figura de Lilith en el traje que se suponía debía usar Eva—. Lucifer, ¿Cómo van las cosas?
El rubio miro a Lilith totalmente atónito, por un momento, todos esos años de matrimonio donde se juraron amor eterno pasaron por su mente. Las noches donde cantaban, los días de picnic con Charlie, los bailes en el gran salón del castillo, la ropa a juego, las pláticas, los momentos, todo eso lo hizo comenzar a llorar por la tristeza que paso por tantos años y del enojo que sentía al verla parada en la puerta como sí solo hubiera salido a tomar aire.
—¿Qué haces aquí? —en sus brazos descansaba Charles, quién dormía plácidamente.
—He venido a ver a la familia, sí que ha crecido un poco —le sonrió, mirando a Alastor después—. Ya me contaron que fuiste tan idiota para creer que fui yo con quién hiciste un trato.
Pero bueno, ¿Dónde está el bebé?
—¿Mamá...? —la voz de Charlie se hizo presente en el lugar, todos se giraron a verla.
La rubia mantenía una expresión confundida mientras Vaggie le tomaba la mano.
Lilith le dedico una sonrisa y extendió los brazos, y Charlie corrió a su encuentro abrazando a su madre tan fuerte que Lilith se sintió asfixiada.
—¿Qué haces aquí? —sollozo con felicidad—, ¿Por qué te fuiste de esa manera...?
—Hay muchas cosas por discutir Charlie, pero no tenemos tiempo para eso —su mirada se posó en la pareja—, Gabriel ha mandado al ejército exterminador, están esperando las órdenes de Eva para atacar.
—¿Por qué estás vestida como ella? —Azrael apareció su lanza.
—Tranquilo Azrael, no planeo matar a tú amor platónico —se burló—. Solo les conseguí tiempo, la verdadera Eva está tan muerta como su horrible marido, y pronto Sera y Gabriel lo van a notar, por eso deben poner al niño bajo resguardo antes de que el ataque comience.
Un estruendo que sacudió al hotel los hizo soltar gritos de sorpresa, Lucifer abrazó a Charles, quién empezó a llorar, y Alastor tomo a Charlie del brazo y la puso a un lado de su padre, para cubrirlos con su magia.
—No podemos dejar que Gabriel y Sera pongan una mano sobre Charles —Alastor miro a su familia—. Quiero que todos se vayan de aquí.
—Ni lo pienses —el rubio le tomo la mano—. No planeo perderte por segunda vez Alastor, no lo resistiría.
—Pero nuestros hijos
Lucifer le puso un dedo sobre la boca, quedando en silencio mientras los gritos de los pecadores afuera se empezaban a escuchar.
—Charlie —Lucifer miró a su hija—. Tú y Vaggie lleven a Charles lo más lejos que puedan. Alastor y yo les daremos el tiempo necesario.
—Pero papá...
Lilith tomo el hombro de su hija—. Iré contigo, te explicaré mi ausencia, pero tú padre tiene razón, tú y Charles deben irse lo más lejos posible.
Vaggie tomo su lanza y miro a su novia, quién comenzó a llorar negando. Un nuevo estruendo sacudió el hotel.
—Vamos amor —habló Vaggie—. No debemos estar aquí tanto tiempo.
—Nos quedaremos a pelear —Angel sacó sus armas.
—Sí vamos a morir, al menos que sea pateando los culos de esos ángeles.
Niffty sonrió ampliamente sacando una daga y moviéndose de un lado a otro.
Alastor asintió y su mirada se dirigió a Azrael.
—Necesito pedirte un favor, uno tan grande que incluso no podré obligarte que aceptes dado el pasado.
—Hare lo que sea —le dedico una sonrisa—. No hay cosa que no haría por ustedes —miró a Lucifer.
—Necesito que cuides de Charles y Charlie.
Se que te estoy pidiendo demasiado, pero...
—Los llevaré al cielo por el portar del infierno, ahí nadie va a seguirlos.
No se preocupen —extendió los brazos y Charlie entrego a Charles—. Andando.
Dios se encontraba en la corte celestial con Uriel, Amediel, Samael y Remiel. Todos esperaban al resto para dar iniciada la sesión.
—¿Por qué tardan mucho? —Remiel soltó un largo suspiro, demostrando su frustración.
—Tal vez tienen problemas con que Luzbel entre al cielo. Ya ves que Sera pone las reglas que se le antojan —comentó Uriel—. ¿Y dónde está Gabriel?
—Es cierto, es normal que Azrael, Miguel y Luzbel no estén aquí debido a la corta instancia en el infierno —Samael miro a sus hermanos—, pero no es normal que Gabriel se ausente de esa manera.
Dios cerro los ojos mientras sus hijos dialogaban sobre el retraso.
Hacía mucho tiempo que no utilizaba su poder para ver y oír todo lo que pasaba en todas partes al mismo tiempo. Respiro profundo y pronto, vislumbro más de un billón de escenarios, todos eran diferentes, cada vida en la tierra, cada habitante del cielo y el infierno estaban ahora en su campo de visión.
Entonces lo vio, vió a su hijo mayor, Gabriel, atacando el hotel donde su hijo y nietos residian.
—Algo está mal —Amenadiel miró los papeles—. ¡Aquí dice que han estado haciendo exterminación de almas humanas!
—¡¿De que hablas?! —Remiel le arrebató los papeles, notando que las notas escritas con la letra de Sera apuntaba a Adán como el líder exterminador.
—Silencio —pidió la deidad abriendo los ojos.
—Uriel, convoca al pequeño grupo encargado de contención —el mencionado asintió y salió volando del lugar—. Amenadiel, Remiel, busquen y brinden un pase seguro a Charlotte y Charles, ambos deben llegar a salvo hasta el portal del infierno de Azrael.
—Sí, padre —dijeron ambos al unísono antes de salir—. Samael, busca a Joel y brinden apoyo a los heridos del infierno.
—Sí padre.
Cuando todos sus hijos estuvieron fuera, el gobernante de la existencia se puso de pie, colocó las manos tras la espalda y camino a paso lento en dirección al portal que Gabriel había abierto al infierno.
—¡Cuidado! —Lucifer tomo a Niffty en brazos antes de que la estructura del hotel colapsara.
Todos los residentes se encontraban afuera, mirando el horror que nuevamente azotaba al infierno.
—Luzbel —llamó Gabriel desde lo alto, mirando a su hermano menor con furia—. ¿Cómo te atreves a traer un ser de caos y destrucción a la vida?
—¡El niño no presenta un problema! —Miguel extendió las alas—. Nuestro padre sabrá lo que estás haciendo en este momento.
—Cuento con ello, porque para cuándo se entere —una espada fue invocada—, no quedará testigo que lo afirme.
Miguel entonces se lanzo contra su hermano mayor, alzando el vuelo mientras Gabriel hacia lo mismo.
Lucifer decidió centrarse en los exterminadores, quieres eran los encargados de masacrar a su pueblo a sangre fría sin algún tipo de remordimiento, mostrando su forma demoníaca para poder mostrar un poco de autoridad.
Alastor por su parte se dedicaba a lo mismo, sus tentáculos hacían el mayor trabajo, e incluso, aquel pato que hizo para el Rey se encontraba atacando a los angeles.
Tuvo que desviar su atención un par de veces a la dirección de Lucifer, invocando a varias de las almas que tenía a su disposición para protegerlo.
—¡Ya basta Miguel! —Gabriel lo tomo por el cuello—, no me obligues a matarte.
Tienes que ver el peligro que ese niño representa para todos, no podemos dejar que siga con vida y se convierta en un peligro potencial para todos.
Miguel trataba de zafarse del agarre de su hermano mayor con todas sus fuerzas, sus manos luchaban por apartarlo mientras su cuerpo se removía.
—Dicen que los gemelos sienten lo mismo que el otro —apretó más fuerte, viendo en Miguel la viva imagen de Luzbel, lo cual solo causo que su irá aumentara—, jamás tuve la oportunidad de preguntarles sí eso es verdad.
Lucifer sintió entonces un sentimiento extraño en el pecho, incluso sintió por un breve momento que el aire le faltaba, y gracias a que Alastor lo cubría, pudo evitar que algún exterminador lo lastimará.
Su mirada busco desesperadamente a Miguel, pero no lograba dar con él, no hasta que alzó la vista.
—N-Nuestro...padre —trato de jalar aire— padre...s-sabra lo que estás haciendo...
—Ya te lo dije, cuento con ello.
No le sé a las a las escenas de acción, así que se hace el intento.
Ahora sí, hasta el viernes, los amooo
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